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El reinicio.

en Bisexuales

Han pasado muchos días. Mucho trabajo, bastantes movidas familiares, cambios de pareja...demasiado tiempo.

Susana y yo nos hemos “dado” un tiempo. Tuvimos algunos “desacuerdos” en lo que se refiere al futuro, y la relación se deterioró rapidaménte. Nos vemos de vez en cuando, incluso tenemos relaciones, pero nada que ver. No tiene arreglo. Ahora ella vive en Paris, con Vanessa.

Vanessa, me viene a ver cada vez que puede, la adoro, y ella a mí también. Aunque estoy convencido de que Susana ignora que seguimos follando cuando nos vemos. La verdad, me da igual.

Mireia ha encontrado pareja, y se ha ido a vivir a New York. Ahora somos socios, y ella se encarga de todo lo referente a América. De esta manera no voy tan a menudo. Si tengo relaciones con ella cuando nos vemos, como sabéis le encanta ponerse el arnés, y me da que con su novio no se atreve.

Con Cristine, la cosa fue mal desde el primer día de trabajo. A las tres semanas me presentó su dimisión. Me parece que nos enrollamos tres veces en el despacho...y fueron la primera semana más o menos. Una lástima.

Rubén y Tete se dejaron. Al cubano lo vemos de vez en cuando. De Rubén no sabemos nada.

Roger y Sandra, también se separaron, casi a la vez que Susana y yo. Es curioso, como a Roger y a mi nos pasaban cosas parecidas a la vez, sin vernos durante unos meses.

Mia y Sara están embarazadas y viven felizmente en Washington.(...)

Desde Octubre, Susana fue a Paris con Vanessa...

Me vi solo en un piso muy grande, y no me apetecía vivir allí. A la semana puse el piso en alquiler, como la casa de Miami también la tenía alquilada hasta Enero, me vi obligado a dormir unos días en el despacho, para después mudarme a un hotel cercano. La verdad, es que vivir en un hotel, es aburrido y cómodo a partes iguales.

A principios de Diciembre, quedé con Roger para comer, un día entre semana. La verdad es que me hizo mucha ilusión verlo, pues llevaba unos días bastante solo, y Roger es un amigo de los de “para siempre”.

Los dos nos pusimos al día, la comida se alargó hasta tarde. Nos levantamos de la mesa y continuamos en un bar cercano. Nada mejor que un par de gin-tonics para clarificar ideas.

Roger se partía de risa con el nuevo rumbo que había dado. Incluso devolví el coche al renting. Simplemente una vida nueva. Pero siendo yo mismo.

Mi colega tuvo la brillante idea que me fuese a vivir con él. Tiene una casa en Valldoreig, una casa enooorme. Me decía que en aquella casa tendría intimidad absoluta. La verdad es que fue una gran idea.

Le dije que lo pensaría. Roger, insistente, incluso me decía que me dejaba cualquiera de sus coches, entre carcajadas.

-te vienes a mi hotel verdad?-le pregunté cuando pedíamos la cuenta.

-sabes que si-me contestó sonriendo.

Llegamos a mi habitación. Nada más cerrar la puerta, me cogió por la espalda. Rodeándome con sus brazos me desabrochaba camisa y pantalones. Dejé caer toda mi ropa en el suelo. Me arrodillé, y le desabroché los pantalones, y los dejé caer. Después sus calzoncillos. Al ver aparecer, la que es, sin ninguna duda mi polla favorita. Por forma, por sabor, porque fue la primera...por un montón de cosas.

Empecé a besarla, y a darle pequeños lametones. Se le estaba poniendo dura por momentos. La agarré con los labios, y la lamía con mucho tiento.

Como ya la tenía bien dura, Roger me agarraba la cabeza, y me la metía hasta la garganta.

-quierlo follárte Karlo-me dijo entre gemidos.

Me levanté y me fui a la cama, me puse a cuatro patas, y Roger empezó a meterme sus dedos en mi culo. Lo lubrico rapidamente. Me metió la punta, y fue empujando hasta que su vientre chocaba con mis nalgas. Me agarraba fuertemente por las caderas, y se quedo quieto unos instantes, con toda su verga dentro. Empezó a follárme, y en poco rato, me llenó el culo de leche.

Yo pasaba mis dedos por mi culo y me los llevaba a la boca, mirándolo a los ojos.

Me levanté de la cama, y empujé a Roger. Lo agarré por las caderas, y se la clavé duro. Su grito se pudo escuchar en todo el hotel. Entonces empecé a follarlo duro, y dejo de gritar para empezar a gemir. Aguanté un poco más que él, y finalmente me corrí en su prieto culo. Mi semen rebosaba por sus piernas.

Nos dimos una ducha, y una vez salíamos, le dije que sí, que me iría a vivir con él. El lunes siguiente empezaría la mudanza (bueno, con dos maleteros de ropa y poca cosa mas).

Aquel fin de semana, me debería haber ido de viaje, pero al final se anuló, así que me vi solo, sin nada que hacer. Roger me llamó, para proponerme una fiesta en su casa, para el día siguiente.

El muy “cabrón”, había contratado 4 actores porno a su amigo Jordi, y aun instafisfecho, me pidió que “consiguiera” dos chicas.

-yo pago pollas, paga tu los coños-recuerdo que fueron sus palabras.

Encendí mi portátil, y miré en un par de páginas de escorts. En una de ellas, casi al final, salía Judith, que seguramente recordeis. La llamé, le expliqué el tema, y me dijo que encantada. Incluso se ofreció a traer ella dos amigas más.

-porqué no te pasas por mi casa y las conoces?-me propuso Judith.

-pues mira, no tengo nada que hacer, ahora me acerco.

-genial, asi negociamos aquí-dijo la pequeña rubita.

Me di una ducha, me puse unos vaqueros, y me fui para casa de Judith en taxi (como echaba de menos mi coche). Eran las ocho de la tarde del viernes, y el tráfico iba lentísimo.

Al subir a su piso, me recibió ella, preciosa como siempre, me dió un abrazo, acompañado de unos cuantos piquitos. Estaba al día de mi separación, y creo que de todo.

-mira, te presento a mis compañeras-me dijo mientras se abría una puerta que daba al comedor, y aparecian dos pivones en ropa interior.

Anna era una morenaza de veintidos años, melena larga, pechos pequeños, y un cuerpo esbelto y delicado. Tania, tenia el pelo castaño, no tan alta, y con unas curvas que invitaban querer follarla por todos lados.

Ambas me dieron dos besos, y se sentaron a mi lado.

-explícame bien en que consiste lo de mañana Karlo-me preguntó Judith.

-por lo que yo sé, habrá tres o cuatro “actores”porno, que trabajan para un amigo productor de cine x. Como bien sabes, somos bisexuales, y este tipo de encuentros no son lo mismo, si no hay algunas mujeres de por medio. Y aquí es donde entrais vosotras.

-mira Karlo-contestó Judith-por mi ningún problema. Es tal como lo imaginaba, lo hemos hablado con las chicas, y seran quinientos cada una.

-me parece bien-contesté al tiempo que sacaba un sobre con algo más que lo que me pedían y lo ponía encima de la mesa-aquí lo tenéis. Mañana a las ocho de la tarde os recojo yo y vamos para casa de Roger. Todo corre de nuestra cuenta.

Anna, se acercó a mi y me dió un beso en la mejilla, en señal de agradecimiento.

Judith se levantó, y se sentó encima mio levantando su falda. Empezó a besarme la boca, como si quisiera arrancarme los labios.

-ahora amigas-le dijo a las dos jóvenes- voy a enseñaros como se tratan estos clientes.

Judith me quitó el Jersey y la camisa, mientras sus amigas hacían lo propio con mis pantalones. En un abrir y cerrar de ojos, me dejaron en pelotas en el sofá. Judith se fue un momento, mientras Anna, me agarraba la polla por la base, y le daba lametones como si fuese un helado. Tania no dejaba de comerme la boca. En un momento se levantaron, y con mucha gracia y personalidad se desnudaron la una a la otra. Justo cuando se bajaban los tangas, entró Judith completamente desnuda, con un arnés y su correspondiente dildo de color negro. Sin duda se me fueron los ojos.

-levanta-me dijo Judith.

Me levanté y me puse tumbado boca arriba en el sofá. Judith hizo que una de las chicas, me levantara las piernas, y con su lengua empezó a jugar con mi ano. Mientras, la otra chica, ponía su precioso coño encima de mi boca para que me lo comiera. Sabía de maravilla, aquel coñito completamente depilado.

Judith, empezó a follarme con su dildo sin demasiadas contemplaciones. Me lo fue clavando, lo sacó una vez para lubricarlo más, y volvió a la carga. Una de las chicas me comía la polla, mientras la otra seguía cabalgando mi boca.

Tania se las ingenió para meterse mi dura polla en su coño, que se la tragó con facilidad. Aquello era brutal.

En poco rato, empecé a susurrar que me iba a correr, y en nada y menos lo hice en la boca de Anna, que acudió rápido al apartarse su compañera de encima mio.

Nos quedamos los cuatro un rato apalancados, hasta que les pedí una ducha.

Al salir de la misma, Judith estaba en la puerta del baño.

-me invitas a cenar, o tienes planes-me dijo.

-no tengo ningún plan, vayamos a cenar, pero tendré que pasar por mi hotel.

Espere en el comedor, mientras escuche como llamaban a la puerta: era una cita de Anna.

Me “escondí” en la cocina, y escuché como Anna hacía todo el protocolo con su cliente, y desaparecían por el pasillo.

Entonces apareció Judith, que se había puesto la mar de mona para salir a cenar. Haciéndome señas, me dijo que salieramos. Le dimos dos besos a Tania y nos fuimos.

En el hotel, me cambié de ropa rápido, y nos fuimos a cenar a un restaurante de moda cercano. Llamé al pizzero, que como siempre, me trajo el asunto a la puerta del restaurante. Judith sonrió al quedarse con el rollo.

Durante la cena, Judith quiso ponerse sentimental con el rollo de pareja, etc...pero cuando se dió cuenta que yo estaba de puta madre, zanjó el tema, y empezamos a provocarnos el uno al otro.

Después de los entrantes, le pasé la bolsita, para que fuera al baño, y después hice yo lo mismo. Entonces empezamos a meterle caña al vino, y nos fundimos la primera botella.

Al acabar la cena, nos levantamos, y paso, lo que era de imaginar: llevábamos un pedo de aupa.

Al lado del restaurante, hay una famosa cockteleria, donde sirven, los que seguramente son los mejores martinis del mundo. Entramos, y lo primero fue una visita al lavabo. Después de pegarnos un buen viaje, parecía que retomábamos la cordura.

Nos sentamos en una de las mesas con un pequeño sofá, uno pegado al otro. Nuestras caras casi se tocaban. Parecíamos dos quinceañeros enamorados.

Judith me rozaba con uno de sus pechos, y tenía su mano a escasos dedos de mi paquete, que estaba duro.

-joder, hace un montón de rato que estoy empalmado-le dije a la oreja.

Judith se rió, y me beso en los labios.

Me cogió de la mano, y nos fuimos del lugar. Teníamos ganas de marcha, así que nos decidimos a buscar un taxi para ir a un club a escuchar música.

Mientras caminábamos en busca de un Taxi, vimos al final de la calle una bandera arcoiris, y le sugerí acercarnos.

Una vez en la puerta, vimos que era un club de encuentros para gays.

Sin dudarlo, la agarré de la mano y entramos. Pagué las entradas, y pedimos un par de copas en la barra.

Le preguntamos al camarero como iba el tema, aquel club, tenía cuatro reservados que estaban ocupados, un cuarto oscuro y un pequeño cine x. También tenía un pasillo con glory hole. La entrada a la zona reservada era aparte, así que la pagué y entramos. La verdad es que Judith era seguramente la única chica del club, pero nadie se sorprendió por nuestra presencia.

-hay gente esperando en el glory hole, animaros chicos-nos dijjo el chico que vigilaba la entrada a la zona reservada.

Nos acercamos a dicho pasillo, y vimos un chico de rodillas chupando una polla que salía de un abujero. Judith y yo, nos miramos y sonreímos.

-un pique bonita?-le susurré al oido

-echo, aunque si el tipo se entera que soy una chica, igual se lleva un disgusto.

-seguro que no...-le contesté yo.

-que nos apostamos?-me provocó ella.

-el que primero consiga leche, manda el resto de la noche.

-me parece un gran plan.

Andamos un poco por el pasillo, y escuchamos que alguien daba golpes en la pared al otro lado. Por probar, devolví los dos toques, y acto seguido, aparecieron tres pollas en tres de los muchos abujeros. Judith escogió la que tenía más cerca, y yo la de al lado.

La verdad, es que era una polla bastante grande, y me daba la sensación que era de una persona bastante mayor. Como Judith ya tenía la suya entre sus labios, me arrodillé rapidamente y empecé a chuparla con ganas. No tardó nada en ponerse durísima. El tío desde el otro lado se movía follándome la boca. Yo me sentía una zorra comepollas. Y me encantaba.

Mientras aquella polla me perforaba la boca, Judith me dio un toque, y abriendo su boca, dejaba caer la corrida que había conseguido.

-hoy eres mio-me susurro.

Mientras el tipo seguía follándome, me vino a la cabeza que solo a mi, se me ocurria picarme a comer pollas con una profesional. Sabiendo además que la chupa muy muy bien. Judith es de esas mujeres, que decide cuando te vas a correr y como, y lo consigue, siempre. Si le apetece en un minuto te has corrido, y si quiere te puede tener follando tres horas.

Cuando me quise dar cuenta, pues estaba completamente distraido, noté como las gruesas venas de aquella polla, quedaban flácidas, al tiempo que se me llenaba la boca de semen. Lo escupí en el suelo, pero seguí chupando la polla, hasta dejarla limpia, como me gusta hacer siempre.

Salimos al bar, a tomar una copa y quitarnos el gusto a leche de la boca.

Al sentarnos en la barra, vimos salir del reservado un chico joven con una pluma tremenda, y un hombre de más de sesenta años. Nos reímos los dos, y ambos pudimos ponerle cara a las pollas que acabábamos de chupar.

-y ahora que?-le dije a la chica, intrigado.

-ahora verás -contestó con una sonrisa picara en la cara- solo te advierto que me encanta ver como te follan Karlo.

Se levantó, me dió un beso y se fué al baño con la bolsita.

Al cabo de un rato, y unos cuantos viajes al baño, Judith le susurró algo al camarero que sonrió al tiempo que me miraba.

Le dió una botellita a mi chica y está me susurró al oido:

-ven conmigo, vamos al cuarto oscuro.

Volvímos a pasar por el pasillo, donde aparecieron un par de pollas que ignoramos. Al llegar a la puerta, el chico de antes nos dio un par de cajas para poner nuestras cosas, y nos dejó un par de toallas.

Entramos los dos envueltos en las toallas, había dos parejas de chicos, por separado, enrollándose, y había tres o cuatro chicos sentados solos, como esperando que pasara algo. La verdad es que no había mucha luz, pero se podía ver perfectamente.

Judith abrió el frasquito que llevaba y me hizo inalar. Era popper. En nada y menos estaba medio grogui del colocon tumbado en el taburete (era un taburete sofá sin brazos, no se que nombre ponerle).

Ella se fue primero a uno de los chicos, que le dijo que no con la cabeza. El segundo, le dió la mano rapidamente y se levantó de su sofá.

Ambos se acercaron a mi, y Judith le quitó su toalla. Era un hombre mayor, un pelín fondón, con una gorda polla. Apoyó sus rodillas en mi sofá, y me acercó su polla. Sin decir ni media, abrí la boca y empezó a follármela. Yo estaba completamente morado muerto de gusto.

Estuve chupando unos minutos, cuando Judith volvió, y me dió a inhalar otra vez. Accedí, completamente entregado, y noté com álguien me levantaba las piernas, y me espatarraba completamente. Sin poder apartarme la polla de la boca, algo duro y bastante grande empezó a taladrarme el ojete. El tio fue delicado los primeros empujones, pero en nada ya me follaba con facilidad.

Judith me susurraba guarradas.

El hombre que me ocupaba la boca pidió paso a mi culo, y el otro accedió con facilidad. Pude ver el panorama lo que tardaron en cambiar de postura. Había sentados en frente dos chicos con sus pollas en las manos, como esperando turno, mientras al otro lado, podía apreciar un chico enculando a otro.

Como os decía el colocón era tremendo, así que me dejé llevar.

El que me follaba no la tenía tan grande como el anterior, pero me daba mucho gusto, y el que si la tenía grande, me la metía hasta la garganta.

El muy cabrón se corrió en mi boca, y por mi postura no tuve más remedio que tragar la mayoría de semen.

No quedé libre ni un segundo, cuando otra polla apareció en mi boca aun con semen de la anterior. Esta ya estaba dura, y el chico me la metía más suavemente.

Me puse a cuatro patas, pues llevaba no se cuanto con las piernas en alto, y sentía mi cabeza apunto de estallar.

El que me enculaba se corrió dentro de su condón sin poder llegar a metérmela en la boca, y Judith me ayudaba generosamente con la polla que tenía en la boca.

El chico quiso follarme también. Me agarró por las caderas, y en un segundo se escuchaba el típico plas plas que hace su vientre con mis nalgas, y mi culo completamente dilatado y lubricado.

Volví a inhalar un poco, y el que quedaba sentado, se sentó enfrente de mi. Este si tenía una polla de escándalo. Recuerdo perfectamente uno hombre calvo, gordo, y recuerdo que cuando le vi la polla ya no lo volví a mirar a la cara. Era del tamaño de la de Tete al menos.

Se sentó enfrente mio, y me dejo hacer. Yo la bese y la lamí con suavidad, hasta que noté que se ponía dura. Judith me ayudaba ya que aquello era enorme.

El chico de detrás se corrió en mi espalda, y la verdad es que no hicimos ni puto caso, ya que estábamos centrados en aquella pedazo de verga.

Le pasábamos los dos la lengua arriba y abajo. El hombre nos acariciaba las cabezas en señal de agradecimiento.

-quiero follarte-me dijo el tio bruto.

Me levantó, y me senté encima suyo. La verdad, es que su polla entró escandalosamente bien en mi culo, supongo que las tres o cuatro folladas recientes habían tenido algo que ver.

Judith me miraba a los ojos, mientras yo, al subir y bajar, notaba sus pechos rozar mi cuerpo. Cuando me quedaba quieto unos segundos para cojer aire, era él el que sacaba y metía su polla sin darme ningún tipo de tregua.

-me corro me corro-empezó a gritar el tío.

Rapidamente me levanté, y cuando quise acercar mi boca, Judith ya le había quitado el condón. Los dos acercarmos nuestras bocas abiertas, como pollitos ambrientos, mientras el hombre se masturbaba para darnos su leche. Fue mi boca la que escogió para soltar su corrida, y Judith, me la comió para compartirla.

Judith y yo, nos pusimos en pié, cuando un chico joven, muy guapo se nos acercó, y nos dijo en inglés:

-disculpad, quereis acompañarnos?

-que buscais?-les contesté yo.

-queremos follaros los culos a los dos. Os apetece?

Nos cogió de la mano, y nos llevó al fondo del cuarto, donde estaba su compañero. Se sentó a su lado, y Judith y yo nos arrodillamos en frente de ellos. Completamente al azar, empezamos a chuparles las pollas.

El tio tenía una buena herramienta, y muy sabrosa. Le pasé la lengua por sus huevos, por su polla, y por su capullo. Judith hacía gemir a su acompañante.

El chico me dijo que quería follárme, asi que me puse a cuatro patas apoyado en el sofá donde se hacía un momento se sentaba él.

Judith hizo lo mismo, de manera que estábamos los dos pegados, con dos buenas pollas en nuestros respectivos culos, y compartiendo nuestros propios gemidos y acompañándolos de algún lametón. Esta vez tuve suerte, y mi enculador se corrió primero. Me giré, le quité el condón, y le chupe la polla durante unos instantes. Su semen sabía de maravilla.

Cuando nos vestíamos, los dos, me reía, de pensar que menudo fin de semana me esperaba.

Salimos del club, eran las cuatro de la madrugada.

-te vienes a mi hotel verdad? -le pregunté a Judith.

Asintió con la cabeza y me dio un beso. Una vez fuera, Judith paró un taxi, colándose a dos chicas que lo habían visto antes. El taxista sonrió al ver el pivón que le subía en el taxi, y borró su sonrisa, al ver que detrás iba yo también.

Al subir a la habitación, nos fuimos directos a la ducha los dos. Yo tenía restos de semen por el culo, la cara y la espalda. Me notaba completamente pegajoso. Fue de esos días, que tirarias la ropa del asco que daba.

En la ducha, se me pasó muy mucho el colocón. Aunque los pechos y el cuerpo de Judith rozando contra el mio, también ayudaron mucho.

La chica se arrodilló, y metió mi polla entre sus pechos. Con la punta de la lengua alcanzaba mi capullo cuando yo empujaba. En un abrir y cerrar de ojos le llené la boca de leche. Judith me miró a los ojos fijamente, abrió su boca, llena, y se lo tragó todo. Acto seguido me la chupó un pelín más, y la ayude a incorporarse para comerla a besos.

Una vez fuera de la ducha, en la cama, me dirijí a su entrepierna, para darle su merecido homenaje. Ella me agarraba la cabeza con dos manos, y gemía de lo lindo. Su coño sabe delicioso. Con uno de mis dedos le sobaba el culo, y con mi lengua la hacía enloquecer comiéndole el clitoris.

Me agarró fuerte con sus manos, y se corrió con mi cara entre sus piernas.

Nos quedamos los dos dormidos, completamente desnudos.

Al despertarme, eran casi las once de la mañana, observé unos segundos a Judith que seguía dormida. Es una de esas chicas, que cuando se arregla y se maquilla es espectacular, pero sin maquillar, es todavía más bonita. Simplemente preciosa.

Como estaba medio de lado, empecé a besarle la cintura, y dejé deslizar mi lengua hasta sus nalgas. Las llené de besos. Ella medio abrió los ojos, se dió la vuelta, y me puso a mi disposición su precioso coño. Lo volví a lamer como la noche anterior, ella separaba sus labios para que yo pasara su lengua y jugara con su clítoris.

Cuando noté que estaba bastante húmedo, subí por su cuerpo, y después de entretenerme con sus pezones, le besé el cuello. Mientras ella abrió más sus piernas, y mi polla se perdió entre ellas como por voluntad propia.

Judith me arañaba las nalgas y me pedía más y más. Yo empujaba como un poseso, hasta que al fin, nos corrimos.

Seguimos con una sesión de besos, y pedimos algo de desayunar.

 

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