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Descubriendo Baleares, llegada al Ironia

en Bisexuales

Conduciendo hacia Barcelona, me llamó Roger, diciendo que tenia una cena ineludible aquella noche. Era media tarde, y no tenía donde dormir, ni nadie con quien quedar para tomar algo. 

 

Como las desgrácias nunca vienen solas, en aquel momento recibí la llamada de Tete. El cubano estaba en la ciudad de paso, para arreglar unos papeles, y estaba en mi misma situación, con la ligera diferéncia que tenía una habitación reservada en un hotel del Born, por donde había vivido tiempo atrás. 

 

Al principio, parecía que mi vuelta a Barcelona, sería un coñazo, y con una simple llamada de teléfono, la situación había cambiado un cien por cien.

 

Una vez solucionado el tema del aparcamiento, que en el Born és un drama, llegué al Hostal donde se ospedaba Tete. 

 

Bajó a recibirme, y nos dimos un largo abrazo. 

 

Este tio, es un pedazo de pan, de las mejores personas que tengo la suerte de tener cerca. Aunque se que puedo contar con él para todo, viviendo tan lejos, és una pena, que no nos podamos ver más de dos o tres veces al año. Y os aseguro, que esto va más allá del sexo que tenemos. 

 

Nos fuimos a cenar, y nos pusimos al dia, de las novedades, pasadas y futuras. 

El cubano estaba de paso, actualmente vive en Madrid, y por lo que me contaba le iba todo muy bien. Le había dicho un millón de veces que se viniese con nosotros a NY, que el trabajo no era problema, ni nada, pero el prefiere vivir a su bola. Lleva bastante tiempo sin pareja, y le está sentando de puta madre. 

 

Aún no habíamos acabado el steak tartar, ya había caido la primera botella de vino. 

 

Cuando acabámos, nos fuimos a un local cercano a tomar una copa. Tete se conoce el barrio, y entramos en un local gay. 

 

Entrar en un local de ambiente, con un cubano mulato de 1,90 de altura, es garantía de éxito. 

 

Nos tomamos un gin tonic en una punta de la barra. El sitio estaba a reventar de gente. 

 

Nos entraron (le entraban a Tete, yo iba de acoplado) al menos cinco tios, con y sin pareja. 

 

Los dos nos ibamos poniendo cachondos. Yo empalmado completamente. 

Entonces, le susurré a Tete en el oido:

 

-tenemos dos opciones amigo, la primera ir al cuarto y nos lo montamos delante de todos estos tios. La segunda, nos vamos a tu Hotel, y follamos durante toda la noche. 

 

Al tiempo que le decía esto, le enseñe una pastillita azul que tenía guardada. 

 

Se le pusieron los ojos brillantes y me dijo:

 

-vamonos al hotel. 

 

Durante el camino nos paramos en un paki que estaba abierto, a comprar lubricante. Dos botes. 6 cervezas y una botella grande de Aquarius. 

 

Llegámos a la habitación, sin mediar palabras, desnudé a Tete por completo, y lo tumbé en la cama. Me desnudé, y andando de rodillas por la cama le dije al oido:

 

-relájate, que la noche va a ser larga. 

 

Bajé por su torso, me entretuve en sus pezones. Notaba como nuestras pollas se rozaban. Como si se saludaran. Sus pezones estaban duros, y les dediqué unos segundos a cada uno. Continué bajando hasta llegar a ella. Su polla. La polla. 

 

Sin tocarla, lamí un rato sus huevos, y subí mi lengua por su larga polla. Al notarla se empezó a poner dura. La agarré por la base y me la puse en la boca. 

Me quedé unos segundos hipnotizado al sentir su capullo entre mis labios, mi lengua se volvía loca. Haciendo un esfuerzo por abrir mucho la boca, undí mi cabeza hasta notar aquella preciosidad en mi garganta. Retrocedí un pelín para evitar arcadas, y cerre la boca, aprisionándola entre mis labios. Mi lengua no daba para todo, y soltándola de la base, fui deslizando mi cabeza sin usar las manos, como se que le gusta. Con unos pocos movimientos, ya estaba a tope, y agarrándome por la cabeza me decía entre jemidos:

 

-me voy a correr Karlo, me voy a correr, para que me corro. 

 

Yo estaba tan excitado con aquella pedazo de polla que tiene, que no podía parar de chupar. Lo hacía a un ritmo suave con la cabeza, pero mas fuerte con los labios y la lengua. Alguna vez me la sacaba de la boca para coger aire, y volvía a la carga. 

Al poco rato Tete se corrió, y yo sin dejar de chupar, dejaba que su corrida rebosara de mi boca y se derramase por su polla, para continuar chupando.  

Tete se moría de guso, y yo igual. Cuando dejó de correrse, continué lamiendo hasta dejar la polla limpia, y aún bastante dura. 

 

Durante la cena me había dicho que estaba “cargadito”, pues hacía bastantes dias que no se corría. Sin ningúna duda fue la cantidad de semen mas béstia que he visto. 

 

Me levanté y me fui a la ducha. Tete se comió la pastilla y se metió conmigo. 

Nos enjabonámos el uno al otro. Yo le susurraba guarradas al oido. 

 

-sabes que me voy a follar ese culito negro verdad?-le decía entre jadeos. 

-eso espero, eres el único que me lo folla...

 

No lo he echo muchas veces, disfruto más cuando em folla él, pero se pone loco, y se le pone la polla durísima mientras lo enculas. 

 

Salímos de la ducha, y lo tiré contra la cama, boca abajo. Separando sus nalgas con mis manos, le comí su precioso culo durante un largo rato. 

Me puse un poco de lubricante en el dedo, y se lo fuí introduciendo lentamente. Su ano se contraía. Fui insistiendo, el se contorneaba pidiendo más. A base de juego con mis dedos y lubricante, conseguí dilatarlo bastante rápido. 

Pasé un poco mi polla entre sus nalgas, para ponérmela dura. Me puse un montón de lubricante, y se la fui metiendo lentamente. El mantenía su culo en pompa, a la espectativa de cuando se le pasaría el ligero dolor, y empezaría el indescriptible gusto. 

 

La saqué y le puse un poquito mas de lubricante en el culo, entonces se la metí sin parar, hasta el fondo. La saqué y la volví a meter. En un par de veces más, ya pude empezar a follarlo de verdad. 

 

-date la vuelta-le dije al rato de empezar a dar caña.

 

Se puso boca arriba, levantando las piernas en forma de V. Le metí mi polla hasta dentro, y continué follándolo a gusto. El se masturbaba. Miraba el techo de la habitación. 

 

Me corrí en su interior al poco rato, sin que él dejara de masturbarse. 

Le comí un poquito el culo, para recojer mi propia leche, y sin tragarla, la dejé caer a lo largo de su polla. Sin dejar de mirárlo a los ojos, empezé a deslizar mi lengua por su polla, con gustos mezclados de los dos. Estaba dura como un palo. 

 

Me puse un poco de lubricante en el culo. Abrí mis piernas acoplándome encima suyo, y dejándome “caer” hasta notar su polla dentro del todo. Era él el que se movía estando debajo, con pocos empujones se había desvanecido el dolor, y sentía placer absoluto. El poco de lubricante hacía que entrara y saliera a placer. 

 

-ponte a cuatro patas Karlo -me dijo Tete practicamente al oído.

 

Me separó las nalgas con sus fuertes manos, le encanta escupir en mi ano completamente dilatado, y esperando sus embestidas. 

 

Tete se puso de pié en suelo, y yo al borde de la cama, con el culo completamente levantado. Me la clavó hasta el fondo, y estubo follándome con fuerza durante un montón de rato. No cambiamos de postura, y la sacó un par de veces unicamente para lubricar un poco más. 

Me agarró fuerte por las caderas, y dejándo su polla completamente dentro de mi, se corrió. En poco pude notar su leche derramándose por mi culo.

 

Me quedé como un minuto, inmóbil. Con el culo en pompa. Con el cuerpo completamente empapado en sudor. Muerto de gusto. 

 

Me fui a la ducha, mientras Tete abría unas cervezas. 

 

Salí de la ducha con la toalla enrollada en la cintura. Tete estaba sentado al pie de la cama con una lata de cerveza, de la que me ofreció un trago. 

 

Me acabé la lata de un trago, y me arrodillé delante suyo. Tete separó sus piernas todo lo que pudo, y dejó “caer” su polla por su propio peso. No estaba dura, pero le faltaba poco. 

Acariciándole los huevos con mis dedos, su polla se puso dura como una estaca. Me levanté, y dejando caer mi toalla, me puse a cuatro patas encima de la cama. 

Tete se levantó, y tras meterme un dedo con lubricante, undió su polla en mi dilatado culo, y empezó a follarme de nuevo. 

Yo ya estaba sudado completamente otra vez. Aquella polla me hacía morir de gusto. 

Tete se tumbó en la cama, y yo me senté encima de espaldas a él. Su polla se perdió en mi interior, cuando la tenia toda dentro, me quedaba quieto, y hacia pequeños movimientos en circulo con mi culo. Tete enloquecía, y yo ni os cuento.

Cuando me dijo que se iba a correr, me aparté rapidamente, y arrodillado en el suelo, abrí la boca esperando mi premio. 

Tete me lo dió, y a pesar de llevar unos cuantos polvos ya, aún me premió con una buena corrida. 

 

Esta vez, nos quedamos los dos tumbados en la cama. Yo estaba muerto de gusto, notaba mi culo completamente dilatado, y palpitando como pidiendo más. Habían pasado mas de dos horas y el efecto de la pastillita azul en Tete todavía era más que evidente. 

 

La noche fue muy larga, y estuvímos dándonos caña un montón de rato. Recuerdo que me quedé dormido, agotado, con una corrida del mulato derramando por mi culo. 

 

A la mañana siguiente, Tete salió de la ducha, justo cuando me desperté. 

Me metí yo en la ducha, y el volvió a meterse detrás mio. 

Con las manos apoyadas contra la pared, me empotró de nuevo de buena mañana. Una vez más me volvió a llenar de su rica leche, aunque esta vez, la corrida ya no fue “memorable”. 

 

Nos despedímos en la puerta del Hotel, con la promesa de que nos visitaria en NY alguna vez (cada vez que nos despedimos lo promete).

 

Al subírme al coche, me di cuenta de la caña de la noche anterior. Me dolía el culo bastante, y me dirijía a casa de Roger, que de buen seguro me esperaba con los brazos abiertos, y la polla bien dura. 

 

Al llegar a su casa, era justo mediodía, me lleve una grata sorpresa: Judith, a escort que conozco de Barcelona, ahora, agente de modelos (bueno, modelos y chicas como ella dice) se venía los mismos dias que yo. Ya estuvo el año anterior, y Judith te asegura buena compañia, pues es un sol de mujer, y bueno sexo, pues también és una máquina....

 

A las 20.00 salia nuestro avión hacía Ibiza, así que comimos con relativa calma, en el jardín, ya que a pesar del intenso calor, a la sombra se estaba bien. 

 

Al irnos de su casa, Judith nos soprendió con un elocuente comentario:

 

-os estáis haciendo mayores? Como puede ser que no me hayais propuesto un trio en la casa?

 

Esto con un top ajustado, y una sonrisa de oreja a oreja. Yo no pude evitarlo, y me puse cachondo. 

 

Volamos con la famosa compañia aerea Española, tarde, bastante tarde. Llegamos al barco a las doce de la noche. Dejamos maletas y bajámos a picar algo al puerto. 

 

Estuve toda la cena con mi mano entre la pierna de Judith, que disimulaba sus gemidos, pero no todos. Roger se partía de risa, y yo igual. 

 

Cuando acabámos, nos fuimos los tres para el barco. Ni pasamos por la cocina, nos fuimos directos al camarote de Roger, y lo mejor, es que era Judith la que iba delante.

 

Se sentó en la cama, y nos desabrochó los pantalones a los dos. Empezó alternando su lengua para dos pollas, una de ellas dura como una piedra, la mia, evidentemente. 

 

No tardó mucho en ponerse encima de la cama, y Roger rodearla para continuar con su boca. 

 

En frente de mi, un culo precioso, solo tuve que levantar su ajustada falda, y bajar sus diminutas braguitas de color malva. 

Seguía húmeda desde la cena. Me enfundé un condón, y le metí la polla con delicadeza pero con firmeza. Gemía como una béstia. A esas alturas ya gemiamos todos. 

 

Roger pidió cambió, asi que Judith se dió la vuelta. Yo disconforme con el tema, me acerqué a Roger por detrás, y empeze a rozar su culo, con la punta de mi polla. Como se que adora ser el protagonista, me fui a mi cuarto a por lubricante,  mientras ellos dos seguían follando. 

 

Por cierto, este año, Roger tiene tripulación, cosa que el anterior no. Lo digo porqué me cruce por el pasillo con una chica de venitipocos, que se quedó petrificada, ya que iba en pelota picada, empalmado y con un condón puesto.

Solo se me ocurrió decir “lo siento” y ella ni contestó. 

 

Cuando llegué al Camarote principal, Roger seguía dándole candela a Judith, que estaba espectacular. Con lo pequeñilla que és, sus curvas te hacen enloquecer.

 

Roger se quedó quieto un instante, para facilitarme la faena, y sobretodo para que lo lubricase bien. Me quité el condón, me unte un puñado de aceite en la punta, y se la fui metiendo poco a poco. Me encanta la sensación de ese culo estrecho. Cuando la tuve toda dentro, me quedé quieto, para que fuera él el que llevaba la voz cantante. 

 

Estuvímos así un rato, hasta que Judith nos dijo entre gemidos:

 

-os quiero a los dos para mi. 

 

Dicho y echo. Roger, que es un vago, se tumbó en la cama, con la polla dura como una estaca, y Judith se sentó encima suyo, con la estaca dentro. 

Yo me enfundé un paraguas, y “ataqué por detrás a Judith”. 

 

Tengo que reconocer que en aquel momento me recordo a Susagna, mi ex. Como se ponía de cachonda cuando tenía una delante y otra detrás, y si en alguna ocasión había tenido alguna en la boca también, ya enloquecía del todo. 

 

Entre orgasmo y orgasmo de Judith, Roger y yo, nos corrímos casi a la vez. 

 

Judith se fue a su camarote, y Roger y yo salímos a la terraza a tomar una copa. Aproveché para contarle lo de la chica del pasillo. El me explicó que estuviese tranquilo, que eran tres, un Patrón, un marinero y una marinera. Estos dos hacían las veces de camareros. 

Incluso les había echo firmar un contrato de confidencialidad. Además de que ya los conocía, eran griegos. Sólo el capitán hablaba inglés. 

Roger ha tenido el barco mucho tiempo anclado en Santorini, y allí es muy habitual “liarla parda” en los yates. Asi que se supone que la tripulación estaba curada de espantos. “Mejor” me dije. 

 

Justo en ese momento, Roger me cogió de la mano y haciéndome levantar me llevo a una tumbona. Me invitó a sentarme. 

 

-ahora es mi turno, que sabes que te tengo ganas, me dijo en voz baja. 

 

Eran altas horas de la madrugada, y estaba semi oscuro. Los de los barcos vecinos podían vernos con solo fijarse. 

 

Se dejó caer las bermudas, y puso un pié encima de mi tumbona, dejando su preciosa polla a dos dedos de mi cara. 

La cogí con la mano derecha y me la lleve a la boca. No tardó en tenerla dura como un palo. Me la metía hasta la garganta, hasta que notaba mis arcadas. 

 

Entonces se apartó, y me señalo la tumbona. Me puse a cuatro patas rapidamente, sin la parte de abajo de mi ropa, y después de pedirle prudéncia (sabía que había estado con Tete la noche anterior), hizo desaparecer su preciosa polla dentro de mi. Cuando la tuvo toda dentro, me agarró por los hombros, y empezó a follarme con un ritmo duro. Su vientre hacía plas contra mis nalgas, y lejos de buscar el silencio, aceleraba para que se escuchara más.

 

En poco rato, me vi en la misma situación que la noche anterior: a cuatro patas, con el culo en pompa y rebosando semen de mi amante. 

 

Antes de que le diera por repetir, me acabé la copa de un trago, y me fui a mi camarote. Me metí en la ducha, para relajarme, pues la necesitaba. 

Al salir de la ducha, escuché como llamaban a mi puerta: era Judith.

 

-te importa que me instale contigo?-me dijo con voz de buena, y sus ojos verdes abiertos como platos-es que mañana vienen los invitados de Roger y se que me tocará mudarme, asi ya me instaló aquí. 

-como te voy a decir que no si me miras con esos ojos?-le dije yo haciéndome el blando, que lo soy-recuerda que estoy casado. 

-tranquilo, nada de sexo, entre nosotros, al menos nada de sexo convencional. 

 

Mientras nos reiamos los dos, me dio un beso en la mejilla, entró su maleta, y se instaló (bueno, eso no lo vi, porque me quedé dormido antes que ella acabara de colgar cosas en el armario). 

 

Al dia siguiente, nos levantamos tarde. Era casi mediodia. Seguíamos amarrados en el puerto de Marina Bota Foc, esperando los invitados de Roger, para partir. La idea era estar unos dias navegando, por Mallorca, y volver a Ibiza el jueves para salir de fiesta el fin de semana. 

 

Como cada mañana me metí en la ducha, me sentía pegajoso de sudor y olores de la noche anterior. 

Judith entró cuando yo ya me enjuagaba el jabón. 

Empecé enjabonando su espalda, y claro, una cosa llevó a la otra, total que Judith metió la mano en su albornoz, que estaba colgado al lado de la ducha, y sacó un preservativo. Me lo puse, y al lio. 

La mañana anterior era yo el que estaba contra la pared, mientras Tete me enculaba. Ahora era yo quien empotraba contra la pared de la ducha aquella preciosa y menudita mujer. 

La verdad es que Judith sabe dominar la situación. Siempre que he follado con ella he tenido la sensación que me corro donde y cuando ella quiere. 

Aquella mañana tenía ganas, y estuvímos un buen rato dándole debajo del agua. 

 

Cuando salimos a fuera, Roger nos esperaba en la terraza tomando un cóctel, llevaba un buen rato despierto. 

Nos presentó a la tripulación, con el capitan haciendo de interprete. 

La chica del dia anterior, me dio la mano para saludarme, sin poder apreciar en su rostro un atisbo de vergüenza o algo parecido por la situación de la noche anterior. 

 

Salimos a pasear un poco, y comer. Los invitados llegaban a media tarde, y al final habíamos decidido salir a la mañana siguiente, pues el mar no estaba muy fino, y pese a ser un barco grande, tampoco es un transatlántico, y con el mar en plan guerrero, nos hubiesemos mareado la mayoría. 

 

Al volver al barco, me hizo grácia saludar al marinero de Marina Bota Foc, el que el año anterior nos llevaba siempre del amarre a la salida del puerto, y se hacia polvo con las insinuaciones de Mia. 

 

(...) bueno, ahora mismo he recordado, que tenía este relato escrito, lo hice volviendo de Barcelona a NY. Ahora mismo, estoy con Anna en el JFK, camino de la Polynésia Francesa, donde pasaremos unos dias los dos sólos. Lamento no haberlo colgado antes. 

Ya os seguiré contando, en orden cronológico, pues la semana en Baleares, fue potente, como ya os podeis imaginar. 

 

 

 

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