miprimita.com

Viajar a la petit mort

en Confesiones

No existe Amo más poderoso que aquel que en pequeñas muertes hace de su Sumisa la mejor de todas las mujeres.

Hecha para el... a su medida y deseo... de entrega sin condiciones, dispuesta a entregar la vida en cada orgasmo para regresar a sus brazos exhausta pero libre.

Donde la piel de uno tiene el nombre del otro, donde calzan sus bocas y se enredan sus lenguas, los pechos de ella son la medida de sus manos y sus caderas se acoplan en un balanceo Perfecto.

El Amo la besa con furia, sujetando con una mano su cabello y con la otra busca entre las piernas de ella la humedad abundante que le da la certeza de que será suya con ganas incontenibles. 

Muerde sus labios, la estremece al susurrarle: mía... mi puta.... me deseas?

Ella agitada, suspirando: SI... Amo... pertenezco a su voluntad... haga de mí y para mí lo que su generosidad determine.

Le introduce los dedos en la vagina  y la hace contener sus gemidos, siente como los atrapa y los contiene como si fuera su pene el que aprisiona en sus paredes.

Contra la pared  la recorre, la muerde y sus pezones duros le dan la bienvenida porque lo invita a morderle sus otros labios... los mayores y los menores como bocado en el banquete que se ofrece.

Y la toma firmeza, la guía hasta la cama y con quitarle el vestido la deja en piel. ..Erizada y caliente que clama silenciosa la presencia de las caricias seguras que sin violencia la preparan para ser penetrada, boca abajo y de manos atadas...porque ser  penetrada con la pasión del Amo es un obsequio, un privilegio.

Sujeta de los hombros y subiendo las caderas la acomoda a  su altura... la embiste... de una vez ... haciéndola gemir sin freno... una y otra vez su pene entra y sale para sentir como la humedad de entre las piernas ya sobrepasa su vagina y se desliza entre los muslos.

¿Eres mía? ¿Te gusta? 

¿Aprenderás a ser una buena niña?

La hace gemir y gozar hasta que sin aliento la libera de las ataduras... pero no termina su lección

De espaldas le abre las piernas y baja a su clítoris para que con la punta de su lengua se erecte con solo rozarlo ,  los labios del Amo lo atrapan y lo encierran en la tibieza de su boca , así la sumisa pide más... quiere más... se retuerce, se contornea sujetando con las manos las sabanas  y solo rogando que aún se conserve un aliento de pasión para renunciar al cuerpo y volar... si ... volar al infinito en un orgasmo que explota en colores y formas... así ... como un universo.

Ella curva su espalda, levanta sus caderas y da un último suspiro mantenido y eterno.... para sucumbir sin sentido... sin conciencia...

Porque viajar al universo del Amo es camino conocido....volver es insospechado...

Porque se puede regresar en silencio y temblando como si un orgasmo pudiese cambiar el clima.

Se puede regresar con euforia y las palabras se derrochan sin más significado que una ardiente pasión.

O se puede regresar con el pecho oprimido y los ojos brillantes...sin palabra en los labios para que lágrimas discretas viajen a escondidas por los surcos de las mejillas porque llevan un Te Amo entre los dedos que se debe mantener en secreto.

Así la llaman algunos a Le Petit Mort…la pequeña muerte... que es más de una... es un soplo de muerte en un halo de vida...que va y regresa cada vez que un Amo, de esos que son inolvidables posee a su Sumisa... de aquella de la que no se regresa.