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¡cuidado! va sin frenos directo al despeñadero

en Orgías

Estas historias son secuenciales.

1.- Juntos y Revueltos

2.- La invitación

3.- ¡Cuidado!, va sin frenos al despeñadero.

¡CUIDADO!, VA SIN FRENOS AL DESPEÑADERO

“Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida…que la muerte temblará al recibirnos”

Charles Bukowski

 -¡Vamos Fabiola! ¡No te puedes negar, por favor! ¡Donde quedó la solidaridad femenina y de mejores amigas¡- suplicaba Bernardita al teléfono tratando de convencerme de que le ayudara a organizar una reunión. Deseaba fervientemente un encuentro con unos algunos amigos de Andrés.

 - ¡Bernardita, amiga! Uffff me pones en un aprieto. No sé si Andrés estará dispuesto a invitar alguno de sus amigos para un encuentro como el que deseas organizar. Incluso yo, apenas los conozco. Yo creo y por lo poco que se, son súper aburridos e intelectualoides, que hablaran solo de negocios o de libros –tratando de desanimarla en su petición.

 -¡Pero Fabiola!- insistía Bernardita - sería una reunión pequeña para cambiar un poco de ambiente. Ver caras nuevas. Por más que lo intento, no me puedo integrar al grupo de amistades de Pipo. Son tan aburridos que apenas los veo me da sueño, Fabi Amiga, porfa-

 Comprendía perfectamente el tedio y desgano que producía estar al lado de una persona soporífera. Así que después de meditar unos momentos le dije.- Vale Bernardita, no te prometo nada, pero haré mi mejor esfuerzo. No lo dudes.-

-¡Gracias amiga, me parece perfecto!-  Estoy segura que sabrás cómo convencerlo. ¿O prefieres que yo lo intente y lo convenza?, ¡me encantaría probar, amiga!-

-Jajaja Jajajaja, ¡ya lo creo que te gustaría! Pero no es necesario, yo me encargo y te aviso

-¡Fabiola!, eres una gran amiga. ¡Te debo la vida!-

 Bernardita durante semanas estuvo insistiendo con una idea que le estaba dando vueltas en la cabeza.

Hacer una reunión íntima con su círculo de amigas más cercanas donde me incluía por supuesto, con algunos amigos de Andrés con el ánimo de confraternizar y tener nuevas experiencias sin las restricciones que le imponía su círculo social.

Después de mucho meditar y darle vueltas al asunto abordé a Andrés a la llegada de su trabajo. Preparé el jacuzzi, velitas alrededor y una copa de espumante. Lo esperé desnuda en el agua rebosante de espuma dejando solo a la vista la punta de mis pezones. Andrés no resistió la tentación y se metió a mi lado. Mientras le enjabonaba suavemente la espalda y jugaba con la espuma entre sus piernas  le pregunto.

 -¿Mi amor? No tienes por casualidad algunos amigos que se quisieran divertir un rato. Conocer gente nueva, pasarlo bien, bueno, como decir. El mundo en que te mueves es tan estresante que pensé que sería buena idea hacer algo entretenido. Relajarse y disfrutar un poco.

Mi mira con cara de extrañeza y me dice algo confundido

-¿Relajarse y disfrutar un poco?- no te entiendo

¡Fabiola! – Dijo desconcertado- -¡siempre dándote mil vueltas! ¡A ver qué quieres! , sé clara por favor.- Respondió mientras intentaba evitar que mi boca alcanzara su pene.

-¡Sin chantajes, por favor!- recalcó

-¡Ehhhh, está bien! – Respondí sin antes suspirar – Bernardita, ¿la recuerdas? Está bastante aburrida y ahogada  en su círculo social y me ha preguntado si era posible que le presentáramos un par de amigos para jugar un rato y pasar una velada entretenida sin tanto rollo ni protocolo.

Mi mira con cara de asombro y me dice:

-¡Estás de broma!, ¿cierto?-  Exclamó saliendo del agua  intentando ponerse la toalla.

-¡Mmmmm no lo es!, ¡mira, pero escúchame! – Exclamé – ¡solo es un pequeño favor!-

-¡Además en parte eres culpable de esto. Contribuiste con tu cuota y vaya cuota que pusiste. ¿Por qué no puedo hacer lo mismo por ella? Le respondí molesta con cierto grado de ironía.

-¡Deja de ser buena samaritana Fabiola. No andes tratando de solucionar los problemas hormonales a cuanta amiga y conocida se te cruza por delante. -Esta vez no cuentes conmigo.- respondió ofreciéndome la mano para salir del agua.

-¡Esto parece cada vez más un puterío! – exclamó susurrando

-Me gusta y me calienta esa palabra – le dije sonriente -Pero al menos ¿lo pensarás?- Pregunte con la clara intención de empezar a seducirlo acariciando su  pene que ya daba claras señales de querer jugar.

-¡Fabiola!- exclamó agitado por los suaves movimientos de mi mano sobre su pene – Mi última respuesta es No. ¡Y por favor, no insistas más con el tema! ¡Ahhhh… sigue, no pares!-.

 Días más tarde Bernardita volvió al ataque.

-¿Fabiola? hola ¿Como, estas? He estado muy ansiosa esperando tu respuesta y como el silencio se hizo insoportable y eterno preferí llamarte, ¿no te molesta, cierto?-

-¡Bernardita! Hola -¡qué casualidad!- justo te iba a llamar - respondí tratando de justificar la demora.

 -¡En serio amiga!- eso significa que estamos súper conectadas, linda! ¿Andrés? ¿Aceptó nuestra petición?

-¡No!, lo siento Bernardita. Se negó rotundamente – respondí algo incomoda –  y no pienses que no lo intente-.

-¿Queeeeee?- Gritó al teléfono - ¡No me digas eso amiga! -¡Supongo que lo intentaste de todas las formas posibles!- .

- No se trata de eso Bernardita. Tenemos ciertos códigos que no violamos y uno de ellos es, jamás mezclar nuestras vidas con el trabajo. Andrés no tranza con eso. – lo siento amiga.

- ¡Esta bien, Fabiola! – Dice decepcionada - Te agradezco de igual forma la intención de quererme ayudar. No sabes lo sola que me siento en esta prisión social.- Desde la reunión en tu casa, siento que el mundo se dio vuelta. Me sentí como Colón descubriendo el nuevo mundo y no quiero perder más el tiempo, amiga.

-Fabiola, te diré algo que he soñado todos estos días ¡Quiero ser como tú!- Me encantaría ser como tú, esa libertad, esa felicidad, esa espontaneidad, siempre alegre y contenta. ¡Sí, quiero ser como tú!-

-¡Bernardita! , siento no poder ayudar. Y para ser clara: para ser como yo, necesitas un hombre como Andrés.

-Ya- dice con resignación – pero ese ya es tuyo. Y parece que no hay dos iguales.- e insiste - Pero Fabiola no me puedes dejar sola en esto. ¡Estoy ahogada en el aburrimiento!- ¿Tú no tienes amigos que me puedas presentar?-

Mmmmm. suspiro mientras pienso – ¡creo que tengo una idea!- . Digo en voz alta - Como no haber pensado en ella antes: ¡Maite!, Maite era la indicada para ayudar a cumplir el capricho de Bernardita.

-¡Tranquila amiga! – Le dije – creo haber encontrado la solución. Luego te llamo -

Sin demora llame a Maite para que nos reuniéramos por la noche en mi casa.

 Cuando sonó el timbre podía escuchar las risas de mis invitadas tras la puerta.

Al abrir, Maite, Bernardita y Jo entraron a la misma vez, atropellándose entre sí para situarse en el mismo lugar del sofá donde habían estado con Andrés en la velada pasada.

-¡Yo primero!- Gritó Maite muerta de la risa,mientras empujaba al resto como niña de primaria.

-¡Calma Chicas! - ¡son bastante mal portadas!- le digo

-¿Te cabe alguna duda Fabiola?- Respondió coquetamente Jo que ya había asaltado el bar y estaba con una copa en la mano.

-¡Ya, chicas!Pongamos orden  - digo tratando de calmarlas - ¡A lo que nos convoca! -

-¿Bernardita?- por favor nos puedes explicar de qué se trata tu propuesta.-

 -Amigas mías, porque las considero mis amigas de verdad– comienza emocionada y bastante compuesta

- he estado pensando – se queda unos segundo en silencio - que sería taaaaaaaan entretenido juntar un grupo de amigas con un grupo de amigos para tener nuevas redes de contacto, entablar nuevas amistades, conocernos mejor, escucharse mejor - y subiendo el tono de voz – ¡ y comerse mejor ¡ - Exclamó Bernardita gritando a la vez que se sonrojaba.

-Lo único rescatable es lo de ¡Comerse!- Respondió Jo muerta de la risa.

-¡Déjenme terminar por favor! Respondió Bernardita ansiosa de revelar su idea.

No les tienta la idea de conocer otra gente y tener nuevas experiencias ¿no sienten  curiosidad?

-¡Tooodo el rato linda! Exclamó Maite.

El inconveniente es que yo no tengo amigos que quieran participar. Solo conozco a los de Pipo mi marido y a los de mi grupo de oración y la verdad que ninguno de ellos sería de gran un aporte.

Supongo que todos son como tu amiga, esa que trajiste la última vez. Ni siquiera me acuerdo como se llama, esa cartuchona, santurrona y estrecha – dice Maite.

-La Ignacia – replicó Bernardita – Todo mi circulo es más o menos como ella. Pueden imaginar donde, como y con quien me muevo. Ese tipo de personas es mi círculo más cercano. Entonces le pedí a Fabiola que consiguiera con Andrés un par de amigos como el – continuó diciendo -¡Y pueden creer que dijo No! -

-¡Qué mala persona! ¡Pero folla como los dioses! ¿O no, amigas?- Dijo Maite mirándome de reojo.

-Y la supuesta reunión con quien y donde sería ¿Como para anotarse, digo yo? –   Preguntó Jo haciéndose la desentendida, aún sin entender.

 -Cuento corto – dice Bernardita - ¡Quiero que me ayuden a organizar todo esto! ¡Yo corro con todos los gastos sin límites! ¡Pipo será el auspiciador, por aburrido y malo para la cama!-. Terminó de  decir sin parar de reír.

 -Bueno, si es así - Respondió Maite poniéndose de pie paseándose de un lado a otro de la sala.

-Estamos en pleno invierno, por tanto no puede ser en el exterior – pensaba Maite en voz alta - Es necesario encontrar un lugar adecuado, no muy concurrido, discreto y cómodo, ¡obvio!-

¡Lo tengo!,  Lo tengo! – exclamó de pronto

-Hay una cabaña en la cordillera no muy lejos de Santiago que puedo arrendar, bueno conseguir. Todo depende cuánto nos cobre el dueño por el fin de semana. ¿Porqué supongo que sería por todo el finde, cierto? Si es por un rato en la noche pongo mi casa y listo. Pero si es por todo el finde ¡creo que no habría problema! – dice Maite.

-¡Tu negocia y alquila no más! De pagar me encargo yo – termina feliz diciendo Bernardita.

 -Primer problema resuelto – digo - Ahora quienes irían. ¿Tienen algo pensado las golosas?

-¡Que follen rico!- Dijo Jo levantando la mano muerta de la risa

-¡Bien dotados, la vara quedó muy alta!- Dijo Bernardita casi susurrando.

-¿Fabiola?, Tu ¿Algún pedido especial?-

-¿Yo, Maite? ¡Tú mejor que nadie me conoce! ¡Sabes muy bien que voy a todas partes con Andrés!

-¿Con Andrés? ¡Qué buena idea amiga! ¡Es tan generoso contigo que les hace el favor a todas tus amigas! ¿Cierto querida?- dice mirándome irónicamente.

-¡Por supuesto! ¡Siempre ayudando a quien lo necesita!- respondí con cierto desdén a su comentario.

 Estábamos intentando resolver el segundo problema cuando entra Andrés a la casa. Se queda petrificado y sorprendido que se detiene de golpe en la puerta al ver a estas tres mujeres quedar en silencio ante su presencia.

Bernardita al verlo bajo su mirada y por instinto junto sus rodillas. Jo sin embargo se levantó ágilmente y se colgó del cuello de Andrés y empinándose lo saluda con un lento beso en la mejilla frotando intencionalmente sus pechos contra su cuerpo.

Fue entonces cuando Maite arreglándose el cabello apresuró su paso para saludar a Andrés.

-¡Querido, que gusto! ¡No, mejor dicho, un placer casi orgásmico volverte a ver!- exclamó acercándose para besarlo y con su otra mano acariciarle la entrepiernas disimuladamente.

-¡Qué sorpresa tenerlas otra vez en casa!-  Y sin poder disimular una sonrisa exclama - ¡Vaya, que increíble!, ¡nunca las había visto vestidas!-

No tuve que esperar mucho tiempo para sentir como se acercaba para besar mi mejilla sin antes morder mi oreja, apretar y manosear mi culo.

Para mí el gesto era natural y cotidiano, así es que siguiendo el juego. Le pregunto:

-¡Mi amor!  No te esperaba tan temprano. ¿Quieres una cerveza?-

-¡Gracias, pero no! Me vine temprano de la oficina porque necesito terminar una parte del proyecto y tengo algunos datos en el portátil de casa.-

-¡Pero Andrés! No todo es trabajo. Quédate un rato con nosotras y echemos unas risas – insistió Maite –

-Fue un  gusto verlas, ¡vestidas!- tiró un beso al aire y subió rápidamente a la segunda planta.

 Como no hubo forma de convencerlo a que se quedara, volvimos a lo nuestro, porque aún teníamos un punto que resolver. A quien invitaríamos.

El breve lapsus de tiempo que Andrés nos interrumpió con su presencia, Maite ya tenía a los candidatos en mente y más aún. Tenía una carta bajo la manga para urdir su juego.

 El camino a la cabaña fue bastante tortuoso a pesar de lo cerca que estaba de Santiago. Había caído mucha nieve en la precordillera estos últimos días. Este invierno estaba siendo inusualmente crudo.

Maite realmente se había esforzado. El lugar poseía una belleza magistral. Un refugio con amplios ventanales que daba la luz necesaria al gran salón. Una gran chimenea entregaba el calor suficiente para tener la comodidad necesaria para no estar arropados y tapados hasta la nariz.

-Fabiola!- No creo que haya sido buena idea venir . Tengo tantas cosas que hacer y esta alergia me tiene loco - decía con un tono de voz que hacía evidente la  congestión nasal que estaba sufriendo.

-¡Pero Andrés! No te estás muriendo, créeme. – le digo-  Compláceme aunque sea un rato. Cuando lleguemos te tomas un antihistamínico y quedarás como nuevo. ¡Ya verás!- le respondí con voz melosa acariciando su entrepiernas para calmar su disgusto.

-¡Vale! Lo haré para que te diviertas un rato con tus amigas, lo mereces. Te han tocado días muy duro en la clínica este último tiempo. –Pero te aviso que mi panorama al llegar será darme una ducha caliente y desaparecer por algún rincón.-

-¡Bueno, cariño! – Dije -.supongo que necesitaras ayuda en tu ducha caliente o mejor dicho: ¿aceptarías en tu ducha a una caliente? – largándome a reír.

¡Mmmmm. No es mala idea! – exclamó mientras intentaba meter sus manos bajo la gruesa chaqueta para acariciar mis pechos.

-¡Ahhhh! Antes que me olvide. Te voy a pedir un gran favor. – Me mira con ojos suplicantes – Por muchas copas de espumante que tomes, no me ofrezcas para jugar a ninguna de tus amigas. Sé que a veces te excita y te gusta exhibirme como semental de exposición, pero no ando de ánimo. ¿Vale guapa?-

-¡De acuerdo!- le contesté. El problema no era yo. Eran mis amigas que no resistían tenerlo cerca y no intentar seducirlo descarada y abiertamente. Aunque debía reconocer mi parte de culpa en todo esto. En más de alguna oportunidad alenté a que jugara con alguna de ellas para regocijarme con esa extraordinaria y excitante visión de mi sátiro personal en plena acción.

 Una vez que llegamos con el Jeep a la cabaña, Andrés bajo el equipaje y observó que había otros coches en el estacionamiento lo que indicaba que ya habían llegado  algunos otros invitados. El BMW de Bernardita se encontraba cubierto con una leve capa de nieve. Era la señal inequívoca de que había sido una de las primeras en llegar a la cabaña.

Maite había sido muy cautelosa a la hora de contarnos a quien había invitado. Será una sorpresa, nos había dicho a todas.

Al llegar a la entrada de la cabaña,  Maite nos recibió con tanta algarabía que me pareció sobreactuada.

-¡Que alegría de que hayan llegado por fin! ¡Pasen,  Siéntanse cómodos, están en su casa!-

-¡Andrés! No sabes el placer que me causa verte, querido. Ven, te quiero presentar a un par de buenos amigos. – lo tomó del brazo y entraron a la cabaña dejándome sola con el equipaje en el hall de entrada.

 Siempre había sabido del manifiesto interés de Maite por Andrés, lo que me causaba mucha gracia y también mucha pena. Por ese motivo me hacía la desentendida y no le daba mayor importancia a sus insistentes y provocativas insinuaciones. Maite ignoraba que Andrés no tenía ni la milésima intención de involucrarse con nadie y menos con ella.

Si Andrés se llegaba a enrollar con alguna chica. Maite no estaba en su lista.

Dentro de nuestros códigos, estaba la cláusula de hacer borrón y cuenta nueva después de cada práctica grupal en la que participábamos. Además, siempre teníamos que estar pendientes el uno del otro. Nos conocíamos tan bien que sabíamos interpretar cada señal tanto de auxilio como de apoyo en el momento que experimentábamos cada uno.

Incluso, en los mejores y excitantes encuentros sexuales que a veces teníamos, siempre estábamos en contacto visual. Era la clave para disfrutar tranquilos.

Por eso decidí subir despreocupadamente a las habitaciones del segundo piso a dejar nuestro equipaje y colocarme algo más cómodo, cuando por el pasillo me  cruzo con uno de los invitados que venía saliendo de su habitación.

 -¿Fabiola?- Hola, qué tal!- mirándome extrañado - ¿Pero qué haces aquí?-

Como no lo iba a recordar. Frente a mi estaba Alex. El atlético amigo de Maite con quien había tenido un húmedo, intenso pero breve encuentro en una piscina el verano pasado.

-¿Alex?- Hola ¡que sorpresa! – Respondí mirándolo algo incomoda intentando seguir mi camino.

-¡Que satisfacción más grande encontrarte aquí!-  dice Alex impidiendo que siguiera mi recorrido, me queda mirando con una sonrisa lujuriosa -¡Quedó un tema pendiente entre nosotros Fabiola, ¿recuerdas? – Y continúa  - No sería mala idea terminar lo que empezamos en la piscina. ¡Era música celestial!, ¿te acuerdas como gemías de placer? - Agregó mientras intentaba acorralarme contra la pared acariciando mis caderas.

En ese momento entendí porque Maite había mantenido silencio acerca de los invitados. Pero ya estábamos aquí y no me iba a limitar por  la presencia de Alex para disfrutar del fin de semana.

 En el primer piso Maite se esmeraba por tener la atención de Andrés.

Bernardita y Jo, acomodadas en el sofá de la sala como pavos reales mostrando sus plumas, rodearon a Andrés con otra chica.

-Te presento a Rosario – dijo Bernardita a Andrés – ella es una buena amiga. Es la dueña de la tienda donde compro mi ropa interior.- ¡Mira que hermosos son!- Exclamó abriendo levemente su blusa y mostrando el pequeño sujetador que traía puesto.

Andrés sin sorprenderse mayormente, beso en la mejilla a Rosario oliendo su perfume.

-¡Vaya, vaya Rosario! – Respondió – un placer conocerte y disculpa, no me siento muy bien por la alergia.

-¿Supongo que tu alergia no será por mí? – dice riendo Rosario – porque me han dicho por ahí, que tienes ese no sé qué de los hombres que han sido marcados por el dedo de Dios o del demonio. ¿Serán ciertos los rumores? – terminó por decir Rosario guiñándole un ojo.

 -¿Estas enfermito Andrés?- dijo Maite. -Te podría ayudar con una cura milagrosa que conozco – largándose a reír – en un dos por tres te dejo como nuevo.-  acercándose tan peligrosamente a su cara que se podían tocar al respirar.

Andrés incomodo haciéndose a un lado le dice a Maite -¿porque no me presentas a tu amiga?-

¡Ahhhh , verdad ¡ ¡Ven Constanza!  ¡Este es Andrés!, ¡el más guapo de los guapos, además posee un tremendo secreto que solo algunas conocemos y quizá, solo si te portas muy bien, lo descubrirás! – decía Maite excitada.

-¡Un placer conocerte Constanza! Se acercó a Andrés bastante entusiasmada insinuando provocativamente a través de su pronunciado escote, un par de grandes, duros y turgentes pechos producto de la silicona.

 Al otro lado del salón junto a la chimenea se encontraba el resto de los invitados bebiendo una copa.

Un atlético joven que vestía  un pantalón casual y una camisa ceñida al cuerpo dejaba en evidencia que gran parte de sus horas libres las invertía en el gimnasio.

El otro, era un hombre de mediana edad bastante bien cuidado con una calvicie incipiente y un cigarrillo electrónico que inhalaba con frecuencia.

Los otros dos restantes del grupo, eran unos interesantes y atractivos hombres maduros que a pesar del relajo que mostraban, daba la impresión de que su conversación versaba definitivamente sobre negocios.

Mi intuición se corroboró  cuando Andrés fue saludando uno a uno a los presentes y se quedó con su cerveza en la mano conversando animadamente con estos últimos.

 Bajé por las escaleras de la segunda planta y busqué a Andrés con la mirada en medio de los invitados. Una vez que lo localicé me dirigí hacia donde estaba con la intención de entregarle el antihistamínico que le había prometido.

No me percaté que detrás y pegado a mis espaldas también bajaba Alex agitado y con una insipiente erección que se notaba a través de su pantalón. Maite aprovecho la oportunidad propicia para gritar a viva voz.

-¡Fabiola!, ¡Alex! ¡Se volvieron a reencontrar!, qué alegría siento cuando se vuelven a juntar dos buenos e íntimos amigos.- Y mirando en el entrepiernas de Alex, exclama - ¡No me digan ya que comenzaron la fiesta sin nosotros. Ni siquiera hemos comido, ¡que urgencia chicos, por dios! – Dice riendo - Hummmmm, ¡Por lo que puedo vislumbrar empezaron y acabaron rapidito! – largándose a reír a carcajadas delante de todos, haciendo que el resto de los invitados pusieran el foco de atención en nosotros.

- ¡Maite, no te vuelvas a equivocar conmigo, linda!- respondí sonriente advirtiéndola en tono amenazador y alzando mi voz dije: -Vengo a buscar a mí invitado favorito para que demos inicio a esta gran fiesta en honor a Bernardita- terminé por decir tomando a Andrés por la espalda, acariciando y manoseando descaradamente su delicioso culo. Y levantando mi copa grité – Hagamos honor a la ley de la borrachera “Si no me acuerdo, no pasó”. ¡Salud, chicos!-

Todo el mundo soltó una gran carcajada y levantaron sus copas gritando salud. Esto hizo que el ambiente se distendiera lo suficiente para entrar en confianza.

 Andrés por su parte se inclina y me susurra:

-¡Que interesante situación, Fabiola! ¿Ese no es el tipo de la fiesta en la piscina? – Me preguntó -  ¿segura que no lo dejaste con la asignatura pendiente?-

-¡Por supuesto que quedó pendiente, Andrés! Pero es una lástima  para él,  porque justo esa cátedra no está disponible este semestre ni nunca – respondí irónicamente.

 Durante el resto de la tarde tuvimos tiempo de conocernos un poco mejor.

Disfrutamos y nos servimos de un delicioso y completo buffet abierto contratado por Bernardita. Sin lugar a dudas su problema no era el dinero.

Al atardecer bebiendo un delicioso y aromático café colombiano, nos reunimos alrededor de la chimenea para sortear un poco el frío que ya se hacía notar. Si bien la cabaña estaba muy bien equipada, la temperatura había bajado ostensiblemente durante la tarde. Había estado nevando copiosamente durante todo el día. Estábamos rodeados de un bello manto blanco por los cuatro puntos cardinales.

 Fue entonces cuando JO dio el primer paso para iniciar la jornada del fin de semana y levantándose en medio de los invitados pidió su atención diciendo:

-¡Amigos!, esto se está convirtiendo en una aburridísima reunión. Incluso me está dando sueño. ¿Porque no inventamos algo que nos quite el frío o más bien nos haga entrar en calor?- termina por decir mirando coquetamente a los presentes con la boca entreabierta y su índice en los labios - Al menos podríamos bailar – exclama dando unos sugerentes pasos acariciando su cuerpo.

-¡Tengo una idea mejor! - gritó Maite levantándose del suelo - ¡Póker, juguemos Póker!- entusiasmada por su idea mientras le guiñaba un ojo a Bernardita.

- ¿Póker?- Fue la interrogante al unísono.

- ¡Si, Póker!- prosiguió Maite con su explicación. -Pero lo haremos más entretenido que jugar con dinero. Los que pierden se deben sacar una prenda de ropa. – terminó diciendo con una sonrisa maliciosa.

-¿Strip Póker, querida?-  preguntó pícaramente Rosario con evidente coquetería desabotonándose el primer botón de su blusa mientras el atlético joven no le quitaba los ojos de encima devorándola con la vista.

 Bernardita por su parte intentaba captar la atención de alguno de los hombres maduros. Repasando a todos con sugerentes miradas se acercó a la mesa para servirse algo de beber cuando sintió que alguien se acercaba por su espalda para tomar la misma copa.

Por detrás se acerca y susurrando le dice a su oído - ¡Hola! Aún no tengo el placer de conocerte, soy Felipe, ¿tu?

-Bernardita se da vuelta, lo mira de arriba abajo y sonriente le dice –Bernardita de Vial, un gusto- .

-¿De Vial? - Contra preguntó Felipe sin disimular la sorpresa y la risa – ¿es el tuyo o es la marca de tu dueño? – le preguntó mientras disimuladamente presionaba ardientemente su cuerpo sobre el de Bernardita.

Pudo ella sentir como Felipe la embestía suavemente notando que la erección que tenía su nueva amistad no la dejaba indiferente.

No lo trató de evitar, más bien se quedó en el lugar en actitud desafiante a que diera el siguiente paso.

Felipe la abrazó por las caderas acercándolas a las suyas y con una de sus manos comenzó a recorrer su cintura hasta llegar a sus pechos que al contacto de sus dedos la hicieron emitir un suave gemido. Luego por entre su vestido buscó con sus dedos su calzón donde la humedad de Bernardita era más que evidente.

-¡Muy bien señora de Vial!- le susurro Felipe metiendo su lengua al oído - creo que esta noche nos conoceremos muy bien.

 En el otro rincón de la sala estaba Joaquín. Un hombre de estatura media, intensos ojos azules y pelo rojizo, quien no quitaba los ojos de encima a Constanza. Una de las amigas de Maite que a esas alturas ya se había quitado los zapatos.

Con el pretexto de acercarse para iniciar el juego se ubicó al lado de Constanza y cada vez que podía le rozaba la mano para tomar su vaso. Hasta que una de las tantas veces, tomó su mano y la llevó directamente a su entrepiernas.

¡Pero qué haces imbécil! – grito sobresaltada derramando el contenido de su vaso sobre el vestido.

Todos quedaron petrificados hasta que Jo grito -¡Sácate el vestido!, ¡está muy mojado, te puedes resfriar!

Después del breve incidente todo volvía a la normalidad hasta que con inusitado fervor grité:

- ¡Apuesto a que no se atreve a quitárselo!-

- Me miró desafiante y respondió- ¿Qué no me atrevo?, ¡Observa querida! -

Se pone de pie soltando los tirantes de su vestido y levantando sus brazos lo dejó caer lentamente al suelo dejando al descubierto un sugestivo enterito de encaje y transparencias de color rojo que dejaba entrever sus bien formados atributos.

Una vez que quedó en ropa interior me miro con una sonrisa desafiante y me dijo – Constanza 1 – Fabiola 0. -¡No lo olvides querida!-

 - ¡Ahhhh, no! - Exclamó Jo – ¡No vale así!, aún no comenzamos a jugar. Pero si Constanza hace trampas ¡no voy a ser menos tramposa que ella! -

Y quitándose los tacones se sube al sofá donde se comienza a contornear y a sacar delicadamente las prendas de su ropa.

Una a una de manera sugerente se desprendió de su vestimenta quedando solo con un pequeño colaless y sujetador de color negro.

Los hombres presentes miraban embelesados con la boca abierta semejante espectáculo, deleitándose con la extraordinaria y bien formada figura de Jo. Mientras que Andrès sentado en una esquina de la sala hojeaba una revista ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor.

 Pero quien no estaba decidido a soltar su presa esa noche era Alex. Sentía como en cada movimiento, cada gesto y cada paso que daba, su mirada penetraba más de lo conveniente.

Lo podía divisar entre las sombras cambiándose reiteradamente de lugar buscando siempre el mejor ángulo para poder observarme.

 Haciendo caso omiso a las miradas libidinosas de Alex, dije – El póker no sirve, somos muchos. Mejor pierde el que saca la carta menor y todos apostamos algo interesante ¿qué les parece? – termine por decir mirándolos a todo coquetamente dejando los labios entreabiertos.

Todos estuvieron de acuerdo. La decisión fue unánime.

 Nos pusimos en círculo con un mazo de cartas sobre la mesa dispuestos a iniciar el juego, cuando Maite le dice a Andrès – ¡Ven cariño! ¡Tú serás parte de mi principal apuesta!-

- ¡Lo siento, esta vez paso! Jueguen sin mí. La alergia me tiene fatal y no puedo con mi culo. Diviértanse ustedes – Y siguió sentado en el sofá leyendo su revista despreocupándose de todo.

Maite sobresaltada exclamó - ¡No puedes hacer esto cariño recién estamos comenzando!-

-Claro que lo puedo hacer Maite – le contestó molesto - Y tú Fabiola, no te preocupes por mi cariño, diviértete.

-¿Te sientes muy mal Andrés? – le pregunté cariñosamente – Si quieres nos vamos –

-¡No, tranquila!. Esta es la única forma de sacarme esa hiena de encima – me dice susurrando- Ten cuidado Fabi, hay un par de ojos que te siguen sigilosamente desnudándote y devorándote con la mirada. Si quieres jugar con Alex ten mucho cuidado. Ese tipo no me inspira ninguna confianza.

Lo miro y le digo tranquilizándolo – No tengo ninguna intención de jugar con ese personaje. Creo que me da asco su presencia y su mirada.-

 Finalmente nos sentamos en los sofás de la sala reunidos en semicírculo esperando que empezara de una vez por todas a revolver las cartas para que cada uno pudiera elegir la suya.

-¡Sin trampas, pillina!- Exclamó Alex mientras cual croupier revolvía las barajas.

-¡Calma querido Alex – le respondí seductoramente- te daré un privilegio. Ven, elige la primera carta.

Alex se acercó lentamente y frente a mi toma la carta seleccionada no sin antes exclamar:

-No es exactamente el privilegio que deseo de ti,  Fabiola, pero la noche recién está comenzando y tengo paciencia. Veamos que nos depara el destino. ¿Quién sabe? – responde tomando su cuarto vaso de whisky.

-Bueno chicos- dije - cada uno saque una carta y como somos un número considerable de participante vamos hacer el juego más rápido y entretenido. Los dos que saquen las cartas más bajas harán una performance en pareja. Por ejemplo: sacarse la ropa interior con los dientes.-

-¡Ahhhh!, una cosa antes de empezar a mirar las cartas. En este juego no hay género – advertí –si salen dos hombres o dos mujeres lo hacen igual.

Todos se rieron a carcajadas mirándose unos a otros. – Ya me veo sacándole los calzoncillos al pelado ese.- dijo uno - ¿Te los cambiaste por lo menos esta semana?- respondió otro riéndose a la vez que bebía un generoso trago de whisky.

-¡Que aburrido! gritó alguien. ¡Sacarse la ropa no tiene gracia, eso de es casi de niños! – dijo otro

-¡Tranquilos! – Exclamé -  es solo para entrar en confianza, luego subimos las apuestas

 Cada uno tomó su carta y la miraron en silencio- algunos rieron nerviosamente y en otros se denotaba la decepción.  Esperaban mi señal para saber cómo iba a ser este juego de dúos.

Saqué también la mía, la miré disimuladamente y de reojo con una pequeña sonrisa le señalé a Andrés que por esta vez estaba a salvo.

-¡Ya chicos! ¡Es hora de mostrar sus cartas! – Grité haciéndome escuchar -  ¡Ya saben, las dos más bajas se deberán quitar la ropa interior con los dientes!

-¡Eh eh eh eh!- gritaron todos celebrando hasta que Bernardita intervino bastante pasada de tragos.

¡Un momento!- dice levantando la mano - ¿cómo podré sacarme la ropa con los dientes? Ni siendo, como mierda se dice ¿Con,tor,dio,nista ? – terminó por decir con lengua traposa muerta de la risa.

-¡Contorsionista!- corrigió Rosario sin poder contener las carcajadas.

-¡Bernardita! – Respondí en tono burlesco – tú verás si le pides ayuda a tu compañero o compañera.

-Mmmmm! ¡si es compañero, podría hasta chupársela! - Exclamó en voz alta riendo nerviosamente excitada.

 Los gritos, vítores y aplausos no se dejaron esperar, pero la ansiedad ya estaba colmado a la concurrencia.

-¡Ya chicos! ¡Redoble de tambores ¡ Den vuelta sus cartas, por favor! - grite

Uno a uno las  fueron dando vuelta mostrando sus cartas.

-Bernardita-, Dos de corazones

-Constanza-, Cuatro de trébol

-Felipe, ¿ese es tu nombre, verdad? Tres de diamante

-Rosario - 10 de diamante

-Maite-  ocho de trébol, por la puta – respondió decepcionada disconforme con el resultado.

-Joaquín- Dama de corazones

¿Jo? – ¿dónde estás? ¿Qué carta tienes? – le pregunto

-Espera linda – me dice – es que se me meten los calzones en la raja del culo y me incomoda, metiéndose la mano para acomodarlo.

¡Rey de Picas!- exclama -  ¿existe el Rey de Pico? ¡Eso me gusta más!- .largándose a reír a carcajadas

-Alex - cinco de corazones

Y yo

Nueve de trébol.

¡Que lastima! Exclama Alex – yo que quería desnudarte suavemente y chupar todas esas deliciosas curvas con mi boca Fabiola, porque el resto lo conoces muy bien, ¿recuerdas?

-¡Ay, Alex querido! – como no recordar. ¿Deseas de verdad que me refiera a tu pene, cierto? Mira que puedo…-

Lo miré desafiante dejando sin terminar la frase mirando a los presentes.

Todos se largaron a reír ante mi ingeniosa respuesta,  mientras que Andrés me levantó el pulgar desde su sofá riendo a carcajadas.

-¡Bueno, veamos! Dije después de revisar todas las cartas -. Los que dan inicio al juego esta noche son: -¡Bernardita y Felipe. Vamos levántense y sitúense al centro de la sala donde todos podamos ver- .

Felipe estaba muy excitado con  el resultado de la elección y no dejaba de mirar con una sonrisa libidinosa y caliente a Bernardita, mientras esta algo torpe se dirigió a su encuentro.

 En ese intertanto Alex mete la mano al bolsillo de su pantalón y extrae unos pequeños sobrecitos y de rodillas en la mesa los comienza a abrir dejando caer un polvillo blanco.

Con una tarjeta de crédito fue separando en líneas dicho polvo hasta dejar las suficientes para cada uno de los invitados. El inhala la primera de forma precisa y certera.

-¡Amigos!- Le dice a todos señalando la mesa mientras se limpiaba la nariz - aquí les tengo un pequeño regalo para quien requiera más potencia y combustible, disfruten-

 No se habían puesto reglas sobre el consumo de alcohol o drogas, por tanto nadie hizo mayores comentarios al respecto.

-¿Con eso se viaja, también?-  preguntó Jo en voz alta – porque lo que a mí me gusta, es viajar-

-¿Te gusta viajar mi amor? Te puedo llevar donde quieras, guapa – respondió uno de los invitados que aún se mantenía en bajo perfil.

Hombre de negocios de edad bastante madura pero bien cuidado. Y que desde el comienzo no había dejado de mirar a Jo por su desplante y personalidad.

-¡Elige el lugar que quieras! – Le decía - ¡cualquier lugar del mundo, yo te llevo!- .

-¿Estás seguro de lo que dices?-  Pregunto Jo con un tono seductor – porque primero quiero saber si no me voy a aburrir en el viaje- Se acerca al hombre, le mete la mano entre el pantalón manoseando su pene y mordiéndole los labios. – ¡Uhmmm, quizá, tal vez! – dijo Jo coquetamente.

 Bernardita y Felipe  estaban en el centro de la sala listos para cumplir con su apuesta, no sin antes inclinarse sobre la mesa para inhalar un de las líneas blancas ofrecidas por Alex.

Estaba claro que para Felipe no era su primera vez. E invitó a Bernardita a que lo siguiera.

Con más de un par de tragos en su cabeza, no opuso resistencia y aceptó el ofrecimiento. Con cierta torpeza se puso de rodillas e inhaló la sustancia. El cambio fue casi repentino.

Se puso de pie riendo histéricamente y con sus ojos brillantes pidió subir el volumen  de la música para comenzar.

 Se paró frente a Felipe y con su dedo índice lo empezó a instar a que se acerca y comenzó a desabotonarle la camisa cuando Maite salta sobre el sofá reclamando.

-¡Berny, sin trampas! ¡Es con los dientes!-

 Ante el reclamo de Maite y ya bajo los efectos de la cocaína se pone de rodillas y con su boca busca la hebilla del cinturón tirándola hasta desprenderla dejando en evidencia que Felipe estaba dispuesto a jugar en serio pues la potente erección era más que evidente.

Sin dificultad Bernardita logra bajar la cremallera y con ayuda de sus manos le quita el pantalón.

Luego  comenzó a subir por el borde de sus caderas y a pequeños mordiscos intentaba bajar el bóxer desde un extremo primero para luego el otro. Con sus manos abraza sus nalgas y lo empuja hacia su boca para luego descubrir con la lengua el último lugar cubierto. Su pene.

Bernardita había sido buena alumna de Andrés. Mete el pené de Felipe en su boca suavemente, rodeándolo con su lengua, metiendo  y sacándolo rítmicamente mientras lo sujetaba entre sus manos.

Felipe se intentaba contener ante el delicioso juego de Bernardita y previniendo la inminente explosión, saca el pene de su boca y levantándola le dice:

-Ahora es mi turno señora de Vial-.

 Ella sin más control que el de sus instintos se dejó llevar por Felipe quien comenzó a quitar los broches delanteros  de su pequeño sujetador negro mientras mordía sus pezones.

Gemía incansablemente pidiendo que no se detuviera. Cuando hubo terminado la primera parte  Felipe se alista para la segunda y entreabriéndole  las piernas mete su cabeza y con su lengua comienza a jugar con su vulva mordiendo el borde de su diminuto calzón hasta que ella misma lo saca de un tirón.

Felipe mete su lengua en la depilada vagina de Bernardita y comienza morderle sus labios mayores y menores buscando llegar al clítoris.

De pronto llevados por el intenso placer, ambos pierden el equilibrio y Bernardita se desploma sobre el sofá sin darse cuenta que había caído sobre las rodillas de Alex quien mientras los miraba se estaba masturbando frenéticamente. Alex aprovechando la oportunidad, levantó y acomodó su pene entre las nalgas de Bernardita y penetró su húmeda y caliente vagina.

Felipe sin prestar atención a lo que hacía Alex. Seguía de rodillas mordiendo y chupando los pálidos y rosados pezones mientras  sus dedos jugaban con su clítoris. Bernardita se retorcía de goce y placer.

De pronto Felipe se levanta y mirando a Alex le dice -¡Este es mi juego, amigo! , pero no me importa, la podemos compartir, si quieres. – Alex lo mira, se ríe y asiente.

Giran a Bernardita dejándola de rodillas con la cabeza entre las piernas de Alex. Esta empieza a mamar su pene, mientras Felipe le levanta el culo y penetra su vagina por atrás.

El juego se había descontrolado

 En otro sofá Joaquín besaba sin control a Constanza y ella desabrochando su enterito de encaje lo intentaba cabalgar.

El desesperado levanta sus caderas, se quita el pantalón y la penetra sin compasión.

Constanza  gemía y gritaba una y otra vez sobre Joaquín quien pellizcaba fuertemente sus pezones al ritmo de sus gemidos.

 Maite ya estaba inquieta y muy excitada. Buscando la oportunidad se dirigió al sillón donde se encontraba Andrés.

 Pero uno de los invitados la intercede a medio camino por la espalda. La toma por el cabello y le susurra al oído.

-¿dónde crees que vas sin mi permiso, perra?-

Ella sorprendida se queda paralizada intentando reconocer a su opresor, pero este rápidamente le había cubierto los ojos con un pañuelo para posteriormente empezar a recorrerla quitándole la ropa.

Y colocando sus manos sobre la muralla le separa las piernas. De un tirón le quita el pequeño colaless que llevaba puesto. El hombre la acariciaba sin pudor mordiéndole las orejas y aprisionando frenéticamente su cuerpo con el suyo contra una pared hasta que acomoda su pene y la penetra de una embestida por el ano.

Se escuchó un desgarrador grito y luego solo gemidos de placer.

 Y yo, era una simple y  mera espectadora del bacanal espectáculo. Instintivamente me comencé a desnudar mientras metía mi mano entre las piernas. La humedad sobrepasaba mi ropa interior así que me quité la pequeña pantaleta que traía puesta y frente a Andrés comencé a acariciar mi clítoris que mientras más lo frotaba más duro y sensible se ponía.

Tenía a Andrés a escasos metros de mí y era inevitable no excitarme. Ese hombre aún sentado e indiferente a todo lo que sucedía ante sus ojos, me volvía loca con su sola presencia. Los dedos recorrían mi vagina suavemente imaginando que eran los suyos los que me complacían cálidamente. Estaba en pleno éxtasis mental, cuando siento un duro pene que se empieza a frotar contra mis nalgas. De pronto me abraza fuertemente por detrás quedando atrapado su pene sobre mis glúteos. Sus poderosas manos comienzan a apretar y amasar mis pechos.  Sobresaltada giro como pude mi cabeza para ver quién era. Era Juan Carlos, el musculoso y atlético joven. Lo miro con los ojos entrecerrados y mis labios entreabiertos. Le sonrío, levanto y echo para atrás mis nalgas para disfrutar libremente del roce de su pene contra mi cuerpo y de sus manos sobre mis pechos.

 Juan Carlos frotaba y frotaba de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo su pene entre mis nalgas intentando encontrar el camino para penetrarme. Gemía y jadeaba sin cesar en mis oídos, mientras introducía su lengua por mis orejas. Sus manos acariciaban mis pechos apretando de vez en cuando mis duros pezones. Sus musculosos brazos impedían que me moviera.

Andrés observaba la escena totalmente impasible, diría que casi sonriendo. Cuando se acerca Rosario con la blusa abierta y con el sujetador girándolo en el aire con su mano. Se podía apreciar la perfección de sus bellos pechos. Turgentes y levantados con sus duros pezones simétricamente alineados. Pasó por nuestro lado mirándonos indiferentemente mientras frotábamos lujuriosamente nuestros cuerpos.

 Se sienta en el suelo al lado de Andrés y le pregunta interrogándolo con la mirada

-No te molesta ver como tu chica está a punto de follar con otro-

- Para nada – contesta tranquilamente – es libre de hacer lo que quiera y si lo está disfrutando, me alegro por ella. ¡No soy su dueño!-

-¡Pero un poquito de celos al menos hombre por dios! ¡Como tan liberales!- reitera Rosario

Andrés la mira y sonriente le contesta

-Nos pertenecemos, nos queremos y nos amamos tal como somos las 24 horas y los 365 días del año. Un desahogo diferente viene bien de vez en cuando. A veces cambiar el caviar y fresas acompañado de un buen Dom Perignon blanc por lentejas con agua hace bien. Después se aprecia la diferencia- explicaba Andrés relajadamente

-¿Y esa regla es para ambos? – pregunta Rosario colocando discretamente su mano sobre la bragueta de Andrés

-¡Para ambos! – reitera Andrés apretándole un pezón sacando un sostenido gemido a Rosario.

Rosario se levanta y sin perder tiempo se sienta sobre las rodillas de Andrés y empieza a frotar su sexo sobre su pene quien rápidamente empieza a despertar de su letargo. Este comienza a manosear sus pechos y a morder sus pezones tirándolos suavemente con los dientes.

 Rosario tomando la iniciativa se desnuda por completo e incita a Andrés a que hiciera lo mismo.

Andrés se quita la ropa lentamente sin dejar de mirar fijamente los ojos de la chica. Una vez desnudo se planta frente a ella con su pene totalmente duro y erecto.

-¡Era verdad! – Exclama Rosario sin dejar de mirar el pene de Andrés – ¡Es monstruosamente hermoso! Y sin mediar más palabras se agacha y lo introduce con maestría en su boca empezándolo a mamar.

 Mientras tanto, Juan Carlos seguía frotando su pene contra mis nalgas y amasando mis pechos con sus poderosas manos. Empecé a ceder suavemente entreabriendo mis piernas y levantando lentamente mi culo. La intención era que su pene se acomodara entre mis glúteos y se empezara a deslizar rozando la entrada de mi vagina hasta que llegara también, a frotar mi clítoris. Me gustaba esa sensación de poderío y fuerza bruta que se apoderaba a mis espaldas inmovilizándome totalmente. En una de las tantas refriegas de pronto se queda inmovilizado y empieza a eyacular sobre mis nalgas dejándome empapada de sus viscosos fluidos.

Afligido se da vueltas quedando enfrente de mí. Me mira bajando la cabeza y me dice avergonzado– disculpa Fabiola, no me pude aguantar-.

 Caliente e insatisfecha me dirijo al baño con intención de limpiarme mientras Andrés y Rosario se revolcaban desaforadamente en un rincón de la sala.

Regreso limpia y aseada a donde estaba y veo como Rosario cabalgaba frenéticamente sobre el pene de Andrés acostados sobre la alfombra. Me acerco a sus labios y lo beso apasionadamente. Luego me pongo en cuclillas y coloco mi vagina a la altura de su boca donde empieza a lamer y chupar mi clítoris chorreando sobre su cara toda la humedad viscosa acumulada. Rosario cabalgaba y yo me deleitaba con sus calientes y juguetones lengüetazos.

Rosario y yo estábamos frente a frente unidas a Andrés, ella por su vagina y yo por su boca. Ambas nos mirábamos intensamente a los ojos con los labios entreabiertos jadeando y gozando casi al unísono. Movíamos cadenciosamente nuestras caderas casi al mismo tiempo exprimiendo al máximo el placer que estábamos recibiendo juntas hasta que de pronto y de forma instintiva nos fundimos en un ardiente y apasionado beso.

Rosario se empieza a mover rápidamente hasta que emite un largo y sostenido grito. Queda suspendida por unos momentos y empieza a temblar incontroladamente perdiendo totalmente su voluntad.  Se dejó caer sobre el pecho de Andrés estrangulando fuertemente el pene con su vagina donde empieza a disfrutar intensa y placenteramente de las inacabables y eléctricas contracciones involuntarias de su vulva. Pasado unos momentos, agitada y jadeante se baja y se recuesta totalmente abatida a su lado con los brazos y piernas abiertas sin poder controlar su respiración. De pronto susurrando con la voz entrecortada y la vista perdida en el techo dice -¡Este es el polvo más grandioso de mi vida, Guauuu, no lo puedo creer ¡-

 Mientras tanto, aún en cuclillas sobre la boca de Andrés inclino mi cuerpo hacia adelante e introduzco su pene en mi boca, quedando en un perfecto 69. Empezamos a disfrutarnos y a chuparnos desesperadamente hasta que me dice que lo cabalgue.

Sin perder un instante me monto sobre su pene y empiezo a mover como una enajenada mis caderas sintiendo en mi interior todo el rigor de su fabuloso miembro que subía y bajaba intentando penetrar más allá de mi útero. Rosario mientras tanto me abraza por detrás y comienza a exprimir mis pezones con una fuerza inusitada. No sentía dolor, solo un inmenso placer.

No pasó mucho tiempo cuando empiezo a temblar y sentir las primeras electrizantes contracciones en mi vagina. Estas fueron aumentando paulatinamente en gradualidad hasta que no pude más y empiezo a gritar desaforadamente -¡Me corro, me corro, me estoy corriendo! E inmediatamente empiezo a sentir en mi interior los intensos espasmos de Andrés que eyaculaba enérgicamente rebosando mi vagina de su delicioso y caliente semen.

Los tres quedamos jadeantes y felices tirados sobre la alfombra.

 Me levanto desnuda a buscar algo de beber y en el trayecto a la mesa, Alex se interpone a mi paso con la cara desfigurada y los ojos vidriosos por la droga diciéndome - ¡Ahora no te escapas, mi amor!, déjame chupar y lamer esa deliciosa cosita que tienes entre las piernas hasta hacerte gritar y acabar!-

Tranquila y sonriente lo miro diciéndole – ¡Hazlo Alex, no sabes las ganas que tengo de que la pruebes ahora!, ¿quieres un anticipo y saborees lo deliciosa que está?-

-¡Ohhhhh, si!- Exclama agitado

Meto los dedos al interior de mi vagina y unto generosamente el contenido que transportaba dentro de ella llevándolos directamente a su boca. Este la abre y chupa mis dedos saboreando hasta la última gota.

-¿Te gusta?- le pregunto

-¡Delicioso!- exclama caliente intentando coger mis pechos.

-¡Entonces, me alegro que te guste!, porque te acabas de tragar todo el semen de Andrés- le digo despectivamente

Me mira por unos instantes analizando mis palabras y comienza hacer arcadas.

 Paseo mi vista por la sala y veo a Bernardita tirada en el suelo casi inconsciente y un tipo masturbándose dentro de su boca entreabierta. Otras parejas desperdigadas jugueteaban por diferentes rincones silenciosamente . Solo se escuchaban gemidos.

Hasta que de pronto aparece Maite desde un rincón despeinada y con el maquillaje corrido, gritando – ¡Ya chicos espabilen!, ¡tiremos otra ronda de cartas!

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