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Noche de pelicula

en Dominación

-Vamos al cine- dice mi Amo – he sacado dos ticket para ver la famosa y comentada 50 sombras de Grey –

- Creo y por lo que he leído es un bodrio de película, pero me interesa ver porque las mujeres se humedecen tanto al verla-.

 La verdad es que no tenía el más mínimo interés de salir en un día laboral, frio y lluvioso, además ya era tarde y de noche.

Mi idea era que nos metiéramos a jugar sobre el scaldasonno calientitos en la cama, revolcarnos hasta hacernos tira y después quizá, tomar una copa de vino y ver una buena película en Netflix.

Pero mi Amo tiene a veces ideas “maravillosas” el día menos indicado, en fin.

 Fuimos a la sala premiun de un cine del sector oriente de Santiago, esas de amplias y cómodas butacas de imitación cuero, que en esa sesión en particular se encontraba semi vacío, no más de 10 personas, así que nos ubicamos en unas de las últimas filas, trataba de controlar la tensión que me provocaba tenerlo cerca rozando mi piel.

 Había leído el libro como otras tantas miles de mujeres, por tanto, las insulsas e inocentes escenas de Christian Grey con Anastasia Steele que mostraba la pantalla no me llamaban mucho la atención, los juegos con mi Amo eran mucho más excitantes y entretenidos de lo que estábamos viendo.

 Mientras tanto, mi Amo se movía inquieto en su cómoda butaca, me miraba de reojo mucho más que a la pantalla, de pronto su mano se posa en mi entrepiernas buscando en mi alguna señal para comenzar a jugar, acepto complacida el reto y abro un poco más las piernas.

 Aparta suavemente el pelo de mi oído y me susurra;

-¿eres una buena puta perra?

-Si amo, lo soy –le respondo casi en silencio

-demuéstralo- me ordena

 Levanto el vestido y meto mi mano debajo del calzón y de las gruesas pantimedias que llevaba puesta, me comienzo a acariciar suavemente.

 Mi Amo saca mis dedos y se los lleva a su boca notando lo mojados que estos salían de mi vagina disfrutando de ese sabor tan conocido por él, ver ese gesto de agrado en su rostro en la penumbra de la sala, me excitó de sobremanera.

-bájate todo- me ordena

 Bajo mi calzón y mis pantimedias hasta más abajo de las rodillas, mi Amo introduce sus dedos y empieza a jugar con mi clítoris, lo aprieta y lo acaricia circular y suavemente sacando suaves y ahogados gemidos.

Mi vestido subía hasta el infinito y mi ropa interior bajaba hasta el suelo.

 Saca sus dedos de mi sexo y los introduce en mi boca.

-Guapisssima, prueba el manjar que produces que es digno de los dioses, en esta tierra solo un excelente gourmet lo puede apreciar, disfruta de ti misma –

Eso me calentó más aún.

 Volvió a meter y frotar sus dedos con fuertes movimientos e introdujo su dedo medio en mi vagina, lo movía y presionaba mi clítoris con la palma de su mano, mis suspiros y gemidos se empezaron a hacer evidentes hasta que el orgasmo se apoderó de mí sentada en la butaca.

 Reponiéndome y calmando la emoción, me arrodillo frente a su entrepiernas y empiezo a bajar la cremallera de su pantalón, meto la mano para liberar su miembro que luchaba desesperadamente por salir.

Que excitación más grande me provocaba sentir a mi Amo caliente a más no poder y más aún escuchar sus ahogados y pequeños gemidos de placer.

 Sin más demora  comienzo a acariciar su pene desde la base, voy suavemente de izquierda a derecha, me muerdo y humedezco mi labio inferior de las ganas que tenía por mamarlo.

Mis manos suben y bajan  notando todas las venas hinchadas en la dureza de su pene.

Estoy a punto de volverme loca y metérmelo en la boca, cuando me sujeta  fuertemente del cabello, me detiene y me dice:

 – ¡lámelo con la lengua perra!-

 Solo al oír esa frase me di cuenta de quien llevaba y tenía el control de la situación, algo que sin duda me excitaba a límites extremos.

Así, sin reclamo alguno comienzo a lamer lentamente su pene de arriba abajo, saboreando todo su sexo, desde la base hasta llegar al glande, levanto la vista para ver su rostro lleno de goce, lo miro con cara de perra obediente, de sumisa rendida, de leal y fiel sumisa.

Sin importar si había miradas ajenas, mi Amo se inclina para acariciarme la espalda mientras disfruta del placer de mi boca.

Esa noche me complace ser su puta y desinhibida perra caliente.

 De pronto retira su pene de mi boca, me levanta y hace que me siente en el borde de la butaca y me recueste hacia atrás con las piernas totalmente abiertas, se posa sobre mí y me penetra.

Siento su cuerpo apretándose contra el mío, me excito y me vuelvo loca de placer, siento su olor, sus feromonas entran directo a mi cerebro donde percibo en ese momento toda la pasión que siente, sus brazos fuertes me abrazan la cintura y como una marioneta quedo a su merced.

 Cuando me penetra abrazo su espalda y empezamos juntos a disfrutar, primero suave y después más fuerte.

Abría los ojos y mi visión se centraba en las imágenes de la pantalla, veía como Grey la daba con una fusta a la inocente Anastasia, me calentaba ver eso y me hacía gozar más. Ya no podía contener los gemidos que se disimulaban y se entre mezclaban con los sonidos de la película, sus caderas bailaban para mí, se movían entrando y saliendo suavemente.

Me mira y ve mi cara de placer, se acerca y me besa como si fuese el último día de nuestras vidas.

Siento su aliento muy cerca, su respiración y la mía enlazadas agitándose y moviéndose.

 Me hace sentir cada vez más salvaje y loca.

Agarro firmemente su trasero y lo empujo fuerte hacia mí varias veces, con movimientos lentos pero muy intensos y profundos.

Estoy lista, lista para llegar al clímax.

Mi cuerpo se pone cada vez más tenso y erguido, mi corazón late muy deprisa apretado por su cuerpo, el sudor se escurre por mi piel hasta que la presión deja paso al placer, suelto los músculos, mi vagina se contrae y empiezan las contracciones, me corro intensamente.

 No complacido mi Amo, me ordena que me siente encima de él mirando hacia la pantalla y que introduzca su pene en mi ano, este lo humecta y humedece con los fluidos que brotaban a borbotones por mi vagina.

Acaricia firme mis nalgas mientras ubico su pene en la entrada de mi ano complaciente, bajo lentamente y siento como entra deslizándose hasta llegar al fondo. Subo y bajo, bajo y subo, disfrutando intensamente las embestidas de esa dura y firme estaca que rompe todas mis fronteras.

Es inevitable que nuevamente mi cuerpo se tense y empiece a temblar sin control hambrienta de deseo, me vuelvo a correr, esta vez mi ano es el que se contrae en miles de formas, se aprieta firmemente llevándome a volar por el universo.

 Mi Amo saca su pene de mi ano y me sienta en la butaca que me corresponde y ordena que me arregle, obediente, bajo mi vestido, subo y acomodo mi ropa interior.

Miro a mi Amo con cara de interrogación preguntándole con la mirada,

-¿Y tú? –

 Aún con los pantalones semi abajo, se empieza a masturbar firme y sostenidamente, lo miro y le ruego:

-Por favor, acaba en mi boca –

 Me doblo y coloco su pene dentro de mi boca, lo chupo y lo succiono hasta que de pronto empiezo a sentir sus palpitaciones, me escupe chorros de leche blanca, caliente y viscosa que me llenan por completo.

Me deleito y juego con su semen en mi boca, exprimo y estrujo su pene hasta tragar y saborear sus últimas gotas.

Nos acomodamos aún jadeantes en nuestras butacas y vimos tranquilamente el final de la película tratando de guardar la compostura como si aquí no hubiese pasado nada.

Se encienden las luces y sorprendidos pudimos comprobar que no fuimos los únicos que sucumbieron ante la oportunidad de saborear el placer del sexo, más de un par de parejas evidenciaron que el Séptimo Arte también se puede convertir en el Arte de hacer el Amor.