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Una propuesta de trabajo I

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Una propuesta de trabajo I

No me gusta alardear… al menos demasiado, soy a la vista de todo un caballero, casado, serio y respetado. Amante de mí querida esposa, hetero y activo… muy activo según mi mujer. Mirad, para aquellos que tanto me preguntan sobre mi persona, os diré que actualmente tengo cuarenta y cuatro años, mido un metro ochenta y tres centímetro, peso setenta y ocho kilos, mí físico es normal para nada fibroso… aunque eso me gustaría. Mis cabellos son castaños aunque a día de hoy cada vez más escasos, soy como dicen por ahí… un osito, por la cantidad de vello que tengo. Pero bueno dejare de hablar de mí, centrándome en aquello que me ocurrió hace escasas semanas, vale.

Bueno como os he dicho, hace algunas semanas cuando el coche me dejo tirado por la zona cercana a la Raya, no hubo persona que acabaran por acercarse, personas que me ofrecían su ayuda a cambio de sexo. Yo estaba de píe junto a mi coche que se encontraba con el capo levantado, pues sabiendo lo que le pasaba al coche buscaba una solución, no siendo otra que la de buscar un coche cuyo dueño diera el favor de darle un biberón al mío. Coches que pasaban junto al mío y a escasos metros le hacía señas a modo de que pararan, deteniéndose algunos de estos mientras otros pasaban de largo. Hubo de todo, como aquel que paro y me pregunto…

  • “¿Cuánto?”.

Pregunta que me sorprendió un montón, pues no creí dar el perfil de putón. Viendo mi rostro, este me dijo…

  • “Ostia perdona tío, me he confundido”.

Soltando yo…

  • “No pasa nada”.

Preguntándome este…

  • “¿Qué te ha pasado?, ¿Necesitas ayuda?” 

Respondiéndole yo…

  • “Me he quedado sin batería, necesitaría si tu coche es de gasolina que me dieras un biberón”.

Respondiendo este…

“Me vas a tener que perdonar, pero mi coche es diésel y creo que no te voy a poder ayudar”.

Soltándome…

  • “Mira si quieres dejas el coche aquí y te acerco a algún sitio donde puedas comprar otra batería”.

Acabando por responder…

  • “No gracias, no dejo el coche aquí tirado, pues cuando vuelva no tengo coche”.

Los coches no dejaban de detenerse cuyos dueños y ocupantes, me ofrecían compañía y conversación a la espera de la grúa. Desde uno que desde su lujoso cochazo que se sacó su polla fuera, polla que se masturbaba delante de mí y que tiraba de mi mano a modo de cogérsela, viéndome tentado pero no caí finalmente. Marchándose pero con la promesa de mandarme a alguien con el mismo tipo de coche que el mío, ayuda que no llego de su mano.

Luego apareció mi amigo el médico, amigo que llevamos mucho tiempo sin podernos ver y que tras salir de su vehículo vino a mi encuentro. Cerciorándose que nadie había para acabar por comerme la boca, mientras sus manos magreaban mi culo y polla. Tras hacerle saber mi problema, este como el primero me dio la misma solución, pero con la diferencia de hacerme saber que en el transcurso acabaría follándome.

Mientras hablaba una de sus manos se encontraba en el interior de mi pantalón, mano que precisamente no estaba magreando mis nalgas, sino penetrando mi orificio… uuummm!. El muy cabrón me estaba calentando, llegando incluso a morder mi pezón con tanta fuerza que acabo por arrancarme un grito de dolor. Sacándose su polla del interior de su pantalón, me hizo cogérsela para que minutos después estar de rodilla comiéndosela… mmm, disfrutando al tiempo que otros nos miraban. Llegando este a proponerme…

  • “Vámonos un momento a mi consulta, te llevo y me dejas follarte sobre el cheslong como la última vez”.

Respondiéndole yo…

  • “¿Cómo la última vez?. Esa en que apareció tú colega de consulta y entre ambos me disteis una sesión gratis, ese al cual dejaste que me enculara”.

Contestándome…

  • “Bueno esa vez no fue donde disfrutamos los dos, pero de todas formas hay si disfrutaste con dos al mismo tiempo, no sabía que mi compañero de profesión fuera tan depravado y masoquista”.

Y por último a ese otro que le acabe por contar mis peripecias, confesándole que me iniciaron con tan solo doce años un viejo, viejo que se conformaba en ese tiempo por chupármela y mancillar mi cuerpo. Contándole que como hombre casado también me gustan las mujeres, haciéndole saber la gran cantidad de aventuras que he tenido desde jóvenes hasta mujeres maduras. Confesándole que he tenido experiencias con transexuales, como aquella en que me lleve dos chicas a la cama y eran en realidad dos trans, dos que me dieron de lo lindo. Pero que no fueron las únicas, también acabe por decirle mi transformación en una de estas en mi juventud, donde siempre los hombres y muy maduros me han hecho disfrutar, acabando hasta por estar con cuatro al mismo tiempo. Hombre que acabo por disfrutar de mis experiencias con aquella mamada que le di dentro del coche, mamada que le proporcione mientras esperaba la grúa y que finalmente fue redonda la espera, cuando un segundo se nos acercó y me sodomizo, no siendo este que aquel del pedazo de coche.

Pero bueno, vamos a comenzar con esta confesión… vale. Mirad antes de nada, os debo mentar que no siempre estuve trabajando, pues los trabajos como bien sabéis vienen y van, afectándome como a todos la crisis, pues los contratos finalizan y las empresas cierran. Tras pasarme precisamente esto último, no me quedo otra que ponerme a buscar un nuevo empleo, pero tanta búsqueda era a veces agotador, llegando a necesitar un descanso o algo que me ayude a descargar tensiones, no quedándome otra que acercarme a la zona que se encuentra entre la ronda Súper Norte y la dársena del rio, zona muy extensa donde rara es la vez que no encuentras nada.

Bueno pues ese día en el cual como es costumbre me adentre por el acceso, acceso que está cerca de RTVA y el parque del Alamillo. Carreta que accedes hasta una explanada de albero rodeada de arboleda, carreta que da a esta explanada como a la Raya. Pues precisamente dejo estacionado mi coche junto a la zona arbolada, quedándome en el interior, viendo los coches pasar de un lado al otro. Pues ahí precisamente es el lugar donde normalmente encuentro mis esporádicos encuentros, siendo ese día uno de tantos donde conocí de forma fortuita a uno. Hombre maduro… muy maduro que se acercó caminando hasta donde yo estaba, aunque lo había visto venir simule que estaba absorto en otra cosa mientras me frotaba mi entrepierna con mi mano derecha. Claro está, yo seguía en el interior de mi coche cómodamente sentado, estirado como uno bien puede con las piernas separadas. Paso varias veces junto a mí coche, claro está fingí no verle y de paso provoco la situación.

Este como hacen todos, acaba por acercarse al tiempo que saludan a modo de llamar su atención. Una sonrisa al tiempo que se quedan de píe al otro lado de la puerta del conductor, bajando yo la ventanilla por completo y saludarlo cortésmente, comienza a darme conversación al tiempo que se apoya con su brazo derecho sobre el marco inferior de la ventanilla. No deja de mirarme mientras habla, acabando por envalentonarse e introducir su brazo izquierdo y cuya mano, acaba por introducirse por el escote de mí camisa, acabando por acariciar mi pecho y pellizcar mis pezones… uuummm!. Acabando por decirme…

  • “Ábrete la camisa”.

Y yo tras desabotonar los botones que faltaban… me abrí la camisa, comenzando este por magrear mi pecho, vientre e intento introducir su mano por dentro de mí pantalón. Volviéndome a soltar…

  • “Suéltate el cinturón y ábrete el pantalón”.

Respondiéndole yo…

  • “¿Quieres que salga de coche, para tu mayor comodidad?”.

Respondiendo este…

  • “No aun no, primero quiero acariciarte de esta manera y de paso nos conocemos mejor”.

Volviendo a aceptar, me suelto el cinturón, desabotono el botón de mi pantalón, bajo la bragueta y levantando el culo del asiento, cojo y me bajo un poco el pantalón. Mientras este vigila a nuestro alrededor y me mira como acato sus peticiones. Pero al mismo tiempo me pregunta y claro está, yo respondo…

  • “Eres versátil o pasivo”.

Yo… “Pasivo”.

  • “¿Qué te gusta más mamar o follar?”.

Yo… “Ambas cosas”.

  • “Veo que eres algo sumiso también”.

Yo… “A veces”.

Tras estar sin pantalones y calzoncillos, este comienza a magrear mi miembro y testículos, aprovechando por tocar mis nalgas e introducir uno de sus dedos dentro de mi orificio… ooohhh!. Acabando por soltarme…

  • “Sal ahora que vas a comerme la polla”.

Salí de mi coche y me hinque de rodillas al tiempo que este se la sacaba, no estaba mal para su aparente edad. Comencé a chupársela, lamiendo su glande su tronco y hasta los genitales, chupe y lamí y volví a ascender por su tronco. Comenzando a tragármela… uuuffff!, presionando este mi nuca hasta hacer que me la trague por completo… uuummm. Acabando por tomarme por la sien con ambas manos y comenzar a follarme la boca… aaahhh!, moviéndome la cabeza de atrás hacia delante al tiempo que mis babas caían por mi boca hasta mi pecho. Llegando este a sugerirme…

  • “Ve preparando tu coñito que lo voy a follar, ve haciéndote un dedo… uuummm!”.

No sé qué tiempo se llevó follándome la boca, pero tras soltarme la sien, me hizo levantar al tiempo que abría la puerta trasera de mi coche. Tirándome hacia el asiento trasero, cayendo de manera que de cintura hacia delante estaba sobre el asiento, mientras me apoyaba con mis piernas al suelo. Haciéndome este flexionar mis rodillas, quedando de esta manera a su altura, altura que no era la de su miembro… uuummm!. Pues tras cogerme por la cintura con su mano derecha con la izquierda dirigía su miembro hacia mi orificio, comenzando primero por deslizarlo por entre mis glúteos al tiempo que llego hasta escupir. Escupitajo que le sirvió para facilitar la entrada de su capullo dentro… ooohhh!, soltándome este al tiempo que me daba una palmada en mis nalgas…

  • “Que estrecho eres jodio, no pareces que es hasta tu primera vez… uuummm!”. 
  • “No te imaginas lo que me gustan las mariconas de coñitos estrechos, pues son de esos que disfrutas más follando… uuuffff!”

Comenzó a embestirme con dureza, llegue incluso a morder el mismo sillón del coche a modo de poder aguantar las penetraciones… uuummm!, mientras este me tomaba por la cintura. Llegando incluso a cogerme por los hombros para que sintiera está más profunda, diciéndome al oído…

  • “Grita puta, quiero oírte gemir… ooohhh!. Quiero saber que estas disfrutando… uuummm!”.

Alterna los magreos con caricias e incluso con pellizcos en determinadas partes de mi anatomía… aaahhh!, pellizcando tanto mis pezones como mis nalgas… uuuffff!. Hasta que en medio de tantos gemidos por su parte, suelta…

  • “Te voy a preñar zorra”.

Descargando parte de su corrida dentro de mí, parte digo pues de malas maneras, acaba por sacarla y soltar el resto sobre mis nalgas, chorros que por la fuerza acabaron por mi espalda, acabando este por esparcirla por mi espalda y dejarme todo perdido. Luego sin tiempo para decir nada, coge de mi brazo y tira hacia él, pues desea que se la vuelva a mamar a modo de que se la limpiara, mamada que en minutos la tenía de nuevo pidiendo guerra. Pero que me hizo saber que no tenía más tiempo, quedando para otro día en el caso que volvamos a coincidir.

Salimos cada uno por un lado, este cogió la salida que da a la rotonda del parque del Alamillo, mientras yo cogí carretera abajo, carretera que va paralela a la dársena del rio hasta la salida de la Torre de Triana. Aunque acabe por pararme un poco más adelante al ver un conocido, conocido que tras un poco de conversación no dejo de calentarme, acabado por bajar a los matorrales del rio. Donde tras desnudarme por completo entre besos, muerdos y magreos, me hizo comérsela un rato hasta que los mirones de turno comenzaron a molestar. Tas ahuyentarlos me pido ser follado, cosa que hizo tras ponerse un preservativo, primero me la clavo de pie apoyado yo contra un árbol y más tarde, me hizo colocarme en plan perrito para más cómodo correrse, disfruto de lo lindo pues los gritos, gemidos e insultos así me lo hizo saber. Minutos más tarde tras descansar en esa posición al tiempo que noto yo como pierde erección… uuummm!, acaba por sacarla y quitarse el preservativo, mientras comenta…

  • “No hay manera de quitarse los mirones aquí, todos estos jodidos salidos que solo desean mirar o aprovecharse”.

Cosa que yo callo, pues bien sabe el, que yo soy de los que prefiero que se acerquen antes que se queden mirando, pues sino me corto y me quita el calentón… uuummm!. Este en más de una ocasión ha cogido y ha dejado que se acerquen hasta dos de estos mirones, mirones que son de mis gustos y preferencias, mirones que me han dado polla que mamar y tras haber acabado mi amigo, estos me han follado por turnos hasta la extenuación… uuummm!.

Bueno continuo, semanas más tarde y cuando me encontraba entregando currículum por empresas por Polígonos Industriales, me encontré precisamente con esta persona. Aquel que me follo dentro de mí coche, claro está nos hicimos los despistados, comenzando a conversas un rato, no dejando sobre todo este de recordar nuestro encuentro. Acabo por proponerme...

  • "Mira viendo que necesitas trabajo para poder cotizar, puedo proponerte un trabajito".

Calla y prosigue algo nervioso…

  • "Mira, consistiría en que desde que entres hasta que finalice la jornada, estarás a mi disposición. Firmaras un contrato por obra y servicio, cuya categoría a vista de otros será el de peón de mantenimiento”. 
  • “Pero para mí estarás desde compartiendo cama hasta dejarte follar tanto tiempo que pueda, ya sea sobre la cama, sofá o mesa... estarás a mi merced. Siendo juguete para mis vicios, fantasías o amigos".

Dejándome cortado y apenas sin palabras, pues no lo esperaba, cogió y prosiguió…

  • "Qué opinas, estarás cinco días a la semana de ocho a tres del mediodía, cuyo trabajo es el que te he expuesto".

Murmulle y le dije...

  • "Me estaría prostituyendo…".

Contestándome...

  • "Si... mirándolo de esa manera… es cierto, pero estarías cotizando y de paso, no estarías buscando aquellos que vas a diario a buscar".

Acabando por finalizar...

  • "Mira vamos a hacer una cosa, tú te lo piensas y ya me dirás, no voy a presionarte y menos obligarte a hacer algo que no quieres".

Recuerdo que le solté...

  • "Yo no soy de cama, lo mío es mas de cruissing, mas de libre albedrio".

Le miro y continúo…

  • “Yo soy persona que encuentra placer en mantener sexo con desconocidos en lugares públicos, ya sabes cómo la zona de la Raya o el apeadero de Cartuja”.

Contestándome este...

  • "No me dirás que disfrutas más follar dentro de un coche o entre la maleza que el hacerlo en la cama, tu cuando follas con tu mujer donde lo sueles hacerlo".

Respondiendo...

  • "En la cama...".

Interrumpiéndome este al decir...

  • "No vez, además no soy como el Rocco Manfredi de los cojones, no la tengo siempre dispuesta". 
  • "Tu tranquilo que harás cosas, pero en el momento que yo lo deseé te tendré hincado de rodillas tragando. No importando si es el despacho debajo de la mesa o mientras almuerzo”. 
  • “Te follare tantas veces me venga en ganas o desee, teniéndote preparado aunque para ello estés todo el día con un vibrador en ese culito tragón que tienes".

Calla pensativo y continua…

  • "Además estoy pensando hasta en humillarte, pues nunca había pensado en tener a una puta a mí disposición… mmm. Pues sí… deseó humillarte y hacerte lo que me venga en gana, ya sea tenerte todo el día vestida de zorra, como verte como mamas pollas a otros mientras te enculan”. 
  • “Sabes, aunque te reconozco que se me ha pasado por la cabeza la idea de verte mamársela a un caballo, pero creo que más morbo seria ver como un caballo te destroza".

Yo simplemente le miraba al tiempo que me frotaba mi entrepierna, actuando como un quinceañero a pesar de tener treinta y cuatro años. Años que según este no aparentaba, pues tenía un buen físico y un culito aún mejor. Finalmente nervioso acabo por decir...

  • "Mira, no vamos a perder más tiempo, mañana te pasas por aquí y firmas. Que ya me encargare de donde comenzaras".

Recuerdo que me marche a mí casa con las ideas confusas, pues aunque había encontrado un trabajo, este precisamente no era el que buscaba. Pues en mí cabeza no estaba la idea de ejercer de “Puto” (o sea de chapero), aunque ese no lo veía de esa manera, sino más bien como un currante. También es verdad que dejaría de estar en la calle buscando, tanto trabajo como sexo.

Pero cuando llegue al portal y accedí dirigiéndome directamente al buzón, aquellas cartas que saque del interior de este, me dieron el motivo por el cual debía de aceptar la propuesta de ese hombre de trabajo. Estas cartas no eran otra cosa que la contribución, factura del agua, la factura de la luz entre otras.

Me he levantado nervioso, como si tuviera el cuerpo lleno de pulgas, me he duchado y como suelo hacerlo a veces… bien a fondo. Me he preparado el desayuno y tras hacerlo… me lave los dientes, vistiéndome para ir a firmar mi nuevo contrato. A medida que llegaba las incertidumbres me iban agobiando, llegue a la empresa y subí hasta donde este tenía su despacho. Tras un apretón de mano, me puso el contrato por delante que a la vista no se podía leer nada extraño, todo era muy legal. Mientras me inclinaba para acabar de leer la letra pequeña y de paso firmar, este no dejo de magrear mis nalgas. No dejándome de decir…

  • “Que bien hueles putita, se nota que te has aseado bien para mí”.

Tras firmar, este me dijo…

  • “Pues comencemos…”.

Cogió y se dejó caer en su asiento de ruedas que tiene tras la mesa, comenzando a sacar del interior de su pantalón su miembro. Miembro que se le veía brillante, posiblemente por estar excitado por lo que iba a pasar, me hizo un guiño con su dedo a modo de acercarme… cosa que hice. Cogí y me arrodille al tiempo que se la cogía, comenzando a pajeársela mientras este me indicaba…

  • “Metete debajo de la mesa, tranquilo que hay nadie te vera, tu chúpamela bien chupada”.

El comentario me extraño pero no le di mayor importancia, acabando por llevarme su polla a la boca y comenzar a comérsela sin muchas prisas. Momento en que el teléfono de su despacho comenzó a sonar, este se movía lo mínimo a modo de poder seguir disfrutado. Llegue a tener pánico en el momento en que la puerta se abrió, comenzando a entrar personal de la empresa suya, desde la misma secretaria hasta el encargado del taller.

Pero comprobé que desde yo estaban, ellos no tenían posibilidad de verme pero yo a ellos sí, comprobando lo buena que estaba la secretaria. Luego cogía y me hacía desvestir para hacerme echar sobre la mesa y follarme, corriéndose tanto en mi boca como en mi espalda. Acabando en un cuartucho que tenía junto al despacho, cuartucho que tenía una cama para descansar este, pero que desde ese día tendría otra finalidad.

La verdad que esa semana por un lado se me hizo muy larga y por la otra muy satisfactoria. Hubo días que directamente me marchaba hacia su casa, donde debía de llevar unas prendas que previamente me había comprado, prendas que le ponía mucho y cuyo vestuario debía de llevar cuando él lo pidiera. Como otras veces me tenía con un vibrador metido en el culo, disfrutando de ese juguete mientras no dejaba de chupársela, llegando a dolerme hasta los mismos labios.

Lógicamente el mes dio para mucho, no penséis que todos los días y durante este era un dar y no parar, pues no era así, ya que me tenía durante media jornada trabajando, dejando la otra media para el placer. Mirad, recuerdo que hubo días en que quedábamos directamente en su casa, pues deseaba descansar conmigo, quería sentir mí cuerpo desnudo junto al suyo. Pues había momentos en que me decía…

  • “Tú no eres mi puta, sino mi novia y con el tiempo, quizás mi mujer”.

Antes de salir de casa, me duchaba y me limpiaba bien a fondo, vistiéndome y ponerme en dirección a su casa, como tenía llave, tras entrar me dirigía directamente al dormitorio, desnudándome y metiéndome en la cama. Sintiendo al poco rato su cuerpo cálido pegarse al mío, notando el peso de su posarse sobre mis costillas, deslizándose por mi cadera hasta mí muslo al tiempo que bajaba la sabana. Finjo dormir aun sabiendo este que estoy despierto, pues es como le gusta pensar que estoy en realidad. Siento su mano deslizarse por mis nalgas, continuando por solo deslizar la yema de uno de sus dedos en círculos… mmm. Aquello me pone los vellos de punta… erizándose todo… ooohhh!, deslizándolo hasta la unión de mis glúteos… sigue poco a poco… uuummm!.

Comenzar a deslizarlo sintiendo cada vez sus dedos por mi orificio anal, tanto que acabo por introducirme uno de sus dedos… ooohhh!. Entrándome con suma facilidad… uuummm!, cosa que este gusto y continuar follándome durante unos minutos, sustituyéndolo por dos dedos… ooohhh!. Y… bueno creo que quizás os lo haga saber en otra confesión, pues esta se me va a alargar demasiado… vale. Espero que os haya gustado tanto como a mí, espero vuestros comentarios. Mi email (lógicamente todo junto) es… Jhosua 1974 @ Gmail . com

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