Un cuentecillo que quiso ser de voyeurismo y devino en un extraño batiburrillo difícil de encuadrar.
Es evidente que yo no soy Soletina; al menos no siempre lo soy. De hecho tengo otro nombre, y apellidos pongamos que Olvido del Ama- y un trabajo serio, un remedo de vida familiar, y cierto contacto social.
Zulema llegó a nuestras vidas de improviso, cómo suelen llegar los acontecimientos que las cambian de repente, sin aviso ni signos que permitieran predecir su advenimiento.
Y de cómo las hermanas tuvieron a bien dar consuelo al párroco, al monaguillo, y a cuantas dignidades quisieron pasar por allí sin que ningún sacrificio les pareciera demasiado.
Versión libre (y autorizada) del relato del mismo título publicado por x360 en Mayo de 2004.
Estudio estadístico de los relatos del Top. Dedicado a Sociedad, sin cuya puesta en pista no se me hubiera ocurrido este tostón.
Doña merche, puta desbravadora de muchachos de familias de posibles.
De putas hay un mundo de historias descarnadas, de biografías truncadas de damas escarnecidas, malmiradas y proscritas, visitadas e insultadas. De putas podría escribirse y no acabar, pero todo tiene un límite en esta vida, y quizás el más lejano no sea el de la paciencia del lector. De putas escribiremos, por no cansar, tan solo diez historias ejemplares por que sirvan de escarmiento de aspirantes, ejemplo de practicantes, y vergüenza de injuriantes.
La verdad es que he dudado hasta decidir en qué sección debía publicar este relato, por que no encuentro que encaje exactamente en ninguna, pero finalmente he decidido que la más lógica es esta, donde se narran sucesos en los que no interviene la materia, si no flujos de energía, que al cabo es la única explicación que se me ocurre a lo que voy a contarles; o al menos la única que quiero creer. Si no, no quiero creer en ninguna otra posibilidad.
No puedes imaginar qué puente. Más me hubiera valido quedarme en casa estudiando, en lugar de irme cuatro días con la panda de la facultad.
Las cosas por su nombre.
Se lo dije sonriendo entre ilusionada y temerosa, con esa especie de miedo ancestral a ser rechazada cuando quedas en cinta...
Tía Clara tenía la piel del color de la canela. Después de comer, se sentaba en la tumbona, se ponía un sombrero de paja y unas gafas de sol...
Había amanecido una mañana radiante, aquellos malditos muchachos estaban por fin en su bodega La vida parecía sonreírle.
Vale, vale, comprendido, nada de perder el tiempo en adornos innecesarios, vayamos al grano directamente y dejémonos de barroquismos y romanzas. Mmmmmm quizás demasiado extensa la introducción.
Si hubiera sabido, si tan solo hubiera intuido la remota posibilidad de que aquello fuese a acarrearle las terribles consecuencias que años después tuvo que padecer; si hubiese tenido la mínima sensación de que existía un riesgo siquiera la mitad de amenazante, jamás hubiera aceptado...
Ha cambiado desde entonces: ya no es la muchachita de pueblo que jugaba a quitarme los novios y se remangaba la falda para coger peces en el río.
Mi pueblo vive en paz cultivando la tierra y cuidando los caballos blancos de las Damas de la Fortaleza Blanca de Darhabám. Mi pueblo vigila el desfiladero y ellas cuidan de nosotros.
No quiero empezar mi relato contándoles aquello de que nací prisionera en un cuerpo de hombre
Necesito explicárselo a alguien.
En respuesta a tu carta, querida amiga, debo decirte que no me has ofendido.
Un día igual que todos los demás.
Un documento histórico de indudable interés.