-Mmhh... no apartes la mano... Si no quieres no la muevas,
pero por favor, no apartes la mano...
Yo estaba colorada como un tomate, y no podía dejar de reír. Lobo y yo estábamos
en el sofá-cama de la terraza, él llevaba unos bermudas de colores, y yo un
camisón corto. A pesar de ser invierno, se nos había antojado dormir en la
terraza, cosa que yo suelo hacer en verano, cuando en el dormitorio uno se
derrite. La terraza está aislada, entre eso, las mantas, y la temperatura
corporal, que iba en aumento, se estaba muy bien allí.
- Por favor, Lobo,... que con la luz nos pueden ver...
- Si son más de las once... ¿quién nos va a ver?... no, no seas mala, no retires
la mano... y además, el que nos vea, que rabie.
Mientras estábamos allí, tapados hasta el cuello, Lobo me había cogido una mano
y la había llevado a su entrepierna, para que viese que el frío no le afectaba
en lo más mínimo. La suave tela de los bermudas no oprimía en absoluto su gran
arma, y podía apreciar su descomunal erección. Lobo dio un escalofrío de placer,
sintiendo mi mano tocar su polla, pero sin acariciarla ni moverla, sólo el calor
de mi mano sobre su ya caliente verga. El tacto de aquél cañón me estaba
poniendo también muy caliente, y si a ello añadimos que Lobo había empezado a
acariciar mis muslos, tratando de abrirlos, acercándose peligrosamente a mi
coñito,... Muy pronto a mí también me iba a importar un pimiento que nos viesen
o no.
- Eres muy malo, Lobo... - susurré, acercándome más a él, y mirándole a la cara,
dejando mi boca perfectamente al alcance de la suya - Me pones muy caliente para
que no me pueda defender...
- Claro. ¿Y quién se ha puesto un camisón que casi no la cubre el culito, y sin
bragas debajo, eh, quién? Tú eres peor que yo, porque vas pidiéndome guerra, y
todavía te asombras cuando te la doy... ¿quién está metiendo la mano ahora por
debajo de mi ropa, y me está acariciando... mmhh.. tan suave,... ¡mmhh!.. justo
por donde más me gusta?
Me reí, mientras Lobo apretaba la parte interior de mis muslos, y comenzó a
acariciar mi sexo, frotando con los dedos los labios mayores, a la búsqueda de
mi incipiente humedad, que encontró muy pronto, la esparció con sus dedos por mi
intimidad, llenándome de caricias que me hacían cerrar los ojos de placer, y
empezó a abrirse camino con uno de sus dedos en mi cálido coñito, mientras mi
mano se paseaba arriba y abajo por su magnífica polla, deteniéndome justo en la
punta, disfrutando con perversa satisfacción de su suave tacto, y el placer que
proporcionaba a mi amante.
- Qué manos de plata tienes, nena... - susurró Lobo con su ronca voz, mientras
sus dedos acariciaban la húmeda entrada de mi sexo, metiéndose un poco más hondo
cada vez, alternando calor y humedad de un modo delicioso. Jadeando bajamente,
boqueé, suplicando por un beso que Lobo me regaló, largo, profundo, lamiendo mis
labios, cosquilleando mi paladar con su lengua,... Sin dejar de masturbarnos
mutuamente, juntamos nuestras lenguas, fuera de la boca, jugando con ellas,
acariciándonoslas a la vez, lo que a ambos nos excitaba sobremanera,... un
finísimo hilillo de saliva brilló a la luz de la luna cuando se deslizó de
nuestras lenguas, y Lobo practicamente me mordió la boca para tocar mis labios
con los suyos, con tal deseo, que parecía que su vida dependiera de ello.
- Hacerlo sólo así... no está mal,... mmhh... - dijo Lobo, sin dejar de jugar
con sus dedos en mi coñito, que se abría y cerraba sobre ellos, contento, pero
suspirando por tener algo mayor en su interior - ... pero .... cuando uno piensa
en el "modo completo"... mmhh.. ésto se queda un poco corto... Anda, nena,...
vamos a hacerlo a lo grande,... como sabemos,.. venga, ¿eh?
Por extraordinaria que fuese su manera de acariciar mi sexo, de hacer que sus
dedos jugasen en mí, de volverme loca de excitación... lo cierto es que no tenía
punto de comparación con su polla, grande, juguetona, gordita, que tenía entre
mis manos, y que deseaba de modo animal,... pero a mí también me gustaba hacerle
sufrir un poco a él.
- Mmmmhhhh... sabes que quiero, Lobo,... pero... nos pueden ver.... aaahhhh....
Y era cierto. La terraza es acristalada, sin cortinas, y teníamos la luz
encendida, supuestamente, para leer, pero una cosa había llevado a la otra,
y,... ¿quién quería levantarse para apagarla?
- Bueno, ... si es éso lo que te preocupa,... te recuerdo que ya nos han visto
antes "en acción",... pero aún así,... - Lobo deslizó sus dedos fuera de mí, con
una caricia dulcísima que estuvo a punto de hacer que me corriera, se enderezó
en la cama, y nos echó todas las mantas por encima, tapándonos hasta la cabeza.-
Ya no nos ve nadie. Ahora ven aquí, que te vas a enterar...
Con un rugido, Lobo se me echó encima, aprisionándome los brazos con los suyos,
frotándose contra mí, abriéndose paso entre mis piernas con ésa "brutalidad"
animal que me volvía loca, haciéndome sentir totalmente a su capricho, y
haciendo que mi calor aumentara de una manera arrolladora.
- Sí, viólame, Lobito - dije, sintiendo su boca lamer la mía y mi cara, lamer y
morder mi cuello, mis hombros...- Soy tuya, haz lo que quieras de mí,...
- ¿Sólo mía? - preguntó Lobo, con un aire malicioso - ¿Mía para hacer contigo
todo cuanto yo desee?
- Sólo tuya, para que hagas conmigo todo cuanto tú desees.
A Lobo su pérfida sonrisa casi no le cabía en la cara, aunque yo de momento, no
sabía porqué. Me besó nuevamente, mientras sentía su polla acariciar la entrada
de mi sexo. Traté de llevar mis manos a su polla para dirigirla a la entrada de
mi coñito, cosa nada fácil porque tenía los brazos presos por los de Lobo, pero
no hizo falta, porque su gran arma parecía saber muy bien el camino, porque
enseguida noté como se introducía sólo la puntita de la misma, que de inmediato
quedó casi cubierta de mis jugos, que manaban en abundancia. Solté un suspiro de
placer, a la espera que Lobo me la calzase por completo.
- ¿Te gusta mucho, verdad, nena? ¿A que te gusta mucho mi polla?
- Sííí... me gusta sentirla... y tenerla dentro mío.... mmmmhhhh.... qué
caliente está....
Lobo me había soltado de la presa en que me tenía para poder manejar su polla
con las manos. Me separó los muslos, y comenzó a frotar la puntita de su verga
contra mi clítoris, era sensacional, me estaba masturbando con su propia polla,
me la metía sólo ligeramente, me acariciaba el clítoris con su arma y los dedos,
jugueteaba con su miembro en mi coñito, era delirante...
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh..... me gusta mucho.... haaaahhhh... me
encantaaa... que me lo hagas.... mmmmhhhhhh... sólo con la puntita..... qué
torturaaaaaa.......
- Sabía que.... te gustaría... jugar así... a mí esto me pone loco.... mmhh...
lo había... visto hacer,...aahh.. pero nunca lo había hecho... mmhh...
diablo,... creo... mmhh ... que me van a estallar los cojones....
Yo me apretaba los pechos con una mano, y con otra me abría más el coñito, para
que Lobo me lo acariciase todo bien con su verga, la movía arriba y abajo, me
frotaba toda, hasta casi mi agujerito trasero, mis jugos se mezclaban con los
que él segregaba, la sábana se estaba mojando, y yo tenía el deseo a la altura
de la sonda Galileo, aquél tormento me estaba matando, estaba sin respiración,
no aguantaba más, quería su polla en mí, la quería a cualquier precio.
- Lobooooo..... aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh..... estoy... ardiendo por dentro...
mmmmmhhhhhhhhhhhhhhhh..... ¿qué tal si.... aaaaahhhh, cielos.... si me
apagas.... con tu manguera, eh? Mmmmhhhhh....
Lobo soltó su risa, ronca y baja.
- Creo que... nunca me habían dicho.... "Lobo, guarda tu verga en mi coño de una
bendita vez" de una forma tan original.... éso.. merece su recompensa..
De un violento empujón, Lobo me encajó su gran instrumento hasta los testículos,
ahogué un grito, con los ojos desorbitados, mis manos se cerraron, crispadas,
sobre la sábana. Lobo permaneció quieto unos segundos. Era la primera vez que me
penetraba de una sola vez, y tan violentamente. Quizá por eso, su polla me
parecía mucho mayor que de costumbre, y me invadió un repentino temor a que me
doliese,... Lobo posó una de sus manos, grande y cálida, sobre mi vientre.
- No te habré hecho daño... ¿verdad? - su voz sonaba casi preocupada. Yo seguía
agarrando las sábanas, con la boca un poco abierta, y no contesté. - Si quieres,
puedo...
Lobo inició una lenta retirada, pero apenas se había deslizado un milímetro
fuera de mí, mis piernas le rodearon de golpe, clavándole los talones en las
nalgas.
- Si la sacas,... te mato - Sonreí. apenas podía hablar, me sentía
increíblemente llena, no tenía ni idea de porqué esa noche me parecía tan
grande, pero sí sabía que quería disfrutarlo. Lobo sonrió. Parecía como si
estuviese orgulloso de mí, y tumbándose lentamente sobre mi cuerpo, noté como su
gran arma comenzaba a moverse dentro de mi coñito, frotándome con fuerza toda mi
sensibilidad, mi excitación anterior lo hacía increíblemente intenso, mientras
yo, abrazándole con las piernas, seguía empujándole hacia mí con los talones,
tratando de que me la clavara más aún, a pesar de que su pelvis estaba
literalmente pegada a la mía...
- ¡Sí, nena, espoléame! - Lobo gritaba y reía, mientras casi saltaba sobre mí,
con su polla abrazada por mi estrecho coñito, al que taladraba ferozmente.- Qué
cerrada eres.... mmhh... y cómo me aprietas.... aahhh... ¡más, nena! ¡Sí!
Yo casi no podía hablar, me faltaba el aire, el peso y el calor de su cuerpo
sobre el mío me volvían loca, traté de acariciarle el agujerito trasero con los
talones, y a juzgar por el respingo que dio Lobo, debí conseguirlo. Me agarraba
con fuerza a sus hombros, le clavaba las uñas en ellos, al tiempo que Lobo
aceleraba, el placer me cosquilleaba de pies a cabeza, como si un sinnúmero de
chispas eléctricas circulase por mi sangre. Lobo acercó a mi boca dos de sus
dedos, los paseó por mis labios, yo saqué la lengua y los lamí golosamente, los
introduje en mi boca, chupé, succioné ávidamente, imaginando su polla en mi
boca... Lobo los deslizó lentamente hasta mi culito, hizo una breve caricia en
la entrada, y de golpe, los metió hasta los nudillos.
- ¡AAAAAAAAAAAHHHHHH! ¡SÍ, LOBO, SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ! ¡Mátame de gusto, sí!
¡Aaaaaaaaaaahhhh!
Con esfuerzo, porque apenas podía concentrarme en nada que no fuera el inmenso y
brutal placer que me embargaba, también yo acerqué mis dedos a su boca. Lobo,
adivinando lo que iba a hacer, sonrió, lamiéndolos con expresión golosa. Su boca
ardía por dentro. Bajé el brazo todo lo que pude, y, con alguna dificultad,
acaricié su agujerito trasero con mis dedos húmedos. Lobo se retorcía de placer
e impaciencia, y finalmente, los metí, con fuerza.
- ¡MMMHHHH! ¡ME ENCANTA! AAHHH... ¡TALÁDRAME EL CULO, MUÑECA! AAHH... ¡TE ADORO!
Lobo se curvó hacia atrás, su polla aceleraba más y más, sus dedos en mi culo me
volvían loca, era fabuloso sentirle dentro y llenarme por todas partes, mis
gemidos aumentaban de tono, mi coño le abrazaba con más ansia a cada embestida,
mis piernas se tensaban en torno a su cuerpo con tanta fuerza que temí ahogarle,
mientras el placer se cebaba en todo mi ser, desde los muslos hasta mi cuello,
mis pezones estaban tan duros que casi dolían, y las oleadas de calor y placer
que anunciaban mis orgasmos, se agolparon tan violentamente como lo estaba
siendo todo aquella noche...
- ¡Sigue, Lobo! ¡Sigue un poco máááásss....! Aaaaaaaaaaaahhh... estoy a punto de
correrme...
Una risita resonó en mis oídos, y de pronto, noté un inesperado golpe de frío.
Lobo, con asombrosa rapidez, había retirado todas las mantas y abierto un poco
la ventana. Me miró con sorna y luego, sin una palabra, su mano regreso a mi
culito, lacerándolo, como su polla hacía con mi coñito.
- Lobo... - susurré - podemos... aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh..... coger frío....
mmmmmmmmhhhhh... ¿no deberías.....?
Sin dejar de taladrarme por todas partes, Lobo sonrió y me contestó, también con
dificultad:
- Dijiste..... "Tuya para hacer conmigo todo cuanto tú desees"... pues...
aaahhh, nena, .... deseo... que todos sepan..... la suerte que tengo.... al
tenerte..... que lo vean....mmhhh... y lo oigan... aaahhh.... así que... no te
cortes,.... y gime...
Lobo y sus caprichos. Pero aquello era demasiado, la luz estaba encendida, nos
verían, y nos oirían con la ventana abierta... Ésto quizá no me importara gran
cosa, pero lo de vernos... No obstante, yo estaba a punto de caramelo, al
segundo empujón de Lobo, mi placer aumentó considerablemente, iba a estallar en
un orgasmo esplendoroso, por nada del mundo podía parar ahora... Y el nada,
incluía el timbre de la puerta, que empezó a sonar, y al cual los dos hicimos
caso omiso. El placer se agolpaba en mi cuerpo con brutalidad, me recorría en un
si llega-no llega tan torturador como delicioso, Lobo apretó su polla y dedos
con más fuerza, y yo hice lo propio, noté como se ponía tenso, apretó las
mandíbulas, y estallamos a la par:
- ¡Sí! ¡SÍ! ¡ME VENGO...AAAAAAAAAAHHHHHHH! ¡UN POCO MÁS, POR FAVOR, LOBO,
SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!
- ¡SÍ, NENA, CÓRRETE PARA EL VIEJO LOBO! AAAAHHHH... DIABLO... MMHHH... ¡ME
CORRO....! ¡AAAAAAHHHH.............!
El orgasmo estalló en mi coño y mi culito practicamente a la vez, mientras
sentía mi interior invadido de su semen hirviente, hasta chorrear... Entre besos
y lamidas por mi rostro, Lobo se deslizó fuera de mí, soltando aún pequeñas
descargas de líquido de su verga aún erecta, hasta quedar tumbado junto a mí. En
el aire frío de la noche que entraba por la ventana, nuestros sexos exhalaban
vaho, mientras veía aquellas pequeñas gotas blancas que salían de Lobo, casi con
deseo, pues hacía tiempo que no lo probaba... desde ayer. Sin poder contenerme,
llevé mi mano a su polla semierecta, eché hacia atrás la piel para descubir la
sonrosada cabeza, y la acaricié con la punta de los dedos, recogí en ellos una
pequeña porción de líquido y la llevé a mis labios, donde degusté el sabor,
agradable y ya familiar: dulce en la punta de mi lengua, y picante en el fondo
de mi boca....Lobo suspiró, con aspecto derrotado.
- No deberías hacer eso, muñeca... me vas a volver a poner cachondo, yo te voy a
volver a poner a tí, nos vamos a liar de nuevo,... y ése pobre de la puerta, sea
quien sea, se va a quedar con el dedo pegado al timbre...
- ¡La puerta! ¡Lo olvidé! - y era cierto, con la que nos habíamos dado, apenas
me había dado cuenta. A pesar de que no había dejado de sonar, yo era sólo la
segunda vez que lo oía. Todas las veces intermedias, habían quedado tapadas por
Lobo, su polla, sus dedos, su boca,... demasiadas cosas para prestar atención a
nada más.
Lobo se subió los bermudas y se dirigió a la puerta mientras yo me colocaba el
camisón y me ponía encima la bata. Suponía que sería de nuevo el vecino pesado
que se quejaba del "jaleo obsceno" que montábamos cada noche, que venía de nuevo
a dar la lata, pero me equivoqué. Y nunca he lamentado tanto equivocarme,
porque, cuando Lobo abrió la puerta, apareció por ella la última persona a la
que desearía ver en mi casa, casi a medianoche y llevando dos maletas: Mi prima
Alicia.
- ¡Ya era hora! - dijo de mala manera, entrando, sin esperar que nadie la dijera
"adelante" - No os pregundo qué estábais haciendo, porque creo que todo el
barrio se ha enterado.
- Nosotros, en cambio, sí te vamos a preguntar qué haces aquí. - Espetó Lobo de
mala gana, pues le tiene a mi querida primita casi tanta antipatía como yo.
- Tu querido padre - dijo Alicia sin mirar siquiera a Lobo.- me ha echado de
casa esta mañana. ¡Me ha echado! Sólo porque le dije que ya soy mayor de edad y
puedo hacer lo que me dé la gana, y si quiero acostarme con un tío, me acuesto,
me suelta que en su casa no me voy a acostar con nadie, y que si no quiero
seguir sus reglas, que me vaya a zorrear a otra parte. Siempre fue la bondad
personificada, tu padre.
- Desde luego, porque de no serlo, te habría enviado por paquete postal a
cualquiera de los tuyos, que ni de cría te aguantaron.
- ¡Mi madre es un espíritu libre y mi padre un hombre muy ocupado!
- ¡Tu madre que es mi tía, tiene un morro que se lo pisa, y tu padre es un chulo
barato!
Alicia y yo ya estábamos a punto de cogernos de los pelos, pero Lobo se metió en
medio para poner paz, y también para saber, dejando aparte que la hubieran
echado de casa, qué pito venía a tocar Alicia a la nuestra.
- He pensado que, como vosotros sois los culpables de que se haya descubierto el
pastel, podríais alojarme.
Lobo y yo nos miramos, y yo me eché a reir.
- Alicia, ¿porqué no te metes a humorista? De verdad que tienes futuro. Te
recuerdo, que si se descubrió tu pastel, fue porque tú nos descubriste el
nuestro. Cortesía por cortesía. Ésa es la puerta.
- Por favor, no tengo a dónde ir. No conozco a nadie aquí, y hasta mañana no
puedo ir al banco a sacar pasta. Déjame dormir aquí esta noche, y mañana me
buscaré algo.
- Puedes sacar pasta de un cajero, si quieres un sitio para dormir, te largas a
un hotel.
- Por favor, Dita, sólo hasta que encuentre una pensión baratita donde me pueda
quedar. Mujer, sólo dos días... no pido más... ¿es demasiado dos días?
- Contigo, es demasiado hasta dos minutos. No te vas a quedar de gorra en mi
casa. Te conozco, Alicia, pasas aquí la noche y no te veo salir hasta el día de
mi jubilación.
- Si le digo a tu madre que no me has dejado pasar aquí la noche, no le va a
gustar...
- Hazlo, ella vive a cien kilómetros,...
- Alicia, esto no es un hospicio de caridad,... si quieres quedarte, es a tanto
la noche. - Intervino Lobo.
- Contigo no está hablando nadie - dijo con desprecio.
- Con él estoy hablando yo, y dice la verdad. Si quieres quedarte, la pasta por
delante.
Alicia montó un numerazo de los suyos, que si yo era una usurera, que si a su
propia prima tenía el valor de cobrarla por una noche de alojamiento,... Pero se
avino, convinimos un precio, y pagó. Se quedó con uno de los tres cuartos, uno
de los pequeños (el grande es el nuestro, durmamos en la terraza o no). Aun así,
yo seguía fastidiada, tener a Alicia en casa por tiempo indefinido no era
precisamente para dar alaridos de júbilo, pero Lobo parecía muy pensativo....
Cuando volvimos a la cama y de nuevo nos tapamos hasta el cuello, Lobo me
abrazó, besándome la boca largamente.
- No te me enfades, nena, que un estado mental negativo hace que seas poco
receptiva, y no nos conviene nada.
- ¿Y eso? - pregunté, abrazándole a mi vez.
- ¿Te gustaría darle a tu prima su merecido, no sólo por lo de la otra noche,
sino también por todas las que te ha hecho pasar? ¿Quieres que la hagamos
rabiar, y, al mismo tiempo, te conceda un buen deseo?
- ¿A qué te refieres?
- Dita... si pudieras elegir un lugar,... un lugar, por extraño que sea, en el
que hacer el amor conmigo, y tener ésa sesión de fotos que te prometí.... ¿qué
lugar elegirías? No te cortes, imagina... y pide. Del resto, me encargo yo.
Pensé. Un lugar para hacer el amor con Lobo, y unas buenas fotos... tenía que
ser un lugar bonito, pero que no hubiera gente en él,... querría que fuese un
lugar original, pero cómodo... y en el que pudiéramos estar tanto tiempo como
quisiéramos... Pensando, mis ojos toparon con la luna llena que destellaba para
nosotros a través de la ventana....
- En la luna.- dije con voz soñadora.
- Concedido.
Me quedé mirando a Lobo, interrogándole con la mirada, pero él se limitó a
sonreir. ¿Cómo iba a conseguir llevarme a la luna para hacerlo allí? Lobo no
dijo una palabra, se limitó a sonreir y se recostó en la cama. Yo me tendí a su
lado, y mi cabeza no dejaba de dar vueltas... hasta que me dormí.
- Sí, tiíta, ¡monja! ¡Lo has oído bien!
Me despertó la voz chillona de Alicia. Estaba agarrada al teléfono, llorando a
lágrima viva, mientras hablaba con mi madre. Salí de la cama para oír la
conversación.
- Después de lo que ha pasado, me he convencido de que éste mundo no es para
mí... no puedo con el remordimiento tras las horribles palabras que salieron de
mi boca,.... quiero purgar mis pecados tras los muros de un convento de
clausura, yo no merezco que unos tíos tan buenos se preocupen tanto por mí,...
¡Así que voy a entrar en religión! ¡Está decidido!
Yo alucinaba en tres dimensiones. ¡Pero qué cara! Ahora, para ablandar a mis
padres, les salía con el cuento de que iba a entrar en un convento. ¡Ja! Mi
primita en un convento, no aguanta ni media hora. Colgó, y me miró dándose aires
de ser la chica más lista del mundo.
- ¿Cómo puedes tener tantísima cara? ¿Eres incapaz de obrar honradamente, aunque
sólo sea por probar?
- ¿De qué te quejas? Tu padre se conformará con eso, el fin de semana vendrán a
buscarme, volveré a casa, y te librarás de mí. ¿No es éso lo que quieres?
- Claro, y tú otra vez al chupeteo, y a vivir del cuento. ¿No piensas dar palo
al agua en toda tu vida?
- ¿Porqué, si tengo a gente que lo da por mí?
Ya iba a soltarle una grosería, cuando Lobo gritó mi nombre, aterrorizado y
acudí corriendo. Lobo me abrazó con desesperación, con el miedo pintado en el
rostro, que desapareció tan pronto me tuvo en sus brazos. Lobo tiene pánico a
despertarse y no encontrarme a su lado, porque tiene miedo de despertar en el
colgante, a pesar de que éste no exista ya, o, peor aún, de que yo me haya
marchado. Apenas recobró la calma, le conté lo que ocurría.
- Bien... para un caradura, otro mayor. Dita, nena... ¿Tu prima tiene pensado
pasar el día aquí?
- Ni loca, ella se arregla y larga por ahí.
- Estupendo... - Lobo prendió un cigarrillo, aspiró con fuerza y continuó -
Nena, hoy necesito estar solo aquí. Voy a preparar una sorpresa para tí,... y
otra para tu primita ¿Sobre qué hora volverá?
- Si no encuentra plan, sobre las doce, calculo, o las diez,... si lo encuentra,
no esperes que vuelva en toda la noche.
- A pedir de boca. Nena, arréglate tú también, y vete a dar un paseo por ahí,
mira escaparates, cómprate algo que no necesites, come por ahí, y vuelve sobre
las... digamos las seis. Sí, es una buena hora. Para entonces, prepárate para ir
a la Luna. Anda, muñeca.
Lobo me besó y me dió un cachetazo en el culo cuando me levanté. No entendía ni
cascote, pero si Lobo lo decía, tenía que tener algo gordo preparado por fuerza.
De modo que tan pronto desapareció mi prima, yo me arreglé también, y me preparé
para marcharme. Lobo también se vistió, y empezó a apuntar cosas en un papel,
como haciendo una lista.
- Lobo, ¿qué tienes pensado...?
- No pretenderás que te arruine la sorpresa, ¿verdad?
No me quedaba otra que atenerme a las reglas, así que me despedí de Lobo, quien
me abrazó y beso de modo tan apasionado, que nos faltó menos de un pelo para
tirarnos por el suelo del salón y hacerlo ahí mismo, pero Lobo, con considerable
esfuerzo, logró contenerse, y salí de casa.
Pasé el día paseando y pensando. Era como si el tiempo no pasase nunca, estaba
tan impaciente, que no podía dejar de mirar el reloj, a pesar que trataba de no
hacerlo. No podía dejar de pensar "¿Qué estará haciendo? ¿Qué habrá pensado?
¿Qué irá a preparar?" Y le echaba de menos. Era muy aburrido estar sola, y
pensar que no tenía ninguna gracia agacharme a mirar algo, sin el temor a que
Lobo me diese un buen pellizco, o me echase un brazo por los hombros para
tocarme una teta, o... Comí en un restaurante, y casi no me di cuenta de a qué
sabía lo que comía. Paseé por el centro comercial, mirando tiendas de todas
clases, pero apenas me concentraba en lo que veía, mi mente estaba en casa,
donde estaba Lobo, haciendo de las suyas,... Por cierto que un par de veces,
hubiera jurado verle entre la gente, pero tan pronto intentaba seguirle, era
como si se lo tragase la tierra.
Por fin ¡por fin! llegaron las cinco y media, y emprendí el camino a casa. Al
llegar a mi bloque, mire ingenuamente hacia la azotea, como si esperara ver un
cohete allí, pero no, no había nada inusual en ella. Subí en el ascensor, y
llegué frente a la puerta de casa a las seis menos cinco. En la puerta había un
cartelito que decía: "17:50 h. Si estás leyendo esto, es que todo está preparado
ya. Entra y sigue las instrucciones."
Despegué la nota, y, tremendamente nerviosa, entré. Todo estaba oscuro, salvo un
rinconcito iluminado suavemente por una vela. Junto a ella, había un camisón
cortísimo gris plateado, cuya tela brillaba a la luz, y una diadema con dos
antenitas rematadas por estrellas, todo plateado. Sobre el conjunto, otra
notita:"Póntelo. La diadema también" Me reí por lo bajo, mientras me desnudé
apresuradamente, me puse el diminuto camisón, prescindiendo de la ropa interior
(era indudable que no me iba a hacer falta), y me coloqué también la diadema de
antenitas. Me miré en el espejito del bolso, y no pude evitar soltar una
carcajada.
Sobre la puerta del salón, había una tercera nota:"Apaga la vela, y entra en
nuestra base lunar privada". De un soplido, la vela se apagó, y todo quedó
absolutamente negro. A tientas, encontré el tirador de la puerta, y empujé. No
pude evitar ahogar un grito de admiración y sorpresa: Todo el salón estaba vacío
de muebles, en la oscuridad, brillaban en las paredes, el suelo, y prendidas del
techo, multitud de estrellas fosforescentes, de diferentes tamaños, lo que
creaba una sensación maravillosa de profundidad, y de estar flotando en el
espacio. En mitad del salón, sujeta del techo a cosa de un metro del suelo,
había una enorme media luna, hinchable y luminosa, y sobre ella, estaba sentado
Lobo. Un destellazo de luz me cegó por un momento.
- Tenía que sacarte con ésa cara de sorpresa.- dijo Lobo, acercándose a mí.
Llevaba una cámara de fotos.
- Pero como... - Yo no podía dejar de sonreír, y mirar, sin acabar de creérmelo,
la luna que Lobo había conseguido para mí-... ¿cómo...? ¡Eres único, Lobo! ¡Eres
un artista, un genio! - grité, saltando a su cuello y besándole - ¿Cómo lo has
hecho?
- Bueno,... digamos que a través de más de diez siglos, uno consigue
contactos... Y ahora... ¿Sigues siendo mía para todo cuanto yo desee?
No pude evitar hacer una reverencia, y le contesté:
- Lobo... manda y serás obedecido.
- Empieza por subirte a la Luna. - Lobo tenía la voz ronca impregnada de
impaciente lujuria, y cogiéndome por la cintura, me sentó en la luna hinchable.
Era muy cómoda, muy suave, y lo bastante ancha para que una persona pudiera
tumbarse sin problemas, y hasta le sobrase sitio. En verdad, parecía una gran
hamaca brillante. Lobo me pidió que sonriera, y sacó una foto mía sentada sobre
la luna.- Nena... antes de conocerme, tú... te satisfacías a tí misma,...
¿entiendes lo que quiero decir? - Preguntó Lobo.
Asentí con la cabeza.
- Nunca he visto cómo lo haces. Cuando nos conocimos lo estabas haciendo, pero
no lo pude ver. ¿Qué te parece si... me lo enseñas? Venga, muñeca... ofréceme un
espectáculo único... quiero ver cómo te das placer a tí misma... muéstramelo.
Noté que las mejillas me quemaban. A pesar que había perdido la vergüenza con
Lobo, a pesar de todo lo que habíamos hecho,... seguía dándome corte hacer algo
así, pero por otra parte, sonaba tan divertido... Sonreí, y comencé a
acariciarme los pezones sobre la tela del camisón, tan suave,... Lentamente,
bajé uno de los tirantes, metí la mano entre la tela, y acaricié mis tetas sin
sacarlas. Levanté los ojos para mirar a Lobo. Él tenía los ojos clavados en mi
pecho, parecía ansioso por verlo... Decidí retrasarlo, y bajé las manos,
acariciando mi monte de venus, también sobre la tela, sin mostrárselo. Un
delicado cosquilleo en mi coñito me indicó que mi humedad acababa de hacer acto
de presencia, y no pude contener un débil gemido.
De nuevo subí las manos, me apreté las tetas, y finalmente, relajé por completo
los hombros, el camisón se deslizó sobre mi piel y mi pecho quedó al
descubierto. Lobo empezó a sacar fotos, y yo alcé una pierna, apoyando el pie en
la luna, y lentamente, subí mi camisón para enseñarle mi coñito húmedo, al que
también fotografió. Me acaricié con la palma de la mano, notando cómo mis jugos
me empapaban, y me abrí el coñito con los dedos, acariciando sólo ligeramente mi
clítoris, lo que me hacía respingar y emitir pequeños gritos de gusto, mientras
Lobo sacaba fotos a toda pastilla, como si le hubieran dado cuerda.
- Ah... aahh... estoy tan mojada... mmmhhh... tan caliente....
Lobo había dejado la cámara quieta por un segundo, y aspiraba con los ojos
cerrados de placer, olfateaba y se llenaba los pulmones de aire, como si
estuviese oliendo un perfume embriagador.
- Adoro el olor de tu sexo, nena - me confesó, acercándose a él, oliéndolo
intensamente.- Ésa mezcla de jabón y hembra que me vuelve loco....
Lobo me cogió la mano con la que me estaba masturbando, la olfateó sonriendo, y
se metió un par de dedos en la boca, para saborearlo, chasqueando ruidosamente
la lengua, tragó y con los ojos cerrados, soltó un rugido de placer... cómo me
excitaba verle hacer eso, me acerqué más a él, tenía un antojo sobrehumano de
sentir su lengua acariciando mi sexo, lo hacía tan bien... Lobo sonrió.
- Resulta difícil comportarse como un fotógrafo profesional cuando te ponen, tan
declaradamente delante, algo que está tan rico.... - Dijo con voz desmayada,
acercándose más, podía sentir su aliento sobre mi coñito... y de inmediato, su
lengua se abrió paso entre mis labios mayores, mientras con las manos me
acariciaba y pellizcaba los muslos, su dulce y áspera lengua, tórrida como una
brasa, entraba y salía de mi coñito húmedo, proporcionándome un gozo
inenarrable...
- Síííííííí,..... sí, Lobo,.... sigue así.... aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh.....
chúpame.... qué bien..... haaaaaaaahhhhh....
Muy lentamente, Lobo acariciaba también mi clítoris, sin dejar de hacerme un
delicioso mete-saca con su experta lengua, tan suave y lentamente, que estuve
seriamente tentada de agarrale de la cabeza, para intentar que la metiera más
hondo, pero me contuve, apretándome las tetas, y gozando de la mezcla de placer
y tortura a la que me sometía mi amante.
- ¿Me has echado de menos hoy, nena? - Susurró Lobo, quitándose la chaqueta y el
pantalón con una sola mano, mientras con la otra seguía frotándome, muy suave y
lento - ¿Me ha echado de menos tu coñito? ¿No tenías a nadie que tratase de
meterte mano a la menor oportunidad? ¿Podías agacharte tranquilamente, sin que
nadie te diese un pellizco en el culo, o le echase mano a tu coñito?
¿Cómo lo había adivinado? Me reí, sonrojada, y le miré. Sólo llevaba la camisa
blanca desabrochada, y la cámara de fotos colgada del cuello. Le eché los
brazos.
- Ven aquí, Lobito,... - dije con una sonrisa pícara - Sí, te hemos echado de
menos, mi coñito y yo... ven y dame el desquite de todo el día...
No se lo hizo repetir, se montó a horcajadas en la luna, me atrajo hacia él, y
comenzó a chuparme los pezones, frotando su áspero rostro sin afeitar contra mi
piel, estrujando mis tetas... Suspiré, con los ojos cerrados, echando hacia
atrás la cabeza... de pronto, noté algo frío en mis tetas, y miré.
- No, no es hielo.- susurró Lobo riendo.- Pruébalo.
Lobo acercó a mi boca dos dedos untados en una sustancia cremosa, que probé,
primero tímidamente, y después golosamente,... era helado... delicioso helado de
vainilla con trocitos de galletas de chocolate...
- Mmmmmmhhhh... más.. - sonreí.
- Si quieres más, date la vuelta, y... tendrás que comerlo sin manos...
Con dificultad, le dí la espalda, tumbándome boca abajo sobre la media luna.
Lobo manoseaba mi coñito con una mano, y la otra la acercó a mi boca, de nuevo
cargada de helado, que saboreé, extasiada en los escalofríos de placer que
laceraban mi coño, y la dulzura que inundaba mi boca... Lobo me acarició los
brazos, llevándolos hasta mi espalda, y oí un "clic" que me resultó familiar.
Las esposas. Lobo me había inmovilizado las manos a la espalda.
- Te dije que tendrías que comerlo sin manos. - aclaró.
- ¿Es que no te fías de mí?- Dije con tono de falsa inocencia, mientras un
delicioso hilillo de helado escurría de la comisura de mis labios.
- ¿Con lo que voy a usar hoy? Ni harto de grifa te dejo las manos libres.
Lobo me arrastró suavemente hacia él, noté la cabeza de su gran miembro excitado
acariciar la entrada de mi coñito impaciente, e introducirse en él, lentamente,
produciéndome un delicioso tormento en mi sexo húmedo, tan sensible por la
excitación. Mi amante empezó a moverme por las caderas, hacia delante y hacia
atrás, regalándome mil placeres con su gran arma, que de nuevo era abrazada por
mi chochito.
- Sííí..... mmmmhhhh.... aaahh... sí, Lobo.... métela ... bien
adentro,...aaaaaaaaaaahhhhhh.... qué ganas tenía.... de tenerte
dentro,....mmmmhh....
- Lo necesitabas, ¿verdad? aahhh.... como yo.... mmhh.... A los dos nos...
aahh.. hacía... falta.....
Lobo me ofreció un poco más de helado, la dulzura de su sabor producía en mi
boca sensaciones parecidas a las que inundaban mi coño... Un frío intenso atacó
mis costados: Lobo pasaba la tarrina del helado, y su mano helada por mis
costillas, apretando suavemente, haciendome cosquillas deliciosas, los
escalofríos aumentaban mi placer, mi columna se deshacía de gusto.
- Aaaaaahhhhhhhhh... ¡Sigue, Lobo! Máááááás.... qué gloriaaaa.....
- Si esto te parece una gloria... aahh... vas a ver lo que tengo ahora,...
Lobo abrió mis nalgas, y empezó a hacer caricias en mi agujerito trasero,
mientras yo me arrastraba hacia delante y atrás, ensartándome en su polla,
moviéndome sobre ella, con los dientes apretados, mientras mi coñito chorreante
parecía enloquecer de alegría. Suponía que Lobo iba a meterme los dedos en mi
culito, o quizá me sacase la polla para clavarla por detrás, pero me tenía una
estupenda sorpresa. Una estupenda sensación de rascada atacó mi agujerito,...
algo duro, rugoso y áspero frotaba con fuerza deliciosa mi hoyito trasero, lo
rascaba, rascaba alrededor y justo el agujerito,... Era excitante y placentero
en grado sumo, me incurvé hacia atrás tanto como me lo permitió la espalda, giré
la cabeza cuanto pude para ver qué usaba:
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh....! ¡Es ... es... espléndido.....! ¿Qué me
estás..... aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh.... que me estás haciendo.....
ooohhhhhhh....?
- Es un regalo de un dentista...- Lobo retiró un momento el "juguete" y pude ver
que se trataba de un cepillo de dientes, de cabezal redondo, no muy grande. - ¿A
que te gusta que te rasque el culito, nena?
- Sí,... sí, me gusta mucho... sigue, por favor....
Lobo arrimó de nuevo el cepillo a mi culito, y volvió a pasarlo por todo el
canal de mis nalgas, arriba y abajo, arriba y abajo, se detuvo en mi agujerito,
rascándolo suavemente primero, y después más fuerte,... las cerdas duras y
ásperas me producían verdaderos estragos, no podía parar quieta, el placer era
demasiado intenso,... como pude, crucé las piernas a la espalda de Lobo,
apoyándolas en la media luna, para seguir moviéndome, y frotarme contra la polla
de Lobo, mientrás él movía a su antojo el cepillito, haciéndome flotar,...
- ¡No pares, Lobo...! haaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh.... ¡es encantador!
mmmmmmmhhhhh... sí, ráscame el culito,..... aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh... más
fuerte,.... sííííííí......
- Goza, nena,... disfruta de tu polvo en la luna... ¿me sostienes ésto, muñeca?
- Lobo puso entre mis manos esposadas la tarrina de cartón del helado, para
poder agarrarme de las caderas al menos con una mano y ayudarme a moverme. Me
apretó con fuerza, éso me encantaba, mientras noté cómo el cepillito, sin dejar
de rascar mi hoyito, era introducido lentamente en él, hasta que el cabezal
estuvo entero en mi cuerpo. Lobo lo movía en círculos, rascándome por dentro,
era de perder el sentido, todo mi cuerpo temblaba, preso de convulsiones,...
- Dita, muñeca... más vale que te agarres donde puedas,...
Quise preguntar porqué, pero no tenía fuerzas. De pronto, el cepillito empezó a
vibrar en círculos dentro de mi culito, el cabezal se movía solo, rascando cada
centímetro de mi interior, y el cepillo se movía en círculos, dando vueltas
sobre mi agujerito, era más de lo que se podía aguantar sin volverse loca:
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH....! ¡ASESINO....AAAAHHHHH...!
¡MONSTRUO DESPIADADO....! ¡ME VUELVES LOCAAAAAAHHHHH.... ! ¡ME ENCANTA, NO
PARESSS........... MMMMHHHH... POR PIEDAD, NO PARES, ASESINO, NO PARES!
Lobo se partía el pecho a carcajadas, moviéndome sobre su gran polla mientras
con el cepillito me mataba de placer. Todo mi cuerpo se tensaba, mis manos
aplastaron la tarrina del helado, que chorreó por mis riñones, por mis nalgas,
se escurrió hasta mi coñito, atravesado por su enorme miembro,... a velocidad
cada vez mayor. El placer y el gozo me invadían con una intensidad desconocida,
me desgañité gritando, el orgasmo se avecinaba, podía sentir que también Lobo se
tensaba, me apretó más fuerte, no aguantábamos más....
- ¡AAHHH.... AAAHHHH.... SÍÍÍÍÍÍÍ.... ! ¡MÁS! ¡AHORA! ¡SÍ! ¡ME CORROO.... ! ¡SÍ!
¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH.....!
- ¡Mmmhhh... ! La verga me estalla.... aahhh... mmmhhhh.....
Jadeé. Estaba agotada. Mientras mi cuerpo se relajaba lentamente, con los
músculos doloridos, noté fogonazos en los párpados, que nada tenían que ver con
los fuegos artificiales que ví en el momento del orgasmo. Un tirón en mi culito
me indicó que Lobo intentó sacar el cepillito, pero como mi agujerito seguía
tenso aún, lo apresaba con fuerza, y de momento desistió. Exactamente lo que yo
deseaba... Con dificultad, me dí la vuelta, quedándome de medio lado, pero con
las piernas abiertas.
- Lobo... ha sido estupendo,... sensacional de veras, pero...
- ¿Pero? - Lobo parecía decepcionado ante la posibilidad de un "pero" - ¿Algo no
te ha gustado?
- Todo me ha encantado... es sólo que... - miré su polla, medio en ataque, medio
en reposo, relamiéndome. - ... bueno, que... en fin.. "eso"... me gustaría, me
gustaría mucho...
Lobo sonrió. Se acercó a mí, rodeándome con la piernas, de rodillas sobre la
luna, y con la mano, acercó su gran miembro a mi boca, que lo esperaba ansiosa.
Besé la punta, le hice una suave caricia con la lengua, lamiendo la escasa, por
no decir casi nula descarga anterior. Como era su costumbre, Lobo a veces se
olvidaba de sí mismo en el sexo, en su afán por hacerme gozar a mí. Pero yo
estaba ahí para ocuparme de él. Su gran arma, vigorosamente estimulada por mi
lengua y mi boca, recuperó tamaño, fuerzas y dureza en un segundo. Lobo cerró
los ojos, disfrutando de mi mamada...
- ¡Qué suerte encontrar.... una mujer a la que le gusta hacerle ésto a su
amante...! Mmmmhhhh.... Antes de conocerte, nunca me lo... aaahhhh.... sigue,
nena....
A éso se le llama picar el anzuelo... Muy lentamente, me saqué el cepillito del
culo, y, gracias a todo el helado que se había derramado sobre mis manos, pude
deslizarlas fuera de las esposas con toda facilidad. Acerqué el cepillo a mi
coño, lo empapé bien en mis jugos, tenía que asegurarme de que entrase bien, y
de hacer blanco a la primera. El culito de Lobo no tenía idea de lo que le
esperaba. Mientras tanto, mi boca hacía los placeres de la polla de Lobo, lo
saboreaba, lo perfilaba con los dientes, lo acariciaba con la lengua... Lobo se
acariciaba lentamente, temblando de placer,....
- Cómo me gusta....aahh... tu lengua me quema.... mmhh....lámeme, muñeca, sí...
¡HEY!
¡Blanco! De un solo viaje, el cabezal del cepillito había encontrado su destino,
rápidamente, y sin soltar de mi boca la polla de Lobo, empecé a moverlo para
rascarle como él a mí. Lobo trató de incorporarse, pero era demasiado tarde, el
cepillito, guiado por mi mano, estaba haciendo su trabajo de forma
asombrosamente efectiva. Lobo apretó los puños, mientras con la maño derecha
empecé a acariciarle los muslos y su gran arma, sin dejar de chupar y lamerla a
conciencia.
- Dime... dime que te gusta, Lobo, mmmmmmmmmmmhhhhhhhhh.... el ris-ras del
cepillito... mmmmmmmmmmmhhhhhhhhh... ¿a que te gusta?
- Eres... aaahhh... una traidora.... muy lista... aaahhh, cielos.... luego... me
vas a explicar....mmmhhhhh.... cómo te has soltado.....¡Diablos, qué vicio!
Lobo echó los brazos hacia atrás, todo lo que pudo, y empezó a frotarme el coño,
con una mano el clítoris, con otra me metía los dedos, mientras su respiración
aceleraba, y yo seguía masturbando y lamiendo su polla y partiéndole el culito
con el cepillo. Lobo me pellizcaba el clítoris, tiraba suavemente de él, sus
dedos me acariciaban rápidamente, chapoteaban en mi humedad, el placer me subía
de nuevo desde el coño hasta el cuello, se cebaba en mi estómago, en los
muslos,... toda yo ardía, pero seguí dándole placer a Lobo, su polla cambiaba
paulatinamente de color, todo su torso estaba bañado en sudor, me miraba
viciosamente, apretando más sus dedos en mi coño y clítoris, el calor aumentaba
como un demonio, y entonces, recordé que aún tenía que hacer algo... Busqué a
tientas el botón que activaba el vibrador del cepillo, y lo pulsé.
- ¡GUAU! - Las piernas de Lobo, con las que me rodeaba, se tensaron que tal
modo, que se podían contar los poderosos músculos - ¡MÁS, NENA!
¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH.... ! ¡SÍ! ¡NO TENGAS PIEDAD!
AAAAAAAAAAHHHHH..........¡NO TENGAS PIEDAD.....DEL VIEJO
LOBO....AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!
Lobo me apretaba el cuerpo con las piernas, fuerte, y apretaba aún más sus dedos
en mi coño, su polla palpitaba, un nuevo y potente orgasmo se avecinaba, saqué
su polla de mi boca, dándole lengüetazos justo en la punta, mientras la froté
más rápido, al tiempo mi coño sufría un estremecimiento enloquecedor que me
recorrió de arriba a abajo, con la fuerza de una descarga de alta tensión, en el
mismo instante que Lobo soltó una abundante cantidad de semen, corriéndose
sonoramente, entre potentes aullidos, su grito característico cuando lo pasaba
MUY bien, mientras no dejaba de apretar sus dedos en mi sexo y mi clítoris,
haciendo que el orgasmo se prolongase más y más, de modo delirante,....
Disfrutando aún del placer que inundaba mi coño, que se contraía en espasmos
dulcísimos después del orgasmo y del delicioso temblor que afectaba a mi
clítoris, tragué, saborando casi ávidamente, el líquido blanco brillante que
Lobo había soltado para mí, directamente sobre mi boca. Acariciándole con la
lengua, ingerí hasta la última gota del delicioso néctar que aún manaba, en
débiles chorritos intermitentes, hasta que éstos se convirtieron en un goteo, y
finalmente acabaron... Sonreí, traviesa, relamiéndome de gusto,... el sabor
dulce y picante se extendía ardiente por mi boca, bajaba cálido por mi gargante,
y podía notarlo, tibio en mi estómago... había sido un auténtico atracón, cómo
me gustaba....
Noté la cálida lengua de Lobo presionar mis boca, traspasar mis labios y
acariciar mi lengua... Me sentía verdaderamente feliz. Lobo bajó de la Luna de
un salto y me cogió en brazos.
- Me gusta que seas sólo mía para que hacer contigo todo cuanto yo desee. Pero
también me gusta que hagas conmigo todo cuanto desees tú. Quizá mañana nos
escueza el culito... pero podremos darnos cremita mutuamente... ¿no te parece?
Le besé. Cuando era bueno, era tan tierno,... Claro que cuando era malo era tan
divertido.... Entonces recordé algo.
- Lobo... ¿que decías de darle un escarmiento a mi prima?
Lobo se rió.
- Y lo va a tener. Pero éso no puedo contestártelo hoy. Lo verás mañana por la
noche. ¡En serio que lo verás! Pero... te anticipo que tu querida primita no va
a venir a dormir, porque... ha conseguido plan.
No hubo manera de sacarle nada, y nos fuimos a dormir al sofá-cama de la
terraza, donde por cierto, Lobo había llevado la tele. Al día siguiente
recogimos todo lo del salón, deshinchamos la luna, y la guardamos, junto con las
estrellas, en una gran caja, para usarlo de vez en cuando, y devolvimos todos
los muebles a su sitio, salvo el televisor, que Lobo quería tener junto al
sofá-cama. El motivo del capricho llegó por la noche, cuando Lobo, tendido junto
a mí, preparó el telemando.
- Me ha costado mucho prepararlo, nena,... espero que te guste.
Ya me tenía en ascuas, y entonces encendió el televisor.
- No te pierdas a la nueva estrella del cine X - dijo Lobo con sorna infinita,
señalando la pantalla.
- ¡No puede ser! - yo apenas podía contener la risa - ¡No es posible!
Pero SÍ, era posible. ¡Mi prima estaba en la tele! Estaba haciendo... bueno, no
hace falta especificar qué,... pero ¡con tres tipos al mismo tiempo! Alicia
estaba medio desnuda, lamiendo las tres pollas alternativamente, dando unos
gemidos que parecían mugidos de vaca (pido perdón a las honradas vacas por hacer
semejante comparación). Me quedé embobada mirando la tele, y estallé en
carcajadas.
- ¿Cómo has grabado ésto, Lobo? ¿Dónde lo has conseguido?
- No es grabado, es en directo. Está pasando ahora mismo, y, gracias a un apaño,
está siendo emitido por un canal pirata que ha copado todos los demás, hasta los
de las plataformas digitales. Tengan el canal que tengan puesto tus padres, ...
podrán ver las pésimas dotes de su sobrinita..
Mi asombro y mi admiración por Lobo no tenían límites.
- ¿Pero cómo lo has hecho? ¿Cómo has logrado..?
Y sonó el teléfono. Era mi madre, me preguntaba si estaba viendo la televisión,
le dije que sí, que estaba consternada, que no podía creer lo que veía... Lobo
me abrazó por detrás, para oir la conversación.
- Dita, si ves a tu prima, dile que no se la ocurra volver, porque tu padre la
mata si la ve... ¡y si no, la mato yo! ¡No la hemos educado para que vaya
haciendo.. ésas cosas por televisión! Dita, hija... ¿Tú en qué crees que nos
equivocamos con ella? ¿Porqué hace una cosa así?
- No sé, no sé que decirte, mamá... ay... Si la veo...ya le diré que no... uf..
no os llame, ni nadaaa...
- Dita, ¿estás bien?
- ¡Sí! Síí,... no te preocupes,.. es sólo que... esto me ha afectado, y estoy a
punto de llorar, pero... ya lo creo que estoy... bien... mmhh..
- ¿Y no fue por tu casa?
- Sí, síííí... estuvo... a..aquí.. y... pero...se fue... ¡Ah! al ... día
siguiente... y.. desde entonces... haahh... no laaa... hemos.. visto...
- Dita, hija, no te aguantes los sollozos, si quieres llorar, no te cortes
porque yo te oiga...
- ...haahhh... te quierooo......
- Y yo a tí, tesoro. Éso es, llora si quieres... tanto decir que la odiabas, y
que ella te odiaba a tí, y ahora estás llorando por ella... es lógico...
- Oohh, síííí.... ess... rígido... ¡Digo lógico! En qué estaríaaa.... yo
pensando... haahhh... estoy... empapadaaaa.... empapada .. en llantooo....
- ¿Ella discutió contigo? ¿Te dijo algo que te hiciera pensar que...?
- ...Sííí...discutió..ooh... dijo que... papá eraaa... un tirano.... y que no
....aaaguantaba más.... m-más... más.... Pero nunca creí.... que... oh,
cielos... que se atreveríaa... se atreveríaa.... a... pero vaya si se
atreve,.....
- Dita, sé que ahora quizá te sentirás culpable de esto, pero tienes que saber
que no eres responsable en absoluto de que tu prima haya hecho algo semejante...
¿de acuerdo?
- Bueno... aahora mismo... tengo... una pene ¡Pena! ... muy hondaa... muy
dentroo... que... me atraviesaa.... el co...razón...y...haahhhh... y... es...
- Pobrecita, si apenas puede hablar... ¿Quieres que se ponga tu padre?
- ...Dejaa... no le.... aaahh.. ahora debe estar...haahhhh... volviéndose ...
loco... como yo.... sigue...
- ¿Qué?
- Eehhh.. ¡qué sigas... hablándome tú! haahhh... sigue, ... sigue..
hablándomee....
- ¿Lobo estará contigo, verdad, cariño? Lo digo porque ahora no te conviene
estar sola...
- Sííí,.... sí... estáa... haahhh... conmigo... no te puedess... imaginaar....
lo cercaaa.... que está... de mí... en éste... aahh.. trance... Es.. un
hombre... grande... sííí... muy.. grande... Él... él ...me aa.. poya...
- Me alegro que él te anime, hija. Desde que tu prima se marchó de casa, has
debido pasarlo tan mal, sin una llamada, sin que diese señales de vida... Has
debido pasar un infierno de nervios.
- Oohh, sííí... es... una .. tortura, mamá.... haaahhhh... no sabes hastaa...
qué puntooo.... Síííí... tengo ... un infierno ... dentro... haaahhhh...
- Dita, si tu prima te llama, o va a verte, o algo... llámame. Si se pone tu
padre, no le digas nada, pero cuéntamelo a mí... ¿de acuerdo?
- ...Sííííí, sí, .. sí, sí... te..llamaré... si... llega... llega... llegaaa...
Oh, mamá, no.. ¡no aguanto más! ¡Voy a llorar.... a.. gritos!
¡Aaahhhhhhhhhhh.....! ¡TE QUIEROOO, HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH.....!
Colgué el teléfono como pude, soltando los gemidos de placer y la risa que había
intentado contener durante toda la llamada. Lobo me dejó en el suelo y me soltó
suavemente, pues en su abrazo me había levantado, follándome mientras hablaba.
Su risa burlona resonaba en mis oídos.
- No... podías... estarte quietecito... sólo cinco minutos,.. ¿verdad? - gemí,
recuperando el aliento, sin dejar de sonreír.
- ¿Contigo cerca? Ni en broma, nena. En principio sólo quería oír, pero con ése
camisón tan cortito, y yo que sólo tenía que abrirme un poco el pantalón, te
tenía tan a tiro... Me hubiese despreciado a mí mismo de por vida si dejo pasar
semejante ocasión... Aparte que la conversación ha sido para grabarla, muñeca...
Diciendo esto, apagó una grabadora que estaba tras él.
- Quiero guardarme ésto como recuerdo de una venganza memorable.. - Sonrió,
pasándome el brazo por los hombros para sobarme las tetas, mientras volvíamos al
sofá-cama, donde la sesión de cine X a cargo de Alicia, continuaba - Tu primita
no sólo no va a poder volver a casa de tus padres, porque ya no se van a tragar
ningún cuento, ni del convento ni nada que se le pueda parecer, sino que
prácticamente no va a poder salir a la calle después de ésto. Y como sabe (no
creo que sea tan idiota) de dónde le proviene el golpe... sólo le quedan dos
alternativas: O abandona la lucha para siempre, lo que le sería más saludable, o
bien, trata de plantarnos cara y organiza alguna de las suyas,... lo que nos
brindaría muchas posibilidades interesantes, para otra posible revancha...
Aunque dudo seriamente que le queden ganas. Mira..
En la pequeña pantalla, los tres tipos bañaban en semen a mi prima, y un cuarto
traía un perro... ¿no irían a...?
- ¡Qué bien, un perro! - gritó Alicia - Lo probé una vez, con el perro de mis
vecinos,....
Lobo y yo nos miramos con idéntico gesto de repulsión... por el perro. En la
pantalla salía un letrero sobreimpresionado: "Su nombre es Alicia B.Llestero"
Poco después salía su número de móvil, y Lobo apagó ya el televisor.
- Que no se haga demasiadas ilusiones... - susurró Lobo - Tienen órdenes
estrictas de impedir por todos los medios que se corra.
- ¿El perro?
- ¡No, mujer, tu prima! - dijo riendo. - Les dejé muy claro que podían hacer con
ella lo que les diese la gana, salvo hacerla daño,... y que tuviese un orgasmo.
Se lo recalqué. "No quiero que disfrute, por nada del mundo tiene que sentir
placer, aunque lo ruegue de rodillas". Y me lo garantizaron. Así que me figuro
que la van a tener toda la noche chupando todo lo chupable, y no la van a dejar
ni que se masturbe... quizá la metan algo, para ponerla más caliente, pero no la
dejarán que goce...
- Lobo... ¡eres verdaderamente maquiavélico! Pero dime, ¿cómo lo conseguiste?
- Ya te dije... a través de los siglos se hacen muchos contactos... Presenté a
tu prima a un conocido mío experto en despedidas de soltero y soltera, y fiestas
salvajes. Él la hizo creer que se trataba de un productor de cine X, y que
quería hacerla una prueba. Supongo que no te sorprenderá saber que tu prima
aceptó encantada, y a la primera. Ella cree que el vídeo éste es sólo de prueba,
no tiene ni idea de que se está emitiendo en directo... Y, como te decía, a
través de una emisora pirata que ha copado todos los canales.. Estarán varias
horas así, sino hasta que amanezca. El de la emisora pirata es otro viejo
amigo... piensa que la televisión es basura, y su forma de protestar contra ella
es hacer algo así... Llevaba mucho tiempo buscando algo verdaderamente
nauseabundo, sin encontrarlo... hasta hoy, en que se lo he ofrecido en bandeja
de plata... me está muy agradecido..
Ya estaba a punto de preguntar cómo se puede hacer tantos y tan fieles amigos
estando encerrado en un colgante, pero Lobo se dio un cachete en la frente:
- ¡Casi lo olvido! Mira ésto nena, a ver si te gusta cómo quedaron...
Me entregó un sobre, dentro del cual estaban las fotos que nos hicimos ayer. Me
sorprendió ver que había muchas más de las que yo creía, y en diferentes
ángulos... A pesar que la luz del salón provenía sólo de la luna hinchable,
todas estaban tan claras como si hubiéramos usado focos, perfectamente
nítidas,... Eran muy buenas, aunque habría que esconderlas bien... por lo que
pudiese suceder.
- Las he revelado yo mismo... No quería llevar "ésto" a una tienda. Y éstas son
extras.
- ¿Extras?- Las miré. En ellas se veía la mamada que le hice a Lobo, cómo me
soltaba las manos deslizándolas fuera de las esposas, como le introducía el
cepillito y él me masturbaba....
- Son extras, porque yo no pensaba hacerlas... no caí en que saldrían. Pude
hacer tantas fotos y de tantos ángulos, porque monté un tinglado que no veas por
todo el salón. Me llevó cien eternidades, tuve que colocar objetivos por todas
partes... estaban en las estrellitas luminosas, no en todas, pero sí en muchas.
Y las preparé con un disparador a distancia, para usarlas todas a la vez, en
todo momento, y luego seleccionar las que habían quedado mejor. Y... ¿a que no
adivinas dónde estaba el disparador?
- ¿En la luna?.
- No.. pero cerca. - Lobo rebuscó debajo de la cama, sacó una cajita alargada, y
de ella... el cepillito de dientes. - bastaba con apretarlo con la mano, para
que dispare. Por eso no caí en que cuando tú me lo enchufaste, también saldría
todo eso, porque estabas haciendo fotos sin saberlo... así me enteré de cómo te
soltaste las manos... Es la última vez que mezclo helado, esposas, y penetración
anal.
- Lástima, estuvo tan bien... pero también basta con mezclar Lobo, Dita, y... un
sofá-cama.
Con pérfida sonrisa, Lobo se me echó encima, tapándonos con las mantas hasta la
cabeza... entre besos, caricias y risas, no pude evitar pensar si Alicia, cuando
se enterara del pastel, intentaría contraatacar, pero un segundo más tarde, mi
cerebro y mi cuerpo se llenaron de cosas mucho más agradables.
(continuará)
Dita.