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Cambio de suerte (2)

en Hetero: General

-¡Santiago, a lo que has hecho, se le llama "cabronada"!

-Lo sé, y lo siento, tío…. Bueno, la verdad es que no. Me supo mal llevármela, pero no lo siento, porque ha sido…

Serían como las ocho de la mañana cuando la musiquita del teléfono móvil había despertado a Santi, y un muy poco amistoso Nacho estaba al otro lado del hilo, reprochándole su comportamiento de la noche anterior… Nacho, su mejor amigo, había quedado a ciegas con una chica del chat que robó el corazón de Santiago. Tina, que así se llamaba la joven, había resultado ser no sólo un encanto de chica, una fiera en la cama y un poco propensa a provocar accidentes… además, se había mostrado más interesada en Santi, gordito y calvo, que en Nacho, guapo, rubio y de ojos azules con el que había quedado en principio. Santiago y ella se marcharon y el sofá había quedado severamente resentido a raíz de su primer encuentro.

Nacho se pasó varios minutos insultando a su amigo, pero Santiago estaba demasiado feliz como para darle importancia, y sólo era capaz de contestarle con mayores detalles acerca de lo sucedido en su sofá, lo que puso de peor humor a Nacho, que acabó colgándole el teléfono. Santi no pudo evitar sonreír maliciosamente, pensando en los millones de veces que había sido su amigo quien le había refregado por las narices lo bien que lo había pasado con tal o cual de aquéllas chicas que siempre pasaban de él. Por primera vez, él era el elegido, él se había quedado con la chica, con la más guapa… Tina había visto algo en él que le había gustado, y mucho, como ella misma reconocía. La joven seguía dormida, a pesar de la conversación, seguía como un tronco, tendida boca arriba y roncando suavemente cuando cogía aire. Santiago sonrió mirando sus pechos que apuntaban al techo, con los pezones aún erectos por el frescor de la habitación y sus cabellos revueltos sobre la almohada. Se inclinó suavemente sobre ella y la besó fugazmente, para no despertarla… si bien parecía que no fuese a despertar aunque bombardeasen la casa.

Santi, desvelado ya, fue al cuarto de baño para darse una ducha que le despejara y le quitara el sudor de la noche anterior… hasta anoche, se había sentido muy acomplejado también por su olor corporal, fortísimo y que le obligaba a ducharse todos los días, y varias veces en ocasiones, pero ahora se sentía casi orgulloso de ese olor que había sido desencadenado por una noche de sexo realmente memorable. Al enjabonarse, hizo un rictus de dolor, ¡le escocía la piel! Se miró el pecho, los brazos… y descubrió que tenía un sinnúmero de arañazos. Sorprendido, acabó de ducharse y al salir, con la toalla enrollada en torno a la cintura, se miró en el espejo. ¡Cielos… hasta en la cara tenía marcas! "¿Pero de dónde vengo yo…?" se dijo, mirando las cicatrices "¿de la cama, o de la guerra?"

-Mmmh… ´enos días… - una vocecita soñolienta le hizo volver la cabeza. Frotándose los ojos, llevando encima sólo la camiseta que él había llevado la noche anterior (flotaba dentro de ella), y con una encantadora sonrisa perezosa, estaba Tina. Santiago le sonrió con ternura, mirando cómo ella le devolvía la sonrisa y le recorría con la mirada, ligeramente traviesa… él sólo llevaba encima la toalla, pero aún si hubiera estado desnudo, ella hubiera podido desnudarle igualmente con esa mirada. Pero entonces ella también vio los arañazos y su expresión cambió - ¿Eso te lo he hecho yo? –se espantó – Oh,….. Oh, Dios mío, cuánto lo siento… - la joven se acercó para acariciarle la piel, y Santi la abrazó sin poder contenerse.

-Me encanta que me dejes marcas… - susurró, buscando su cuello para besarlo, mientras oía la risa sofocada de ella – me encanta que seas salvaje… - Pero no pudo seguir hablando, ella le atrajo hacia sí y besándole casi con fiereza, se aupó hasta sentarse en el lavabo y le arrancó la toalla, casi espoleándole para que la tomara. "¿Ahora? ¿¿¿Aquí???"Pensó Santiago confusamente, recordando también que estaban en ayunas, que quizá ella lo hacía por complacerle… - ¿Seguro que qui….? – intentó preguntar, pero no llegó a acabar la frase, porque Tina le agarró de la nuca con un gemido de protesta y le besó de nuevo, mordisqueándole los labios, lamiendo su paladar, frotando su lengua… su pene, que por las mañanas solía estar de presenten armas, necesitaba mucho menos que eso para animarse, y agarrándola de las nalgas con una mano, metió la otra bajo la camiseta para masajear sus tetas.

-¡Aah…. Ahhh… sí…! – Tina le soltó la boca apenas lo justo para suspirar y tomar aire, y con la mano, tomó la que él tenía en sus pechos, invitándole a que los estrujase más fuerte. Santiago se sentía flotar, apretando sus tetas alternativamente, notando cómo a cada apretón su compañera ahogaba gemidos cada vez más fuertes que intentaba contener sólo para no soltarle la boca. Su polla sintió el calor y la humedad del coñito de ella, e incapaz de dominarse, se la metió de un soberbio empujón. - ¡HAH… AAH…. AHHH….! – Tina desorbitó los ojos, gimió como si se ahogara, sus mejillas se pusieron coloradas de golpe y una abierta sonrisa de placer iluminó su cara, mientras ponía los ojos en blanco y parecía derretirse entre sus brazos… estaba tan adorable que Santiago tuvo ganas de sacarle una foto para poder mirar esa expresión siempre que quisiera… - mmmmmmmmmmmmmmmh…. Más… más… - musitó la joven, moviéndose de atrás hacia delante sobre el lavabo.

Santi no se lo hizo repetir, empezó a bombear, abrazado a ella, que se apoyaba con una mano en el lavabo. En una de las embestidas, chocó sin querer con la estantería de los trastos de afeitar, y estos volaron por los aires antes de estrellarse y hacerse mistos contra el suelo, pero aquello no era importante en ese momento; Santiago podía notar su polla aspirada por el sexo de su compañera, y ella apenas era ya capaz de besarle, porque necesitaba la boca para coger aire.

-¡Aaaaaaaaaaah…. Me encantaaaa…. Es tan bueno….. oohh… mi… mi perlita… se frota contra tu cuerpoooohh…! ¡MÁS… Sͅ. MÁS! – A Santi le pareció que ella iba a echarse a llorar por la cara de intensa alegría que ponía "es hermosísima…. Es irresistible, me encanta ver cómo goza…." Pensó confusamente, mientras empezaba a notar que el coñito de Tina se contraía y tensaba hasta cerrarse sobre sí mismo, abrazándole el miembro, mientras ella echaba la cabeza hacia atrás, temblando de pies a cabeza y tiritando de placer - ¡me… me voy a correr… me voy a correr…. Me corrooooooooooooooh….! ¡Haaaaaaaaaaaaaaaah….. es demasiado….. mmmmmmmmmmh…..! – Santiago no podía dejar de mirar su cara, era increíble el modo en que ella gozaba, cómo se podía notar el placer que alcanzaba desde las puntas de sus pies que se encogían, hasta su rostro en expresión de éxtasis, pasando por su cuerpo que temblaba y se convulsionaba y su piel que se erizaba de gusto… "si es así como gozan las chicas, ¿no será que ninguna se había corrido conmigo hasta ahora? ¡Ninguna lo hacía así! Aaaaagh… cómo me aprieta con su coño, es bestial…." Logró pensar Santi, sin dejar de bombear.

Tina recuperaba la respiración después de su primer orgasmo, pero eso no significaba que hubiera perdido parte de su pasión o que se diera por satisfecha. Dispuesta a hacer gozar a su compañero y a gozar ella misma, se quitó la camiseta para que él la observase plenamente. Al quitarse la prenda por la cabeza, tiró un bote de colonia y tanto la camiseta como el bote cayeron al retrete abierto, pero aquello perdía importancia a la vista de aquéllas hermosas tetas que tenía Santi para sí. Al igual que hiciera anoche, se lanzó sobre ellas, aunque ahora sólo tenía la boca para ellas, ya que tenía a Tina abrazada por la espalda y las nalgas y no quería soltarla. Los pechos, antes rosados, ahora eran rojos por los apretones de él, y los pezones estaban casi púrpuras "parecen diminutas cerezas", se dijo, y le pareció un pensamiento estúpido, pero de todos modos se lanzó a pescar uno de ellos y lo apresó entre sus labios, tiró de él y lo rozó con el filo de los dientes, mordisqueándolo suavemente.

-¡Aaay…. Aaah….! – Tina se quejaba y sonreía al mismo, Santi oía su risa bajo el quejido y pensó que desearía estar mamando aquéllos preciosos pechos durante horas, sólo para oír sus gemidos de gozo. Su placer subía más y más… ahora que sabía que Tina era multiorgásmica, deseaba durar cuanto pudiera, para ver aquélla deliciosa expresión de placer y sentir las contracciones de su coñito una y otra vez, pero era demasiado bueno, demasiado ardiente, demasiado placentero… no podría aguantar mucho más… intentó advertirla de aquello.

-Tina…. Tinaaaaah…. – "decir su nombre todavía me pone más caliente…." – yo… me… me voy a co… ooh…

-¡Sí, cariño! ¡SÍ! ¡CÓRRETE! ¡Tu calor me hará llegar a mí también, mmmmh….! – Santiago no esperó más, al oírla decir aquello se dejó ir, notó que el calor en su entrepierna aumentaba, que el placer aumentaba desde los testículos y las piernas le temblaban por el gusto, y pudo notar la descarga saliendo de su polla disparada hacia el vientre de Tina…. Notó que las rodillas le temblaban y una sonrisa se abría en su cara sin que él se diera ni cuenta de ello… - ¡aaah….. oooh… qué… qué carita haces….. qué carita haces cuando te corres…. Qué dulce eres… mmmmmmmmmmhhh! – El orgasmo de Tina llegó más suavemente y miró directamente a los ojos de Santi mientras le venía. A él le pareció que se le partía el corazón cuando ella le miró con los ojos muy abiertos, boqueando los gemidos, asintiendo con la cabeza y con la sonrisita de placer asomándose en la cara, hasta que sus hombros se encogieron, toda ella tembló y sintió de nuevo las contracciones del orgasmo abrazando su polla, y ella se obligó a no cerrar los ojos en ningún momento…. A Santiago le hubiera gustado poder decir algo, poder expresar lo que sentía… pero no se le ocurrían palabras que hicieran justicia a lo que acababa de ver, así que se lanzó sobre su boca y una vez más, la besó cálidamente, oyendo los suaves gemidos de ella, y la apretó contra sí…. Sintió que por la postura vertical, su pene iba perdiendo fuerza rápidamente y salía del cuerpo de Tina… se notaba empapado en jugo cálido y denso desde el bajo vientre hasta casi la mitad de los muslos, y sentía los dedos de ella recorrer su espalda en suaves caricias, casi cosquillas, mientras los pechos de ambos subían y bajaban, ahora más relajadamente…

"Creo que me he clavado algunos cristales en los pies" pensó Santi "y alguna botella me dio en la cabeza, y me duele el hombro de cuando choqué contra la estantería, y estoy sudado con la ventana abierta, y todo mi after shave se ha perdido, y la camiseta y el bote de colonia están en el fondo del retrete, y no había tirado de la cadena…." Sus ojos se encontraron con los de Tina, dulces y traviesos "Soy el hombre más afortunado que existe".

Tina le dio un beso en la nariz y acercándose a su oído, susurró:

-¿Te apetece hacerlo por…. La puerta trasera?

Santiago abrió mucho los ojos, sonrió abiertamente, y poniendo cuidado en no pisar más cristales ni clavarse más aún los que ya tenía, tomó a Tina en sus brazos para sacarla del baño sin que ella pisase ninguno "Ya era hora de que me cambiase la suerte" pensó.

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