-¿Qué...qué me ha pasado?
-¿Por orden, amo? Primero os pusísteis rojo, luego rompísteis a sudar, después
gemísteis, enseguida gritásteis, estallásteis en carcajadas mientras os
agarrábais la cabeza con ambas manos, y luego pareció como si expiráseis, con la
cara anegada de lágrimas... y me parece que os habéis desmayado de alegría, amo.
¿Os gustó...?
Su amo se pasó las manos por el rostro sudoroso, intentando pensar...
finalmente, logró encontrar la palabra que definía exactamente el grado de
placer alcanzado:
- Más.