Esta serie de virginidad perdida no es propiamente un relato. Es la compilación de 4 cartas que fueron entregadas en aquellos ayeres cuando la inexperiencia de la adolescencia era la guía, el goce y el dolor de las almas.
VIRGINIDAD PERDIDA:
La esencia de la virginidad no tiene sexo, todo lo cambia, todo lo transforma, nada es como hoy ¡Nada es como antes!
Daniel:
Han pasado más de 10 años desde esta carta te compuse y aun no puedo pasar el trago amargo, de esta corta, bella, pero muy intensa etapa que pasé a tu lado, viendo lo más hermoso, lo más intenso, lo más dulce, pero también lo más amargo… Escondidos en el ayer, resbalándonos en el presente y soñándonos en el futuro. Todas las sensaciones de hoy son el resultado de nuestra amistad, de nuestro primer encuentro, ¡De nuestro, primer todo!:
No sé escribir:
No de la manera como yo quisiera, a veces mis palabras cargadas de amistad y armonía, son tomadas como el agravio de los malos pensamientos
Pienso en ti como el navío sucumbiendo en tiempo de guerra, oyendo la palabra que a los 16 años me dedicaste con tanta devoción
-Me voy, no porque yo quiera sino porque las circunstancias así lo exigen… pero nunca te olvidare.
Siento mi corazón crepitar en angustia al recordar todo, zozobra y anhelo viene a mí, al verte en la nube de tu presencia pasada… la inocencia se fue detrás de ti y no porque la perdiera, sino porque el amor era tan intenso, que aquella mañana de agosto el invierno de la desazón me cubrió cuando sin comprenderte te invite a que te fueras…. No comprendí en ese momento cuanta falta me hacía hablarte y decirte:
-¡No te vayas!.
Me arrepentí en cuanto te marchaste, al ver el camión partir, una lágrima brillo en el infinito, pero mi pobre alma de adolescente aniñada y caprichosa no me permitió buscarte
¡Oh mi joven amigo! mi niño de 17 años, te fuiste a la guerra en la encrucijada de tu vida y allá te hiciste hombre llegando a la mayoría de edad. Tus experiencias te hicieron otro, tu ternura cubrió aspectos de dureza: y la inocencia de tu juventud se vistió de balas, conjuradas hoy, con el destino.
Volviste dos años después, ya adulto porque tuviste que madurar con la fuerza de las armas. Nos vimos y la soledad nos había cambiado… El silencio nuestra amistad ya cultivada desde hace 8 años hablaba, todo había sido configurado:
Las lágrimas y tristezas, la pena y dolor, por no ser capases de hablar a tiempo se hicieron presentes en esa primera charla. Pero la flor de la amistad que con mucho esmero cultivamos nunca se fue, sobrevivió y tambaleantes aun decidimos cuidarla. El ánimo resentido siguió a pesar de todo, pero aun aquí hoy ya dispuesto a brillar
Llegaste y te vi, me viste y lloraste, los dos lloriqueamos. Es tanto el sentimiento que se carga en el horizonte de dos años sin vernos, sin escribirnos, Y... con una carta que nunca fue respondida… Si el término de virginidad estricta es la perdida de la pureza de cualquier cosa, nuestra amistad ya había perdido su fragancia.
Nuestra amistad perdió la virginidad, la pureza de dos personas que se ven como amigos, ahora vanos en el intento uno de conquistar y en la tristeza llorona de la otra que teme amar… pues sus aspiraciones son sus primicias, y su angustia el miedo a lo desconocido. Nuestros cuerpos siguen vírgenes, pero la tristeza del alma que busca y va mas allá, es otra que se transforma con la inocencia de unos jóvenes que quieren amarse
Y hoy te expreso:
Sí, te fuiste aquella vez y mi corazón se fue contigo. Regresaste y la amistad seguio profunda pero envuelta con amor. Y si ¡es verdad! esta amistad mal pagada, solo sufrió metamorfosis. Resurgió ya cambiada y más madura, pero con el peligro del amor eterno incrustado
Ale.