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Complicidad entre primos 32

en Hetero: General

A las 21:45 estaba preparada y con fuerzas renovadas cuando escuchó llamar a la puerta, le dio un vuelco el corazón de verse otra vez abierta de piernas ahora que tenía que ir a cenar.

-         Hija, ¿estás ya?

Suspiró aliviada y abrió la puerta.

-         Sí, vamos.

-         ¿Cansada?

-         Un poco, han sido tres al final y el último era una bestia.

-         Ay hija, va a ser verdad lo puta que te has vuelto. – Dijo sonriendo.

-         Entró y dijo que quería hacerme lo que me hacían los demás.

-         Follarte, ya.

-         El último ha dicho que deberían hacer fila en la puerta para follarme jiji.

-         Vas camino de ello hija.

-         Tú también tendrías una fila de hombres esperando follarte…

Durante el camino y la espera en el restaurante le fue contando los detalles.

-         Cuida con gente como el del hotel.

-         Lo sé mamá.

-         Pueden ser peligrosos. ¿Y aún quieres más?

-         Por supuesto, es el último día.

-         ¿No te escuece?

-         Después de la ducha no.

-         Estás ya acostumbrada.

-         Mira como te mira ese hombre de ahí.

-         Ya le he visto.

-         Hoy si quisieras…

-         No.

-         Me acompañarás un rato al menos.

-         Sí.

Nuevamente el camarero se fijaba en las tetas de las dos, aprovechaba cualquier  excusa para acercarse y preguntar si deseaban algo o la cena era de su gusto. Las dos estaban espectaculares. Marta llevaba un vestido blanco ajustado que realzaba su figura, con un buen escote y dejando ver sus esbeltas piernas. Alicia llevaba otro estampado, con buen escote y falda corta con vuelo.

Salieron del restaurante y fueron a un local de copas. Varios moscones se les acercaron para bailar sin conseguir ningún resultado en cuanto quisieron ir más allá, siendo despachados delicadamente. De Marta alababan sus ojos, su figura y su encanto personal, mientras que de Alicia alababan su sonrisa y miraban mucho su escote. Alicia observaba divertida como su madre tuvo que alejar la mano de su trasero un par de veces y girar la cabeza al intentar ser besada. Alicia se dejó tocar el culo una vez pero le despachó rápidamente llamándole grosero. Algún otro  más aprovechó  la cantidad de gente para tocarles el culo o una teta al pasar por su lado con la excusa de las apreturas. Trataron de llegar al baño pero había una gran cola y recibieron varias propuestas de ser acompañadas al baño entre miradas descaradas.

-         Hija, vámonos que hay mucha gente aquí.

Ya fuera siguieron hablando. Además había visto a Juan, uno de los primeros chicos que se folló en el pueblo, luego también a sus amigos, lo había visto solo y no quería que la viera y le pidiera follar de nuevo. Prefería buscar algo nuevo cada día en vacaciones. De hecho ese había tenido la suerte de follar dos días con él.

-         A mí me han tocado el culo tres veces y la teta dos, sin contar los intentos de la pareja de baile. – Comentó Marta.

-         Jiji, te gano, cuatro veces el culo, una metiendo la mano bajo la falda, y tres las tetas. Es que son guarros eh.

Entraron a otro sitio con la mala suerte de que había varios hombres que les habían visto en la playa esa mañana. Rápidamente se les acercaron en actitud lasciva.

-         Hombre, si son las tetudas de la playa.

-         Qué casualidad, venga a ver si os animáis a enseñarlas otra vez.

-         Dejadnos en paz. – Dijo seria Marta.

-         Cuando os volváis a portar como esta mañana, vais calentando mucho. – Se le acercó rozando su polla sobre el culo de Marta, que amenazó con pegarle.

-         Último aviso.

-         Sí, dejadnos tranquilas. – Dijo Alicia, zafándose de uno que pretendía agarrarle las tetas desde atrás y bajarle el vestido.

-         Sois muy brutos, a estas dos damas hay que tratarlas con delicadeza. Sé que os encanta exhibiros, os podéis subir a la barra y hacernos un top less.

-         O un streptease integral mejor.

-         Os invitaremos a todo lo que queráis.

Varias personas observaban con curiosidad o estupefacción lo que pasaba pero nadie intervenía ni les ayudaba. Los hombres que las acosaban empezaron a dar palmadas y gritar eh eh deseando volver a verles las tetas. Marta cogió a Alicia de la mano y se escabulleron de aquellos sátiros. Ya en la calle le dijo.

-         Vamos a un sitio más tranquilo.

-         Además tengo que ir al baño.

Entraron a un sitio más tranquilo y de aspecto más elegante, pidieron una consumición y se sentaron en una mesa.

-         Aquí estamos más tranquilas, ¿te acompaño al baño?

-         Bien.

-         Cómo se ve que es un sitio elegante, que limpios están. – Observó Alicia.

-         Sí, no tendrás que hacer equilibrios para mear.

-         Jijiji.

Al echar el pestillo las dos mujeres se besaron mezcla de apasionamiento y ternura, acariciándose con suavidad. Tratando de reconfortarse mutuamente por la situación desagradable por la que acababan de pasar. Alicia se bajó las bragas y se sentó a mear, Marta se había bajado los tirantes del vestido y le mostraba sus tetas.

-         Qué bien mear con esa visión. Te pareces a Manuel mirándome mientras meo jiji.

-         ¿Ves el cuidado que hay que tener hija?

-         Sí, mamá, siempre tengo cuidado y sé bien lo que es aguantar a cerdos así.

-         Pues eso, solo te lo recuerdo.

-         Jiji, estás muy graciosa diciéndome eso enseñándome las tetas y yo meando mientras.

-         Tienes razón. – Dijo sonriendo.

-         Estamos muy buenas.

Marta se arremangó el vestido y se bajó las bragas hasta las rodillas, sentada su hija le masturbó con dos dedos y le buscó el clítoris con la lengua, logrando un rápido orgasmo. Volvieron a besarse cuando se incorporó Alicia y Marta se puso bien el vestido.

-         Qué necesitada estás mamá, me preocupas. Si no te folla cuando está bien ahora que está quemado…

Su madre le besó en la mejilla agradecida y salieron del baño. Un hombre entraba al baño de caballeros y les miró con curiosidad, siguiéndolas con la mirada. Volvieron a la mesa y se recostaron cómodamente en el sofá en forma de u.

-         Qué encanto de chico Juan, va a ser un gran follador.

-         No ha podido tener mejor maestra.

-         Sí, me gusta coger pollas sin estrenar, desvirgar chicos, lo agradecen y disfrutan tanto…

-         Y con una chica tan guapa como tú.

-         Y que hace de todo jiji.

-         También.

-         Estoy segura de que mi Luis tampoco había estado con ninguna chica antes, aprende rápido por lo que me cuenta.

-         Esa Bea es un putón por lo que me dices.

-         Sí, folla sin ningún reparo ni selección. Es especialista en mamar pollas en el baño jiji. Pero a mí me folla bien y a ti te echaría otro buen polvo.

-         Ay hija.

-         Te lo prestaría encantada y todas contentas.

-         Y qué va a pensar, ya dijimos que esto quedaba entre cuatro y nadie más.

-         Ya, te lo digo porque te follara una buena polla, le gustas mucho, seguro que se pajea contigo.

-         Ya te tiene a ti para follar.

-         Ese hombre de ahí no deja de mirarte.

-         Um, no está mal, muy elegante.

El camarero se acercó y dijo:

-         Ese caballero de ahí desea invitarles.

-         Ah, dale las gracias de nuestra parte. – Respondió Marta buscándole con la mirada y sonriendo.

-         Um, ese quiere tema contigo mamá.

-         ¿No vamos a ir a su mesa?

-         Sí, a darle las gracias. Además me sienta mal beber, me tomaré solo la mitad.

-         Sí, no vayas a hacer locuras jiji.

Se acercaron a la mesa del caballero, un hombre apuesto de unos 45 años y de aspecto cuidado.

-         Buenas noches, encantado de conocerlas, me presento, soy Rafael.

-         Yo soy Marta encantada.

-         Y yo Alicia, su hija.

-         Ah, hubiese jurado realmente que eran hermanas, en serio, no es un cumplido.

-         Gracias.

-         ¿Cómo que van solas? Si no es indiscreción.

-         Mi marido ha preferido quedarse a descansar, mañana nos vamos temprano. Pero tutéanos, el usted me hace sentir mayor.

-         Ah, disculpe.  Es una pena,  yo he llegado hoy. Un poco de relax para el fin de semana.

El hombre les estuvo contando sobre sus negocios de importación. Varias veces el hombre puso la mano en el muslo de Marta. También echó alguna mirada a Alicia especialmente a su escote.

-         Debo reconocer que me fijé primero en ti Marta, pero Alicia posee igualmente una belleza excepcional.

-         Gracias.

-         Veo que habéis acabado las copas, ¿queréis  otra? ¿ir a otro sitio?

-         Bueno, yo me voy al hotel, no estoy acostumbrada a trasnochar.

-         Yo me quedo un poco mamá. – Rafael puso cara un poco de sorpresa.

-         Un placer este rato, Rafael. – Le dio dos besos y miró a su hija antes de irse, Rafael le siguió con la mirada.

-         De acuerdo, buenas noches, ha sido un placer.

-         El placer ha sido mío. Buenas noches.

Marta se alejó y Alicia empezó a sentir nuevamente un cosquilleo en la vagina, no necesitaba ir a buscar nada y le daba morbo follarse a alguien que había deseado a su madre. Marta se alejó con ese convencimiento, de que iba a ser su hija quien se acostara con él. Rafael quería haberse acostado con Marta pero Alicia también le atraía, por edad podía ser su hija y le veía una chica muy sexy. Alicia nunca había estado con un hombre de esa edad, salvo el de la gasolinera pero le calculaba diez años menos, le ponía acostarse con alguien mayor y sobre todo dirigir ella las operaciones.

-         Podría ser tu padre. ¿No te asusta?

-         Pero no lo eres. No me asustas.

Se acercó más a él y le sonrió entre dulce y maliciosa. Rafael deslizó su mano al muslo de ella y lo acarició, se sonrieron mutuamente.

-         Vamos a otro sitio y te invito a otra copa.

-         A una. Pero mejor aquí que estoy a gusto.

-         Como prefieras.

Rafael pidió al camarero y siguieron hablando. Rafael trató de indagar algo en su vida, pero Alicia solo le dijo que estudiaba y que no tenía pareja, no quería que pensara que fuera infiel ni una fulana.

-         ¿Te has cortado mucho cuando te ha dicho mi mamá que está casada? Jijiji.

-         No, un poco, no soy hombre de ir con casadas. Es algo que respeto.

-         Pero si estuviera sin compromiso hubieras intentado follártela, está muy buena, ¿verdad?

Esa naturalidad y ser tan directa le descolocó un poco pero se recompuso.

-         Sí, es muy guapa.

-         Jiji.

-         No eres el primero que cree que somos hermanas.

-         Es normal.

-         Yo le he visto desnuda y es preciosa. Cosas de chicas.

-         No lo dudo.

-         Pero a mí no me tienes que imaginar.- Dijo sonriendo picarona.

-         Podemos ir a mi apartamento.

-         Mejor vamos a mi habitación.

-         Um, lo mío es más discreto, te llevaré en coche a tu hotel.

-         Si quieres estar conmigo… tú verás. – Dijo picarona.

-         De acuerdo.

Alicia se acordó de que había restos de semen en la sabana, pero era la última noche para cumplir una fantasía y empezaba a sentirse algo cansada. Rafael la llevó al hotel en un coche de alta gama. Entraron al hotel y mientras Rafael llamaba al ascensor Alicia vio que uno de los recepcionistas que se había follado esa semana seguía con la cabeza girada. Alicia le miró picarona y se levantó la falda mostrando el tanga y su trasero mientras se contenía la risa al ver la cara de sorpresa del chico, que giró la cabeza hacia su sitio. La puerta del ascensor se abrió y Rafael no pareció haberse dado cuenta de nada. Alicia le puso su sonrisa más inocente y angelical, que bien sabía que provocaba a los hombres. Entraron en la habitación y Alicia se empezó a desnudar e incitó con la mirada para que hiciera lo mismo.

-         Eres preciosa. Déjame quitarte a mí.

Alicia sonrió complaciente y Rafael le desabrochó el sujetador, liberando las dos tetas que pasó a acariciar y lamer mientras notaba como se le endurecían los pezones.

-         Quiero verte la polla. Jiji, estabas empalmado.

Alicia le bajó el calzoncillo liberando una polla de 17 centímetros y en forma de plátano, como le gustaban. Se puso de rodillas y empezó a mamarla con fruición.

-         Qué bien lo haces. Túmbate.

Alicia se acordó de lo que había en la cama, Rafael no había hecho ninguna pregunta al ver la cama deshecha, el olor a sexo había desaparecido al dejar el balcón abierto. Alicia se sentó en el sillón e invitó con el dedo y sonriendo a que le siguiera. Elevó el culo y Rafael le quitó las bragas. Alicia se abrió de piernas mostrando un chocho reluciente dispuesto a ser follado de nuevo.

-         ¿Aquí quieres?

-         Sí.

-         Me gusta demasiado tu chocho como para ponerme a discutir.

Rafael demostró ser todo un experto en cunnilingus, moviendo con maestría sus dedos y su lengua, alternando el clítoris y meterle los dedos. Alicia empezó a temblar y derramó una buena corrida fruto de un enorme orgasmo que la dejó semi derrengada en el sillón totalmente abierta y desmadejada.

-         Ay, qué bien te comes un coño. – Acertó a decir.

-         A ver tu una polla.

Alicia se encontró con una polla erecta a centímetros de su boca, se acomodó en el sillón y empezó a mamársela con fruición. Rafael aprovechó para follarle la boca viendo la pericia de Alicia y que no se atragantaba. Le agarró de la cadera invitándole a levantarse y dijo.

-         En la cama estaremos mejor.

Alicia quitó la sabana que sabía manchada y se tumbó totalmente dispuesta. Rafael empezó por mordisquearle y besarle el cuello, pasó a los labios, besándole con dulzura y acabando apasionadamente, pasando a penetrarla con decisión y firmeza, provocando un respingo de placer en Alicia, cuyo coño ya reclamaba ser ocupado. Alicia agarró con fuerza la espalda de su amante mientras gemía entrecortada, Rafael le estaba dando un buen repaso y se le notaba un experto amante. Alicia logró girarle y sonrió, pasando a dominar ella la situación, las manos de Rafael pasaban de amasarle las tetas a sobarle el culo, mientras su polla era engullida por el coño de Alicia. Le excitaba mandar ella ante un hombre mayor. Rafael volvió a revertir la situación y dejó a Alicia tumbada de medio lado dándole la espalda, buscó el agujero y volvió a encasquetarla la polla con fuertes embestidas hasta que derramó su semen en el interior de la vagina de Alicia. Tal cual era su costumbre con los buenos amantes, Alicia le limpió la polla ante el agrado de Rafael.

-         Ahora vuelvo, mira como me has dejado jiji.

Camino del baño Alicia se giró y mostró su coño expulsando semen que se extendía por su muslo, Rafael sonrió.

-         Sí anda, vete a limpiarte.

-         Que no hemos acabado.

Alicia volvió del baño y se tumbó junto a Rafael, que le acariciaba y lamía las tetas.

-         ¿Me harías en el culete lo de la vagina?

-         ¿Follarlo? – Dijo Rafael mientras se incorporaba.

-         No corras tanto jeje, ¿qué has hecho antes de follarlo?

-         Lamerlo.

-         Esa es la pregunta.

Alicia casi había pensado en eximirle de lo bien que la había follado, pero no quería romper la costumbre y quería saber hasta donde llegaría.

-         De acuerdo, si tu quieres. Me he divertido mucho antes.

Alicia se colocó de manera lasciva a cuatro patas y Rafael empezó a amasar y lamer sus nalgas, aproximándose cada vez más al ano. Le introdujo un dedo y ya vio que tendría fácil penetrarlo, pasó su lengua y escupió dentro. Alicia se volteó y abrió su boca agarrándose las tetas, Rafael refrotó su polla entre aquellas dos tetas acogedoras de su polla y la acercó a la boca de Alicia, que tenía un gesto entre divertido y lascivo.

-         Vamos. – Dijo Alicia.

Abrió sus piernas y elevó la cadera ofreciendo sus dos agujeros a placer. Rafael miró satisfecho y apuntó su polla al sonrosado objetivo del ano de Alicia. No era el primer culo que penetraba pero disfrutó aquella penetración limpia mientras sentía su polla aprisionada, no había necesitado preparación previa como el resto de veces, dedujo que aquella chica disfrutaba del sexo anal y lo practicaba regularmente. Observó su cara de disfrute y redobló esfuerzos.

-         Me encanta tu culo, ponte a cuatro patas.

Alicia obedeció complaciente, sintió una palmada en su nalga y volver a ser penetrada sin descanso analmente. Rafael la sujetaba firmemente por la cintura. Se acordó de su deseo de ser follada en la terraza pero pensó que la tumbona no era cómoda ni aguantaría el peso de dos. Miró la cortina que seguía entreabierta como el balcón, sonrió pensando que otros clientes hubieran podido oír los jadeos.

-         Siéntate en el sillón, estaremos cómodos.

Rafael obedeció sin decir nada y se quedó expectante, el sillón estaba justo donde la cortina estaba descorrida. Alicia se dispuso de espaldas a él y se incrustó con facilidad la polla en el culo mientras subía y bajaba rítmicamente. Rafael se encontraba en la gloria cómodamente sentado mientras follaba ese culo sin esfuerzo. Alicia se incorporó y riéndose le indicó su ojete dilatado.

-         Levanta un momento anda.

Alicia se colocó recostada, con las rodillas ligeramente apoyadas en el asiento, las manos sobre los brazos y los pies en el suelo. Le excitaba ser follada mientras miraba el paseo marítimo y desde la calle alguien con buena vista le hubiera podido ver las tetas con el reflejo de la luz de la calle. Rafael le metió la polla hasta el fondo y le giró la cabeza para besarla. Prosiguió la faena hasta que le volvió a hundir la polla hasta el fondo en el momento que eyaculaba.

-         Aaaah, Alicia.

Le sacó la polla mientras veía resbalarse por el muslo un reguero fino de semen. Fue al baño y volvió para vestirse. Alicia también fue al baño y volvió a sentarse en el sillón con las piernas abiertas, satisfecha.

-         Me tengo que ir lo he pasado muy bien, eres fantástica Alicia.

-         Yo también, follas muy bien.

Se levantó para despedirle con un beso con lengua y con la mano cariñosa mientras salía por la puerta. Se fue a la terraza desnuda y le vio marchase en el coche. Rafael no se giró y no pudo ver la escena. Se tumbó en la cama y pensó en toda su actividad de aquella semana. Se acordó de Luis y sonrió, tenía ganas de verle a pesar de todo.

Luis estaba pensando en aquella chica encantadora del otro día y pensaba en la forma de follarse también a su amiga, que parecía más lanzada. Tenía el teléfono de una pero no quería que lo supiera la otra.