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Complicidad entre primos 26

en Amor filial

Alicia llegó al hotel y decidió darse una ducha para quitarse la arena que le picaba el cuerpo. Apareció su madre y le contó la experiencia, sonrió comprensiva y le dijo.

-         No siempre puedes encontrar un buen amante hija. Además ya no vale cualquiera para ti. Tú vales mucho, y no solo por tu cuerpo, recuérdalo.

La noche era muy agradable y Alicia decidió ponerse un vestido bastante corto de color verde. Salió al encuentro de Juan y lo vio en un portal cercano al bar irlandés.

-         Hola guapa.

-         Hola, ¿me esperas fuera por algo?

-         Bah, el camarero ese es un alcahuete, os he visto esta tarde en la plaza y no quiero que me vea contigo esta noche.

-         ¿Y los demás?

-         Ellos sí están dentro, bebiendo, y supongo que aún estarán hablando de ti, no han parado desde hace dos días.

-         Jiji, está bien hacer feliz a la gente.

-         Vamos al coche.

-         ¿Vamos donde la otra vez?

-         Sí.

Ya dentro del coche le dijo Juan.

-         Me quedé con las ganas de follarte anoche, me puso cachondo la situación y me hice un pajote al llegar a casa.

-         ¿Otro? Si os pajeasteis viéndome follar.

-         Pero estás muy buena. – Deslizando la mano por el muslo de Alicia.

-         Atento a la carretera, no te distraigas jiji.

-         ¿Qué tal con Andrés?

-         Pss, bueno, normalillo.

-         Jaja, lo sabía, mucha hembra para él, ¿sabes? Tiene fama de ligón y es cierto, pero también de tener la polla pequeña. En un pueblo se sabe todo.

-         Jijiji, es verdad, con esa polla no me ha dejado satisfecha del todo.

-         Mi polla sabes que sí puede.

Aparcó en el mismo sitio que la noche anterior y se sacó la polla.

-         Chúpamela aquí mismo.

-         ¿Es una fantasía?

Alicia se inclinó y empezó a lamerle la polla a Juan, que se había bajado los pantalones y tenía la cabeza reclinada en el asiento. Alicia se engullía a gusto la polla y pensaba en resarcirse de la tarde.

-         Um, hay que follarte bien porque como la chupas de bien.

-         Cómeme el coño.

Alicia se tumbó con las piernas hacia afuera en el asiento trasero tras quitarse el vestido. Sintió en sus tetas el frescor de la noche al no llevar sujetador, solo un tanga que Juan le deslizó rápidamente y buscó con su lengua los labios vaginales que le abrió para saborear su interior. Alicia sintió necesidad de ser penetrada y le susurró.

-         Fóllame.

-         Espera un momento. Aquí se está más cómodo que el otro día.

Subió su boca deslizando la lengua hasta las tetas, las lamió con parsimonia y las acarició y estrujó. Sonrió y le mostró su polla enhiesta, pero no se dirigió adonde quería Alicia, sino al canalillo de sus tetas, la misma Alicia le realizó la cubana y abría la boca para chupar la punta de la polla. Juan pareció satisfecho y la agarró firmemente por la cintura y se la metió de un golpe, un ay de Alicia mezcla de sorpresa y placer se perdió en la oscuridad. Mientras era follada con fuerza y temblaban sus tetas donde fijaba la vista Juan como hipnotizado.

-         Joder como se te mueven las tetas.

-         Córrete en mi boca, no lo tires al suelo como ayer.

Tras unas embestidas más, Juan obedeció gustoso a Alicia y le acercó la polla a la boca de Alicia que recogió todo el semen y se la dejó limpia.

-         Ha estado de puta madre Alicia.

-         Sí.

Juan se sentó en el asiento del copiloto y se giró para ver la desnudez de Alicia, tumbada todavía en el asiento trasero.

-         Tú debes de follar mucho, ¿no? Con ese cuerpo y cómo entras a los tíos.

-         Sí, pero follo con quien quiero o por buscar algo nuevo, el primero que pasa no me lo follo, me gusta el morbo también.

-         Jejeje, ya se ve, algunos de la pandilla hacía tiempo que no follaban y hacerlo con una tía como tú les ha dejado alucinados, tienen paja para meses. Te aseguro que van a tardar eso en volver a follar, con quien sea.

-         Jiji.

-         ¿Y no has tenido una pareja estable?

-         Prefiero esta libertad, tuve pareja hace tiempo. ¿Y tú? – En ese momento se acordó de Luis pero no quería dar detalles y pensó que quedaría como una puta si lo decía. Además por lo general era ella quién indagaba.

-         Yo igual que tú.

-         Te queda algo… - Le miró insinuante y una sonrisa se empezó a dibujar en el rostro de Juan imaginando lo que era.

-         Creo que sí.

-         Pues ven a por ello pero con una condición. – A Alicia le gustaba ese chico físicamente y cómo follaba, pero no su vanidad.

-         Dime. – Juan estaba ya de pie al borde de la puerta.

-         Para meterme esa polla tendrás que lubricar mi culito, chuparlo.

-         Ah, claro.

Juan disimuló su sorpresa mientras Alicia se había girado y colocado boca abajo, con las piernas extendidas hacia afuera tocando el suelo. Juan observaba un coño recién follado, mojado y semiabierto, y un ano sonrosado que incitaba a ser penetrado. Empezó por amasarle el culo y se acercó a ver el ano de cerca, escupió dentro de él y lo extendió con un dedo.

-         Debes chuparlo jiji. – Le recordó.

-         Sí, sí.

Juan acercó sus labios y lo besó primero y con más facilidad de lo que creía lo lamió y volvió a escupir dentro.

-         Muy bien, trae tu polla.

Alicia se giró y humedeció rápidamente la polla, volvió a recostarse y Juan apuntó con su polla al agujero que acababa de chupar. Con decisión empujó despacio hasta que los huevos rozaron las nalgas de Alicia.

-         Aaaaah. – Gimió Alicia.

-         Di, te gusta que te den por el culo, ha entrado bien mi polla.

-         A los que saben follar bien.

-         Y yo te follo bien, responde. – Dándole un cachete en el culo.

-         Sí.

-         Pues toma.

-         Ah, aaah, aaah.

La folló el culo con fuerza, se había venido arriba con la posibilidad de follarle el culo a una chica como Alicia, lo deseaba y le había costado menos de lo esperado conseguirlo, aún viendo la facilidad de Alicia para liarse. Solo sentía que se marcharía a los pocos días.

-         Te voy a llenar el culo de lefa.

Le dio otro cachete y empujó todo lo que pudo hasta el fondo, corriéndose y emitiendo los dos un gemido. Se quedó con la polla dentro, no quería dejar de sentir la maravillosa sensación de tener su polla en ese culo. Finalmente se le fue desinflando la erección, dio la vuelta al coche y le presentó la polla a Alicia por la otra puerta, que había estado cerrada, Alicia cumplió su costumbre de limpiar la polla.

Alicia llegó al hotel y sonrió al recepcionista que la desnudó con la mirada. El pelo algo revuelto y la sonrisilla cachonda hicieron el resto. Al verla de espaldas clavó su mirada en el culo y creyó ver algo que le resbalaba por el muslo, por supuesto se pajeó al volver a casa y no pensó en otra cosa en toda la noche, incluso pensó en subir a su cuarto a follarla como fuera, pero no se atrevió. Alicia bien se había dado cuenta de lo que le resbalaba y se excitó por la morbosidad de ser vista con los restos de haber sido follada.

Le encantaba ser objeto de miradas lascivas y saberse con ese poder de seducción. Pensó lo que había evolucionado desde que se sentía molesta cuando le miraban por la calle o en la universidad, ahora pasaba de ellos o lo disfrutaba. De sus compañeros de clase desde luego que pensaba seguir pasando, pero si se ponían pesados les plantaría cara, no iba a agachar la mirada. Pensaba en eso tumbada boca arriba desnuda, como le gustaba dormir, tras haberse limpiado.

No podía dormir por la excitación así que se levantó y se asomó levemente al balcón, vio que a esas horas había poca gente por el paseo marítimo, la marcha estaba en otro sitio. Sintió la brisa suave y fresca de la noche en su cuerpo desnudo al salir a la terraza. Nuevamente sintió un cosquilleo en su vagina pensando en ser vista desnuda, nadie se dio cuenta del espectáculo que se asomaba. Regresó a la cama y consiguió dormirse.

A la mañana siguiente recordó ese episodio y se dijo de repetirlo e incluso ser más atrevida aún. Se duchó y apareció su madre como era costumbre.

-         Ayer ese chico sí que me folló bien pero hice que me chupara el culo si quería follarlo jiji.

-         Ya sabes hija, cuidado con quien te lleva en coche.

-         Voy a llamar a estos que hace un par de días que no lo hago.

Puso el altavoz en el baño para que su madre pudiera seguir la conversación.

-         Joder primita, te has pasado por la piedra a toda la pandilla.

-         Es capaz de eso y más, puede con todo. – Dijo Carla.

-         Sí, pero follar bien solo uno.

-         Demasiada hembra jajaja. – Dijo Carla.

-         Vas a dejar un buen recuerdo ahí. – Dijo Manuel.

-         Jijiji.

-         Más los demás chicos, te vas a follar a medio pueblo y aún tienes tiempo de hacer el trabajo de tu padre. – Siguió Manuel.

-         Follar con mi mamá es lo más bonito.

-         Opino lo mismo hija.

-         Hay mucho amor entre las dos.

-         Me gusta eso que has dicho antes de que les obligas a chuparte el culo si te lo quieren follar jaja. – Dijo Manuel.

-         Mi culo es tuyo y ahora también de Luis, son pequeños juegos que les hago.

-         Marta y yo también te lo hemos partido con el consolador. – Intervino Carla.

-         Sí, destrozándolo con amor jiji. – Dijo socarrona Alicia.

-         Todo te lo hacemos con cariño, ¿Quién mejor que nosotras para llevarte al límite? A ver hasta donde puedes. – Explicó Marta.

-         Ya, mamá.

-         Mira Alicia me parece muy bien que les pongas condiciones. Yo te he hecho más de un beso negro encantado, a ti y a vosotras dos igual.

-         Es lo menos que puedes hacer por perforarnos de esa manera encanto. – Dijo Carla.

-         Desde luego. – Corroboró Marta.

-         Jijiji.

-         Vuestros culos lo merecen. Me gusta chuparos el ano, pero prefiero meter la lengua en vuestros coños.

-         Hablando de culos, ¿qué se te escurría ayer? – Preguntó Carla jocosa.

-         Puso bien cachondo al chico, qué guarrilla eres primita, ir con el semen resbalando.

-         Jijiji.

-         A ti te gusta correrte bien dentro de nosotras y que nos lo llevemos. – Dijo Marta.

-         Sois de confianza, lo hago desde el cariño.

-         Jijiji.

-         A mí me hace igual. – Concluyó Carla.

-         Se nos va a pasar la hora del desayuno. – Avisó Marta.

-         Seguimos otro día chao.

-         Chao.

Alicia se quitó la toalla y sonrió en su desnudez a su madre, se vistió y bajaron juntas. En la playa Alicia prestó más atención a los chicos, quería elegir bien. Se metió al agua y un chico pasó a su lado y le sonrió, le devolvió la sonrisa y observó que bajaba la vista de sus ojos a las tetas. Nadaban y chapoteaban cerca y Alicia buscó hacer pie, rápidamente sintió una mano en su trasero, primero una caricia y luego un magreo.

-         Hola, me llamo Héctor. – Era un chico guapo de pelo castaño rizado.

-         Y yo Alicia, hola.

-         Espero no haberte molestado.

-         De haberlo hecho te hubieras dado cuenta.

Animado por ello reanudó el magreo metiendo la mano bajo el bikini por la parte del muslo, su mano se deslizó del culo y buscó su vagina. Alicia respondió metiendo su mano bajo el bañador buscándole la polla, lo que le hizo retroceder.

-         ¿Qué pasa? Es lo que me haces tú, ¿solo tú puedes meterme mano?

-         No estoy acostumbrado a chicas así de lanzadas. No pasa nada.

-         Que se dejen hacer sólo, ¿eh?

Alicia le sonrió picarona y buscó con la mirada a sus padres, que estaban mirando a otro lado. Se puso a nadar y Héctor la alcanzó rápidamente y haciendo que la sujetaba le plantó las manos una en cada teta. Hicieron pie y abrazándola por detrás bajó de las tetas al culo y la otra mano a la vagina, volvió a meterlas bajo el bikini y le introdujo un dedo en la vagina.

-         Conozco un sitio aquí mismo apartado y tranquilo, sígueme. – Le susurró al oído.

Salieron del agua y Héctor la llevó hacia un extremo de la playa donde empezaban a aflorar las rocas. Se contuvo de no meterle mano delante de la gente. Alicia miró hacia atrás y sus padres seguían sin verla. Por esa parte cada vez había menos bañistas, algunos siguieron con la mirada a Alicia envidiando internamente a su acompañante. Finalmente tras sortear las rocas llegaron a un sitio similar adonde Alicia folló en la cala. Una zona de rocas erosionadas y arena.

-         Aquí no nos verá nadie, no te preocupes. – Dije Héctor sonriendo.

-         Claro, debajo del agua no se ve… jijiji. – Respondió socarrona.

-         Efectivamente, me gusta meter mano sabiendo que hay gente alrededor, pero quién disfruta de la chica eres tú.

-         Um, pero te sorprendes si te meten mano a ti. A mí eso me pone cachonda, que me metan mano sin que se den cuenta los demás. ¿A ti no?

-         Me ha gustado, me gustan las chicas lanzadas como tú.

-         Un chulo playa, pero me gustas.

-         Pues vamos.

-         A mí me da morbo follar en un lugar público, que pueda pasar alguien y te vea.. – Mientras le miraba insinuante.

-         No estaría mal.

Se resguardó en las rocas más altas y se bajó el bañador, sentándose en la arena. Una polla miraba desafiante hacia arriba. Alicia le miró divertida y con agrado, era una polla de las que le gustaban. En forma de plátano y bien proporcionada, medía 18 centímetros. Alicia se acercó y se hincó de rodillas para mamar con fruición esa polla. Héctor le sujetaba levemente la cabeza marcando el ritmo de la mamada. Aprovechó para desabrocharle la parte de arriba del bikini y acariciarle las tetas.

-         Um, que bien la mamas, se ve que te gustan las pollas.

-         Espero que te gusten los chochos.

-         Me gustan mucho.

Alicia se despojó de la parte inferior del bikini y se recostó mostrando insinuante su chocho. Héctor metió la cabeza entre sus muslos y Alicia le agarró la cabeza.

-         Hazme un buen trabajito ahí abajo, um, aaah.

Alicia sentía escalofríos y pequeños espasmos y logró correrse.

-         Comes muy bien los coños.

-         Y las tetas.

Se abalanzó sobre ellas, a estrujarlas y lamerlas como Alicia estaba acostumbrada, sabedora del efecto que provocaban sus pechos en sus amantes, tanto femeninos como masculinos.

-         A todos os encantan mis tetas. – Dijo fingiendo hastío.

-         Son cojonudas.

Le encajó la polla entre ambas y se hizo él mismo una cubana. Sintió que su polla adquiría el máximo vigor y sintió que era el momento de penetrarla vaginalmente.

-         Allá va. – Dijo.

Quiso disfrutar el momento y lo hizo despacio, saboreando cada centímetro que hundía y que su polla quedaba aprisionada entre las paredes vaginales de Alicia, que se mordía el labio conteniendo el gemido. Héctor la sujetaba con firmeza de las caderas y la follaba a placer, cuando quería le plantaba las manos en las tetas.

-         ¿No vas a dejar que te folle?

Héctor puso algo cara de sorpresa, eso era lo que menos le gustaba a Alicia de ese chico, que no entendiera que ella pudiera ser activa y no pasiva. Le sacó la polla y observó con orgullo la vagina abierta y reluciente que dejaba. Alicia le hizo tumbarse y se encasquetó la polla.

-         Debes pensar más en la chica no solo en ti. – Le dijo. – Tienes un buen aguante, otros a estas alturas se habrían corrido ya.

-         No falta mucho.

Aguantó un par de embestidas más y le hizo un gesto para que se apartara, Alicia se puso de rodillas y recibió en la cara una copiosa corrida. Divertida y satisfecha sentía resbalar el semen por su rostro, cayendo algunas gotas a la arena, se relamió y cogió parte del semen de la cara a la boca. Héctor le golpeaba suavemente la cara con su polla y Alicia se la limpió. Le sonrió y se puso el bikini, se acercó al agua y se limpió la cara y el pelo.

-         ¿Me queda algo?

-         No. Gracias por el polvazo, lo he disfrutado mucho.

-         Lo mismo digo.

-         Me he quedado con ganas de tu culo. – Dijo animado por el vicio que había observado en Alicia.

-         Jijiji. Pásate esta noche por el paseo a las 11.

-         Perfecto. Vete yendo, mejor que no nos vean volver juntos. Chao.

-         Chao. – Lanzándole un besito sonriente.

Le había gustado ese chico y como follaba. No le desagradaba que le follara el culo ahora que había abierto la veda. Se aproximó donde estaban sus padres. Su padre estaba en el agua, a pesar de que no le iba mucho. Marta le recibió con una sonrisa, que se amplió al decirle resumidamente al oído lo que había pasado. Decidió no buscar otra polla para ese día. Follar y tragarse el semen le había dado sed y le estaba dando un regusto a la boca.

-         Voy a por algo de beber, ¿quieres algo?

-         Una botella de agua. En el bolso tienes dinero.

-         Gracias mamá.

-         A ti.

Se acercó al chiringuito, que regentaba un hombre anodino de unos 45 años que no dejó de mirarle las tetas casi ningún momento. A Alicia no le gustaban ese tipo de mirones. Mientras le atendía otro hombre similar, de los que estaba más tiempo ahí que en la playa se le acercó y hundió la mirada en el canalillo del bikini. Despacio acercó su mano, disimulada en el corrillo de gente, y le acarició la parte superior del muslo, a Alicia le desagradó pero no quería montar una escena, pensó además en que aquel hombre no tendría muchas opciones de tocar una chica así salvo pagando y se contuvo. Envalentonado le metió la mano bajo el bikini y le dio un pellizco amasando carne. Le miró con gesto de enfado y el hombre sacó la mano. En ese momento el otro le dio las vueltas y el aprovechado le guiñó un ojo al del chiringuito. Alicia se alejó y los dos hombres le siguieron con la mirada.

-         Vaya culo gasta la niña.

-         No veas la firmeza que tiene cuando le he metido mano.

-         ¿No jodas?

-         La guarra se dejaba, no creas, bajo el bikini se la he metido. Va buscando polla te lo digo yo.

-         A gusto le haría yo un favor. Y a su madre, mira donde ha ido.

-         Como tenga ocasión también le voy a palpar. Su marido tiene cara de no saber follarla bien.

-         Con turistas así da gusto trabajar.

-         Anda, mete otra cerveza.

Alicia llegó y se sentó junto a su madre, acariciándole el muslo más cercano. Le contó lo sucedido.

-         Has hecho bien hija, no hay que darles motivos para envalentonarse ni para que nieguen lo que han hecho y te dejen en evidencia. Que se jodan esos viejos verdes.

-         Creen que estamos ahí para que disfruten de nosotras sin pedirnos permiso. Yo follo con quien quiero. Como si voy al chiringuito en bolas. Porque no merecen verme mis encantos… jiji.

-         Cuando he ido yo siento lo mismo.

-         Es que estás muy buena mamá. ¿Y papá que hace en el agua?

-         Dijo que hacía mucho calor, que le apetecía un baño.

-         ¿Y te folla bien?

-         Ayer un polvete sin más, ni fu ni fa. Pero para lo que es él esta semana lo está haciendo algo mejor.

-         Pero debo ser yo al final quien te haga disfrutar como mereces. Piensa en un rollete, aún tienes tiempo.

-         No hables esto aquí hija, ni en voz baja.

-         Carla y Manu están de acuerdo. – Le susurró.

-         Ya, pero es una decisión complicada, si lo hago con vosotros es en confianza, no con un extraño.

-         A mí eso me da morbo, me gusta.

-         Tú eres más joven, tranquila, que lo tengo bien pensado. Y a ti para una emergencia. – Le susurró. – Venga que tu padre ya sale del agua.

-         Hola Alicia, cariño está muy buena el agua, aún puedes darte otro baño antes de ir al hotel.

-         Está bien.

Marta se metió al agua y Alicia y otras miradas la siguieron, Alicia se admiraba de la firmeza de su culo cumplida la cuarentena. A la salida disfrutó el espectáculo de verla salir, el efecto del sol en su piel mojada y  los pezones marcados en el bikini. Todo en su madre era firmeza y elegancia. Marta se acercó a su hija y ambas sabían que era con intención. Alicia notó la forma de los labios vaginales muy cerca de su cara. Su madre sonrió casi imperceptiblemente y se giró, dejando su estupendo trasero a la misma distancia, con el bikini bien prieto. Alicia sintió un hormigueo en su vagina.

-         Voy a la ducha a quitarme la arena y nos vamos al hotel.