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Complicidad entre primos 29

en Amor filial

Alicia decidió ir a un nuevo local para intentar no coincidir con sus otros amantes vacacionales. Llevaba la falda blanca y camiseta negra y procuraba contonearse al andar para darle vuelo a la falda y que sus tetas sobresalieran mas del escote. Entró a un café de la plaza donde ya algunos chicos la observaron atentamente al entrar y levantó algunos cuchicheos entre ellos. Alicia hizo como que no se había dado cuenta y se fue a la barra donde un camarero de mediana edad se quiso dar prisa en ser él quien la atendiera. Alicia quería hacer un juego y quería que vinieran a ella en vez de ser ella quien se lanzara. Se sentó en una mesa libre con una actitud relajada y esperó, ayudando a los indecisos cuando se agachaba a coger el vaso para beber o dejarlo en la mesa y mostrando medio muslo.

Tras unos minutos se le acercó un treintañero, de cabello castaño rizado y de buen aspecto.

-         Hola, ¿te apetece tomar otra?

-         Hola, sí por favor. – Respondió Alicia sonriendo y echándole un vistazo general.

Tras volver con las bebidas se sentó en la silla de al lado y se presentó.

-         Ah, me llamo Andrés.

-         Yo Alicia encantada.

-         El placer es mío, eres muy guapa.

-         Gracias.

-         Creo que no eres de aquí, ¿de vacaciones?

-         Sí, unos días.

-         Yo sí soy de aquí y en invierno es un pueblo pequeño donde nos conocemos todos, se queda muy tranquilo, demasiado. Prefiero el verano con el ambiente que hay de la gente que viene.

Alicia captó rápidamente que estaba ante uno de los ligones del pueblo, cosa que le divertía y que había supuesto por sus formas y por atreverse a entrarle sin dudarlo.

-         Y por las chicas que venimos… jiji.

-         Sí, desde luego y más si son como tú. – Acariciándole la rodilla.

-         A las del pueblo ya te has ligado a todas.

-         Las tengo vistas a muchas, bueno, no son tantas eh.

La conversación siguió sobre la belleza del pueblo, la playa y a qué se dedicaban el resto del año. Andrés era empleado en una sucursal bancaria. Se estaba poniendo caliente y deseaba follarla ya.

-         Te invito a mi casa.

-         Bien, pero me gustaría dar un paseo por la playa. – A Alicia le gustaba demorar el acto y además así le cogían con más ímpetu.

-         Muy bien, se está muy tranquilo a estas horas.

Paseando por la arena acabaron sentándose mirando el reflejo de la luna sobre las olas. Algunas parejas lejanas buscaban intimidad.

-         Qué bonito. – Dijo Alicia.

-         Sí.

Alicia estaba sentada y tenía la cabeza reposada sobre las rodillas recogidas. La falda se le había subido y mostraba casi todo el muslo. Una pequeña braga blanca escondía su intimidad. La mano de Andrés se fue al muslo más cercano mientras sentía aumentar la erección, Alicia se dejaba hacer sonriendo picarona.

-         ¿Has follado alguna vez en la playa? – Su mano rozó por primera vez la vagina de Alicia.

-         Sí, ¿te gusta?

-         Me encanta.

-         ¿Y te has follado a alguno en esta?

-         Sí, ¿qué te crees? –

Andrés esperaba ser el primero pero no se desanimó. Le metió la mano bajo las bragas y le acarició el coño, le introdujo un dedo dentro y comprobó satisfecho que estaba mojada. Alicia jugueteaba abriendo y cerrando los muslos y pasó a continuación a palparle el paquete a Andrés que se sorprendió un poco. Eso seguía molestando a Alicia, que un chico se sorprendiera de que una chica hiciera lo que hacían ellos.

-         ¿No te gusta que te toquen la polla?

-         Sí, claro, me encanta. – Balbuceó.

-         Pues entonces, a las chicas también nos gusta meter mano.

Le desabrochó ella misma la bragueta y le sacó la polla para empezar a mamarla. Era una polla ancha de tamaño medio y un glande grande, le recordaba a la de Toni pero no tan grande. Andrés le sujetaba ligueramente la cabeza mientras le metía mano por todo el cuerpo. Acabó por tumbarla boca arriba, le bajó las bragas y le subió la falda, le penetró con decisión y empezó a bombear, intercalaba besos con bajarle la camiseta y sobarle y chuparle una teta. Cuando le daba tregua Alicia se sacó del todo las bragas y luego se quitó la camiseta y el sujetador, Andrés sonrió y ahí mismo se hizo una cubana y las sobó bien a gusto. Sacó la polla del chocho y Alicia abrió la boca, satisfecho le metió la polla dentro y eyaculó una buena cantidad, tanta que se le escurría por las comisuras de los labios, se la recogió con la polla para encaminarla dentro de la boca. Alicia sonrió y le preguntó.

-         ¿Contento?

-         Mucho.

-         Tienes pinta de llevar chicas a tu casa y a mí me has dejado a medias.

Aquello sorprendió a Andrés que dudó de sus dotes amatorias. Alicia sonrió comprensiva mientras se vestía. Se había excitado follando semidesnuda en la playa en un lugar no demasiado oculto y lo había disfrutado morbosamente. Que un desconocido le desnudara para follarla en un sitio público, se acordó del hombre que casi la violó en el viaje de ida.

-         A una mujer hay que saber hacerla disfrutar aparte de con una polla.

-         ¿Ah?

-         Bien, veo que entiendes, ¿quieres seguir entonces? – Recordó la dulzura con la que le sabía hacer gozar Marta y también Carla.

-         Sí, sí, vamos.

Andrés se había ilusionado con la opción de seguir disfrutando de ese cuerpo. Se recompuso rápidamente y se levantó sacudiéndose la arena de la ropa. Pasaron por la zona de terrazas del paseo de la playa y Alicia observó que era objeto de miradas y se excitó de pensar que alguno de esos la hubiera visto follar en la playa. Les dirigió una sonrisa pícara de soslayo. En el ascensor le empezó a meter mano por el culo, entraron al apartamento de Andrés que era un auténtico picadero. Estaba decorado con estilo y modernidad y denotaba una buena situación económica. La cama de matrimonio era enorme.

-         Aquí te las tiras ¿eh? Jiji. – Le dijo socarrona.

-         Sí, ¿te gusta mi casa?

-         Sí.

-         Espero que te lleves un buen recuerdo.

-         Depende de ti. A ver cómo te comes un coño.

Alicia se acabó de desnudar, pensó que últimamente iba más tiempo desnuda que vestida con buena parte de ese tiempo practicando sexo, una vez acabado el curso y bien que lo estaba disfrutando, y se sonrió, se tumbó en la cama sonriendo complaciente y se abrió los labios vaginales. Andrés se aprestó tras desnudarse a catar el manjar que le ofrecía Alicia y que hacía poco había taladrado con su polla, él y varias pollas más, más de las que se creía. Empezó a hacerle un buen trabajo y a recoger en su boca los efectos del mismo.

-         Te gusta que te coman el coño.

-         Sí, y a ti que te coman la polla ¿o no?

-         Y también que te la metan hasta el fondo.

Alicia sonrió afirmativa y Andrés se la metió de golpe, lo que le hizo dar un respingo y un grito medio sorpresa y placer, su coño ya estaba acostumbrado a recibir pollas. Andrés después de ensartarla, le gustaba la sensación de tener su polla hundida en una vagina sintiendo su humedad y aprisionándola, se centró en lamerle y sobarle las tetas.

-         También te gustan mis tetas jiji.

-         Me encantan.

Le estuvo follando con decisión y luego le pidió que se pusiera a cuatro patas. Observó el ano y supuso que también le daban por ahí, le excitó y le hundió la polla en la vagina. No le preguntó nada pero dejó de follarla y le abrió las nalgas como inspeccionando la zona, Alicia se dio rápidamente cuenta de las intenciones.

-         Tendrás que hacer lo mismo que con mi chochito si quieres meterla.

-         Ah.

Andrés follaba bien, se le veía experimentado, y a Alicia le picaba la curiosidad de ver como se la follaba por el culo. Notó la humedad de la lengua en su orificio anal y sonrió divertida viendo lo fácil que les convencía con tal de encularla. Le dio una palmada en el culo y le sujetó las tetas que le colgaban, la agarró firmemente de la cintura y le penetró lentamente hasta el fondo con poca resistencia, tal y como había supuesto. Empezó el mete saca y de vez en cuando la sacaba solo para ver el agujero dilatado para volverla a hundir y oír el gemido de Alicia. Contuvo la respiración y la hundió todo lo que pudo para derramar su semen en sus entrañas.

-         Aaaaah.

Sacó su polla manchada de semen y Alicia se la limpió como acostumbraba cuando quedaba satisfecha. Andrés pensó que era una pena que en su pueblo no hubiera chicas así.

-         Esto no te lo harán todas.

-         No, es verdad.

-         Limpiarte la polla y dejarse dar por el culo.

-         Me ha gustado mucho. Y a ti creo que te gusta que te den por el culo, ¿me equivoco?

-         Me da mucho placer es solo acostumbrarse.

-         Puedes ducharte si quieres.

-         No gracias, ya lo haré en el hotel.

-         Pues te acompaño.

-         Prefiero que te quedes y volver sola, eres muy amable.

-         Como quieras, es que es un poco tarde. ¿Puedo quedarme con un recuerdo tuyo?

-         ¿Qué tipo de recuerdo? Jiji

-         Íntimo, me gusta tenerlo de las chicas con las que más disfruto, así me acuerdo de ellas y a ti no creo que vuelva  verte.

-         Jiji, entiendo. Toma. - Le tendió sus bragas.

-         ¿No te importa volver andando así? Puedo llevarte en coche.

-         No pasa nada y me gusta que se las quede alguien que las va a apreciar.

-         Gracias. – Dijo aspirando su olor.

-         Ve con cuidado.

-         Lo haré.

Alicia se levantó y fue a lavarse el ano, se vistió y le tiró el sujetador a la cara.

-         Quédatelo también, es un conjunto. Adiós.

-         Gracias, adiós.

El fetichismo de Andrés le había servido para fantasear con su exhibicionismo, se sentía gozosa por ello. Una ligera brisa fresca le llegaba y pensó en si le levantaría la falda pero era muy leve. Había aún animación en las calles y se sintió excitada pasando delante de la gente sin ropa interior, imaginando si se darían cuenta. Llegó al hotel y saludó al conserje, el primero que se había follado, que se le quedó mirando hasta que entró en el ascensor, tuvo la tentación de levantarse la falda pero se contuvo. Se desnudó al entrar en la habitación y salió así a asomarse a la terraza sin que sus tetas sobrepasaran el pretil. Se tumbó en la cama y rememoró los polvos de esa noche. Se percató de que realmente se la habían follado, que él había llevado en todo momento la iniciativa y control, cuando a ella le gustaba también ser ella quien marcara la pauta. Recapituló sobre lo que había cambiado su vida, sexual sobre todo desde aquella visita a su primo no hacía tanto tiempo. Se sonrió y pensó en el plan para el día siguiente.

Luis también había salido esa noche y decidió, al menos de momento, no ir donde pudiera ir a la Bea, que la dejaba en la recámara. Entró al primer bar donde ponían música indie. La camarera tenía novio y decidió no tentarle. Había un par de grupos de chicas pero pensó en no entrarles por si tenía que pagarles una ronda. Estuvo un rato y decidió irse a otro lado a probar suerte. Era un bar de música disco y bastante animado de gente muy joven. El volumen de la música dificultaba cualquier conversación y tan solo intercambió un par de sonrisas con alguien que se ponía a su lado en la barra, con el bar lleno era dificultoso llegar.

Caminando se cruzó con dos chicas y se saludaron.

-         Hola, ¿vas solo?

-         Hola, sí, paseando.

-         Paseando jaja.

-         No te enfades mi amiga te está gastando una broma.

-         No pasa nada.

-         Vente a tomar algo si quieres.

-         Vamos.

Las dos chicas eran castañas y de complexión normal, ni guapas ni feas y con un cuerpo normal. Eran simpáticas y de trato agradable. Sobre todo hablaron ellas, de sus andanzas de fiesta y de lo que pensaban hacer en sus vacaciones en la playa, eso le hizo acordarse de Alicia, y al igual que ella cómo había cambiado su vida desde que empezó a salir con ella, a ser más abierto.

-         Hey seguimos aquí Luis, ¿en qué pensabas?

-         Nada, estoy solo un poco cansado. – No quería decirles nada de que tenía novia.

-         Ah, ¿te quieres ir ya?

-         No, no, voy a pedir otra, me quedo un poco más.

La conversación seguía agradable y Luis no quería estropearla insinuando algo o cambiando de tema. Las dos chicas iban más cargadas que él antes de encontrarse y se reían mucho y empezaban a cuchichear entre ellas entre risitas.

-         Eres majo aunque un poco callado.

-         Ya, bueno.

-         Esta dice que como tienes de grande la polla. Pero no se atreve a preguntártelo es un poco tímida también ¿sabes?

-         La tengo de buen tamaño pero lo podéis comprobar vosotras mismas.

-         Mira como se suelta cuando les hablas de sexo.

-         Por ahora es solo una pregunta.

-         Lo que vosotras queráis.

-         No queremos calentarte es solo curiosidad.

-         ¿Y se lo preguntáis a todos?

-         Solo a los que nos caen bien…

-         Voy al baño. – Dijo la más tímida.

-         Te acompaño.

Volvieron juntas y se fueron a pedir otra ronda volviendo sonrientes.

-         La última la pagamos nosotras. – Dijo la tímida.

-         Gracias.

-         Sí y además a mi amiga le molas pero no se atreve a lanzarse, menos mal que voy yo con ella.

-         Eres majo, estás bien.

-         ¿Ves que fácil es?

Luis se veía un poco reflejado en la chica tímida. Salieron a la calle y la más lanzada dijo.

-         He visto por ahí a compas de clase, voy a agregarme y os dejo solos, que lo paséis bien. – Dijo guiñando el ojo. – Encantada de conocerte. – Dándole dos besos.

-         Lo mismo.

Luis no tenía muchas esperanzas de mojar esa noche pero con todo decidió no buscar a la Bea, para que no le viera la otra por mala suerte, ni llamarla a esas horas que parecería desesperado. En ese momento la Bea estaba siendo follada vaginalmente en el asiento trasero de un coche. Venía de mamar otras cuatro pollas en los baños. Luis siguió con su nueva amiga hablando de lo que estudiaban, supo así que era su primer año universitario, hasta que se ofreció a acompañarle a casa.

-         Me lo he pasado muy bien eres un chico muy agradable.

-         Podemos quedar cuando quieras, ya sabes mi número.

-         Sí.

Luis pensó en que con Alicia tenía acordada una relación abierta y que además la Bea se iba a ir a Inglaterra. Hizo un último intento con la chica cuando llegaban a su portal.

-         La polla te la puedo enseñar para que veas su tamaño, que no es farol.

-         ¡Oh! Era una de esas cosas que dice…

-         No te preocupes, no voy a pedirte nada a cambio.

-         Um.

A Luis le recordó aquello la primera vez que le vio las tetas a Alicia y que le hizo una mamada, y ahora era él quien ejercía de director.

-         No lo hago con todas, solo con las que me caen bien.

-         Jeje, bueno vamos adentro.

Abrió la puerta y la que daba acceso al garaje y encendió la luz, quedándose en el rellano.

-         Aquí estaremos bien, malo será que venga un vecino a estas horas.

Luis se desabrochó el pantalón para estar más cómodo, un bulto sobresalía del calzoncillo y ella se quedó mirando.

-         Puedes tocar y bajármelos tu misma, con confianza.

La chica le sonrió agradecida y se sentó en la escalera, palpó por encima del calzoncillo y se decidió a bajarlo saliendo la polla como un resorte, instintivamente ella echó la cara atrás.

-         Uh, sí que es grande.

-         Casi te doy en la cara.

-         Voy a tocártela.

La chica palpó la dureza del miembro, a Luis le parecía muy morbosa la situación y estaba excitado, le observó la polla desde diversos ángulos con gesto satisfecho.

-         Me gusta, es grande y bonita.

-         Jajaja.

-         Sí. – Dijo mientras la acariciaba.

-         Eso es casi una paja.

-         ¡Oh!

-         Sigue sigue, es muy agradable y si tú quieres puedes tocarla todo lo que quieras.

-         Gracias.

-         ¿Es la primera polla que ves? Perdona la pregunta.

-         En vivo sí.

-         Tu amiga seguro que ya ha visto más de una.

-         Sí, me ha contado cosas y siempre me decía que me lanzara, pero buscaba un chico que fuese respetuoso.

-         ¿Ha follado?

-         Sí.

-         Pero no le digas que te cuento estas cosas.

-         Descuida.

-         Quiero saber a qué sabe una polla, ya que estamos, eres mi chico para todo.

-         Verás cómo te gusta también.

-         Y a ti…

La chica acercó sus labios a la polla y besó el glande, Luis sintió un escalofrío, le excitaba iniciar en el sexo a una chica inexperta. Le dio unos lametones por el tronco y poniendo cara de precaución abrió la boca y se introdujo el glande, se lo sacó y se metió un poco más de polla, iniciando la mamada propiamente dicha, sintió un trozo de carne palpitante que reaccionaba a sus atenciones, cosa que le gustó, cada vez un poco más pero solo llegaba a meterse la mitad. Luis notaba la diferencia frente a las expertas mamadoras la Bea y Alicia pero lo estaba disfrutando. Se reían por lo bajo cuando se apagaba la luz y había que volver a encenderla.

-         ¿Qué tal?

-         Bien, me gusta.

-         ¿A qué sabe una polla?

-         A polla jeje. – Con una sonrisa tímida encantadora.

-         Intenta meterte más, para ser una buena amante hay que metérsela entera.

-         Es muy grande, no puedo.

-         No hace falta que sea hoy.

-         Te llamaré, prefiero hacerlo yo.

-         Como quieras. Saca un pañuelo que no me quiero correr en tu boca la primera vez. ¿No notas que se pone más grande y dura?

-         Sí.

Se sacó la polla y le dio un pañuelo, Luis se dio unas pocas sacudidas y expulsó bastante semen, ella observaba atenta, se limpió la polla con la parte limpia del pañuelo y se subió los pantalones.

-         ¿Quieres verlo de cerca?

Ella asintió y observó el semen de cerca y lo olió.

-         ¿Quieres probarlo? – Preguntó riendo.

-         Hoy no.

-         Ya será otro día. Has hecho una buena mamada para ser la primera.

-         Gracias.

Luis la besó en los labios.

-         Quería hacer algo más como agradecimiento.

-         No me debes nada y menos con la mamada.

-         Quiero enseñarte las tetas.

La chica se quitó decidida la camiseta y el sujetador, mostrando sonriente unas tetas de tamaño normal, muy redondeadas. Luis las palpó con cuidado y eran blandas.

-         Son muy bonitas, de verdad.

-         Me alegra que te gusten.

Luis le besó las tetas y las lamió con cuidado, observó el gesto de placer en ella y cómo se le endurecían los pezones. Le notó la respiración entrecortada

-         ¿Seguimos adelante o lo dejamos para otro día?

-         Sigue.

-         Te tengo que desnudar del todo. – Dijo mientras se agachaba y le acariciaba los muslos.

Ella misma se desabrochó el botón del pantalón corto, Luis le bajó la cremallera y lo deslizó abajo, disfrutando el momento, aspiró a la altura de la entrepierna y le bajó las bragas de color blanco. Ella iba emitiendo leves gemidos a cada acción que hacía. Observó un coño con vello castaño, le gustó, era recogido. Tenía las piernas juntas y se las hizo abrir ligeramente. Empezó a explorarle el coño, abriéndole los labios vaginales y lamiéndolo, le buscó el clítoris y se lo trabajó. No quiso introducirle ningún dedo. Finalmente le provocó el orgasmo y saboreó sus fluidos.

-         ¡Oh! Qué gusto me has dado.

-         Me alegra.

-         Te lo has tragado.

-         Me gusta.

-         Ha estado muy bien.

-         Seguimos otro día.

-         ¿No te importa?

-         No. Ya me llamarás.

Los dos se vistieron y Luis la despidió con una palmada en el trasero. Volvió satisfecho a casa y le excitaba mucho desflorar a una chica. Aún así antes de dormir Marta y Alicia le volvieron al pensamiento.