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Complicidad entre primos 1

en Amor filial

Alicia andaba algo deprimida desde que había roto con su novio. No acababa de recuperar la alegría y salir de fiesta con las amigas, no hacía sino recordarle los lugares donde antes había estado con él. Las amigas al final estaban para espantar a algunos moscones. Pues era una chica atractiva con sus 21 años. De altura mediana, media melena rubia, piel clara, cara ovalada tirando a angelical y con una sonrisa franca y sincera. Su único defecto era que la complexión era algo fuerte, eso le hacía tener unas piernas algo gruesas, pero realzaba el culo firme y un pecho sugerente, en el que terminaban las miradas de los moscones a menudo.

Esto llegó a oídos de su primo, que le invitó a pasar unos días en su casa de soltero en otra localidad más pequeña. Manuel era un tipo activo y con atractivo para el sexo opuesto. Alto, tez morena y cabello castaño, con una complexión normal. Gustaba de salir a hacer senderismo por los alrededores.  Lo que le mantenía en buena forma y no le impedía ligar los fines de semana que salía de fiesta. Para no tener una pareja comprometida. Algo que se había planteado a medio-largo plazo a sus 28 años.

La relación entre ambos era cordial cuando se veían en las comidas familiares. Donde charlaban sobre temas intrascendentes y como les iba la vida. Tenían cierta complicidad. A pesar de que a Manuel no le habían gustado demasiado sus novios anteriores, a los que veía poca cosa para una chica como ella. Guapa y con inquietud verdadera por la familia y las amistades.

Manuel estaba aquella mañana de primavera esperando en el andén. Unos nubarrones grises amenazaban lluvia y el sol pugnaba a ratos por salir.

-         Hombre Alicia, ¿cómo ha ido el viaje? – mientras se estampaban dos besos en la mejilla y Manuel pudo sentir de nuevo la suavidad de su piel

-         Bien Manu, ¿qué me tienes preparado? – La perspectiva de aquellos días y hacer algo diferente a la rutina le había alegrado algo.

-         Para esta tarde nos daremos un paseo por el campo, que te relajará seguro. ¿No te habrás olvidado?

-         No, no. Pero sabes que me canso pronto. ¿Te han dado fiesta en el curro?

-         Me he cogido unos días de vacaciones que tenía pendientes.

-         ¿Te han puesto pegas?

-         Ahora hay poco trabajo y vamos tirando, pueden prescindir de uno durante unos días.

-         ¿Pero van a cerrar?

-         Por ahora no.

Así hablando llegaron en pocos minutos al piso de Manuel. Tenía dos dormitorios y le enseñó el suyo.

-         Aquí dormirás, con vistas al patio de vecinos, jeje.

-         Aparte de mí, seguro que más de una chica habrá pasado por aquí, o mejor dicho, por el de al lado. – Con una sonrisilla picarona.

Manuel se quedó un poco cortado, alguna vez habían hablado de ligues, pero no se esperaba que se lo dijera tan rápido y porque la creía en peor estado de ánimo.

-         Se hace lo que se puede, primita. – Con gesto burlón.

-         Seguro

-         Ven a ayudarme a preparar la comida, anda.

La comida transcurrió sin más notoriedad y se prepararon para salir al campo.

-         Venga Ali, que estás echando culo

-         Y tu barriga, ya voy, espera que me acabo de cambiar.

La puerta estaba entreabierta y desde el recibidor pudo observar a Alicia en ropa interior, de espaldas y ligeramente de perfil. Llevaba una combinación en color lila y pudo ver la generosidad y firmeza de su pecho y culo, y lo atractiva que resultaba la blancura de su piel. Sintió una erección y una pequeña descarga que recorrió el glande. Agachó la cabeza y se giró. Veía hermosa a su prima pero no con un deseo sexual. Hasta ese momento en que la naturaleza le había obligado. Trató de persuadirse a sí mismo.

-         ¿Te has puesto crema? Que tienes la piel delicada

-         Sí, por eso he tardado un poco más. –Con una sonrisa que derretiría una piedra.

-         Pues vamos, que por el camino de Valtejada no has ido nunca.

Los nubarrones habían dejado paso al sol y a unas nubes altas y pomposas.

-         Qué buena tarde y eso que por la mañana pensé que llovería. Antes de que llegaras.

-         Mejor así, para estar en casa lloviendo no vengo.

-         Te gustará, es un camino poco conocido, yo ahí me he cruzado con poca gente, incluso los fines de semana. Es para principiantes como tu.

El sol hacía brillar el cabello rubio y Manuel se quedó un poco embobado.

-         No sé si al final habrías necesitado una gorra.

-         Bah, lo que no necesito es la chaquetilla de chándal. ¿Puedes meterla en la mochila?

-         Claro

La camiseta hacía más palpable lo que había debajo, que se balanceaba ligeramente a cada paso.

-         Toño no me acababa de convencer primita, me alegra verte sonreír, no merece que le llores.

-         Estuvimos casi un año y al principio era muy agradable.

-         Era el peor de los que tuviste, pero me pareció una intromisión el decirte algo, ya eres mayor.

-         Yo no lo habría aceptado. Mejor darse cuenta una sola.

-         Encima al final el tio gilipollas jugaba a dos bandas. Menos mal que te diste cuenta. Si le viera le diría un par de cosas.

-         Yo le arrearía un par de hostias a mano abierta.

-         Y tienes fuerza Ali, jeje. ¿No le has vuelto a ver?

-         Ha dejado de ir por esa zona, ahora va a una más pija con su novia.

-         Lo que te decía, gilipollas.

El camino seguía por una pista entre un bosque de encinas y carrascas. El olor a monte impregnaba el ambiente.

-         Esto no lo tenéis donde vives. – Alicia le sonrió como respuesta. – Mira, ahí está el antiguo tejar que da nombre al valle. Hace cien años aprovechaban la arcilla ahí.

-         Um, ¿y por qué lo abandonaron?

-         Quedaba ya poca arcilla – dijo señalando una parte horadada del monte – y como ves el acceso no es fácil.

El tejar quedaba al fondo del valle, tras un camino de herradura como a medio kilómetro de donde estaban.

-         Vamos a sentarnos a ver el paisaje y beber agua.

Se acercaron a unas rocas junto al camino.

-         Toma Ali, que tu eres de ciudad.

Llevó su mano a la rodilla izquierda de Alicia y le dio unas palmaditas que casi inconscientemente subieron hasta el muslo. Esta se giró sonriendo tras dejar la botella y acercó sus labios a los de su primo, para darse un beso, largo, suave, explorándose mutuamente con sus lenguas. Con su mano en la mejilla de Manuel y este llevando su mano a las tetas de Alicia, que sintió como se endurecían sus pezones.

-         Después de esto no me hace falta beber. – Acertó a decir Manuel, que sentía su polla presionando los bóxer.

-         Jajaja. Primito me has ayudado mucho desde que he llegado y no lo digo por el beso, que me ha encantado. ¿Se puede ver el tejar?

-         Sí, pero hay que ir con cuidado porque está abandonado hace mucho.

Durante la bajada Manuel le acariciaba el culo entre la complicidad de Alicia, que sentía que se humedecía su vagina. A Manuel lo había visto como su pareja perfecta. Algo que había quedado algo aparcado con sus tres novios. Pero siempre latente. Sin que se iniciara un deseo sexual de principio, pero que fue calando poco a poco con el obstáculo de ser familiar. Se imaginaba encontrar alguien como él. Ni siquiera había planeado nada, a pesar que la noche anterior se había masturbado y acabó pensando en él. La cosa había surgido de un modo natural y espontáneo.

-         Cuida con esos escombros de la entrada.

Vieron lo que era el tejar, intercalando besos, y salieron afuera por otra puerta a un patio donde secaban las tejas.

-         Cuantas tejas sin usar.

-         No hay nada más que ver, Ali, volvamos adentro.

Alicia le sonrió y fingió empujarle hasta una tabla apoyada en la pared. Ella se reclinó y desabrochó el pantalón a Manuel, los bóxer contenían un bulto, Alicia le miró complacida y se lo bajó. Dejando libre una polla de 21 cm con forma de plátano. Alicia la cogió con cuidado, la acarició y empezó lamiendo el tronco y besando el glande. Para pasar luego a succionarla poco a poco, despacio, hasta lograr introducírsela por completo.

-         Tan bien dotado habrás hecho feliz a muchas chicas, Manu, aprovecha tu polla, qué rica.

-         No sabía que la chuparas tan bien.

-         Es cariño de prima, cuando una ve una polla así se motiva.

A mitad de felación se quitó la camiseta, dejando su potente delantera bajo el sujetador.

-         ¿Mejor así?

-         Claro que sí, ummm.

-         Ali, aviso que me voy a correr. –Tras unos minutos

Como respuesta le sonrió bajando los párpados al mirarle y aceleró la mamada. El semen, denso, salió a borbotones, cayéndole un poco por una comisura de los labios. Alicia le miró y recogió ese semen con un dedo y se lo tragó. Haciendo después un gesto de satisfacción.

-         Aaah, ¿te ha gustado primito?

-         La mejor mamada de mi vida. Ahora me toca corresponderte.

Intercambiaron la posición y Manuel repitió con ella la bajada del pantalón. Besó a la altura de su vagina y despacio y gustándose le bajó la braga. Dejando libre un humedecido coño sonrosado, estrecho y con una fina hilera central de vello rubio claro. Empezó a explorarlo con la lengua, entre los labios, sorbiendo los jugos que salían y llegando hasta el clítoris. Jugueteó introduciéndole uno y posteriormente dos dedos, entre los gemidos contenidos de placer de Alicia. Para acabar recogiendo el fruto del orgasmo y compartirlo en un beso con su prima.

-         Eres deliciosa Alicia.

-         Umm

-         Volvamos a casa que estaremos más cómodos.

-         Esto ha sido solo un desfogue jiji

-         Eres fantástica Ali, la tengo dura otra vez.

-         Pues te aguantas hasta llegar a casa

-         No sé si podré. A lo mejor te tengo que violar en un ribazo.

-         Atrévete.

El camino de vuelta obvia decir que fue más rápido que a la ida y ya estaban en casa en poco más de media hora. Algo sudorosos por el esfuerzo pasaron al dormitorio de Manuel. Donde este la empujó a la cama entre risas. Alicia adoptó una postura como si estuviera indefensa, lo que excitó más a Manuel, que se desnudó rápidamente.

-         Mira Alicia, te voy a follar con este pollón, no como tus novios anteriores. – Dijo mientras se bajaba los calzoncillos, dejando libre una polla dura como un mástil.

-         Jejeje, es verdad, tu me harás gozar más que con esas más pollas pequeñas.

Recordando que la más grande que había visto, la de Toño, no superaba los 15 cm. Ya estaba en ropa interior e incitaba con la mirada a su primo. Se incorporó y Manuel le desabrochó el sujetador. Dejando a la vista unas tetas firmes, potentes y redondeadas, tumbó a su prima y comenzó a chuparlas y acariciarlas.

-         Que tetas tan ricas tienes, dáselas a mi polla que le gustan mucho esas tetas.

Recorriendo la separación entre ellas y la boca de Alicia que se la metía hasta casi la mitad y vuelta a estrujar la polla con las tetas.

-         Ahora toca probar tu agujerito.

Sonrió y le dio un golpecito con la polla en cada mejilla ante la complicidad de Alicia. Le bajó las humedecidas bragas.

-         Que mojada estás guarrilla. Veo que te ha gustado tener mi polla entre tus tetas.

-         No me hagas sufrir más, umm.

Con cuidado y despacio le fue introduciendo su polla hasta el fondo.

-         Aaaaahm

-         ¿Qué se siente al estar penetrada por una polla así hasta el fondo?

-         Estoy en la gloria, dame, empieza a follarme.

-         Nunca te la habían clavado así. ¿Eh? Espera a que se mueva dentro de ti.

Manuel estaba encantado con la tarde de sexo con su prima y no se acababa de creer su disponibilidad y complacencia. En ningún momento había tenido remilgos por ser su prima. Alicia hacía que fuera todo natural y sabía cómo provocarlo y darle morbosidad. Empezó un bombeo suave y lento deleitándose con la estrechez del coño. Pasando luego a embestidas con más fuerza. El bamboleo de aquellas tetas le excitaba todavía más.

-         Hey, que yo también tengo derecho a follarte, que te crees.

Alicia pasó a estar arriba y a dirigir las operaciones. Manuel estaba extasiado con la visión de aquellas tetas que se vencían hacia él y las manoseaba cuanto podía.

-         Tu dulce prima mira como te folla.

-         Sí, pero ahora me toca clavártela desde atrás.

Alicia se colocó en posición. Manuel observó el agujerito del ano pero no dijo nada, todavía era jueves y pensó en gozarlo más tarde. La visión era magnífica y las dos tetas se le caían hacia debajo de manera provocativa. Apuntó su polla al coño y la agarró por la cintura, sobándole las tetas a intervalos.

-         Túmbate boca arriba Ali.

Le sacó la polla y derramó un abundante semen sobre sus tetas.

-         Aaah, toma leche para tus tetas.

-         Cómo te funcionan los huevos, que lechada me has vuelto a dar.

Mientras con mirada provocativa y de satisfacción, se extendía el semen por sus tetas y se lo rebañaba para llevárselo a la boca.

-         Si te gusta mi leche limpia el de mi polla.

Se la acercó y Alicia se lo lamió y se metió la polla entera.

-         Toda limpita para la próxima follada, Manu.

A continuación se ducharon juntos, entre juegos con el agua, enjabonándose mutuamente, besos y arrumacos. Alguno de ellos casi les hizo resbalar.

-         Uy, sí que es cierto que se os encoge con el agua. Parece mentira que coja ese tamaño de pollón luego.

-         Pues ya lo sabes. Pero no te quejarás de cómo se ha comportado contigo. Me la pones durísima. Como ninguna otra.

-         Jijiji ¿de verdad?

-         Claro tonta.

-         ¿Saldremos esta noche?

-         Bah, los jueves aquí no hay gran cosa, mejor mañana y hoy descansamos, o no. Podemos tomar algo en casa.

-         Como digas, tu lo sabes mejor que yo. Entonces me pongo el pijama y no me arreglo.

-         Por mi como si vas desnuda por casa.

-         ¿Y por qué no tu?

-         Ahora tengo que hacer la cena y no quiero que me salpique aceite a la polla.

-         Jajaja

Después de la cena se acomodaron en el sofá, con la tele de fondo sin hacerle gran caso. Sonaba una cadena musical. Manuel preparó dos copas y le ofreció una a Alicia.

-         Ahora que estamos sobrios y porque aún queda todo el fin de semana por delante, Ali, me gustaría decirte o proponerte algo. No quiero que luego con el alcohol sea más fácil. Aceptaré lo que me digas ahora.

-         Cuanto misterio, me tienes intrigada.

-         He estado con varias chicas, pero pocas han permitido el sexo anal. A mí me gustaría poder penetrarte ese culito precioso que tienes, antes follándote el chochito te he visto el ano y me ha apetecido. Se quejan de que les va a doler y ni dejan intentarlo.

-         ¿Quién mejor que tu para desvirgarme el culito? Pero hazlo con cuidado. Me harás muy feliz haciéndome probar nuevas sensaciones.

-         ¿Y no te lo propuso Toño?

-         Sí y le dije que no, que para más adelante, que no estaba preparada…

-         Le diste largas a ese gilipollas, jaja, bien hecho primita, que se joda. Ya tuvo más que de sobra con tu chocho. Perdona si me meto donde no debo.

-         Nada, si gilipollas lo es un rato, y yo un poco por no darme cuenta antes.

-         De eso nada.

-         Mira que nunca me pidió una cubana, solo me las chupaba.

-         Gilipollas, lo que te digo.

-         Tengo que aprovechar que tengas esa polla que me llena tanto.

-         Y yo una prima tan guapa y tan sexy.

Brindaron con las copas y estuvieron un rato más de charla. Hasta que se fueron al dormitorio donde Alicia se quitó la parte superior del pijama dejando sus tetas al aire.

-         Déjame quitarte el pantalón que me excita mucho. – Mientras se desnudaba y buscaba la vaselina en la mesilla.

-         Jijiji ¡la guardas ahí cabroncete!

-         ¿Quieres que la guarde en la cocina?

-         Tienes prisa por encularme ¿eh?

-         Sí, solo me falta ese agujerito por penetrar y todos en un día.

-         Querrás decir que yo he follado tu polla.

-         Eres genial, jajaja.

-         Con todo cuidado te voy a poner la vaselina, ponte a cuatro patas.

Así hizo Alicia y Manuel le bajó despacio el pantalón, deleitándose con la vista y lo que vendría después. Acariciándole las nalgas. Le besó el ano y le dio un par de lametones. Lo que la hizo estremecer levemente. Y a su polla pedir salida de sus bóxer.

-         Me encanta tu agujerito.

Le fue aplicando vaselina y le introdujo la mitad del dedo meñique.

-         Uy, con cuidado.

-         Tenemos toda la noche.

Poco a poco fue cediendo y dilatándose, conforme le metía el dedo índice y luego dos a la vez.

-         Creo que ya estás lista.

-         Confío en ti, primito. Dámela por el culo.

Le metió despacio el glande.

-         Umm, aah.

Se lo sacó y volvió a introducírselo y esta vez un poco del tronco, sacándola un poco e insistiendo en empujar y clavársela un poco más.

-         Aay, me va gustando, así despacio.

-         Como tu me digas.

Tras un tiempo de mete saca consiguió metérsela hasta el fondo.

-         Alicia, ya estás totalmente enculada y nunca he sentido la polla más dura que hoy.

-         Cómo me llenas de polla.

Prosiguió las embestidas hasta la mitad de la polla, metiéndosela de vez en cuando hasta el fondo. Cada vez más deprisa.

-         Uuum sí, clávamela hasta el fondo. Me siento sucia y me gusta. Sucia por ti.

-         Y yo por encular a mi querida prima. Te voy a romper el culo.

El esfínter estrecho le aprisionaba la polla y le daba un gran placer.

-         Cambio de postura. Déjame ponerme encima de tu polla. Quiero clavármela yo misma.

-         Pero no me la partas.

Se colocó de espaldas a su primo y con cierta precaución se la introdujo hasta el fondo. Iniciando la cabalgada.

-         Umm, sí hasta el fondo.

-         Sigue así, Ali, me vuelves loco.

-         Lo que me estaba perdiendo.

Para acabar volvieron a la postura inicial. Manuel esta vez se la clavó hasta el fondo de una sola embestida.

-         Toma, te gusta así hasta el fondo.

-         Sí, dame.

La enculada estaba sacando el lado más salvaje de los dos, totalmente desinhibidos. Sudorosos por el esfuerzo. Y ser primos les daba a ambos una dosis de morbosidad que disfrutaban. Sin avisar eyaculó dentro de ella, nuevamente una cantidad grande.

-         Toma, hasta adentro, hasta las tripas, aahh.

-         Dame tu leche, me gusta.

El otrora ano estrecho de Alicia era ahora un agujero del grosor de la polla de Manuel, la contracción anal hacía que empezara a resbalarse el semen. Manuel sacó una foto con el móvil.

-         Para que puedas ver bien como ha quedado tu culito. ¿Te duele?

-         Ahora mismo no.

Ambos se lavaron en el baño y se fueron a dormir así, desnudos. Con Manuel abrazando por detrás a Alicia con su mano a la altura de las tetas. Sintiendo su polla entre la vagina y el ano de Alicia.