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Complicidad entre primos 38

en Amor filial

Luis en vista de que ese fin de semana no iba a quedar con Alicia pensó en un plan B y cuestiones pendientes. Antes de follarse a Eva, cosa que creía no le costaría mucho esfuerzo, quería completar el desvirgamiento de la dulce Andrea y follarle el culo. De la Bea esperaba su llamada antes de irse a Londres, pensó en lo puta que era y que si había chupado pollas hacía poco no la besaba en la boca ni le comía el coño si había tenido pollas dentro recientemente. Aquellos pensamientos le hicieron tener una erección mañanera. Decidió que llamaría a Andrea y empezó a trazar su estrategia para obtener su culo. Le ponía caliente follar y desvirgar a aquella chica tan dulce e inocente y con un cuerpo precioso. Los planes se le facilitaron cuando sus padres le dijeron que saldrían a cenar fuera e irían al cine. Quedaría con ella en un parque para no descubrirse, tomarían algo y la convencería para ir a casa. Tampoco sabía que le había abierto un mundo nuevo a Andrea y que deseaba repetir. Tenía interiormente la duda de no parecer una salida pero confiaba en Luis. Andrea vino preciosa, con un vestido blanco floreado a media rodilla y el pelo suelto, tenía el aspecto de toda una lolita que encantó a Luis. Tomaron algo en una terraza con conversaciones banales, hasta que Luis fue llevando el tema a lo que le interesaba.

-         ¡Oh! Estuvo muy bien me gustó mucho. – Dijo Andrea.

-         Yo disfruté mucho también.

-         Tenía algo de miedo y estuviste muy delicado.

-         No voy a hacerte daño ni nada que no quieras. Siempre se puede probar cosas.

-         ¡Oh! – Con un pequeño gesto de timidez y confusión.

Luis sonrió para tranquilizarla y le propuso ir a dar un paseo. Pasaron al lado del sitio donde se había follado entre los arbustos a Alicia y lo recordó con gozo.

-         Hace aún calor, vivo cerca y tenemos aire acondicionado, ¿quieres venir?

-         Vale. – Respondió algo dubitativa.

-         No te preocupes que mis padres están fuera.

-         Ah.

Luís sonrió al cumplir el primero de sus objetivos que era llevarla a su casa. Llegaron a casa y pidió una pizza para cenar.

-         Ponte cómoda donde quieras. – Le dijo.

-         Gracias.

Cenaron tranquilamente en el sofá mientras Luis le tanteaba sonriéndole y mirándole a los ojos. Al acabar la cena Luis sentía morbo y excitación y se creía controlador de la situación, dudaba de seguir cauto o sacarse la polla sin más. Temía asustar a Andrea. La propia Andrea recostó su cabeza en su hombro y le sonrió con dulzura. Luis le acarició el pelo y giró la cabeza para besarla. Todo iba saliendo de modo natural, sencillo y mejor de lo que esperaba después de planear tanto, solo quedaba el paso final. La colocó encima de sus piernas y la abrazó recorriendo su cuerpo con sus manos mientras la seguía besando. Acertó a subirle la falda y bajarle la cremallera del vestido, ella misma completó la acción despojándose del vestido. Una ropa interior totalmente blanca excitó a Luis pensando en la inocencia de su amante. La siguió besando y después la volvió a sentar a su lado, se despojó de la camiseta y se bajo el pantalón. Ella le palpó por encima del calzoncillo, sintiendo una polla bien dura, le bajó con curiosidad y ganas de ver de nuevo esa polla, que salió disparada mirando al techo y siguió rebotando. Andrea sonrió y acarició y besó la polla, antes de metérsela en la boca.

-         Um, que bien la chupas, has avanzado ya te la metes entera.

-         Sí, me lo dijiste. – Sacándosela por un momento.

-         Muy bien, cariño.

Luis estaba disfrutando la dulce mamada y a la vez estiraba la mano para sobarle el culo a placer con una mano y las tetas con otra, mientras de vez en cuando le retiraba el pelo. Se puso de pie con la polla bien dura y con la mirada indicó a Andrea que siguiera la mamada. Le gustaba esa postura de dominación, con Andrea de rodillas y el acompasándole la cabeza con la mano o follándole a placer la boca. Estaba buscando hasta dónde podía llegar y notó con satisfacción que se la tragaba hasta el fondo sin problema.

-         Vamos a mi cuarto.

Andrea levantó la cabeza y sonrió, acompañándole sumisa y confiando en la mayor experiencia de Luis. Al llegar se desabrochó ella misma el sujetador. A Luis le encantaban aquellas tetas, redondas y firmes, Alicia era inigualable pero estaban muy ricas también. Andrea sintió como se le endurecían los pezones al recibir las caricias y lametones de Luis. Continuó hasta su cuello y volvió a besarla.

-         Qué dulce eres. – dijo Luis.

Se tumbó en la cama relajada y levantó el culo para que Luis le deslizara las bragas. Seguía con ese vello castaño claro en el conejito, Luis le abrió los labios y notó lo mojada que estaba, provocándole un respingo de placer, acrecentado por el jugueteo de la lengua en su cavidad, mientras gemía le localizó el clítoris y lo trabajó con dulzura provocándole el primer orgasmo de la noche, cuya corrida disfrutó paladeándola.

-         Um, que rica me ha sabido tu corrida.

-         Ay que placer me has dado. ¿Sabes? Me gustó el sabor de tu semen, pensé que no me gustaría, que me daría asco, pero me gustó mucho.

-         Me alegra, tus corridas me gustan mucho también.

Luis tenía muchas ganas de correrse dentro de Andrea, ver su tierno chochito inundado por su semen, pero no sabía si tomaba medidas o no como Alicia, pensó que la alternativa de correrse en su culo no estaba nada mal, abrir de par en par su culito virgen y llenarlo de leche caliente, um, notó su polla dura como el acero. Aún recordaba la tierna expresión de su rostro cubierto de semen y la sonrisa agradecida.

Mientras Andrea seguía abierta esperando ser follada por aquella polla que le había cautivado. Encaminó su polla al agujero que se le ofrecía y la penetró con más decisión que la vez anterior, Andrea sintió la fuerza de la acometida mientras sentía un gran gozo y gemía, Luis sentía como las paredes vaginales le aprisionaban la polla a pesar del grosor de su polla y el camino que iba abriendo. Se esforzó en metérsela todo lo más que pudo, hasta que los huevos se pegaron a la pelambrera púbica de Andrea.

-         No puedo metértela más.

-         Aaaah, aaah, sigue sigue.

Andrea se estaba dejando llevar por su instinto sin el miedo de la vez anterior. Luis siguió con su plan y le pidió ponerse a cuatro patas, aprovechando para palmear y juguetear con los cachetes de su culo. Andrea sintió un escalofrío al sentir las manos cerca de su ano virgen y recordó cuando le dijo lo de experimentar el sexo anal, y eso le seguía dando respeto.

-         Fóllame. – Dijo, casi sorprendiéndose a sí misma y sorprendiendo a Luis agradablemente.

-         Toma, toma polla, es lo que quieres. – Volviéndola a follar con dureza – toma, toma, acompasando palmadas en el culo. Andrea sentía vibrar todo su cuerpo. – Fóllame tu también, ¿no quieres? – Dijo con el cuerpo sudoroso.

Andrea, solícita, se desacopló y con Luis tumbado se encasquetó con facilidad la polla, follándole y mirándole con dulzura. Luis se estiraba para lamerle una teta o besarla. Aprovechando uno de los momentos en que Andrea estaba con la polla más afuera se la sacó entera y tanteó el agujero del culo con la punta. Andrea no se sorprendió pero instintivamente se puso a la defensiva y lo cerró.

-         Tranquila, es una prueba, si no quieres lo dejo.

-         Vale.

-         Así eres tu quien controla la penetración.

-         Bueno.

Luis se embadurnó la mano de la corrida de Andrea y la extendió por el ano. Volviendo a poner la punta y dejando que Andrea probara.

-         Umm, umm. – Emitió Andrea.

-         Ponte de espaldas a mí.

-         Ummm, aay.

Andrea se había metido el glande y se tumbó en la cama resoplando.

-         Tranquila.  – Le dijo Luis con dulzura, acariciándole el pelo.

La colocó tumbada boca abajo con las piernas bien abiertas, le amasó el culo y le masturbó el clítoris para relajarla. Volvió a intentar vencer esa resistencia.

-         Ummm, ay, uaaa.

Luis sentía un gran placer y sensación de dominio penetrando y desvirgando ese culito respingón y firme. Sacaba la polla y notaba como se iba enrojeciendo y dilatando el ano lentamente. Recordaba la facilidad con la que su polla había entrado en el culo de Alicia, desde luego no era virgen del culo como Andrea, pensó en cuantas pollas y cuantas veces se lo habían trajinado para acoger pollas con esa facilidad. No consiguió su objetivo plenamente e invitó a Andrea a colocarse encima de él y ser empalada por el culo, dirigiendo ella la maniobra de penetración. No le había dicho nada pero en aquella postura se sentía incómoda, demasiado a merced de Luis y en una nueva experiencia para ella, demasiadas cosas. Se alegró interiormente y de controlar ella, en vez de sufrir en silencio las embestidas, solo gimiendo. No logró avanzar más allá de lo que había conseguido Luis, le pidió que se tumbara y se abriera de piernas, quería correrse en su chocho peludo. En una cita posterior sí lograría vencer totalmente la resistencia del culo de Andrea, pensó que no estaba mal para ser la primera vez. Le hundió todo lo que pudo la polla y descargó semen a borbotones, saliendo rápidamente de la vagina y esparciéndose por los muslos. Fundiéndose ambos en un grito, uno de placer y la otra de sorpresa. Le sacó lentamente la polla y contempló extasiado su semen entre la pelambrera castaña del coño, que se mostraba abierto y todavía borboteando semen. Tomó parte del mismo y se lo llevó a la boca de Andrea, que todavía sorprendida lo engulló casi por reflejo. Al día siguiente tuvo que vencer su timidez y pedir la píldora del día después y pedir al ginecólogo un plan en su siguiente visita. Pero no se atrevió a decirle nada a Luis, seguía inmóvil en la cama. Recordando el contradictorio momento de placer al sentir sus entrañas inundadas de semen caliente.

-         Qué buen polvo. – Acertó a decir, antes de que la situación fuera incómoda.

-         Me alegra. - Sin mayor miramiento Luis le metió la polla en la boca aprovechando la media sonrisa. – Limpia cariño, um, que rica tu boquita, me encanta.

-         Um, gluf, gluf.

-         Aaaah.

A Luis le encantaba aquel dominio sobre aquella cándida jovencita.

-         Voy al baño.

Andrea se encaminó al baño con la mano en la vagina, pensativa, llegó y se la limpió con cuidado, sintiendo el agradable frescor del agua, se lavó la cara y respiró hondo.

-         Puedes ducharte si quieres. – Dijo Luis mientras entraba. Le dio una palmetada en el culo y le besó el cuello mientras deslizaba su otra mano a la vagina, provocándole un respingo y que se encogiera. - Bueno, habrá que seguir trabajando ese culo, encanto. – mientras seguía con la mano posada en el culo.

-         Bueno… - Dijo con un hilo de voz. – Yo, me tengo que ir ya, me lo he pasado muy bien.

-         Como quieras, nos vemos.

-         Sí.

Luis, todavía desnudo, observó a Andrea mientras se vestía, le dio un abrazo y un beso en la mejilla y la acompañó a la puerta. Andrea se sintió más aliviada con el frescor de la noche mientras volvía a casa. Notaba cierto escozor en el culo y la vagina abierta. Temía que aún se le escapara algo de semen y lo notaran los demás. El vestido con el que antes se sentía cómoda y sexy ahora le hacía sentir miradas incómodas. Un grupo de chavales le gritó algunas cosas obscenas desde la otra acera y se marcharon riendo. Por fin llegó a casa, se duchó y se metió a dormir más relajada.

De repente se encontró en su clase del instituto del curso pasado, junto a la pizarra totalmente desnuda y siendo objeto de burlas y mofas de sus compañeros y compañeras de clase. Intentó taparse con un brazo las tetas y con la otra mano la vagina. Pero había chicos que se lo impedían y la mostraban al resto, dándole la vuelta y mostrando toda su desnudez. Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando vio a Eva participando de la humillación.

-         Ya os dije que tenía el chocho todo peludo jajaja, mirádselo no se ve más que pelo. – Decía Eva señalándole con el dedo burlona.

-         Desnuda ganas mucho, guapetona, que tetas y que culito.

-         Yo también me la follaba.

-         Te dejo el chocho y yo le desvirgo el culito.

-         Esa boquita seguro que sabe hacer buenas mamadas. – Añadía otro.

-         Tan tímida que parecía y seguro que le gustaría tener tres buenas pollas a la vez.

-         Mirad que culo. – Dijo uno de los acosadores girándola y dándole una sonora palmetada. – Bien redondito y firme. – Continuó abriéndole las nalgas  y mostrando el ano y el coño.

-         Ábrele el chocho, queremos verlo.

Uno de los acosadores la giró de nuevo y le metió con zafiedad los dedos en la vagina retorciéndolos y abriendo los labios con las dos manos.

-         Seguro que es virgen aún.

-         Vamos a comprobarlo. – Dijo uno de los acosadores.

-         ¡Noooo! ¡Por favor! – Gritó aterrada.

-         ¡Fóllatela! ¡Fóllatela! – Gritaba a coro la clase.

La recostó en la primera fila de mesas, aprovechando quien estaba ahí para sobarle las tetas. Sintió una polla que se abría paso empujando con fuerza y le follaba con brutalidad.

-         Pues no es virgen chicos, ¿con quién habrá follado antes esta puta con lo tontita que parecía?

-         Con algún maestro para sacar esas notas jaja.

-         Voy a comprobar cómo se la ha chupado.

El otro acosador le giró la cara con fuerza y le colocó una polla que ella se negaba a chupar. Mientras seguía siendo follada.

-         Vamos, ¡chúpala, zorra! Como a los profesores, venga. – Agarrándole del pelo.

Finalmente con gesto de asco se introducía aquella polla en la boca.

-         Cómo folla la puta.

-         Correos dentro que se lo trague todo.

-         Mmmmm mmmm.

Se despertó sudorosa y respiró aliviada, se incorporó de la cama convencida ya de que sólo había sido una pesadilla fruto de sus temores y se acercó a la ventana. Una suave brisa le reconfortó y sonrió. Volvió a tumbarse y deslizó su mano a un pecho acariciándolo suavemente, recordando que a pesar de todo había disfrutado con Luis y que era un buen chico. Quería seguir explorando su cuerpo con Luis y se dispuso a no tener ese miedo que la había cohibido. Bajó su  mano hasta la vagina y acabó exhalando un suspiro y saboreando sus jugos.

Manuel se despertó  con una mano en el culo de Marta y la otra en una teta, sonrió y las apartó con suavidad sin despertarla. Alicia dormía profundamente como era habitual en ella. Se encaminó directamente a la cocina a preparar el desayuno. Marta fue la primera en aparecer, con su kimono levemente abrochado.

-         Um, qué bien huele a café recién hecho, gracias. – Dijo sonriendo.

-         Tu coño huele mejor.

-         Ay, que bruto eres.

-         ¿Te gusta el olor de mi polla? Cuando te voy a follar…

-         Sí, claro que me gusta.

-         Como siempre Ali la última.

-         Voy a avisarle.

Alicia apareció junto a su madre, todavía con cara de sueño.

-         Mira que eres dormilona primita, claro, tienes que descansar de lo puta que eres y coger fuerzas.

-         Hijo puta.

-         Ay, como sois. – Intervino Marta.

-         ¿Tienes frío, mamá? Jiji.

-         No. – Alicia y Manuel la miraban riéndose.

-         Vas con el kimono y nosotros en pelotas jiji.

-         Ya por la mañana. – Dijo Manuel.

-         Bueno, si lo prefería. – Marta complaciente, se despojó del kimono, mostrando una vez sus encantos y su esbelta figura.

-         Así mejor, tía, os tengo una sorpresa para luego y debéis estar así.

-         Que nos preparará este cabrón, ¿eh mamá? – Marta se encogió de hombros sonriendo – A lo mejor unas tostadas como las de ayer…

-         Te has fijado Marta, las tetazas de tu hija que erguidas están siempre, no se le caen… - Mientras sostenía la más cercana con una mano.

-         Sí.

-         Jijiji, mamá las tuyas también, ya me gustaría tenerlas así con 40 años. – Alicia se incorporó para hacer lo mismo con una teta de su madre, sentada enfrente.

-         Es verdad. – Dijo Manuel.

-         Las de Carla también. – Observó Marta con la mirada hacia arriba.

-         Como os gustáis, te va a robar la novia primito.

-         Lo que va a hacer es que se nos caigan las tetas del trajín que les da. – Finalizó Marta.

Acabado el desayuno, Manuel les pidió que le acompañaran al baño.

-         Como soy agradecido os voy a devolver la ducha del otro día, meteros al plato, sentadas.

-         Pero mira que eres guarro. – Dijo Alicia.

-         Os va a encantar, joder, me meo, no puedo aguantar.

-         Pobre, durante el desayuno aguantándose… - Dijo Marta.

-         El cabrón se aguantaba para tener toda la posible…

-         Ahí va, con todo mi cariño a mis putas preferidas.

Con gesto de satisfacción y placer empezó a practicarles la lluvia dorada, la orina acumulada fluía alegre sobre el rostro y el pelo de Marta y Alicia, derramándose sobre sus tetas, a las que apuntaba también con su polla. Marta estaba más expectante, con la cabeza erguida y la boca cerrada, mientras Alicia con una gran cara de viciosa recibía gozosa la meada con la boca abierta y empezaba a masturbarse porque sentía un hormigueo en su vagina.

-         Serás puta, te estás pajeando primita y tragándose la meada.

-         Anímate mamá, trágatela y masturbarte también.

-         Venga Marta, otra experiencia más. – Le animó Manuel que finalizaba ya su copiosa meada.

-         Sois unos cabrones, los dos. – Respondió Marta mientras empezaba a tocarse la vagina.

-         Venga, que yo me tragué la meada de las dos, no una.

-         Jijiji, es cierto, um, que mojaditas estamos.

Alicia se acarició las tetas y besó a su madre, mientras le empezaba a masturbar.

-         Qué burro que me ponéis, gracias por este momentazo.

-         ¿Le meas mucho a Carla? – Preguntó Marta.

-         Sí, de vez en cuando, y ella a mí. Lo pasamos bien. Así, una foto de las dos bien pringadas de mi pis. Gracias Ali. – Alicia le hizo unos posados y luego volvió a besar a su madre. – Qué putón eres.

-         Nos has dado una idea, debemos de mearnos las dos, una a la otra, ummm. ¿Qué te parece mamá?

-         Vale.

Manuel ya había metido la polla en la boca de su prima, follándosela sin piedad y la intercambió con la de Marta. Alicia le agarraba con fruición la polla.

-         Aaaaaah. Putas. - Manuel descargó su semen sobre el rostro de las dos. – Os quedaba leche por tomar.

La imagen era espectacular de las dos y Manuel la volvió a fotografiar. Mientras Alicia con delicadeza le limpiaba la polla.

-         Espero que os haya gustado la sorpresa.

-         Mucho. – Dijo Alicia.

Las dos mujeres hicieron comerse a la otra los restos de semen que tenían en la cara.

-         Bueno, hora de ducharse. – Dijo Marta incorporándose.

-         Os lo habéis ganado. – Dijo Manuel palmeándole el culo.

-         Sí, y antes de que te vayas debemos perforar hasta el fondo a mi mamá, por partida doble.

-         Desde luego.

-         Ya no tienes que tener prisa por irte. – Dijo Marta a punto de abrir el agua. – Ya no está mi marido.

-         Me quedaría toda la vida con vosotras, si no trabajara mañana, haría que viniera Carla.

-         La tienes abandonada jiji.