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Complicidad entre primos 21.

en Amor filial

Como era habitual Manuel fue el primero en despertarse, su movimiento hizo despertar a Carla, que le sonrió todavía con los ojos vencidos por el sueño.

-         Buenos días cariño.

-         Buenos días amor, puedes quedarte un rato más mientras preparo el desayuno.

-         Gracias, cinco minutos.

-         Aún no son las nueve y media, dejemos dormir también a las de al lado.

Manuel se asomó al otro dormitorio y observó complacido como dormían su tía y prima. Están para follarlas desde antes de levantarse, pensó. Decidió seguir desnudo por la casa, como “obligaba” a ir a su prima, que así iba a seguir y a la que iban a seguir gozando lo que se les quedó pendiente a él y a su tía. Sonrió satisfecho y pensó en la suerte que tenía de disfrutar de esa disponibilidad sexual. Sabiendo que tampoco iba a ser eterna pensaba disfrutarla al máximo. Bueno, es mi prima Alicia la que más disfruta, por momentos parece insaciable. Tiene un atractivo natural para atraer sexualmente. Vio que su polla empezaba a elevarse con esos pensamientos de mañana y sonrió. Espera que te levantes, primita.

-         Carla, el desayuno está servido.

Carla se levantó y marchó desnuda al baño seguida por Manuel que quería verla orinar.

-         Mira que eres guarrete, vas a ver tú.

-         Os follo por todos los agujeros a cualquier hora ¿y os da vergüenza esto?

-         ¿Qué pasa? – Preguntó Alicia aún con cara de sueño.

-         Nada, le da vergüenza que le vea mear, ¿has descansado bien?

-         Sí, gracias, a mí no me da vergüenza nada, solo que es verdad que eres un pervertido y un mirón con esa manía.

-         Algo de razón tiene… - Intervino Marta.

-         Al final está el baño lleno viendo como mea Carla y pienso veros mear a todas, poneros en fila, jeje.

-         Es verdad, pobre. – Dijo Marta sonriendo.

-         Hala, ya puede pasar la siguiente que he acabado y este mamón sin dejar de mirarme el chocho.

-         Se lo acabo de decir, os follo a placer cuando quiero y os da vergüenza esto…

-         Eres un guarro y punto. – Dijo Alicia mientras se sentaba.

-         Tú no hace falta que te pongas nada primita, sigue así.

-         En eso tiene razón, todas disfrutamos viéndote desnuda y te gusta exhibirte no lo niegues. – Dijo Carla mientras se ataba la bata y provocaba la sonrisa burlona de Alicia.

-         Con mis tetas – dijo agarrándoselas- y mi culo por supuesto.

-         Y tu chochito que es una maravilla aunque no se vislumbre como lo otro. – Dijo Manuel.

-         Este guarro se ha empalmado de vernos mear jijiji.

-         Ya venía empalmado de antes.

-         Viéndonos a nosotras no le culpéis, estamos muy buenas. – Dijo Marta encaminándose a la taza y dando una palmada cariñosa en el trasero a su hija.

-         Qué bonito es el chochito de mi mamá, parece de niña sin nada de pelo.

-         Diría que tiene el chocho más bonito de las tres.

-         Como me queréis guapas.

-         Opino igual y conozco bien los tres. – Remachó Manuel.

-         ¿Piensas ir así todo el día? – Preguntó Alicia de camino a la cocina.

-         Sí, hasta que salgamos con la cojonera aireada, para que no solo seas tú.

-         Estará bien ver una polla así todo el día, alegra la vista ¿no? – Dijo Carla.

-         Jijiji.

-         Anda vamos a desayunar de una vez, que parece la primera polla que veis en vuestra vida. – Concluyó Manuel.

Durante el desayuno Manuel y Carla se miraron sonriendo.

-         ¿Tramáis algo? – Preguntó Marta.

-         No va contigo jeje. – Respondió Manuel.

-         Cierto, anoche hablando con tu primo nos entró una duda Alicia.

-         ¿Cuál? – Preguntó Alicia con cara de molestia y sonriendo.

-         Nada, simple curiosidad. – Siguió Carla – Ese primer novio tuyo, ¿fue así no?

-         Sí.

-         Comentábamos que fue una pena que semejante imbécil te desvirgara.

-         Sí, me sabe mal pero que se va a hacer, errores que tiene una.

-         No te preocupes hija. Yo me casé con tu padre y mírame ahora. – Dijo socarrona y provocando unas miradas de cierta sorpresa. – Si estuviera bien con Antonio no estaría aquí con solo un kimono y follando con las tres.

-         Si luego te preguntaremos a ti, tía, pero que acabe mi querida primita.

-         No le hagas caso Marta, solo creemos que tu marido no sabe apreciar lo que tiene en casa. – Intervino Carla.

-         Es verdad mamá, lo sé bien jijiji, en serio.

-         Está claro. – Concluyó Marta.

-         Te queremos mucho Marta. – Dijo Carla.

-         Sin duda, y vosotras dos os lleváis muy bien solo hay que ver como os miráis. – Dijo Manuel.

-         Es un bomboncito tu tía.

-         Venga estábamos con Alicia.

-         El muy cabrón me la pegaba con otra.

-         Seguro que no estaba tan buena como tú. – Dijo Carla.

-         Guapilla era, pero no tanto como yo jijiji, ni con estas tetas. – Dijo meneándoselas. – Trabaja de camarera.

-         Como te gusta presumir de tetas y excitarnos. – Dijo Manuel. – Bueno, seguro que ese tampoco tiene una polla como la mía.

-         No, mucho más pequeña y tampoco es que supiera hacer mucho con ella jiji.

-         Es que además eres insaciable. – Dijo Carla.

-         La hemos convertido en una experta en sexo en un par de días. – Dijo Manuel. – Y ha hecho descubrir a su madre una sexualidad con las mujeres.

-         Sí, muy placentera. – Intervino Marta.

-         Al final ese imbécil ha provocado todo esto sin tener ni idea, aún habría que darle las gracias. – Concluyó Manuel.

-         ¿Cómo fue tu primera experiencia con él?

-         Tuve otros novios antes pero de besos y algún achuchón, nada más. Un día en su casa dijo que quería una mamada y se la sacó sin esperar a que dijera nada. La acaricié y se puso algo dura y más al metérmela a la boca donde se corrió rápidamente.

-         ¿Te lo tragaste? – Preguntó Carla.

-         Sí, ni avisó ni nada, sentí que se hinchaba un poco más y se corrió. Pero no era la primera polla que mamaba, a mi primer noviete le hice un par de mamadas en el instituto, tenía una polla algo más grande y fue el primero que me vio las tetas.

-         No sabía nada hija.

-         Qué callado te lo tenías prima.

-         Por eso era noviete. – Dijo maliciosa. – Fue un par de meses. Era el menos tonto de los chicos de clase que solo se fijaban en mis tetas cuando me hablaban. Aunque bueno, salvo Luis, los de la uni hacen igual.

-         Queríamos saber si se corrió rápido la primera vez que follastéis y si se le ponía dura. – Inquirió Manuel.

-         Que guarretes sois, luego vais a contar cada una su primera experiencia. – Las tres asintieron – Otro día en su casa me pidió follar, yo no sé por qué le dije sí si no estaba convencida de que fuera él, fue el primero que me vio desnuda y sí se le puso dura porque se la mamé que si no lo dudo.

-         Jajajaja, teníamos razón Carla. Hay que ser muy tonto para que no se le ponga tiesa con Ali.

-         Tras dos o tres intentos me encontró el agujero y tras tres o cuatro embestidas se corrió, al menos se puso condón. Un poco triste todo. Follamos alguna vez más un poco mejor porque me puse yo a dirigir más y ya está. Nunca me hizo un cunnilingus.

-         Qué desconsiderado y lo que se perdía con tu chochito. – Intervino Manuel.

-         Solo le interesaba sobar mis tetas.

-         La mía la sabe ya mi hija. Me casé muy joven y contigo en camino. Me folló un día de fiestas en el parque entre unos matorrales e hizo diana. Había más parejas follando cerca. Puedo decir que es algo soso en la cama. Lo del culo ya lo sabéis y hasta ahora no me había acostado con otra persona que no fuera él.

-         Las nuestras las dejamos para la sobremesa, ¿eh Manuel?

-         De acuerdo, voy a recoger esto y luego ya sabes Marta. – Dijo guiñándole un ojo.

-         Tenemos algo pendiente con Alicia.

Las tres mujeres se sentaron en el sofá del salón riendo y cuchicheando. Manuel se dirigió hacia ellas una vez acabada la faena en la cocina.

-         ¿Ya te han contado algo Ali? ¿De qué hablabais? – Preguntó sonriendo.

-         Cosas de chicas, de que nos gusta más cuando follamos, pero eso ya lo sabes. – Respondió Alicia.

-         Veo que no os quejáis de cómo os follo. Alicia pasa tu primera al baño.

-         Que os conozco ¿eh? – Dijo mientras se levantaba y se encaminaba al baño. – Mamá ayúdame que hay un chico que me quiere violar jiji.

-         Poco te va a ayudar, creo, o sí, no sé. – Respondió Manuel.

Siguieron a Alicia observando cómo se le bamboleaban las nalgas. Entró al baño y se apoyó en el lavabo, sabiendo lo que le esperaba y sonriendo.

-         ¿Recuerdas lo que te dije ayer?

-         Claro que lo sabe, mira como ha puesto el culo. – Dijo Carla.

-         A esta chica hay que estar follándola todo el día. – Dijo Manuel.

-         Y bien que os gusta. – Respondió Alicia.

-         Hasta se pasea desnuda por casa. – Dijo Carla.

-         A mi hija le gusta exhibir su cuerpo.

-         Qué madre tan orgullosa. – Respondió Carla.

-         Siempre digo que tiene un cuerpo voluptuoso, que incita a follarla. El de vosotras dos es escultural, que excita igual pero con otros matices.

Tras esa breve explicación sobre los tres cuerpos que disfrutaba, sin perder más tiempo miró sonriendo con cierta malicia a Alicia y se le acercó, le abrazó por la cintura, mientras ella se dejaba hacer y ponía el culo respingón, besándole el cuello y los labios, subiendo sus manos de la cintura a las tetas y refrotando su polla por las nalgas. Marta y Carla miraban complacidas y al poco se desanudaron la ropa y empezaron a acariciarse la vagina. Manuel la penetró vaginalmente con fuerza y vio en el espejo el rostro de su prima emitiendo un gemido con la boca entreabierta, seguido del de satisfacción, acompañaba con el movimiento de cadera acompasándose con su primo, que de vez en cuando le palmeaba el culo.

Alicia le hizo un gesto con la mano para que parase. Sonrió provocativa mientras se ponía de frente a Manuel, con las manos apoyadas en el lavabo hacia atrás y las piernas abiertas de modo obsceno, mostrando su chocho incitando a ser follado.

-         Qué puta te estás haciendo, dicho con todo el cariño primita.

Mientras volvía a follarla con dureza.

-         Qué hija tienes. – Dijo socarrona Carla.

-         Hija, esto te va a gustar y lo estás pidiendo.

Marta se agachó y le localizó el orificio anal, donde le introdujo el consolador, Alicia de inicio dio un respingo y se mordió el labio, su madre le agitaba el consolador con rapidez, lo que unido a la follada frontal amenazaba con sacar de sitio el lavabo, a su vez las tetas se le balanceaban frenéticamente, Carla se acercó a acariciarlas y a esa velocidad casi estrujarlas.

-         Aaaaah aaaah, aaahm, uoooo. – Alicia gemía y gritaba con la mirada perdida en el techo.

-         Ponte de rodillas. – Le ordenó Manuel.

Su madre le dejó incrustado el consolador en el culo y una vez colocada le siguió haciendo la faena. Alicia agarró la polla en su boca que sufrió unas embestidas violentas. Manuel se agitó la polla y Alicia sonrió esperando la descarga que le inundó la cara y parte del pelo enmarañado. Manuel le golpeó los mofletes con la polla y le llevó parte del semen a la boca mientras le limpiaba el instrumento. Fue a su cuarto a por el móvil y sacó unas fotos de Alicia recostada en el suelo.

-         No sería mala idea que llevara todo el día el consolador en el culo.

-         ¿Te lo saco ya hija?

-         Sí mamá.

-         Vaya culo te ha dejado Alicia, te lo ha vuelto abrir, más grande de lo que te lo dejaron ayer. – Observó Carla.

-         Ayer dos pollas grandes por el culo y una más en el coño y la boca. Las pollas le entran ya con facilidad por cualquier agujero. – Dijo Manuel.

-         No os paséis.

-         Es verdad hija y no te hago ningún reproche.

-         Te adoramos Alicia. – Dijo Carla.

-         Eso es. – Remachó Manuel.

-         Con que fuerza le dabas Marta. – Indicó Carla.

-         ¿Creéis que me he pasado?

-         Para nada tía, Alicia puede con eso, lo pide y disfruta como una guarra, con cariño. ¿A qué has disfrutado?

-         Um, sí, claro.

-         ¿Lo veis? Bueno, que se duche ella primero, que le hemos interrumpido el aseo.

-         Nos ducharemos juntas hija, así te miro como ayer tus agujeros y te los cuido.

-         Y la parejita que se duche junta jiji.

-         Pareja abierta. – Dijo Carla.

-         Mientras limpio un poco la cocina y el salón. – Dijo Manuel.

-         Te ayudo. – Se ofreció Carla.

Carla y Manuel adecentaban el salón.

-         Buf, qué meneo le habéis dado a Alicia, ha sido excitante.

-         ¿Te has corrido? Os he visto masturbaros.

-         Sí.

-         Jeje.

-         A Alicia le han debido de oír los vecinos

-         Es igual, que piensen lo que quieran, no es la primera vez que grita. Sobre todo José y Elvira, se creen que es mi novia.

-         Jaja vaya dos. Tu novia soy yo.

-         Claro que sí tonta. – Dijo besándola.

Luis estaba solo en casa, sus padres habían bajado a darse un paseo por el parque como hacían casi todos los domingos,  y siguió dándole vueltas al sueño y a su excitación con Marta. Pensó en la llamada que le haría mañana Alicia y pensó que eso se lo contaría en persona, no había duda, en una de esas largas conversaciones que tenía con ella y que tanto le gustaban. Tenía confianza en que no se enfadaría, se la imaginaba sonriendo divertida y reprochándole en tono cariñoso, como la vez que le contó el sueño donde la violaba. Su imaginación volvió a llevarle a la fantasía de forzar a Alicia, sus protestas llorosas mientras le penetraba sin piedad el culo hasta el fondo, mientras le insultaba y le acusaba de provocarle. Sintió dureza en su pene y se acordó de una indicación de Alicia. Se duchó y se aplacó la excitación de su pene, se secó e inició con cuidado la tarea depilatoria.

-         Ya podéis pasar, hemos acabado. – Anunció Marta.

-         Ve delante que voy a dejar la bata en tu cuarto. – Indicó Carla.

Manuel ya iba desnudo así que solo se metió en la bañera. Vio entrar desnudas a Carla, Marta y Alicia, que se reían y le miraban con malicia.

-         Te gusta ver nuestros chochitos mientras meamos, ¿eh? Jiji.

-         Sí.

-         Pues los vas a ver de cerca. – Siguió Marta.

-         Muy de cerca. – Dijo Carla.

-         Túmbate en la bañera jiji, yo seré la primera.

Alicia se acercó al borde y se abrió y cerró con los dedos los labios vaginales.

-         Vas a ver, toma meada jiji.

Un chorro tibio salió en dirección a la cara y luego a todo el cuerpo de Manuel, que lo acogió receptivo, esa nueva experiencia. A continuación fue Marta, Manuel miraba embelesado como salía el chorro de aquel coño que tanto le gustaba.

-         Es como ver mear a una niña. – Dijo.

-         Me toca.

Carla se metió en la bañera y roció con su pis a Manuel, totalmente mojado de la cabeza a los pies.

-         Eso tramabais en el salón cuando cuchicheabais.

-         Exacto. – Respondió Marta. – Pensamos que te gustaría, ¿te ha gustado?

-         Sí, me habéis sorprendido al principio pero ha estado bien, hasta se me ha metido algo dentro de la boca.

-         Qué guarrete jiji, siempre te lo he dicho. – Le picó Alicia.

-         Ahora le ayudo a limpiarse. – Dijo Carla.

-         ¡Así no volverás a mirarnos mientras meamos! – Bromeó Marta.

-         Pienso seguir haciéndolo.

Cuando aparecieron por la cocina Carla y Manuel, Marta estaba preparando una ensalada de pasta y su hija le ayudaba. Ella llevaba únicamente su kimono y Alicia iba desnuda como era habitual. Manuel llevaba camiseta y pantalón corto y Carla un pantalón corto y top. Alicia se sentó en una silla, abrió las piernas  y empezó a jugar con sus labios vaginales mostrando su chocho, mientras sonreía con picardía.

-         Cómo le gusta exhibirse a mi primita.

Manuel abrió la nevera y agarró una zanahoria de un buen grosor, Carla sonrió al ver sus intenciones, se colocó al lado de su prima y le introdujo la zanahoria, jugando con ella.

-         Le gusta tener algo metido en su coño.- Dijo Manuel. Provocando la risa de Marta y Carla.

-         ¿Por qué no le metes un pepino? – Preguntó Carla. – Estoy segura de que le cabe.

-         Oye. – Se quejó Alicia no muy convencida.

-         Bueno chicos, tened cuidado, solo eso. – Dijo Marta.

-         Lo tendremos, es sólo un juego. Y a tu hijita no le va hacerse la mojigata a estas alturas. – Respondió Manuel encaminándose a la nevera.

Sacó un pepino no demasiado gordo y lo mostró como buscando la aprobación.

-         Venga Ali, así despacio y con la dilatación que ya tienes y lo fácil que te mojas no será difícil.

-         Te cabe todo hija.

-         Si te abres el coño es porque buscas que algo lo llene jaja. – Remató Carla.

-         Trae que me lo meteré yo misma.

Manuel le alcanzó el pepino a Alicia, esta lo recogió y se levantó.

-         En el sofá lo haré más cómoda.

-         Espectáculo antes de comer. – Dijo Carla.

Alicia se abrió de piernas y se relajó, mostrando una perfecta visión de su coño a los espectadores, que miraban expectantes. Les hizo una mirada de complicidad guiñando un ojo y se acercó el pepino a su cavidad con cierta cautela. Se fue introduciendo poco a poco el pepino, que superaba en grosor cualquier polla que hubiera acogido, se lo sacaba y se miraba riendo la dilatación del agujero que se iba haciendo.

-         Ya digo que puede con todo. – Insistió Carla-

Se incorporó un poco y puso vertical el pepino, dejándose caer lentamente e introduciéndose hasta casi la mitad el pepino, entre gemidos y grititos cada vez mayores. Alcanzó el orgasmo habiéndose logrado introducir más de la mitad del pepino.

-         Voy a hacerle una pequeña prueba por el culo.

Alicia puso cara de contrariedad y agobio aunque se veía que no le disgustaba la idea.

-         No te dejan tranquila, eh hija.

-         Nos da un espectáculo antes de la comida jaja. – Dijo Carla.

Alicia se sentó y elevó las piernas hacia arriba, enseñando sus dos agujeros, encaminó el pepino hacia su ano, metiéndoselo poco a poco y enseñando un agujero cada vez mayor que su primo no desaprovechó en fotografiar.

-         Mirad que empalmado está jijiji.

-         Como para no estarlo primita.

-         Prueba a cuatro patas hija.

Alicia obedeció complaciente a su madre y prosiguió la delicada operación. Manuel cogió el consolador y se lo introdujo fácilmente por la dilatación vaginal hasta el fondo. A continuación apuntó su polla a la boca de su prima.

-         Oye. – Fue su leve queja. – Glum um um. – Acallada por la polla de su primo que le follaba suavemente la boca. A su vez Carla le follaba con el consolador el coño y su madre con el pepino.

-         Alicia, ya podrás presumir de haber sido follada por los tres agujeros a la vez. Felicidades. – Sentenció jocoso Manuel.

-         Hasta que no lo saques tu pollón no podrá responderte. – Observó Carla.

-         ¿Estás bien hija?

-         Um um.

Manuel le agarraba de la cabeza y le impedía sacarse la polla.

-         Dice que sí. – Dijo Manuel riendo. – Y pensar que tú, Marta, eras la elegida este fin de semana.

-         Me doy por más que satisfecha, no os preocupéis, además una madre siempre se sacrifica por su hija.

-         El aperitivo Ali.

Manuel volvió a descargar su semen en la boca de Alicia y pasó casi directamente a su garganta. Le sacó la polla mientras Alicia trataba de coger aire y descansar, las dos embestidas de atrás seguían, mientras su primo le refrotaba y le golpeaba la cara con su polla.

-         Mira que le gusta refrotarnos su polla por la cara.

-         Tenéis una piel muy suave y agradable las tres.

-         Ah ah aaaah.

-         Ya se ha corrido. – Indicó feliz Carla.

El pepino estaba ya a casi la mitad introducido.

-         Um um, así mamá.

-         Me llamas guarrete pero estás hecha toda una guarra. Y pensar que viniste porque estabas baja de moral.

-         Se la hemos levantado a base de polvos. – Remató Carla.

-         La familia está para ayudarse, no solo las madres. – Dijo Manuel.

-         Aaaah. – Exhaló Alicia mientras se recostaba derrengada sobre el sofá.

-         A ver si puede sentarse a comer, Marta. – Preguntó Manuel.

-         Una madre lo hace todo con cariño.

-         Con cariño no lo dudo pero menudo ojete le has dejado.

-         Menos mal que la comida era fría, jaja. – Dijo Carla.