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Complicidad entre primos 13

en Amor filial

Desde la llamada de Alicia, Luis no podía dejar de pensar en qué le ofrecería. Sabía que no lo ofrecía todo la primera vez y albergaba esperanzas de al menos  verla desnuda por completo. Y ojalá poder penetrarle la vagina. Alicia ya lo había decidido. Recordaba el placer de su boca oprimiendo y chupando su polla y la suavidad de sus tetas, con su polla perdida entre ellas. Le provocaba lógicas erecciones y visitas al baño para pajearse.

Ese sábado decidió llamar a sus amigos del instituto. Con ellos estaba más a gusto que con los de la facultad y no le hacían preguntas ni comentarios incómodos. Con la excusa de fin de curso y recordar tiempos pasados. Además así podría adoptar una actitud más desinhibida con las chicas. A fin de cuentas Alicia le había planteado una relación abierta y de amistad. Si como sospechaba follaba con otros, ¿por qué él no? Eran aún las 16:30, decidió hacerle el último homenaje del día a Alicia y después llamaría a sus amigos.

Por la noche se juntaron cuatro en total, el quinto estudiaba fuera. El único del grupo junto a Luis que había seguido estudiando. Iniciaron una ronda de cervezas y después se encaminaron a una discoteca. A Luis no le agradaban especialmente, ni por la aglomeración de gente ni la música que ponían. Aunque reconocía que era más fácil ligar y eso era lo que descaradamente buscaban sus amigos. Estos también le hicieron preguntas, en un tono más agradable.

-         ¿Y cómo son las universitarias?

-         Ojalá sean como las que vi en un video. Si son así me matriculo mañana.

-         Jajaja – Risas generalizadas.

-         ¿No hay de esas en tu facultad? Si las hay preséntamelas…

-         Que nos las presente a todos.

-         Jajaja.

-         Estoy más centrado en estudiar. Aunque hay chicas guapas, sí.

-         Tan callado como siempre.

-         Lo que pasa es que no nos quiere contar.

-         Yo sí estuve con la guarrilla esa, la Bea.

-         Con esa ha estado medio barrio tio…

-         Jajaja

-         Pero está buena y la chupa bien

-         Tiene experiencia en chupar pollas.

-         ¿Te la tiraste?

-         Si la veo hoy seguro, no se me escapa.

-         ¿Y por qué no el otro día?

-         Me corrí en su boca y dijo que se buscaba otro con más aguante.

-         Jajaja.

-         ¿Se te tragó la corrida?

-         Casi toda. Más de la mitad seguro, le tenía sujeta por la cabeza. No veas la cara de puta que tenía con el semen escurriéndole.

Luis se acordó de la dulzura de la cara de Alicia mientras le hacía la felación. Y la sonrisa cuando se corrió en su boca. Le parecía muy diferente de aquella historia.

-         Luis, que estamos aquí.

-         Sí, sí, vaya guarrilla por lo que dices.

-         Si te ve seguro que te la chupa, por eso de probar una polla de alguien que no conoce.

-         Salvo que alguna compañera te la mame mejor.

Luis no les dijo nada de Alicia, tal y como tenía pensado. Creerían que sería una chica fácil como la Bea y no quería que se quedaran con esa visión equivocada.

-         Yo sí me la follé hace dos semanas, tiene el coño depilado y un triángulo de pelo arriba.

-         ¿Dónde?

-         En mi casa tío. Y por supuesto con condón, a saber cuántas pollas han pasado por su chocho.

-         Jajaja.

-         Y por su culo, ¿te fijaste cómo lo tenía?

-         Cuando me la follaba a cuatro patas se le abría a cada embestida.

-         Haber aprovechado para clavársela.

-         Seguro que me la puedo tirar cualquier otro día.

Al poco de entrar a la discoteca sus amigos le hicieron señas alborozados. Le indicaron a una chica algo baja de estatura, piel clara, bastante maquillada y pelo negro. Vestía una camiseta ajustada y un pantalón corto que sugerían claramente unas curvas bien formadas. En conjunto era bastante resultona. Estaba acompañada por dos muchachos.

-         Esa es la Bea.

-         Lo habría imaginado. – Respondió Luis.

-         Mira, está con dos tíos la tía.

-         Seguro que les chupa la polla.

-         Fijaros cuando vaya al baño.

-         Si no se la ha chupado ya.

Uno de los chicos tenía su mano en el muslo de Bea y el otro le decía algo al oído.

-         Hay más chicas. – Dijo Luis.

-         Ya, ya, espera.

Bea sonrió cuando le acabó de hablar. Se levantó del asiento acompañada del chico. Diez minutos después volvía el chico y se encaminó el otro. Luis recibió un codazo de uno de sus amigos.

-         Espera diez minutos y hazte el encontradizo por el baño o por el pasillo. Ya verás. – Le dijo guiñando un ojo.

-         No sé…

-         Tu prueba…

Quizá no era la chica que esperaba encontrar. Pero parecía asegurarle una ración fácil de sexo que también buscaba. No parecía el mejor sitio para encontrar alguien similar a Alicia y que le hiciera dudar. Pasado el tiempo se encaminó algo dubitativo al pasillo de los baños. Había una pareja besándose, con el chico metiéndole mano descaradamente. Siguió con la mirada al frente y vio que la Bea salía del baño de chicos. Todavía con la cara mojada. Luis supuso que se había limpiado posibles restos de semen. Le miró sonriendo y con curiosidad.

-         Hola, a ti no te conozco, creo…

-         Crees bien.

-         No vienes mucho por aquí por lo que veo.

-         No, hoy he venido con unos amigos.

-         Sí, ya te he visto con ellos. Están un poco salidos jeje.

-         Eh, son buena gente.

-         Es que los conozco un poco. Y ahora me gustaría conocerte a ti.

-         ¿Voy a pedir algo?

-         Luego. Ven.

Le cogió de la mano y entró otra vez al baño de hombres. Luis ya se había imaginado la manera que tenía aquella chica de conocer a los chicos. Pero no quería parecer un aprovechado. Había un par de personas que miraron de manera socarrona. La situación incomodaba algo a Luis pero se dejó llevar. Tras echar el pestillo, Bea le sonrió y se levantó la camiseta. No llevaba sujetador y Luis observó un par de tetas de forma cónica y pezones endurecidos. Las amasó y pasó a chuparle una teta, centrándose en el pezón.

-         Así me gusta, fuera me parecías más tímido…

Le levantó la cara y le besó en los labios. Luis captó que había fumado y bebido alcohol. Bea se quitó la camiseta. La situación era similar y a la vez diferente a cuando estuvo con Alicia. Ahí era sexo entre amigos, y ahora algo práctico y rápido sin más. Luis se bajó el pantalón y sacó una polla ya dura. Bea puso cara de agrado al ver la forma y tamaño.

-         De tus amigos eres quién la tiene más grande.

La agarró y le dio un par de lametones al tronco. Se metió el glande, lo succionó, lo sacó y lo lamió y volvió a meterse la polla, esta vez entera. De vez en cuando la sacaba y masturbaba con la mano. Luis aprovechaba esos momentos para golpearle la cara con la polla. Volvió a chuparla y Luis la dirigía sujetándole la cabeza. Sin avisar empezó a correrse mientras mantenía sujeta la cabeza de la Bea con toda la polla dentro. La mayor parte del semen le bajó por la garganta. Le aflojó la cabeza y la Bea dio un resoplido, tosió un poco y se quedó recuperando un poco la respiración.

-         Joder tío, vaya manera de correrte. Con toda tu polla en la garganta.

-         Lo siento. Límpiala.

Le ofreció la polla y la Bea cumplió en limpiarla.

-         La chupabas tan bien que no la quería sacar.

-         Me ha gustado conocerte, espero verte más por aquí. Mi número de móvil es…

A Luis le había gustado la mamada, se le veía con experiencia. Pero se quedaba con la de Alicia, aparte que era más guapa, era una mamada con cariño, por lo que habían hablado.

-         Por la cara veo que te ha ido bien. ¿Eh? ¿Qué te decía?

-         Sí, ha ido bien. – Respondió Luis.

-         Le gusta chupar pollas cosa mala.

-         Un día tenemos que ir a que nos la chupe a dos a la vez.

-         Jajaja.

-         Seguro que puede.

A Luis no le gustaba participar en esas conversaciones, aunque en ese caso reconocía que la chica se ganaba el que hablaran de ella como una chica fácil. Mientras que sus amigos seguían hablando de chicas con las que habían estado. Aguantó un rato más y puso la excusa de una comida familiar inexistente el domingo, para poder irse. Pidió un taxi y llegó a casa.

En la cama se quedó un rato pensativo antes de conciliar el sueño. Pensó en la diferencia entre la dulzura de Alicia y el apetito de la Bea. Ese sexo más sucio le había llevado a correrse así en su garganta. Estaba seguro que si la veía otro día se la podría follar en cuanto encontraran un sitio. Sopesó el tenerla ahí para desfogarse. A ella le gustaba follar y él la tenía ahí si quisiera. Dependiendo de cómo siguiera su relación con Alicia. Sonrió y recordó que había quedado con ella el jueves. Prefería follarse primero a Alicia que a la Bea. Volvió a recordar los labios de Alicia y sus tetas aprisionando su polla, la suavidad de su piel. Su polla cogió algo de consistencia y empezó a imaginar cómo sería el día que se la follara. Se quedó dormido.

Marta, Alicia y Manuel regresaban a casa en el coche. Iban comentando lo que habían hecho esa tarde en el centro comercial. Manuel iba de copiloto y aprovechaba para sobarle muslo a Marta.

-         No me distraigas que voy conduciendo. – Mientras sonreía.

-         Mamá, cuéntame más de cuando papá intentó darte por el culo.

-         Oh, fue hace ya tiempo, como te dije de recién casados.

-         ¿Y qué pasó tía?

-         Tu tío estaba un poco bebido y estuvo un poco brusco al intentarlo. Tiene la polla más pequeña pero el glande es ancho.

-         ¿Te dolió mucho mamá?

-         No tanto pero no me gustaron las maneras. Esa noche me folló por el coño a cuatro patas y dejé que se corriera en mi cara.

-         No me habías dicho eso mamá.

-         Una forma un poco de que se le olvidara. Pocas veces más se ha corrido en mi cara.

-         Casi mejor que cuando lo hace en la boca hasta la garganta jijiji.

-         ¿Te metió sólo el glande? – Preguntó Manuel.

-         De la polla sí. Me metió antes el dedo meñique y trató de meter otro. Como no podía y me quejé me abría el ano estirando con sus manos las nalgas.

-         ¿Y nunca más te lo pidió mamá?

-         Creo que se sabe que no estuvo bien, al día siguiente no me dijo nada pero sabía que estaba algo avergonzado. Quizá esperaba que la siguiente vez fuera yo quién lo pidiera.

-         Y ya no la hubo. – Dijo Manuel.

-         Eso es.

-         Hasta hoy. – Remató Manuel.

-         Jijiji.

-         Yo te lo haré con mucho cariño y cuidado y está Alicia para ayudar y darte placer por otro lado.

Marta sonrió al escuchar eso e imaginando la noche que le esperaba. Llegaron a casa.

-         Voy a preparar algo rápido, ayudadme chicos. – Dijo Marta.

Durante la cena Marta llevaba su kimono, anudado flojo, así que estaba bastante abierto por el escote y las piernas. Alicia llevaba un pijama de verano, de camiseta y pantalón corto. Manuel no quitaba ojo del escote del kimono. Mientras Marta sonreía.

-         Qué sexy estás tía.

-         Es cierto mamá.

Cuando Marta se levantó para ir a la cocina, los dos se quedaron mirando el movimiento de sus caderas.

-         Qué suerte tienes con tu mamá.

-         Jijiji. ¿Y la tuya?

-         La mía ¿qué? – Se le quedó mirando.

-         Pues eso, cómo la ves.

-         Marta es la guapa de la familia. Y además vosotras dos folláis por qué os gusta y… tenéis la mentalidad abierta.

-         ¿Qué pasa chicos?

Marta volvía con el postre y se le había abierto el kimono al dejarlo en la mesa.

-         Sigue de pie tía, échate un poco para atrás que te veamos entera, buf.

-         ¿De qué hablabais?

-         Nada, de que Manu se folla a su prima y a su tía, pero no a su madre.

-         Es otra cosa, con vosotras es distinto, sois de otra mentalidad.

-         Y más guapas, jijiji.

-         No digas tonterías hija, respeta a mi hermana. – Le dijo sonriendo y acariciándole el pelo. – Buf, voy a quitarme el kimono, total…

-         Deja que sea yo, Marta. – Dijo Manuel.

Lo dejó caer con suavidad y acarició la espalda de su tía, para besarla lentamente a continuación.

-         No empecéis sin mí. – Dijo Alicia.

-         Claro hija. Esto… vamos a acabar el postre, recoger y follamos tranquilos.

-         De postre tenemos polla jiji mamá.

Marta le miró entre comprensiva y molesta, como pensando que su hija no tenía remedio. Manuel se contenía la risa.

-         Sois como niños. – Dijo Marta.

-         Los niños no hacen estas cosas, tía.

-         De mentalidad. – Concluyó Marta sonriendo.

-         Venga Ali, vamos a ayudar a tu mamá. – Aprovechando para darle una palmada en el culo a su prima cuando se levantaba.

-         Así me gusta chicos. Os espero n el dormitorio. – Dijo Marta.

Los dos se quedaron mirando el insinuante movimiento de caderas de Marta. Los dos se dieron prisa en recoger y fueron al dormitorio. Entraron y vieron a Marta recostada en el cabecero de la cama, con las piernas semiabiertas y con mirada provocativa irresistible. Los dos se quedaron parados contemplándola y disfrutando la visión.

-         Estás preciosa mamá.

-         Mira ésta, aún está vestida y dijo que iría desnuda por casa. – Dijo Manuel riéndose.

-         Ayúdale tú. – Le invitó Marta.

-         Encantado.

Alicia adoptó una actitud de falsa vergüenza haciendo como que se encogía sobre sí misma. Lo que no hizo más que excitar más a sus acompañantes. La sonrisa picarona también le delataba.

-         Parece mentira hija…

-         Jijiji

-         Si solo lo hace para ponernos más cachondos… - Concluía Manuel.

Le amasaba las tetas y consiguió quitarle la camiseta. Le siguió el pantalón con rapidez. Alicia ya se dejaba hacer y seguía sonriendo.

-         Ven conmigo hija.

Alicia se recostó y acarició el cuerpo de su madre, mientras se besaban y Marta acariciaba el cuerpo sinuoso de su hija. Las dos pararon y se miraron  mientras se reían y señalaban a Manu. De pié y masturbándose contemplando la escena.

-         ¿Te vas a quedar ahí como un poste toda la noche? – Le preguntó Marta riendo.

-         Es que le gusta mucho ver cómo nos lo montamos mamá.

-         Me ponéis muy bruto las dos.

Marta se puso a cuatro patas y miró provocadora a Manu. Alicia se rió y empezó a lamer alrededor del ano de Marta.

-         Para que entre más suave jiji.

-         Y mi polla primita.

Manu se puso de rodillas en la cama y Alicia le chupó la polla un poco y se la embadurnó de saliva. Mientras Manu comprobaba con el dedo meñique la resistencia del ano de su tía, que emitió algún leve quejido y respingo.

-         Voy tía, si te hago daño me lo dices.

-         Verás que bien mamá.

Alicia empezó a masturbar a su madre, le acariciaba el clítoris y le introducía dos dedos en la vagina. Manu apuntó su polla al ano y la movió alrededor. Le introdujo un poco el glande. Marta emitió un suspiro y se mordió el labio. La sacó y le introdujo el glande y un poco del tronco, a la vez que le acariciaba las nalgas.

-         Uff, con cuidado, despacio, ah.

-         No hay prisa.

Le sacó la polla y se la metió hasta donde la vez anterior y empezó a empujar despacio.

-         Umm, despacio.

-         Tenemos toda la noche.

-         Uy hija mira a ver quién me llama.

-         Jijiji es papá.

-         Sácamela un momento, hija no te rías y pásamelo.

Manu y Alicia se miraban sonrientes. Con Marta sentada en la cama hablando. Notó que su marido tenía el tono de voz de cuando había bebido algo. También bastante ruido de fondo.

-         Sí.

-         Hola cariño perdona que te llame a estas horas. No he podido hasta ahora.

-         ¿Y ayer?

-         Se me olvidó, lo siento.

-         No pasa nada. Dime.

-         Acabamos de cenar y estamos tomando una copa ahora. Hemos cerrado el acuerdo para que sea unos de nuestros proveedores.

-         Estupendo cariño.

-         ¿Alicia y tú estáis bien?

-         Estupendamente.

-         Estaré en casa mañana por la tarde.

-         Muy bien, un beso.

-         Lo mismo.

-         Jijiji mamá qué casualidad.

-         Sí hija muy oportuno.

-         Y Manu no te ha puesto la polla por la cara como cuando me llamabas jiji.

-         Me he puesto serio un momento.

-         Os estabais conteniendo la risa.

-         ¿Seguimos tía?

Marta volvió a colocarse en posición. Manuel le penetraba, la sacaba y la volvía a meter un poco más cada vez. Mientras observaba el agujero que le causaba.

-         Vaya culo le estoy dejando a tu madre, mira Alicia.

-         Jiji, como a mí.

-         Bien lo sabes, enséñale a Marta la foto de tu culo taladrado. Está el móvil en el bolsillo del pantalón.

-         Mira mamá, así te va a quedar.

-         Sácale una foto ahora que se la saco.

-         Mira mamá lo tienes así ahora…

-         Como sois…

-         Primito te voy a sacar una foto de tu polla ahora que está en plenitud jiji… Así cerquita del culo… Mírame, así de frente y desde arriba.

-         Muy bien Ali, de recuerdo.

Se besaron y volvió cada uno a su faena.

-         Ya está toda Marta. ¿Cómo estás?

-         Aaaah, dale Manu, dale.

Manu empezó a darle despacio y poco a poco más rápido, sujetándola por las tetas y la cintura.

-         Ah, ah, qué gusto ahora Manu, hija qué razón tenías. Aaaahm.

-         Ahora vuelvo mamá.

Al momento volvió de su cuarto sonriente y con el consolador en la mano.

-         Doble penetración mami, con esto mejor.

-         Bravo Ali.

-         Jijiji.

-         Bien que te acuerdas de cuando te follamos Toni y yo ¿eh?

-         Sí, estuvo muy bien.

-         ¿Te lo ha contado, Marta?

-         Sí, no hay secretos entre nosotraaaaahs.

-         Ahí voy mamá.

-         Umm umm.

-         ¿Te gusta? Es como si te follaran dos grandes pollas. – Dijo Alicia.

-         Y la mía natural. – Dijo riendo Manu.

-         Esperad un momento. Cambio de posición. Túmbate Manu. Así y ahora cuando me empale me das tu con el consolador, te será así más fácil además.

Marta se colocó de espaldas a Manu y se dirigió la polla al ano, pasando ella a controlar la penetración.

-         Muy bien mamá.

Las dos mujeres aprovecharon para besarse y acariciarse las tetas.

-         Aaaaahm.

Una vez que inició la follada anal, Alicia le penetró vaginalmente con el consolador. Aumentando los gemidos de Marta, que miraba al techo con la mirada perdida.

-         Para aaah Alicia, quiero que también disfrutes tú. Colócate a mi lado como estaba yo antes.

-         Gracias mamá eres genial.

Las dos mujeres se colocaron en posición ofreciendo una fabulosa vista a Manu.

-         Un momento. Otra foto a Marta, con sus dos agujeros bien abiertos. Luego os sacaré otra cuando tengas el culo abierto tú también. – Dijo Manuel mirando a Alicia.

Marta y Alicia estuvieron ese rato masturbándose individualmente, tanto si eran penetradas como si no.

-         Venga Ali, que te lo merecías.

Manuel apuntó su polla al culo de Alicia. Penetrándola hasta la mitad de su polla. Provocándole un gemido. Luego se la sacó y se la metió hasta el fondo de la vagina y le dio un par de embestidas. Volvió al ano y se la metió hasta el fondo.

-         Tu ano ya se ha acostumbrado a mi polla. ¿Has visto Marta?

-         Ya lo veo ya. Me encanta ver como se le mueven las tetas. – Dijo Marta acariciándoselas. – Um, déjame corresponderte hija. – Empezando a masturbarle el clítoris y la vagina como se lo había hecho antes Alicia.

-         Déjame cogerle las tetas Marta y ahora voy contigo.

Cuando sacó la polla, el ano de Alicia ya estaba tan dilatado como el de Marta.

-         Ahora sí una foto de los dos. Qué gusto.

Marta se había colocado tumbada boca arriba y con las piernas también hacia arriba, ofreciendo una magnífica visión.

-         Métemela así, sobrino.

-         ¿Vagina o culo?

-         Las dos.

-         Vamos a tu chocho de niña, que está sin penetrar aún.

-         Auf.

Alicia se acercó para besar a su madre. Mientras que Manuel cambiaba de agujero y apuntaba ahora al ano de Marta, que dilatado, opuso menos resistencia que la vez anterior. Empujando lentamente hasta el fondo. Alicia aprovechó para deslizarse y empezar un cunnilingus a Marta. Su lengua y sus dedos más la polla de Manuel provocó de nuevo gemidos notorios de Marta.

-         Jijiji, te van a escuchar los vecinos mamá.

-         Aaaah aaaah, me es igual hija.

-         Marta, quiero acabar contigo a cuatro patas.

Marta obedeció y Manuel volvió a follarle el culo como al principio.

-         Así así, te voy a llenar el culo de semen, tía.

-         Ya lo tiene de polla jiji.

-         Ay hija, qué mala eres.

-         Y más viniendo de ella. Alicia tú te follas a quién quieres.

-         Por supuesto jiji.

-         Aaaaaaaah

El grito de Manuel desveló que había eyaculado una gran cantidad de semen. Se quedó abrazado a su tía, sujetándole las tetas y besándola. Con la polla todavía dentro. Cuando empezó a decrecer su tamaño la sacó.

-         Ese culo chorreante merece una foto. – Dijo Manuel.

-         Te limpiaré la polla. Te lo has ganado.

Todavía a cuatro patas le chupó la polla Marta. Poco después, los dos, sonrientes, fueron al baño a limpiarse. Alicia se quedó tumbada en la cama jugando con el consolador y su vagina.

-         ¿Te he hecho daño?

-         No te preocupes, un poquito al principio.

-         Gracias por todo Marta. Esto para mí es cumplir un sueño de niño.

-         Oh, el placer es mío.

-         Mírala, tu hija se ha quedado con ganas jaja. ¿Qué haces Alicia?

-         Es que este finde mi mamá tiene preferencia y una, pues se ha excitado viéndoos.

-         Si ya se ha corrido. – Dijo Manuel acercándose y metiendo un dedo para inspeccionar. – Le debemos algo esta noche.

-         Creo que sí. - Respondió Marta.

Los dos se turnaron para hacerle un cunnilingus a Alicia. Quién no estaba en la vagina, le besaba o le lamía y jugaba con sus tetas. Así hasta que se corrió otra vez. Le tocó a Marta recogerlo.

Por fin se durmieron. Con Manuel abrazando por detrás a Alicia.