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Complicidad entre primos 39

en Amor filial

Luis se despertó animado y recordando la noche con Andrea. Tenía el teléfono de Eva y pensó que no sería difícil quedar con ella. Le parecía mucho más lanzada que Andrea y con cara de gustarle la marcha, en contraposición a la tierna Andrea. A la que ya estaba planificando la próxima cita. Como preveía esa misma tarde quedó con Eva, a la que notó con ganas de quedar.

La cara de Eva no tenía la misma dulzura que la de Andrea, denotaba mayor descaro, Luis pensaba que tenía cara de puta. Le ponía mucho follársela por distinta razón que a Andrea y pensaba que sería más sencillo. A esta seguro que le gusta que le den por el culo pensaba mientras iba en el autobús. Qué chica más guapa iba dos filas delante, con short y pantalón corto, desgraciadamente estaba mirando algo en el móvil con el que parecía su novio, un tipo con pinta de creído, le cogió instantánea antipatía. Miró con disimulo su cabellera castaña y su piel tostada. Al bajar echó una ojeada su canalillo que sugería dos tetas bien redondas y firmes. Casi tan apetecibles como las de Alicia. En el breve trayecto a la casa de Eva estuvo fantaseando con la chica del autobús. Llamó al timbre y subió a casa de su nueva amante.

-         Hola. – Le saludó simpática Eva. – Pasa, pasa. – Le indicó a la vez que le daba dos besos.

-         Hola.

-         Tranquilo que estamos solos, mi madre se ha ido a tomar un café con sus amigas y no volverá hasta más de las 8. Está divorciada desde hace año y pico.

-         Vaya, lo siento.

-         No te preocupes, están mejor así, y yo, ¿sabes? Pero siéntate no te quedes ahí parado, ¿quieres algo?

-         Una cerveza por favor.

-         Traeré otra para mí.

Luis se giró ya en el sofá para seguir el culo de Eva. Estaba buena. Llevaba su media melena castaña sujeta con una coleta, no era muy alta pero estaba muy bien proporcionada, piel más oscura que la de Andrea, culo respingón bajo un pantalón corto y dos buenas tetas redondas y firmes se adivinaban bajo la camiseta de tirantes. Sintió que su polla se endurecía. La verdad es que ella y Andrea hacían una pareja curiosa de amigas con dos caracteres tan distintos, pensó que serían complementarias, y su mente calenturienta le llevó a pensar en una relación lésbica entra ambas, sonrió y recordó que se había excitado, sin saber que era cierto, en una relación amorosa entre Marta y Alicia.

-         Bueno, ¿y tú qué tal? – Andrea se sentó pegada a él sonriente.

-         Bien.

-         Yo igual, ¿sabes? Mi madre me da bastante libertad, se enrolla bastante, más que mi padre, ahora me llevo mejor con él que cuando estaba en casa. Mi madre solo me dice que no me drogue ni me pase bebiendo, aunque para fiestas he vuelto borracha a casa, como todos.

-         Qué bien. – Luis estaba tratando de imaginarse cómo sería su madre, si estaría buena como Marta, buscó alguna foto en el salón pero no encontró nada.

-         Joder chico, qué poco hablador eres, solo hablo yo jaja.

-         Estoy muy a gusto aunque no hable.

-         Me molas tío. Tú a tu rollo que tenemos tiempo.

Se lanzó a besarle, mientras llevaba su mano a la entrepierna de Luis, éste respondió con su mano en el trasero y tras separar sus labios le acarició el pelo.

-         Para ir calentando esto. Jejeje. – Dijo Eva con una risa tonta.

-         Estás bien buena.

-         Lo sé.

-         ¿Y no tienes pareja?

-         No, pero si la tuviera no me importaría enrollarme contigo u otro. Creo en las relaciones abiertas, que no ahoguen.

-         Sí.

-         Ya sé que has tenido la suerte de desvirgar a mi dulce amiga Andreita, falta le hacía. – Dijo haciendo un gesto con el brazo. – Tiene que soltarse y me pareces un buen tío, mejor que si lo hace un gilipollas. Es delicada, seguro que me entiendes.

-         Sí, es distinta a ti.

-         Jajaja. – Dando un buen trago a la lata. – Ya te digo. Es que me lo cuenta todo, y yo a ella… - dudó – casi todo, hay cosas que mejor no le digo.

-         Te entiendo.

-         ¿Te costó mucho abrirte paso por su chochito?

-         Un poco, no quería dañarla, por el culo me costó más.

-         ¡Hostia! – Exclamó sorprendida – Si que te tiene confianza si le has abierto el culo.

-         Bueno, a mitad, no me cupo más que la mitad. Pero esto fue ayer.

-         ¡Ah! Joder, menudo follador estás hecho ahí donde se te ve, que tienes cara de buen chaval. Si casi se escandalizó cuando le dije que era placentero que te den por el culo, buf, ¿cómo tienes la polla de grande?

-         Tú misma.

-         Me ha parecido un buen rabo por encima del pantalón.

Eva miró curiosa y expectante, deseosa de verle la polla, Luis se descalzó y se quitó el pantalón. Sonriendo con lujuria Eva le bajó el calzoncillo y sonrió satisfecha al ver ese plátano.

-         Normal que la primera vez no pudieras, es tan delicada. – Dijo algo burlona. – Conmigo no tendrás ese problema. Um, que polla más bonita. Vamos a disfrutar mucho.

Eva empezó a lamerle el tronco de la polla hasta el grande y escupió en ella mientras le pajeaba, le miró picantona y le empezó a hacer una buena mamada. Tenía unos labios carnosos que aprisionaban su polla y unas buenas tragaderas, metiéndosela entera sin problema. Se le veía buena práctica en hacerlo, se acercaba a las mamadas gloriosas de Alicia.

-         Um, aaah, que bien la chupas.

-         Me gusta que estén sin pelo, lo hago mejor.

Le empezó  a quitar la camiseta y a sobarle las tetas, ella se incorporó y se la quitó, sacudiendo el cuerpo y haciendo temblar sus tetas bajo un sujetador fucsia. Luis la besó y la tumbó en el sofá, se desprendió de la camiseta y echó un trago de cerveza. Después de estar con la inexperta Andrea volvía a estar con una amante experimentada y también le agradaba y le hacía estar casi tan lanzado como con Alicia. Le lamió con gusto unas tetas redondas y firmes. Eva se bajó el pantalón y elevó las piernas para que finalizara Luis, mientras le mirada lascivamente. Luis siguió besándola y sobándole el cuerpo mientras Eva emitía suspiros entrecortados. Observó con agrado una vagina reluciente y sin nada de pelo, totalmente apetecible. Le dio un lametón de arriba abajo y despacio e introdujo un dedo que entró con facilidad, buscándole el clítoris que empezó a succionar.

-         Um, sigue ahí, hay tios que ni saben comer un coño.

-         Me encanta comerlos y más si están depilados.

Eva estaba ansiosa por sentirse penetrada pero estaba disfrutando de la lengua de Luis en su vagina y esperó a correrse, le agarró la cabeza y siguió disfrutando hasta que desató unas convulsiones y unos gemidos que a Luis le hicieron recordar los de Alicia.

-         Joder Luis, que bien me has comido el coño.

Luis le besó traspasándole parte de su eyaculación.

-         ¿Te gusta tragarte corridas?

-         Sí. ¿Y a ti? ¿O prefieres que se te corran dentro?

-         Me gusta todo y correrme yo con ellos. – Respondió con cara provocativa. - Vamos a mi cuarto.

Eva le sonrió con lascivia mientras se incorporaba y le incitaba a seguirla con el dedo. Luis se levantó y le dio una sonora palmada en su terso trasero. La sonoridad hizo reír a los dos, aprovechó para besarla y meterle mano.

-         Qué buen culo tienes.

-         Ya te digo, ¡cómo ha sonado!

Luis se quitó la camiseta y la tiró al suelo. Llegaron al dormitorio de Eva y esta con un leve empujón le hizo tumbarse en la cama, sonrió y observó con deseo la polla enhiesta, se colocó encima de ella y empezó un traqueteo fuerte acompañado de unos gemidos que excitaron más a Luis, que respiró hondo y trató de relajarse. Eva le estaba follando a fondo, se sacaba casi toda la polla y con un movimiento curvo se la metía hasta el fondo parándose por un instante disfrutando toda la polla en su interior y rápidamente repetía una y otra vez.

-         Me encanta tu polla.

-         Y a mi tu chocho.

-         A ver qué sabes hacer. – Mirándole desafiante. Se desacopló la polla y se puso a cuatro patas. – Me gusta que me den duro por detrás.

A Luis le encantaba tener una amante así que te iba pidiendo sin necesidad de consultar nada, aún excitándole mucho follarse a la dulce Andrea. Por algo le había visto cara de puta a Eva.

-         Y te voy a dar, como a una zorra. – Evitó decir la palabra puta.

-         Vamos, soy tu putita, dame, dame.

-         Pues toma puta.

Luis le metió la polla hasta el fondo de un solo empujón, provocando el grito de los dos a la vez. Le asió de la cadera y la cabalgó con fuerza, procurando metérsela hasta el fondo y empujar más cuando llegaba al fondo.

-         Así, así te gusta ¿eh? Guarra. – Mientras aprovechaba y le manoseaba las tetas con fuerza.

-         Así cabrón, méteme hasta el fondo tu polla. Ah, aaaah, arg.

Luis se paró con la polla metida dentro del coño de Andrea. Esta se giró extrañada.

-         ¿Pasa algo?

-         Estoy disfrutando mucho y no me quiero correr aún.

-         Jaja, tranquilo, que no será la única vez que quedemos a follar. ¿Dónde te apetece correrte encanto?

-         En tu boca. – Quería correrse en sus tetas, su coño y su culo, pero eligió esa primera opción sin pensarlo más.

-         Sigue follando.

Le dijo con voz melosa, mientras se volteaba riendo y se colocaba boca arriba abriendo receptiva las piernas. Luis penetró despacio ese coño mojado y acogedor, disfrutando el momento, y volviendo a follarla con decisión, entre gemidos entrecortados. Sintió que se venía y sacó la polla que con un par de sacudidas empezó a sacar semen a borbotones. Eva esperaba con su apetecible boca abierta esperando la corrida. Luis descargó en su boca, una mejilla y aún le llegó para derramar algo en sus tetas erizadas. Las últimas gotas cayeron sobre su boca y le introdujo la polla que aún mantenía su vigor.

-         Todo, cómetelo todo, te gusta comer semen ¿verdad? – Mientras le extendía el semen por las tetas.

-         Sí, me gusta el semen recién salido y bien caliente.

-         Joder, que polvazo, Eva.

Los dos se tumbaron sudorosos a pesar de la penumbra del cuarto. Satisfechos.

-         Aún queda tiempo hasta que venga mi mamá. – Dijo sonriendo mientras volvía a acariciar el pene de Luis.

-         ¿Cómo es que eres amiga de Andrea? Digo, que os veo tan diferentes…

-         Jajaja, nos complementamos tio, es buena chica, le falta lanzarse un poco y yo le ayudo y ella a veces me controla a mi jeje. Nos conocemos desde hace años y nos sentamos juntas en clase.

-         Ya.

-         Estudiamos juntas, ella me ayuda en alguna cosa y yo a no quedarse sola en casa. Hemos dormido juntas más de una vez.

-         Muy bien. Yo también te puedo ayudar si lo necesitas.

-         Gracias tio. Y echarme un polvo ya de paso ¿no? Jaja.

-         Si quieres…

-         Es broma, ¿no me ves? Podemos quedar para estudiar y follar luego o solo para follar.

-         Genial.

-         Puede venir Andrea y nos montamos un trio, jaja, bueno, no creo que ella quisiera… bastante tiene con dejarse dar por el culo.

-         Sería buena idea.

-         A los tíos os gusta. Si es con otro tío ya menos jaja, aunque sea amigo. Yo a Andrea la he visto desnuda y es muy atractiva, ¿verdad?

-         Sí, además me excita follarla, es tan dulce y parece tan inocente, contigo es distinto.

-         Soy una buena folladora y sin complejos.

-         Sí.

-         No me importaría comerle ese chochito peludo que tiene, seguro que le acabaría gustando, um.

-         Si te comes un chocho como una polla seguro.

Aquella confesión le hizo recordar a Luis su fantasía de sexo lésbico entre Marta y Alicia.

-         Jeje, te pone el sexo entre mujeres, tu polla ha aumentado de tamaño.

-         Sí, y además ya se va recuperando.

-         Pues a seguir guarrete.

Eva se dispuso a chuparle la polla con fruición, deseosa de que alcanzara su plenitud y ser penetrada de nuevo. Sonrió cuando consiguió su objetivo y se tumbó en actitud lasciva y mirada provocadora.

-         Donde tu quieras encanto, ¿te apetece mi culito?

Eva se puso un dedo sobre los labios semiabiertos y elevó ligeramente la cadera, mostrando sus dos apetecibles agujeros. A Luis le encantaba que tomara la iniciativa y no tuviera que ir con cuidado como con Andrea. Le recordaba mucho a Alicia. Luis dilató su decisión y acarició y chupó las tersas tetas de Eva. La miró fijamente y le dijo.

-         Por donde tu quieras, puta.

Le colocó la punta de la polla rozándole el ano mientras Eva sonreía satisfecha y se llevaba un dedo a masajearse el clítoris, expectante. Luis se regodeó en el momento, metía un poco y se paraba, metía otro poco y la sacaba un poco, la polla entraba con facilidad y se preguntó cuántas veces la habrían enculado a su edad, se excitó más pensando en que era una puta y de un último empujó la metió por completo. Eva puso cara de completa satisfacción, con la mirada perdida al techo, mordiéndose el labio y seguía trajinándose el clítoris. Luis le metió un par de dedos en la vagina y le preguntó.

-         ¿Te gusta estar doblemente penetrada, eh? Zorra.

-         Me gusta que me follen.

Luis estaba disfrutando mucho follándose ese culo respingón, de vez en cuando cambiaba al reluciente coño que se le ofrecía  los dos se miraban sonriendo.

-         Túmbate. – Le ordenó Eva. – Me gusta meterme pollas por el culo.

Eva se colocó de espaldas a él, circunstancia que Luis aprovechó para agarrarle y sobarle el culo, se metió con facilidad la polla en el culo y siguió gimiendo de una manera que excitaba especialmente a Luis.

-         A cuatro patas. – Le solicitó Luis tras un rato.

-         Guau, guau.

Se colocó complaciente y volvió a sobarle el culo, también las tetas, le encantaba sobarlas en esa posición caídas por su peso y amasarlas en su mano. Le besó y le penetró de un empujón, mientras le jalaba del pelo y le azotaba suavemente. Finalmente contuvo un momento la respiración y se corrió con la polla hundida en el culo. Los dos, sonrientes, jadeaban, sudorosos. Luis sacó la polla y restregó en las nalgas los restos de semen, un hilillo de semen le caía por el muslo a Eva, que ni corta ni perezosa lo recogió ella misma y se lo tragó poniendo cara de deleite. Luis se sentó en el borde de la cama y Eva le hizo una mamada de limpieza. Pensaba en la suerte de haber encontrado una amante así, aparte de su querida Alicia.

-         Ahora vuelvo. – Dijo Eva.

Eva se encaminó el baño a lavarse un poco el semen que le quedaba. Luis le siguió y observaba desde la puerta.

-         Mi madre no me deja traer chicos a follar a casa, debo borrar las pruebas jaja, si me tumbo ahora se va a escurrir el semen a las sábanas.

-         Ah. Puedo ayudarte.

-         Puedo sola, encanto, gracias. – Le respondió sonriendo. – No has manchado las sábanas.

-         Me gustas mucho.

-         Vamos a mi cuarto.

Volvieron a tumbarse y Luis a acariciar el cuerpo de Eva.

-         Toca descansar un poco, ¿no crees? – Dijo Eva.

-         Sí.

-         ¿Tienes pareja?

-         Sí, pero es relación abierta. – Se apresuró a matizar. – Ella también folla con quien quiera.

-         Ah, muy bien. Joder, como te va la marcha con la cara de bueno que tienes.

-         Jeje.

-         Me alegra por tu novia, tenerte a ti y que folle con quien quiera. ¿cómo es?

-         Inteligente y guapa, es rubia.

-         ¿Y folla bien? Perdona si soy una alcahueta jaja.

-         No, no, folla muy bien, tiene unas grandes tetas y un culo muy firme.

-         Debe follar muy bien, viéndote a ti. Um, una rubia tetona, jaja.

-         Compañera de clase.

-         Los de mi clase son todos unos gilipollas, solo saben mirarte el culo y las tetas, incapaces de seguirte una conversación normal. Incluso los que sacan buenas notas, se acojonan de que una tia les dirija la conversación.

-         Ya, en mi clase en la uni es parecido, lo veo y me lo confirma mi chica.

-         Por eso me gusta follar con tíos mayores, a ninguno de mi edad quiero dar ese gusto, no harían más que presumir en clase y ponerte de puta, ¿entiendes?

-         Sí.

-         Salgo un sábado y a quien veo interesante a por él.

-         Me está gustando esta conversación.

Se quedaron un poco adormilados y finalmente Eva le despertó sacudiéndole el brazo.

-         Hey, tío, son casi las ocho, mi madre.

-         Hostia.

-         Si nos damos prisa aún te puedes duchar si quieres.

-         Vale, gracias.

Luis ayudó a Eva a hacer de nuevo la cama. Ella misma le enjabonó con su esponja  disfrutaron ambos de la ducha conjunta aunque apresurada. Luis se vistió rápidamente recogiendo sus prendas esparcidas por la casa. Eva se puso la misma toalla con la que había secado a Luis y le esperó en la puerta.

-         Tenemos que quedar otro día. – Dijo besándole.

-         Cuando quieras.

Luis cogió el ascensor y en la planta baja saludó a una mujer de buen ver y de edad mediana, le sonrió y se metió en el ascensor. Se dio cuenta de que era la madre de Eva, por una foto que había visto en el salón, vaya tonto su marido pensó, buen polvo le echaba. Se parecía a Eva, cuerpo menudo pero de firmes proporciones y pelo castaño. En la calle se había levantado una suave brisa que aliviaba del calor anterior. En el autobús pensó en la gozosa tarde que había pasado, había superado sus expectativas y le encantaba tener una amante así aparte de Alicia.

La madre de Eva entró en casa.

-         Hola hija, ya estoy de vuelta.

-         Hola mamá, estoy en el baño.

-         Ah.

-         Me he duchado, voy a salir a dar una vuelta.

-         Muy bien, ahora se está mejor en la calle. Yo también me voy a dar una ducha que aún vengo sudada.

Desde que se había divorciado tenía una relación más desinhibida con su hija, ya antes iban juntas a los probadores, pero ahora no le importaba desnudarse delante de ella en casa y al revés.

-         Esta blusa para lavar.

Mientras la dejaba en el cubo de la ropa sucia, Eva contemplaba el atractivo cuerpo de su madre en el espejo. Se giró y la besó y notó la tersura de sus tetas, el contacto hizo que se le cayera.

-         Uy.

Las dos se rieron y la madre observó el hermoso cuerpo de su hija.

-         Eres muy hermosa, a ver si pillas un buen chico que sepa valorarte. ¿Sabes? He visto uno bastante guapo en el portal.

-         Los de mi clase son gilipollas, ya te lo he dicho.

-         Bueno. Hay más chicos.

-         Sí, ya vendrá alguno.

Eva se sintió extrañamente cómoda desnuda delante de su madre y que esta le piropeara el cuerpo. Cogió la toalla y la colocó en un colgador. Su madre se acabó de desnudar y Eva la observó sin disimulo. Las tetas no s ele caían a pesar de sus 44 años y mantenía un culo terso y firme. El coño lo tenía depilado, con algo de vello en los labios y un mechón cuadrado arriba.

-         Mamá, en lo guapa he salido a ti. Seguro que hay alguien mejor que papá para ti.

-         Gracias hija.

Le dio un abrazo donde Eva sintió la finura de la piel de su madre y se metió en la ducha. Eva se dio un paseo y estuvo pensando en lo que le gustaría que Luis fuese su pareja y no solo su amante. El sábado siguiente se folló a un chico en un coche pero aún así estuvo acordándose de Luis durante el polvo.

Después de la ducha ni Marta, ni Alicia, ni Luis se molestaron en vestirse.

-         Hay que limpiar un poco, que estemos solas no implica que esto sea una leonera. – Indicó Marta. – Entre los tres lo haremos rápido. Yo haré la cama, hija friega el desayuno y tu pasa la mopa, está en el mueble de la terraza.

-         Jiji, vas a salir desnudo, así verán tu polla.

Manuel se puso un calzoncillo y un pantalón corto y se fue a por la mopa. Una vez acabada la faena volvió a desnudarse.

-         ¿La has sacudido por el balcón?

-         Sí.

-         A ti sí que te hemos sacudido esta noche, eh mamá.

-         Ay hija, bueno, yo me voy a vestir y bajo a por el pan.

-         Baja mejor desnuda y que te admiren jiji.

-         Tú sí que bajarías, eres capaz hija.

Marta bajó y tuvo la mala suerte de cruzarse en el portal con el vecino salido de 15 años, no perdió detalle de su cuerpo y se giró con descaro cuando salía para verle el culo. El chico subió a casa y se masturbó pensando en Marta. Marta, Alicia, una compañera de clase y una profesora eran sus inspiraciones favoritas. Llevaba un top con el primer botón desabrochado y una falda a medio muslo. Otro mirón, de 50 años y padre de dos hijos, no perdió detalle de su culo y de su escote en la cola en la panadería. Al volver a casa se lo contó a los dos, que estaban sentados en el sofá.

-         Claro, es que vas vestida así. – Se burló Luis.

-         Seguro que ese pajillero se ha hecho una en casa mamá, que asco.

-         Y contigo seguro que también, primita.

-         Qué asco. – Repitió Alicia con gesto de desagrado. – No me liaba con él ni aunque me pagaran.

-         Mejor estás sin nada, Marta, venga desnúdate otra vez. – Pidió Manuel.

-         Para vosotros encantada, lo que queráis. – Dijo complaciente con su mejor sonrisa.

-         Estáis las dos para follaros todo el día. Y mi Carla jeje. Qué bien así, Marta.

Marta ya se había desnudado y sentado junto a ellos, Alicia le acarició el muslo y la besó cariñosamente.

-         Quiero tomar un poco el sol.

-         Hija, que no estamos de vacaciones, que aquí nos conocen.

-         Jiji, no pasa nada, espera.

Manuel miró divertido a Marta mientras de reojo seguía el bamboleo del culo de su prima, con expresión de no saber qué haría. Regresó con una toalla y reptó a la terraza, extendió la toalla en el suelo y se tumbó, entonces les miró sonriendo. Marta y Manuel se miraban con cara de ésta está loca, pero complacidos y excitados por la morbosidad.

-         ¿Ves como no me ven así, mamá?

-         Que no te oigan, más bajo.

-         Pero si no me ven jiji.

-         Por si acaso.

-         Sí, sí, el pajillero ¿en qué piso vive?

-         En el último. – Dijo Marta casi aliviada.

-         Anímate mamá, que te hago sitio.

-         Ay, hija.

-         Venga tía, hazle caso. – Le animó Manuel.

-         Solo para que se calle, que la conozco.

Marta puso cara de ya te voy a dar y reptó con precaución a la terraza, Alicia le hizo sitio y le recibió con un beso y sobándole una teta.

-         ¿Ves? No pasa nada, se está bien, deberíamos hacerlo a diario.

-         Ay, hija.

-         Me parece una magnífica idea. – Manuel, semiescondido, no se perdía ojo de la situación.

-         Hablad más bajo, por favor. – Pidió Marta.

Por complacer a su hija estuvo cinco minutos tomando el sol, boca arriba y boca abajo. Finalmente se marchó a preparar la comida y entró con la misma precaución de no ser vista.

-         Manu, estoy sola y tengo sitio.

Manu tomó el relevo mientras Marta le observaba, se tumbó junto a su prima y se besaron. Manu aprovechó para sobar a placer su cuerpo entre la satisfacción de Alicia. Siguió lamiéndole las tetas y acabó comiéndole el coño con ella bien abierta.

-         Fóllame, fóllame. – Le susurró al oído.

-         Me encanta follarte aquí en la terraza y en cualquier sitio primita.

La penetró lentamente y ella exhaló un suspiro entrecortado. Manuel disfrutaba de cada centímetro de coño humedecido. Marta se asomó y negó con la cabeza con cara de asombro.

-         Chicos, chicos.

-         Calla mamá, que no pasa nada.

-         Tranquila Marta.

-         No os puedo dejar solos.

-         No, ya sabes, jiji.

Manu se sentó recostado y ofreció su polla a Alicia que se la comió con fruición recostada.

-         Así, um, como me gusta y que bien te sabes comer una polla. – Acariciándole el pelo.

-         Sobre todo la tuya

-         Boca abajo.

Alicia se colocó solícita y abrió las piernas sonriendo. Sintió una lengua en su ano y vagina y rápidamente una polla en su ano abriéndose paso fácilmente, sentía el peso del cuerpo de su primo encima de ella y la fuerza del bombeo. Un último empujón acabó con la descarga. Los dos giraron el rostro y se miraron satisfechos. Marta les había visto desde la cortina del ventanal y giró el rostro sonriendo cuando entraron. Se sentó en el sofá.

-         Qué voy a hacer con vosotros.

-         Mira como me ha vuelto a dejar el culo. – Mostrándoselo con el semen deslizándose.

-         Túmbate hija.

Ahora era Marta quien sorprendía, agradablemente a Manuel y Alicia, ésta se colocó con el culo ligeramente levantado.

-         Tienes que estar limpia para la comida.

Sin decir más Marta le observó el culo y empezó a lamerle los restos de semen, metiéndole bien la lengua en el ano. Manuel le acercó la polla y le dijo.

-         Yo también quiero estar limpio.

Marta pasó a comerle la polla y limpiársela, sorbiendo y con lametones por todo el tronco y glande. Alternaba culo y polla con placer y gesto de lascivia.

-         Luego dirás de mi mamá jiji.

-         Me obligáis a ello. – Dijo sonriendo y guiñando el ojo.