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Complicidad entre primos 20

en Amor filial

-         ¿Cómo estás hija? ¿Te duele el culete?

-         Estoy bien, el culo lo tengo ya acostumbrado, sólo me ha dolido un poco al principio con ese glande.

-         Ya te digo, te taladra, a mí me taladró el coño. – Dijo Carla.

-         Déjame verlo de cerca.

Marta le levantó el vestido y le bajó el tanga, le limpió la nalga donde había descargado Toni su semen y observó con mimo el estado del ano de su hija.

-         Bueno, algo irritado, es normal

-         Ya eres una experta mamá, con lo que te encula Manu jiji.

-         Es normal que una madre se preocupe por su hija.

-         Es broma, gracias mamá.

-         De nada.

-         Aún aguanta más. – Dijo Carla.

Le dio un poco de agua y jabón y lo secó con un pañuelo.

-         Lista. – Dijo Marta.

-         Cómo te mima tu mamá.

Fuera les esperaba Manuel, que les hizo un gesto de que les esperaba fuera.

-         Ya no tenemos nada más que hacer aquí esta noche ¿no? Además fuera nos contará Ali mejor los detalles.

-         Precisamente le hemos visto de cerca el ano, lo tiene irritado.

-         Preocupación de madre jiji.

-         Ya he dicho que puede con más.

-         ¿Te hice yo más daño al desvirgarte el culo o él con su glande?

-         Tú, porque todavía era virgen, aquí ha entrado bien.

-         Has tenido muchas perforaciones desde entonces hija.

-         Bah, no es para tanto su polla. – Continuó Manuel algo ufano.

-         Tiene el glande más grande de lo normal, pero tu polla es más larga, me gusta más.

-         Que opine también Carla que ha probado las dos.

-         Sin duda la tuya, nos llena toda el coño.

Estuvieron un rato más tomando un par de copas, sin más novedad.

-         No es por ser la de más edad, ¿os parece que volvamos a casa?

-         Jijiji.

-         Está bien, no hay mucho más que ver.

-         De acuerdo. – Dijo Carla.

Andando para casa vieron algo más adelante cruzando la calle a alguien que les sonaba.

-         ¿No es ese el camarero que os miraba las tetas?

-         Creo que sí. – Respondió Carla.

-         Voy a llamarle, se quedó con ganas.

-         Y tú por lo que parece. – Dijo Manuel.

-         Llámanos cuando acabes hija. – Dijo Marta que ya se intuía lo que venía.

-         No te preocupes mamá.

-         Está insaciable. – Dijo Carla.

-         ¡Oye! ¡Chico! ¡Espera!

Alicia le llamó empezando a corretear.  El camarero se giró con cara de extrañeza pero le cambió al ver quién era. Se giró y caminó en dirección a Alicia que ralentizó el paso.

-         Qué fina es tu hija, Marta. – Dijo sonriendo Manuel.

-         Mira cómo le ha cambiado al chico. – Dijo Carla.

-         Claro, ha visto ver bambolearse esas tetas mientras corría hacia él, seguro que se le ha puesto dura.

-         Seguramente ya la tendría así en la cena. Es posible que se haya pajeado y todo.

-         Como sois… - Intervino Marta.

Alicia y el chico empezaron a hablar mientras.

-         Hola, qué casualidad verte ahora ¿no?

-         Sí, has estado antes cenando.

-         Sí, me llamo Alicia.

-         Yo Miguel.

-         Encantada. – Estampándole dos besos en la mejilla.

-         Lo mismo.

-         Creo que antes te he gustado.

-         Bueno…

-         O a lo mejor te han gustado más las otras chicas que iban conmigo.

-         Sois guapas las tres.

-         Confiesa que no has dejado de mirarnos el escote jiji. – Poniendo cara de pilla.

-         Eh… un poco.

-         Yo tengo las tetas más gordas de las tres, ¿te gustan?

-         Sí, pero… si quieres vivo muy cerca, al otro lado de la manzana.

-         Vamos, te apetece ¿no?

-         ¿Y la gente con la que vas?

-         No te preocupes, que se saben cuidar.

El trío observaba desde la distancia.

-         Ya se lo ha llevado al huerto. – Observó Manuel.

-         Ali tiene un encanto especial. – Concluyó Carla.

-         ¿La esperamos en casa?

-         Sí, estamos cerca, Marta.

Miguel y Alicia llegaron a la casa de éste.

-         Vamos a ir al garaje, que no hay nadie a estas horas.

-         ¿Y si viene alguien? – Preguntó Alicia fingiendo falso pudor tapándose las tetas.

-         Que mire y disfrute.

-         Jijiji.

-         ¿Eres de aquí?

-         No, de la capital.

-         ¿Ah? Por eso no te conocía. En mi trabajo conozco muchas chicas.

-         ¿Y te llevas a muchas al garaje?

-         A alguna… ¿Y tú?

-         Algo hago.

-         Me has entrado muy directa.

-         Sólo a los chicos que me gustan y me dan morbo.

La sentó en el capó de un coche y la besó, pasó a subirle la falda mientras le acariciaba los muslos, le buscó la vagina y se la palpó por encima del tanga, se lo echó a un lado y le introdujo un dedo.

-         Estás mojada…

-         Si tú supieras los polvos que llevo hoy encima. – Pensó para sí misma Alicia. – A ver que hay aquí. – Le dijo a Miguel.

Le desabrochó ella misma el pantalón y se lo bajó con decisión. Un bulto apareció bajo el calzoncillo. Alicia sonrió y le quitó el calzoncillo. Una polla fina de grosor y de 15 centímetros apareció. La cara de Miguel era entre orgullo y satisfacción por lo que le venía. A Alicia no le impresionó, más con la polla de 21 centímetros de Manuel, la de Luis de 18 o el grosor de la de Toni. O haber gozado de dos pollas o consolador a la vez. Pensó que muy bien debería de follar para satisfacerle plenamente después de todo eso y del día que llevaba. Decidió dejarle hacer. Le inició en cuclillas una mamada que no le hizo aumentar más de tamaño la polla. Luego se recostó en el capo y le ofreció su chocho por entero. Deseoso de recibir su tercera polla del día. Miguel se agachó y con no demasiado acierto pero la sensibilidad y excitación acumulada empezaron a proporcionarle agradables sensaciones. Le chupó las tetas y luego se refrotó la polla con ellas, colaborando Alicia juntándolas.

-         Menudas tetas tienes para una cubana.

-         Te gustan eh.

Se dispuso a penetrar a Alicia, apuntó su polla a la entrada del coño y la hundió por entero gimiendo los dos a la vez. Se sorprendió de la facilidad con la que entró e inició el mete saca a buen ritmo. Las tetas se bamboleaban por el movimiento acompasado. Le hizo un gesto para que se diera la vuelta, Alicia obedeció y se apoyó con las manos en el capó. Miguel observó con sorpresa el estado de dilatación de su orificio anal y sintió ganas de probarlo. Se preguntó quién lo habría gozado y por qué ahora ella estaba con él. Encaminó su polla a la vagina mientras le palmeaba el culo.

-         ¿Puedo probar tu culo?

-         No, déjalo tranquilo jijiji. – Pensó además que aún quedaba noche y fin de semana con su primo.

-         De acuerdo. - No se atrevió a preguntarle más sobre el tema.

-         No te corras dentro ¿eh?

-         No, no, lo haré en tus tetas ¿puedo?

-         Sí.

Miguel sacó su polla y Alicia se giró reclinándose en el capó y abriendo la boca, se sentía sucia pero no le desagradaba. A Miguel le gustó aquello y eyaculó en sus tetas entre gemidos y parte en la boca y la barbilla. El semen se deslizaba por su cuello y las tetas hacia el ombligo. Le acercó la polla y Alicia le dio las últimas succiones y lametones. Miguel le extendió el semen por las tetas y luego le ayudó a limpiarse con un pañuelo.

-         Buf, ¿te ha gustado Alicia?

-         No ha estado mal. – Respondió picarona, mientras se ponía bien el vestido. – Ahora tendré que lavarme las tetas al llegar a casa.

-         ¿Te dejo mi número?

-         Vale. – A pesar de que lo consideraba rollo de una noche.

-         Mira es el …

-         Si vuelvo a lo mejor te llamo si puedo. – Dijo por cumplir.

-         Muy bien, te acompaño al portal.

-         Adiós, ha sido un placer conocerte.

-         Lo mismo, cuídate guapa.

Un beso breve en los labios selló la despedida. Miguel se quedó mirándola hasta que dobló la esquina y desapareció, observando su culo. Alicia se marchó sonriendo, no había estado mal para lo que estaba acostumbrada, se sentía cansada y recordó que aún podía tener más sexo al llegar a casa. Llegó y llamó al timbre. Cuando subió estaba la puerta entreabierta. Las tres estaban en el salón tomando una coca cola.

-         Hay que cuidarse un poco antes de ir a dormir, ¿cómo te ha ido Alicia? – Preguntó Manuel.

-         Bien, no ha estado mal. Tenía una polla normal y fina…

-         Tan dilatados que estarán tus agujeros… - Interrumpió Carla.

-         Te habrá sabido a poco. – Concluyó Manuel.

-         Jajajaja.

-         Te lo decimos con cariño hija.

-         Ya, el polvo ha sido normal. Lo mejor ha sido el final se me ha corrido entre la boca y las tetas, todo ha sido encima del capó de un coche.

-         Le han gustado tus tetas – Afirmó Manuel.

-         Cómo te va el morbo… las ha sobado a gusto como todos, y todas – dijo mirando a Carla y Marta que le sonrieron – y ya os he dicho que se ha corrido en ellas, me ha extendido el semen por ellas y luego me ha ayudado a limpiarme.

-         Qué caballero. – Dijo con sorna Carla.

-         Me ha gustado sentirme sucia y abierta encima de ese coche.

-         Te va mucho la marcha. – Dijo Carla.

-         Estoy agotada.

-         No me extraña hija, he perdido la cuenta de los polvos y mamadas que has hecho hoy. Te meteré el consolador en el culo mañana. Vete a dormir si quieres.

-         Creo que es buena idea, mañana aún hay tiempo para follar más. Me la follaré mañana en el baño y puedes aprovechar Marta. Si me permitís quiere echarle el último del día a Carla, que ha estado algo apartada en ese aspecto. Tú has follado con tres tíos hoy y a ti te he follado varias veces hoy. – Dijo a Alicia y Marta respectivamente.

-         Estupenda idea. – Dijo Marta, que siempre miraba a Carla de manera especial, recíprocamente. – Descansa hija que mañana tendrás dos pollas para ti en el baño.

-         Puede con todo siempre lo digo. Iros a la cama, que follaremos aquí. – Indicó Carla.

-         Hasta mañana. – Dijeron madre e hija a la vez.

-         Que descanséis. – Respondió Manuel.

-         Voy a lavarme un poco las tetas. ¿Me ayudas mamá?

-         Claro que te ayudo hija. – Carla y Manuel sonreían.

-         Como para no ayudar. Con esas tetas. – Dijo Carla.

-         Eso, no dejéis semen ajeno en la cama. Marta, tú no te laves, no hace falta. – Indicó Manuel, las otros miraron divertidas a Marta.

-         No me había dado por aludida, sobrinito. – Dijo en tono burlón. – Dormiré con tu lechecita dentro de mi chochito. – A los tres les hizo gracia como lo dijo.

-         Qué callado te lo tenías mamá, jijiji.

-         Te acompaño al baño hija.

Carla sonrió y se despidió con la mano lanzando un beso. Las dos se marcharon por el pasillo tocándose el culo. En el baño Marta le limpió las tetas con mimo, se besaron y se fueron a dormir desnudas, con Marta abrazando a su hija por detrás como la noche anterior a la altura de la teta. Carla y Manuel ya se habían desnudado, se miraban sonriendo y Carla le acariciaba el pene que iba adquiriendo dureza.

-         Vaya familia tienes. – Le dijo sonriendo.

-         Ya ves, tú también la disfrutas.

-         Pero me gustas más tú.

-         ¿Más que Marta? Sólo hay que ver como os miráis.

-         Sí. Y me lo paso muy bien con ellas. Con Alicia también.

-         Tiene un cuerpo ideal para follarla, y como prima me da más morbo aún follarla. Túmbate.

Carla se tumbó relajada y abriendo sus piernas para recibir los mimos de Manuel.

-         Um, lo que me gusta tu chocho.

-         Aaaaah, calla y sigue, no hables.

Cerró los ojos y suspiró, dejando escapar a la boca de Manuel sus fluídos. A continuación sintió la polla de Manuel en sus labios y la engullió, Manuel la sacó y la penetró vaginalmente con dulzura y profundidad, despacio, disfrutando ambos.

-         Déjame a mí ahora, la última vez me follaste ahora te follo yo.

Carla se puso a horcajadas sobre él, sentado en el sofá de frente, se echó hacia atrás el pelo con ambas manos y sacudió la cabeza, un gesto que sabía que excitaba s Manuel, éste sintió un escalofrío. Y a continuación Carla se introdujo la polla cabalgando a buen ritmo. Los dos jadeaban cuando Carla cesó y sin decir nada se giró y se ensartó la polla en el culo.

-         Um cómo sabes lo que me gusta.

-         Te gusta reventar culos.

-         Sí, vas a dormir tú también con mi semen pero tú en el culo.

-         Cabrón.

-         Aaaaah toma.

Manuel se corrió en su culo como había dicho y se echó para sí a Carla, le acarició las tetas y el estómago y se besaron suavemente.

-         Vamos a dormir cariño.

-         ¿Dormiremos todos en tu cama?

-         No, nosotros en el cuarto de invitados, déjales que descansen.

-         Sssh, habla en la cama no las despiertes.

Se asomaron por la puerta que estaba abierta y las vieron dormidas. Ya en la cama siguieron hablando en voz baja.

-         Cómo le gusta follar a Alicia, es increíble, no se cansa nunca, se ha cepillado a tres tíos hoy por los tres agujeros.

-         Es la polla, nunca mejor dicho.

-         Marta es un bomboncito, me encanta, tan elegante.

-         Otra gran folladora ahí donde la ves. Con el tarugo que tiene en casa, no sabe lo que tiene delante de sus narices.

-         No conozco a tu tío más que por lo que me habéis contado.

-         Ya ves, y Alicia tenía otro tarugo de novio, pero mira eso hizo que viniera y mira todo esto. Vino a despejarse y superar la ruptura, no sé qué le veía, debería haberse alegrado en cuanto cortó con él.

-         No te quejes que así te las has follado y a su madre.

-         A lo mejor me las hubiera follado igual jeje, no sé era broma, quien sabe…

-         ¿Y la dejó ese tarugo?

-         No, le dejó ella, se la estaba pegando con otra.

-         Como haces tú… es broma también.

-         Es distinto, Alicia no está con nadie, bueno sospecho que acabará con ese Luis, pero de mutuo acuerdo follamos con quien queremos. Y en cuanto a mi tía me la follo pero también porque ella quiere. En casa no encuentra lo que demanda.

-         Si no fuera porque es incesto… - Dijo jocosa.

-         Déjate de moralinas, que tú eres la primera que disfruta, cariño. – Dijo en tono conciliador y también jocoso.

-         Ya lo sé, me da mucho morbo como a ti. De todas formas un gilipollas el ex novio, dudo que encuentre alguien mejor que Alicia.

-         Desde luego, y que esté más buena. Solo me jode que semejante gilipollas la desvirgara, seguro que se corrió a los veinte segundos.

-         Jajaja, no le daría tiempo a ponérsele dura.

-         Supongo que se la chuparía Alicia antes. Pero vamos si no se le pone dura de ver a mi primita desnuda… Ya le preguntaremos mañana.

-         A lo mejor se ruboriza con eso, creo que a ella tampoco le gusta que fuera él quien se la follara primero. Buenas noches. – Dijo mientras le abrazaba.

-         Desde luego. Buenas noches. – Le susurró.

Luis se durmió finalmente pensando en el culo de Alicia que confiaba en poder taladrar pronto. Sin saber las penetraciones que había sufrido y gozado ese mismo día y de las que descansaba con su madre abrazándola y desnudas. La blancura de su piel, redondez de las nalgas y la generosidad para amasarlas. Se imaginaba a sí mismo cabalgándola, le sujetaba la melena rubia con una mano y con la otra le daba palmadas en el culo que le hacía gemir a cada una que recibía, mientras gemía por la enculada.

Acabó soñando que estaba en clase en la universidad. Alicia estaba desnuda de pie e inmóvil con cara de vergüenza y tapándose el coño con las manos. Los chicos lanzaban gritos de alborozo ¡Puta! ¡Guarra! ¡Queremos verte el chocho, aparta las manos! ¡Date la vuelta que te veamos el culo! Mientras las chicas lanzaban gritos reprobatorios. ¡Así saca esas notas la muy puta! ¡Chupapollas! ¡Desvergonzada! Luis se sentía paralizado sin poder mover un músculo ni poder articular palabra. Atónito y estupefacto.

-         Pensabas que ibas a estar así todo el año, provocando con esas tetas y como te insinuabas, calientapollas.

El profesor más odiado por Luis era el que hablaba, Alicia también le tenía manía y a ambos su asignatura era la que más les había costado aprobar, la habían arrastrado del curso anterior. Se trataba de un hombre que superaba la cincuentena, alto y desgarbado, canoso, rostro anodino y con incipiente calvicie y barriga.

-         Muéstrales tu chocho, no seas vergonzosa. – Le echó atrás los brazos y Alicia se puso colorada. Entre gritos de aprobación de los chicos que jaleaban al profesor.

-         ¡Fóllate ya a esa puta! ¡Dale duro! ¡Qué tetazas!

-         Recuéstate aquí.

Le colocó sobre la mesa de profesor en el lateral largo, frente al aula  boca arriba y con los pies apoyados en el suelo, con su desnudez expuesta a todas las miradas. El profesor le magreó las tetas a placer ante la resignación de su alumna, le separó más las piernas, ofreciendo una mejor visión de su coño a la clase, lo que produjo gritos de satisfacción, y le introdujo un dedo en la vagina de modo tosco. Le dio un morreo ante la cara de asco de Alicia y se bajó los pantalones y sacó una polla de cierto grosor y unos 14 centímetros, que empezó a refrotar entre las tetas de Alicia haciéndose una cubana.

-         Qué ganas tenía de tener mi polla entre tus tetas. Todo el año con tus escotes, zorra. Y ahora me la vas a chupar.

Le acercó la polla a la boca de Alicia que permanecía cerrada y giró la cabeza. El profesor le frotaba la polla por los labios intentando abrirse camino. Le dio una leve bofetada que hizo gemir a Alicia.

-         Abre la boca que será peor si no.

Finalmente con gesto de asco y humillada Alicia se introdujo parte de la polla y este aprovechó para meterla toda, lo que provocó que tosiera. Varios alumnos habían sacado sus pollas y se masturbaban, entre la desaprobación de algunas compañeras.

-         ¡Así que se la trague entera! ¡Es una puta experta en pollas!

-         ¡Qué guarros! ¡Míralos! ¡Pero ella es una calientapollas tiene su merecido!

-         Y ahora me la voy a follar aquí mismo para que aprenda.

Nuevamente aparecieron los gritos de alborozo. El profesor puso a Alicia en el otro lateral de la mesa ligeramente ladeada.

-         Así lo veréis mejor. Gira la cabeza, quiero que te vean la cara mientras te follo.

Alicia miró avergonzada a Luis pidiéndole ayuda con la mirada y como decepcionada por no hacer nada ante aquella humillación pública. Le abrió nuevamente las piernas y le metió con brusquedad la polla por la vagina, lo que le provocó un respingo, mientras jaleaban al profesor.

-         Veo vuestras pollas dispuestas, no os preocupéis, cuando acabe Alicia os chupará la polla a todos los que queráis.

-         ¡Bieeen!

-         Todos menos su novio que es Luis.

Provocando risotadas de burla y jolgorio.

-          Y ahora le voy a dar por el culo.

-         ¡Bravo! ¡Destrózale el culo! ¡Dale a esa puta!

-         No, por favor por el culo, no. – Dijo Alicia casi sollozando.

El profesor le abrió los cachetes del culo mostrando bien el ano que iba a penetrar. Mientras Alicia seguía suplicando en voz baja y miraba a Luis. Este seguía inmóvil sin dar crédito a lo que veía, una mezcla extraña de impotencia viendo la violación de su amiga que además iba a convertirse en grupal, y de excitación ante el espectáculo y también ver sometida sexualmente a Alicia, su gran musa erótica. Todo estaba pasando muy rápido y con una sensación de irrealidad. El profesor empezó a hundir su polla en el culo de Alicia, que lloraba con gemidos entrecortados.

-         Este culo ya lo ha roto alguien antes, ¿eh puta? No finjas que te gusta que te den por el culo, ya tienes acostumbrado el culo a recibir pollas, te la metido fácil guarra.

Aquello redobló el alborozo y la excitación.

-         ¡Puta! ¡Dale sin piedad que le gusta! ¡Déjanos encularla también!

Mientras algunas compañeras se indignaron más.

-         ¡Menuda guarra tenemos de compañera! ¡No tiene vergüenza!

El profesor se sacó la polla y descargó en la cara de Alicia, vencida por la humillación, entre asco y resignación.

-         ¡Así en su cara de puta! ¡Que se la trague!

Los chicos ya esperaban ansiosos su turno y Alicia puso cara de horror al observarlos.

-         ¡Venga venid todos a follarla! – Gritó el profesor.

Un bramido salvaje inundó el aula, Alicia gritó horrorizada - ¡Nooooooo! Y Luis se despertó aturdido, observó que tenía la polla erecta y empezó a revivir el sueño manteniendo la excitación, pensando porqué le excitaba aquello si quería a Alicia. Recordó también el sueño donde todos le tocaban las tetas menos él y el otro donde era él mismo quién la violaba y hasta le golpeaba. Dudó de contarle este sueño como sí había hecho con aquel, que se lo había acabado sonsacando, acabó decidiendo que sí, para mantener esa confianza, tenía una curiosidad morbosa además en saber que diría e incluso si era una fantasía suya ser violada o follada en público. Esperaba con impaciencia que llegara el lunes y recibir su llamada.  Acabó por hacerse una paja recordando el sueño que acababa de tener e imaginando que descargaba en su cara tras darle por el culo.