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Complicidad entre primos 22

en Amor filial

La comida transcurrió sin mayores pormenores, salvo que Manuel se empeñó en que Alicia se insertara otra vez la zanahoria hasta el fondo del coño.

-         Está acostumbrada ya a tener algo dentro. – Dijo.

-         ¿A qué hora nos iremos mamá?

-         A media tarde, tu padre no llegará hasta la noche.

-         ¿Y si lo hace antes? – Preguntó Manuel.

-         Diré que he salido con mi hija a dar un paseo.

-         Lo único las maletas mamá.

-         Tu padre es tan despistado que no se dará cuenta, las meteremos al día siguiente a casa.

Acabada la comida siguieron la conversación.

-         Manu, has dicho que las mejores tetas y cubanas las hace Alicia. – Dijo Carla.

-         Sí. – Mientras aprovechaba para sobárselas un poco.

-         Y el coño que más te gusta es el de Marta.

-         Sí, a mí y a vosotras.

-         Cierto mamá.

-         ¿Es el que más te gusta follar? – Siguió Carla.

-         Me gustáis las tres, ya lo sabéis, pero cada una tiene algo que es un poco mejor, o mejor dicho, me gusta un poco más. El coño de mi querida tía es el que más me gusta, pero el tuyo es también muy delicado Carla. ¿Por qué no os levantáis un momento y lo enseñáis?

Las dos se levantaron, Marta se desabrochó el kimono y lo abrió, mientras Carla se bajó el pantalón corto y el tanga. Dos coños de labios finos, jugosos y sonrosados se mostraban sin rastro de pelo.

-         Abriros los labios. – Indicó Manuel. Las dos mujeres obedecieron, satisfechas de mostrar sus hermosos coños y ser admiradas.

-         Son muy parecidos. – Concluyó Manuel.

Carla se volvió a sentar y se subió solo el tanga, mientras Marta se sentó sin abrocharse el kimono, mostrando una buena abertura que dejaba ver casi todas sus tetas y el coño.

-         Mira qué guapa está cuando sonríe. – Dijo Carla.

-         Y cuando no también y más si muestra sus encantos. – Siguió Manuel.

-         Me encanta lo bien que le queda el pelo recogido y los mechones marcándole la cara.

-         Sí, y lo revuelto que le queda y como le cae por la cara después de follarla.

-         Completa lo demás, por curiosidad. – Le pidió Carla a Manuel.

-         Eso, eso, no os lo toméis a mal.

-         Para nada. – Respondieron las tres.

-         Ya lo sé guapas.

-         El culo de Marta es espectacular, respingón, y con ese orificio que hemos explorado, es verla y dan ganas de encularla.

-         A mí me gusta acariciarlo y besarlo, y lamer su ano. – Dijo Carla mientras miraba a Alicia que asentía.

-         A mí también pero yo tengo polla. Es tan esbelta, tiene las piernas más bonitas de las tres, y luego es ese culo y esas tetas tan bien puestas, que todos los hombres se le quedan mirando. Bueno Carla, tú tienes un tipo muy parecido. A ninguna os faltan tetas.

-         Y sin operar jiji. – Dijo Alicia mostrándolas con sus manos.

-         Además Marta es la que anda con más garbo de las tres, insinúa mucho, deberíamos aprender de ella. – Alabó Carla.

-         Me vais a ruborizar. – Dijo Marta sonriendo agradecida.

-         Mira como llevas el kimono mamá.

-         Tu boca y sonrisa son perfectas Carla, eres como una modelo, y sabes mamar una polla como nadie, cuando la aprisionas en tus labios. Tus besos me gustan más, solo un poco más, eh.

-         Muy diplomático has estado. – Dijo Marta

-         Es la verdad, soy totalmente sincero. Y ahora os pregunto si habéis probado una polla mejor.

-         Solo conocía la de mi marido y la tuya es mucho mejor, sin comparación.

-         Yo opino igual y lo sabes. – Dijo Alicia.

-         La de mi novio es la mejor. – Remató Carla. – Lo podíais suponer que hemos formalizado nuestra relación aunque sea abierta.

-         Abierta solo para vosotras dos. – Puntualizó Manuel.

-         Todo un detalle. – Dijo Marta.

-         Queremos saber cómo perdisteis la virginidad vosotros dos jiji.

-         ¿Empiezas tú o yo?

-         Ya voy yo. Bueno, sabéis que los dos fuimos al mismo instituto, pero a clases diferentes y luego casualmente nos encontramos aquí buscando trabajo. – Empezó Carla mientras la miraban con atención. – Ya por entonces le gustaba a este, pero tuve novietes de besos nada más, hasta que el último año y medio tuve mi primer novio más serio.

-         Me gustabas a mí y a medio instituto. La mayoría de pajas de aquella época eran por ti.

-         ¿Y no te pajeabas por mí? – Preguntó Marta sonriente.

-         Mi primera paja fue por ti y eso es especial, y desde ese día eres habitual en mis fantasías.

-         Jijiji, sigue. – Rió Alicia.

-         Un día estábamos en mi cuarto sin nadie más en casa y me pidió una mamada, confieso que a pesar de lo que acabas de decir antes entonces fue algo torpe y escupí el semen. A aquel novio le gustaba correrse en mi cara, a mi no tanto, de ti sí tontorrón. – Mientras le hacía un arrumaco. – Poco a poco cogí práctica y no me desagradaba el sabor del semen.

-         ¿Alguna vez hiciste una mamada con tus padres en casa?

-         Sí, alguna vez con él y algún otro novio más, con mucho cuidado, por ejemplo cuando sabía que estaban viendo algún programa que les gustaba.

-         Qué morbosa eres hija, tu primo tiene razón. – Alicia puso gesto de enfado para acabar sonriendo - ¿No tienes hermanos?

-         No, soy hija única, como Alicia y Manuel, es curioso. Bueno, sigo. En las vacaciones de ese año una noche de final de curso habíamos quedado a estudiar y se pudo juguetón, hacía calor y yo iba ligera de ropa, pantalón corto y top. Empezó a besarme y recorrer mi cuerpo con sus brazos, me dejé llevar, solo le pedí que se pusiera condón y me relajé tratando de disfrutar, solo temía que sus padres entraran en su cuarto.

-         Que morbo y que cachonda me pone lo que dices. – Interrumpió Alicia.

-         A ti bien poco te hace falta últimamente. – Dijo Manuel provocando la risa general. - ¿Cómo era su polla?

-         Así. – Carla la calculó con los dedos, unos 15 centímetros y de grosor normal.

-         Una polla del montón. – Concluyó Manuel. - ¿La sabía emplear?

-         No estuvo mal, fue mejorando, al menos eso me parecía a mí entonces. Ese día duró dos o tres minutos antes de correrse, puso una cara que no se me olvidará. Luego pues como he dicho he tenido varias parejas y amantes, ¿te acuerdas de lo que te dije el día que nos conocimos? – Mirando a Alicia que asintió sonriendo pícara – Ir de flor en flor, aprovechar cuando se es joven y atractiva, pero siempre he sido yo quien ha puesto límites, por ejemplo el primero que me enculó fue este – señalando a Manuel – y nadie más lo ha hecho, salvo vosotras con el consolador. He follado en baños de bar y de universidad, coches, en la habitación de varios chicos y alguna vez en el parque con Manuel y hasta en el campo.

-         Sabías adonde me llevabas el primer día. – Dijo Alicia.

-         A darte un paseo, entonces no se me pasó por la cabeza, surgió sin más. Cierto es que te vi en ropa interior antes de salir y me gustó pero nada más.

-         Hasta que conocí mejor a Manuel, las relaciones que mejor me han funcionado son las de follar sin compromiso, la mera atracción física y disfrutar del polvo, sin ataduras. – Concluyó Carla.

-         Que nos cuente Manu. – Dijo Marta.

-         Cuando iba al instituto tenía dos ídolos, Marta y Carla, a una la veía imposible y la otra ya ha contado lo que pasó. Yo tenía facilidad para ligar y había una compañera de clase también muy guapa, a día de hoy mantengo el contacto con ella aún y nos vemos de vez en cuando. Se llama Silvia, color de pelo pajizo, complexión de deportista, jugaba a baloncesto en el equipo del insti, también tenía muchos pretendientes. Un día me lancé y le pedí salir y me dijo que sí. Nos besamos en el portal de su casa. Fue la primera chica que vi desnuda, que buena estaba – dijo mirando al techo – hicimos un trato de desnudarse el uno para el otro.

-         Qué bonito. – Dijo Alicia.

-         Hay que decir que también es amiga mía y fue ella quien me contó la historia, aunque ya me la había contado Manu, sigue cariño. – Indicó Carla.

-         Estábamos en su casa, su hermano mayor había salido y sus padres se habían ido a cenar. En su habitación, recuerdo que le acaricié todo el cuerpo y que le gustó cuando le lamí las tetas, qué bonitas eran, y qué firmeza de culo para poder amasarlo. Ella me tocó con curiosidad la polla, la tenía a reventar y le llamó la atención el tamaño, también se fijó en mis huevos. Sin decir nada empezó a pajearme y luego me hizo mi primera mamada, solo pudo meterse hasta la mitad, fui caballeroso y le indiqué que me iba a correr y lo recogió el semen en un pañuelo, ella mismo me limpió los restos de semen con el pañuelo y probó una gota de semen pero puso cara un poco de desagrado que me hizo gracia. Yo me puse a investigar su coño, con un pelo rubio, precioso, le abrí los labios lo chupé algo y me atreví a meterle un dedo un poco.

-         ¿Follaste con ella? – Preguntó Marta.

-         Sí, pero no entonces sino años más tarde, ya os he dicho que tengo aún contacto con ella y me la follé un sábado que quedamos a recordar viejos tiempos, cuando iba a la universidad. Ese día que la vi desnuda me comentó que no estaba segura de follar y que prefería pensárselo. Poco después de me dejó por un chico un año mayor que yo, entonces me afectó bastante pero luego me juré no volver a sufrir por una chica. Me confesó que la desvirgó poco después de haber estado conmigo y que después hubiera preferido que hubiera sido yo, que era mejor chaval pero que en ese momento la impresionó más él, que sentía lo que me hizo. A cambio ese día del reencuentro fue la primera vez que le dieron por el culo y el primer culo que tuve el placer de penetrar. Solo lo he hecho con ella y vosotras tres. Me dijo todo eso  mientras estábamos follando y le metí un dedo en el culo, dio un respingo pero se dejó llevar, no tenía vaselina así que le unté con aceite de oliva que tenía en su cocina. Ah, qué placer ir abriéndole poco a poco el culo recordando cuando me dejó y sabiendo que ese memo no pudo catar esa delicia de culo, y la carita que tenía disimulando el dolor y pidiéndome que fuera despacio. Hasta que vine aquí y volví a ver a Carla y conocí a Esther fue la única chica a la que di por el culo. Y ahora a esta parte de la familia. – Dijo mirando a Marta y Alicia guiñándoles el ojo.

-         Le quedaría un sentimiento de culpa jiji. – Comentó Alicia.

-         A pesar de todo nos llevamos bien, pero esa sensación de pequeña venganza fue inevitable, me acabó diciendo que ya que no la desvirgué, al menos le desvirgara el culo.

-         ¿Quién es esa Esther? – Preguntó Marta.

-         La tía más puta de la ciudad jaja. – Respondió Carla.

-         Se tira a todo el que puede, con tu hija porque ya tenía otro plan, si no la lía también. Es una buena chica, sin ser especialmente guapa está buena, tiene un atractivo y folla muy bien. Por mi parte hace bien en follar lo que se folla. – Siguió Manuel.

-         Y por la mía también le he dicho puta en broma, es amiga mía, aunque últimamente no la veo tanto, ha debido irse fuera. Pero vamos lo que ves en tu hija la deja en una aficionada.

-         Por lo que veo le van chicos y chicas. ¿No lo ha intentando contigo? – Preguntó curiosa Marta.

-         Sí, nos hemos besado y metido mano alguna vez. Acostarnos solo una vez, en un cumpleaños de ella que estuvimos de fiesta juntas y no me arrepiento.

Manuel asentía sonriente conocedor de la historia.

-         Uy de cuantas cosas nos estamos enterando hoy. – Dijo sonriendo Marta.

-         Sonreías con cara picarona cuando contaba lo de Silvia, creo que te identificas algo con lo de vengarte. – Inquirió Carla.

-         Bueno, sabéis el punto de relación con mi marido, un poco sí, más cuando te ha dejado bastante de lado en el tema sexual últimamente. No hay mejor venganza que disfrutar follando con otra persona.

-         Qué atrevida, muy bien Marta. Nunca entenderé que no te haga caso en la cama. Estás para follarte a diario y a todas horas. – Remató Manuel.

-         ¿Y cuál fue entonces la primera chica? – Preguntó interesada Alicia.

-         Primita, te estabas tocando el clítoris mientras contaba lo de Silvia, que te he visto.

-         Desde aquí se lo hemos visto en la cara de gustirrinín y eso que ya llevaba la zanahoria metida. – Dijo Carla mirando con complicidad a Marta que asentía sonriendo callada.

-         Se la metía y sacaba y con la otra mano se acariciaba el clítoris jaja.

-         Es toda una experta.

-         Sí, me ha calentado la historia, sigue.

-         Pues fue al año siguiente en el instituto, tenía 17 años y Silvia ese año estaba en otra clase además y con ese novio. Fue con otra compañera de clase. Se llama Laura y tengo contacto con ella vía internet de vez en cuando. Mi primera novia medio seria además, muy simpática y agradable, la recuerdo con cariño. Morena agitanada, muy guapa, con las tetas y el culo respingón, un tipo parecido al de Alicia. Qué buenas mamadas me hizo con aquellos labios carnosos. Me encantaba jugar con aquellas tetas. Tenía el chocho peludo, negro. Un día me hizo una mamada en los baños del insti, por la tarde que casi no se ve gente, yo le comí el coño a cambio y luego le abrí la camisa y le sobé bien a gusto las tetas. Me dijo que ahí se sentía incómoda y que prefería hacerlo la próxima vez en su cuarto, que se sentía más segura y tranquila. Quedamos un día que estaba sola. Cuando estaban sus padres solo le metía mano y la besaba, cuando llegaba a casa me tenía que masturbar jeje. Bueno, ese día se puso guapa y disfruté desnudándola, era el primer día que le veía enteramente desnuda, le estuve acariciando su cuerpo hasta que le bajé al coño y le metí un dedo, dio un pequeño respingo y le estuve masturbando con dos dedos y buscándole el clítoris con la lengua, me puse la goma y le penetré lentamente, con cuidado y cariño, qué gusto penetrar ese coñito tan estrecho, no estuvo mal para ser el primero, luego ella me montó a mí y me corrí así viendo bambolear sus tetas. Follamos más veces y fue la primera chica que se tragó mi semen.

-         Lo cuentas con mucho detalle. – Dijo Marta.

-         Las recuerdo con cariño y las describo para que os hagáis una idea.

-         Aparte de esta – Dijo Carla mientras acariciaba el pelo a Marta - ¿Alguien más ha sido infiel a su pareja?

-         Hasta ahora tú y yo hemos follado con quien nos ha dado la gana, de mutuo acuerdo. Yo de manera consciente no, aunque de buena gana le hubiera puesto la cornamenta al novio que me quitó a Silvia, pensaba mucho en ello por las noches.

-         Yo igual, he follado con quien me ha dado la gana, pero sin engañar a una tercera persona.

-         Yo tampoco a mí me los han puesto jiji.

-         Un gilipollas. – Completó Manuel.

-         Sí. – Respondió Alicia.

-         Tú y tu madre hasta ahora habíais tenido mala suerte con hombres que no os han sabido apreciar ni follar.

-         Menos mal que apareciste tú. – Dijo burlona Alicia.

-         Tiene su razón. – Dijo Marta.

-         Id a descansar que yo recojo. – Dijo Manuel.

Las tres mujeres se fueron a la cama grande de la habitación de Manuel y se tumbaron desnudas a descansar. Alicia le sacó la lengua a Manuel y le tiró la zanahoria al suelo.

Luis se tumbó en la cama después de comer y se empezó a acariciar la polla por debajo de la bermuda. Recordó el sueño y siguió fantaseando con Alicia siendo violada por varios hombres, irremediablemente era una idea que le excitaba. Se la imaginó con el pelo desmadejado siendo penetrada a turno por sus tres agujeros y fantaseando con si podría aguantar una doble penetración vaginal o si le cabrían dos pollas en el culo. Sonrió y se imaginó el rostro de Alicia inundado de semen que le escurría por el cuello hasta las tetas, recibiendo una descarga tras otra, o siendo penetrada y descargando dentro con el semen borboteando su vagina y el culo. Se acordó de algunos comentarios de sus compañeros de clase sobre el cuerpo de Alicia y que le habían disgustado, pero no se atrevió nunca a decirles nada, solo sonreír para no desentonar. Pero aquello era solo una fantasía. Por entonces había liberado su polla, que estaba tiesa como una estaca.

Siguió su onanismo recordando a Marta, lo que le gustaría un trío con ellas dos, sumisas y complacientes, mamándole la polla a la vez y siendo folladas. Se veía penetrando analmente a Marta mientras miraba triunfal a Alicia que le animaba a machacarle el culo. ¡Haz como conmigo! Le animaba Alicia. Fóllame como a mi hija. Le respondía Marta. Se imaginaba dándole por el culo en varias posiciones, con ella encima, de medio lado, tumbada boca abajo, sobándole ese culo respingón, boca arriba con las piernas hacia arriba y descargándole dentro y en su cara. Vas a tener un hermano ahora Alicia. Le decía mientras reanudaba la marcha follándole vaginalmente. Contuvo la respiración y se corrió en su mano, la copiosa corrida se le escurría entre los dedos y se tragó parte de su propio semen, el resto se limpió con un pañuelo. Relajado casi que hasta se arrepintió de esas fantasías. Esperaba la llamada de Alicia al día siguiente.

Al rato apareció Manuel, que después de recoger se tumbó en el sofá a coger fuerzas. Marta fue la primera en percatarse de su presencia y de la polla tiesa que apuntaba a la cama.

-         Aún queda un rato hasta que os vayáis. Os quiero pedir un favor, una pequeña fantasía. Os quiero follar a turno, tumbaros así boca arriba en el borde de la cama, con las piernas apoyadas en el suelo.

Las tres se pusieron en posición, primero tuvo el detalle de lamerles el coño, a Marta, Alicia y Carla, por ese orden. Cuando llegó a esta empezó a follarla vaginalmente y siguió el camino de antes al revés y así cada vez. Primero se la metía hasta el fondo, la sacaba por entero y se la volvía a meter cabalgándola. Les sobó las tetas y se restregó un poco el pene, aprovechó la cercanía de la boca para introducírsela.

-         Por favor daros la vuelta.

Ahora Manuel veía sus magníficos culos y sus coños, listos para follarlos. Empezó por el culo mientras introducía dos dedos en la vagina. Únicamente se oían los gemidos de placer en la habitación. El esfínter de cada una de ellas ya estaba acostumbrado a recibir esa polla. Sacaba la polla del culo y la clavaba sin dar descanso en la vagina y volvía a cambiar, hasta hundir su polla por entero estar así unos segundos y sacarla, contemplando satisfecho la dilatación anal que provocaba. Las dos mujeres libres contemplaban divertidas la situación de la otra y hasta se animaban a besarla o manosearla.

-         Alicia, querida prima, vamos a seguir explorando tu capacidad de acogida.

Alicia puso cara entre resignación, expectación ante lo que le iban a hacer y gozo interno sintiéndose tan deseada.

-         Te quejarás las atenciones que te damos. – Dijo Carla.

Manuel le amasó una vez más el culo y le metió su polla, agarró el consolador y se le metió en la vagina todo lo que pudo. Alicia miraba al techo mientras gemía. Marta y Carla le acariciaban cada una una teta. Luego Manuel cambió de lugar su polla y el consolador. Hubo un momento en que sus agujeros quedaron libres, Alicia se giró como preguntando si eso era todo, Manuel miró a Carla y Marta que expectantes imaginaban lo siguiente. Le dio una palmada en el culo y le introdujo la mitad de su pene en el ano, cogió el consolador y trató de meterlo. Ahora los gritos aumentaron.

-         Te van a escuchar José y Elvira.

-         Cabrón, me da iguaaaal, aaaaah.

-         Jajaja. – Carla disfrutaba del espectáculo.

-         Tranquila hija relájate. – Le aconsejaba Marta.

Poco a poco la dilatación aumentaba y se introducían con más profundidad. Finalmente Manuel contempló satisfecho el agujero.

-         Fijaros que agujero. Ahora sigo con mi chica, Carla.

Con Carla siguió el mismo procedimiento que con Marta.

-         Un último favor, poneros boca arriba.

Siguió con Carla y nuevamente alternaba ano y vagina, agarraba las piernas de la chica hacia arriba y le facilitaba la tarea, mostrando bien los dos golosos agujeros.

-         Te dejo para el final.

Se saltó a Alicia y pasó a su tía, a la que besó con tranquilidad.

-         Qué dos agujeros tan bonitos tienes.

La estuvo follando hasta que miró a Alicia que aún resoplaba de la cogida anterior.

-         Te he dejado para el final, para que te vayas con el mejor recuerdo, ayer tu mamá se llevó mi semen bien dentro de su chochito y hoy serás tú, te lo llevarás a casa, dúchate ahí.

Le volvió a encular inmisericorde, la polla entraba y salía con gran facilidad.

-         Se lo vas a dejar nuevo. – Observó Carla.

-         Tú misma dices que puede con todo.

Volvió a penetrarla vaginalmente hasta la mitad y agarró el consolador, Alicia le miró resignada y abrió aún más las piernas.

-         Mirad como se prepara jojo.

Con cuidado le fue metiendo el consolador.

-         Ua, aaah. – Gemía Alicia.

-         Ya acaba ya.

Le sacó el consolador y le hundió por entero la polla descargando dentro de ella el semen, con un grito de triunfo y cansancio.

-         Aaaaaah, ahí, ahí está todo para ti primita. Gracias.

Los dos cuerpos quedaron unos momentos echados y unidos sobre la cama, Marta y Carla se levantaron y observaron complacidas. Se besaron y se hicieron una carantoña. Manuel sacó su polla y le cerró los labios vaginales.

-         Quédate así boca arriba descansando mientras tu mamá se ducha, que se te quede bien dentro.

Alicia estaba con la mirada perdida al techo, vio acercarse la polla de Manuel y mecánicamente abrió la boca para cumplir la costumbre de limpiarle la polla, todo sin variar de postura.

-         Muy bien primita.

-         Nos podemos duchar juntas. – Propuso Carla.

Se encaminaron al baño mientras Manuel repasaba en el móvil todas las fotos que había sacado en esa sesión, mientras sonreía feliz. Poco después salían con una toalla las dos mujeres. Marta se la quitó y se vistió.

-         ¿Aún no te has vestido hija? Venga que se nos hará tarde.

-         Estaba descansando.

-         Estarás cansada lo sé, pero ya podrás hacerlo en el viaje y en casa. – Dijo con una dulce sonrisa.

-         ¿Tú no te vistes? – Preguntó Manuel.

-         No, no me he traído de recambio, hasta fin de mes estoy en el piso compartido.

-         Esta semana te ayuda a traer tus cosas aquí.

-         Vale.

-         Yo ya estoy, Alicia, comprueba que llevamos todo.

-         Y si no os lo mando, hay confianza. – Dijo socarrón Manuel.

-         Bien, una última cosa, dentro de una semana nos iremos de vacaciones con Antonio, para que lo sepáis todas.

-         Yo esta semana pienso quedar con Luis y le dejaré darme por el culo jiji, lo está deseando. Y en vacaciones pienso follarme a uno distinto cada día, un reto antes de formalizarme.

-         ¿Con ese Luis? – Preguntó Manuel.

-         Por supuesto.

-         Ya tengo ganas de conocerlo.

-         Mira que eres puta cariño. – Le dijo Carla a Alicia.

-         ¡Aquí me habéis enseñado! Jiji

-         Cierto, toda la razón. Y a tu madre aunque no llegue a tanto.

-         Nos tenemos que ir. – Indicó Marta.

-         Yo os quería agradecer a las tres lo bien que lo hemos pasado este finde y que no lo olvidaré, gracias. – Dijo Manuel.

Las tres sonrieron como respuesta y se despidieron con un casto beso.

-         No hace falta que bajéis. Además estáis sin vestir.

-         Disfrutad las vacaciones y cuidado con la vuelta. – Dijo Manuel.

Carla se puso la bata y se sentó en el sofá junto a Manuel, que se había puesto un albornoz para salir a la puerta.

-         Por fin solos cariño, que bien lo hemos pasado. – Dijo Manuel.

-         Aprovechando ahora que podemos. Mientras Marta no tenga pareja te la puedes follar si te lo pide.

-         Y tú igual, le gustas mucho.

Marta conducía, con su hija en el asiento de copiloto. Llevaba aún el pelo despeinado y olía a haber estado follando.

-         Péinate un poco, que no lo has hecho.

-         Con las prisas…

-         Entraremos al garaje pero por si nos ve un vecino, disimula un poco. En vacaciones haz lo que te plazca pero sé discreta por tu padre.

-         Sí mamá.

-         Ay, como han dejado a mi niña. ¿Estás bien?

-         Sí, me doy una ducha y como nueva.

-         Procura que sea antes de que venga tu padre.

Subieron en el ascensor y al salir vieron al vecino, un joven quinceañero con las hormonas algo descontroladas, Alicia disimuló la cara de disgusto. Siempre le miraba con descaro las tetas y algún día le tuvo que decir que qué miraba. Le miró el escote de la camiseta de tirantes y no perdió detalle del trasero de Marta mientras abría la puerta de casa y se cerraba la del ascensor.

-         Vaya un descarado ese mierda crío, siempre me mira las tetas como un bobo, se creerá que tiene algo que hacer conmigo. Y a ti te mira el culo cosa mala.

-         Son chiquilladas, no lo tomes a mal. Pero como se le vaya la mano le doy una bofetada.

-         Jiji muy bien mamá, me voy a duchar.

Antonio llegó a la hora de cenar, las saludó con cariño y se le veía contento, les dijo que había cerrado un acuerdo de distribución importante.

-Esta semana nos iremos los tres de cena a celebrarlo y la semana que viene de vacaciones.

Alicia bastante cansada, por fin se tumbó en la cama y de inmediato se quedó dormida. Se levantó cerca de las once. Sus padres ya tenían vacaciones y estaban en casa.

-         ¿Qué tal has dormido? ¿Has descansado bien?

-         Sí mamá.

-         ¿Saliste el fin de semana?

-         Sí papá. – Sabía que no le mentía.

-         Ten cuidado, una chica guapa como tú.

-         Solo estoy con gente de confianza, que conozco.

-         Muy bien.

-         Hace un buen día, voy a salir a pasear al parque junto al río.

Alicia buscaba más intimidad que en casa. Buscó un lugar algo apartado en el parque y llamó a Luis.

-         Hola Alicia. – Se le notaba un tono alegre.

-         Hola encanto.

-         ¿Qué tal el finde?

-         Muy bien. ¿Y tú? ¿Qué tal con esa chica?

-         Muy bien, pero te prefiero a ti.

-         Háblame más alto porfa.

-         Es que estoy en casa con mis padres, estoy en mi habitación.

-         Ah. Bueno, sabes porque te llamo, te lo prometí.

-         Sí, ¿puedes quedar esta semana?

-         Puedo el miércoles, ¿te va bien?

-         Sí. – Luis albergaba esperanzas de que fuera el martes o incluso esa misma tarde, pero disimuló la pequeña decepción. – Genial.

-         Ya te llamaré mañana para decirte donde que no lo tengo seguro.

-         De acuerdo.

-         Un beso.

-         Un beso.

Alicia quería darse a sí misma algo de tregua y que Luis no le viera semejante dilatación y pensara cosas raras. Sabía que follaba con otros pero prefería no inventarse ninguna explicación o decirle que no le iba a contar nada. Además necesitaba estar segura de estar sola en casa o al menos sin su padre, necesitaba la ayuda de su madre. Y el martes iba a cenar con sus padres.