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Complicidad entre primos 19

en Amor filial

En casa de Manuel se habían duchado por parejas para ganar tiempo. Cuatro cuerpos desnudos iban por el pasillo y las habitaciones.

-         Yo quiero ducharme con Marta, con vosotros dos ya lo he hecho.- Dijo Carla.

Marta y Carla se abrazaron y besaron antes de entrar, sintiendo la suavidad de sus pechos rozándose. Disfrutaron enjabonándose, aclarándose y secándose mutuamente. La puerta del baño estaba abierta y Manuel se asomó.

-         ¿Se puede?

-         Aún sigues empalmado jijiji. – Observó burlona Alicia desde el pasillo.

-         Me despierto y veo a tres bellezas desnudas.

-         Ahora acabamos Manuel. – Respondió su tía sonriendo girando la cabeza, mientras se secaba el pelo.

-         Yo voy a vestirme. – Dijo Carla.

-         Hala chicos, ya podéis pasar. – Dijo tras unos minutos Marta.

Manuel y Alicia entraron al baño, desde ahí se oía a Carla y Marta alabarse el buen gusto en el vestir y lo bien que les quedaba la ropa.

-         Como mejor están y tú también primita, es desnudas. – Mientras le daba una sonora palmada en el culo.

-         Oye. – Dijo Alicia fingiendo enfado.

-         Tienes un culo precioso.

-         Jijiji, solo con el agua se te baja la erección. – Le dijo Alicia ya dentro de la ducha.

-         Ya volverá a crecer cuando me seque.

Marta, Carla y Manuel miraban a Alicia desde la puerta del baño. Desde ahí se le veía su firme culo y las tetas y la vagina en el espejo.

-         Venga hija que solo faltas tú.

-         Ya acabo, vosotras habéis entrado antes.

-         Qué cuerpazo tiene. – Observó Carla.

-         Sí, está para follársela ahí mismo.- Completó Manuel.

-         Si lo haces saldremos demasiado tarde. – Dijo Marta.

-         Ya, me la follaré ahí mañana.

-         Recuerdo cuando me follaste en la cocina contra la encimera.

-         ¿Sí? – Preguntó Carla.

-         Una mañana, la postura es similar, creo que entró Alicia.

-         Ya recuerdo sí, desayunasteis leche las dos.

-         Guarro. – Dijo Alicia.

Al final ya estaban todas listas para salir.

-         Os invitaré a cenar en el sitio que elijáis vosotros que vivís aquí. – Dijo Marta

-         Podemos ir a “La Parra”. – Respondió Carla.

-         Está bien, además está cerca. Tenemos luego que ir a ver a tu amigo Toni, Ali – Dijo Manuel.

-         ¿Quién dices? – Respondió simulando no saber quién era.

-         Toni, ¿quién va a ser? trabaja en un bar y además le gustas.

-         Le gustan todas las tías que entran. – Dijo Carla sonriendo.

-         A ti te mira mucho y siempre intenta ligar contigo. – Dijo Manuel mirando a Carla, que sonrió.

-         Bueno, solo lo ha conseguido una vez.

-         ¿Cuándo?

-         Hace tres meses, nos quedamos los dos cuando iba a cerrar el bar y follamos en el cuarto de almacén. Pensé que te lo había dicho.

-         No te preocupes, ¿y cómo fue?

-         Bien, tiene un glande muy grande.

-         Jiji eso es verdad. – Intervino Alicia.

-         No sé cómo le irá cuando quiera dar por el culo a una chica. Ese día no me dijo nada, a lo mejor pensó que habría más ocasiones.

-         Pues a lo mejor se queda con las ganas. – Dijo Manuel.

-         Bien sabes lo que es mi culo, y el de estas dos igual jajaja.

-         No me importaría repetir con Toni, ahí en su bar ummm, hasta dejaría que me diera por culo, tú me lo has dilatado y me entra cualquier polla jijiji.

-         Ya te digo, a todas. – Respondió Carla.

-         Es tu culo Ali.

-         Solo lo has estrenado tú.

-         Y es fantástico pero es cosa tuya.

-         Es solo por probar, mi culo lo desvirgaste tú y eso es especial.

-         Sí, una pena que te desvirgara el imbécil de tu novio anterior, ni recuerdo su nombre.

-         Ni falta que hace jiji.

-         Este cabrón nos ha desvirgado el culo a las tres y aún se quejará. – Intervino Carla.

-         Me siento afortunado.

-         Hija, eres la más lanzada de las tres.

-         Jijiji, me ha enculado mi primo, me va a encular Toni y el lunes quedaré con Luis y dejaré que me dé por el culo, tres pollas en pocos días para mi culo.

-         Una tras otra.

-         Hija, esta noche quiero jugar metiéndote el consolador en el culo, ver cómo reacciona a mis movimientos.

-         Veras que gozada tía.

-         ¿No se lo habéis metido aún en el culo?

-         No Carla, en el chocho, como no se lo haya metido ella en casa… - Respondió Manuel.

-         En casa sí me lo he metido jiji. Mamá bien sabes el placer que da en el culete, ¿eh?

-         Tienes razón, hija. Carla, también lo probarás. – Cara respondió con una sonrisa.

-         Creo Ali, que nos gustaría ver cómo te folla Toni y te abre el culo, y creo saber cómo conseguirlo.

-         Guarrillo y guarrillas jiji. Mirones.

-         Carla, ¿no hay un patio trasero detrás del almacén?

-         Sí, ¿cómo lo sabes?

-         Me lo enseñó un día que no había nadie, dijo que era su picadero. Tú vas, Ali, y se lo dices que si no, no te folla, verás cómo dice que sí. Y más desde que hicimos el trío. Nos situaremos en el patio y lo veremos todo.

-         Muy bien, así le diré.

-         Recordad que para Toni, Alicia es mi novia, y para el resto de la gente de aquí, Marta, tú serás su hermana mayor, me has dicho que alguna vez os confunden.

-         Es verdad, da el pego fijo. – Dijo Carla.

-         Otra cosa, creo que Toni no sabe nada de vuestro lesbianismo, taparos un poco.

-         Me tendré que contener y no besarte, Marta. – Dijo Carla

Cuando llegaron al restaurante, al camarero que les atendió se le iluminaron los ojos. Era un chico joven y no dejó toda la cena de mirar disimuladamente por el canalillo de las tres mujeres cuando se acercaba a la mesa. Marta llevaba un vestido blanco estampado, Alicia uno azul y Carla uno rojo.

-         Ese camarero no deja de miraros las tetas. – Dijo en voz baja y sonriendo Manuel. – Especialmente las tuyas Alicia.

-         Um, es guapo. – Respondió Alicia.

-         Tienes las tetas más bonitas, hija, siempre lo digo.

-         Cuando acabe turno le pediré su teléfono jiji.

-         Si estarás con nosotros, Ali. – Dijo socarrón Manuel.

-         Venga, poneros bien que vamos a llamar la atención. – Ordenó Marta. Las cuatro volvieron a reposar sobre el respaldo de las sillas, una a cada lado de la mesa.

-         Aquí os traigo el café. – Se detuvo unos segundos bajando la vista a la altura de Marta, lo que provocó que Manuel y Alicia se miraran conteniendo la risa. Marta hizo un gesto de que ya lo hablarían fuera.

-         ¿Nos tomamos una copa antes de irnos? –Preguntó Manuel, encontrando un gesto afirmativo en sus acompañantes. Hizo un gesto al camarero para llamarlo.

-         ¿Qué desean? – Volviendo a bajar la mirada a las tetas de Alicia, justo delante de él.

-         Yo un gin tonic, ¿y vosotras?

-         Yo igual. –Respondió Marta, Alicia y Carla afirmaron.

-         Cuatro gin tonics, por favor. – Pidió Manuel.

-         Aprovecho para ir al baño. – Dijo Marta.

-         Yo también tengo que ir.- Dijo Manuel.

Alicia sonrió imaginando lo que iba a suceder. Manuel acabó rápidamente y sabiendo que Marta tardaría más se apostó en la puerta del baño de señoras. Abrió con sigilo la puerta y observó que no había nadie más. Marta estaba sentada y se imaginaba qué le podía deparar la noche, estaba dispuesta a disfrutar. Pensó lo poco que salía con su marido y lo anodina de su vida los últimos años. Salió y se miró en el espejo para atusarse el pelo y el maquillaje. Manuel oyó la puerta y entró, Marta se hizo la sorprendida y Manuel la abrazó por la cintura por la espalda, deslizando su mano hacia el tanga y la otra a las tetas.

-         Pueden entrar.

-         Pues vamos dentro.

Agarrándola del culo la llevó al baño y echó el pestillo.

-         Me encanta lo tieso que tienes el culo, redondito. – Mientras la besaba y le bajaba la cremallera y los tirantes del vestido. – Y estas dos tetas tan preciosas, redonditas también. –Pasando a besarlas y lamerlas.

-         ¿Te acuerdas del probador?

-         Sí, solo falta Alicia. Tenía ganas de follarte en un baño.

-         Se nos van a aguar los gin tonics. – Su mano se dirigió a desabrocharle el pantalón.

-         Un polvete rápido, no te preocupes.

Manuel se bajó los calzoncillos y mostró una polla erecta, Marta se sentó en el tape de la taza y agarró la polla para la mamada.

-         Ahí va el postre.

Marta por respuesta le dio un manotazo en el culo, se sacó la polla de la boca un momento y dijo.

-         Como cuando eras pequeño, pero eras bueno y hubo que darte pocos.

Siguió mamando mientras se oyó que entraba una persona. Manuel le dijo al oído.

-         Esto me da más morbo.

Tras unos momentos se sacó la polla e indicó a su tía que se pusiera de pie, le remangó la falda y le bajó el tanga mientras le acariciaba sus torneados muslos.

-         Muy atrevida con el tanga y falda, ¿y si un salido te mete mano bajo la falda?

-         Le doy un manotazo.

-         Tienes unas piernas preciosas.

El tanga quedó encima de la cisterna y le introdujo un par de dedos en la vagina.

-         Um, te has mojado ya, ¿desde la cena? Yo ya estaba empalmado.

Se puso en cuclillas y le abrió con delicadeza los labios vaginales, aspiró el olor que emanaba y empezó a lamerle el coño y juguetear con sus dedos, buscando el clítoris.

-         Llevo mojada desde que llegué ayer. – Susurrando.

Al lado sonó la cadena y a continuación el agua del lavabo y el secador de manos, por fin la puerta del servicio de señoras. Manuel se incorporó e introdujo su polla hasta el fondo de la vagina que la acogió con facilidad.

-         Umm.

La cara de Marta dibujó un gesto de placer mordiéndose el labio. Los empentones de su sobrino casi le hacía elevar los pies. Los jadeos entrecortados se sucedían.

-         En un baño se la chupó mi hija a Luis por primera vez.

-         Sí, ya recuerdo. Es una experta en mamadas, cómo se la traga. Tiene una madre que es una maravilla mamándola también. Date la vuelta y ábrete de piernas. – Le pidió Manuel.

Marta obedeció sin rechistar con gesto de satisfacción. Apoyó las manos en la pared algo separada de la misma y  levantó el culo. Una magnífica visión del culo con un agujero sonrosado y de la vagina abierta se le ofreció a la vista. Manuel lo acarició y besó.

-         Tienes un culo fabuloso.

-         Como tu polla.

Cogió jugos que salían de su vagina llevándolos al ano y mezclándolo con su saliva, apuntó al agujero y con cuidado le fue introduciendo toda la polla.

-         No puedo dejar de follarme este culo.

-         Con cuidado, que aún queda toda la noche.

-         No te preocupes y más con lo que te lo he perforado ya tiene buena dilatación.

-         Aaaah.

Las embestidas se sucedían rítmicamente, sus manos pasaban de sus tetas a su cintura. Se la sacaba por entero, observaba el agujero y volvía a penetrarla.

-         Cómo me gusta ver tu ano dilatado y abierto. Y el de tu hijita, tiene un culazo.

-         Carla tiene el mejor culo de las tres.

-         Es posible. También ha recibido lo suyo.

Manuel cambió de agujero y volvió a metérsela en la vagina. Aceleró las embestidas y eyaculó dentro, dejó su polla totalmente hundida y susurró al oído de su tía.

-         Me hace ilusión que lleves mi semen ahí toda la noche, mientras estamos por ahí.

-         Estaré encantada de volver a tener tu lechecita dentro de mí. Ya sabes que eres de siempre mi sobrino favorito.

-         Y tú mi tía favorita.

Le dio un morreo y le sacó la polla, con sus dedos le cerró los labios vaginales unos segundos.

-         Que no se te escurra nada. – Dijo sonriendo.

-         Imagina que estamos fuera o en un bar y se me ve el semen escurriendo. – Con una sonrisa pícara y encantadora.

-         Qué guapa estás cuando sonríes. Pensarían que eres una guarra.

-         Seguro.

Se puso en cuclillas y se tragó la polla para limpiar los restos de semen.

-         Cómo me conoces.

Finalizada la tarea Manuel se vistió y esperó a que lo hiciera su tía. Comprobó que no había nadie más y le guiñó un ojo, miró que no había nadie en el pasillo y se fue del servicio de señoras. Marta se retocó el maquillaje y el peinado, se miró al espejo satisfecha y respiró hondo.

-         Hala que habéis tardado veinte minutos, casi que Ali y yo nos tomamos vuestro cubata. – Dijo socarrona Carla.

-         Exagerada si aún no habéis bebido ni la mitad del vuestro. – Manuel le dio un buen trago al suyo. – Ya sabes lo que tardáis las mujeres en volver del baño.

-         ¿Y los hombres también? - Preguntó Alicia.

-         A veces sí.

Tras un rato pidieron la cuenta y el camarero observó por última vez las tetas de Alicia. Ya en la calle observó Manuel.

-         Ali, seguro que cuando vuelva a casa se pajea pensando en ti.

-         Mira que eres guarrete.

-         Si es verdad, no ha parado de mirarte las tetas.

-         Eso es cierto, hija.

-         Sí. – Aseveró Carla.

-         Al final ni le he dado mi teléfono.

-         Ni falta que le hace querida prima.

-         Hay que decir que estaba bueno. – Dijo Carla.

-         Sí, pero no me gusta que me miren con tanto descaro.

-         Cuánto vales Alicia. – Remató Manuel.

-         Follar, follamos, pero sin dejarnos usar. – Dijo Marta.

-         Y vosotros dos acabáis de hacerlo mamá jiji.

-         Eso que has dicho es fundamental Marta. – Dijo Carla. – Siempre hay un límite. A ti es que te conocemos. – Girándose a Manuel.

-         Estoy en todo de acuerdo con vosotras.

Llegaron al bar donde trabajaba Toni de camarero, fuera había gente fumando.

-         Bien, todas recordáis lo que vamos a hacer ¿no? – Asintieron – Vamos allá.

Había un ambiente concurrido, Toni estaba en la barra acompañado del camarero más serio, Toni sonrió al verles entrar.

-         Muy buenas, qué bien acompañado vas Manu. – A este le dio la mano mientras daba dos besos en la mejilla a Carla y Alicia. – Alicia, otra vez por aquí me alegro de verte. – Y más que lo estarás pensaron.

-         Esta es Marta, la hermana mayor de Alicia.

-         Un placer, ¿cómo estás? – Los dos besos de rigor.

-         Encantada.

-         No sé cuál de las dos hermanas es más guapa, discúlpame Alicia.

-         Yo siempre digo que ella.

Se apartaron un poco de la barra con la consumición en la mano.

-         ¿Es buen momento ahora con tanta gente? – Preguntó Marta.

-         El mejor, más desapercibido pasará. – Respondió Manuel.

-         Lo digo por la faena que tiene.

-         Que se invente una excusa.

-         Falta que entre el otro por el almacén. – Dijo Carla sonriendo.

-         ¿Qué opinas Ali? – Preguntó Manuel.

-         A ese no me lo follo jiji.

-         Pues acércate a Toni y dile, venga.

Alicia se acercó sonriendo de manera insinuante y como aquella vez apoyó las tetas en la barra, dejando ver un buen escote.

-         Hola Toni, tengo que decirte algo, pero en privado.

-         Bien – Su vista alternaba los ojos y las tetas de Alicia. - ¿Eh? Sí, acompáñame.

Se encaminaron hacia el almacén y las otras tres le siguieron a distancia.

-         ¿Te acuerdas la vez que hicimos el trío? A mí me gustó ¿y a ti? – Se puso el dedo en la barbilla.

-         Me gustó mucho.

-         Tu polla me gustó, es muy grueso el glande.

-         Y está bien dura, ¿quieres verla? Echo el pestillo.

-         No lo eches aún.

-         ¿Por?

-         La vez anterior me viste el culito pero no me lo follaste.

-         Sí.

-         Hoy podrás hacerlo. – Se bajó la cremallera del vestido.

-         ¿Ya no estás con Manuel?

-         Es una fantasía de los dos. Y ya ves qué relación tenemos. ¿Por qué crees que me follaste la otra vez? Solo hay una condición.

-         ¿Cuál?

-         Las que vienen conmigo quieren ver cómo me follan.

-         Esto…

-         No seas vergonzoso, con Manu hiciste un trío y le viste la polla y él a ti la tuya.

-         Jaja, es verdad, lo único que da algo más de corte que te miren.

-         Son de confianza, a Carla te la has follado, a mí también y mi hermana no se va a asustar.

-         Buenaaas.- Manuel entró con Carla y Marta, que estaban oyendo la conversación tras la puerta.

-         Salid y poneros tras esa ventana, podréis estar apoyados en la repisa. – Indicó Toni. Se situaron ahí expectantes y Carla susurró a Toni mientras guiñaba el ojo a Marta.

-         Tranqui.

-         Voy a por una silla para dejar la ropa.

Alicia salió al patio y cogió una silla de terraza, sonriendo picarona mordiéndose la lengua al pasar junto a los espectadores.

-         Así no se mancha. – Completó Alicia.

Mientras se quitaba el vestido y lo dejaba en el respaldo. Toni se quedó rápidamente en calzoncillos con un gran bulto bajo ellos. Alicia se acercó a inspeccionarlo y palparlo.

-         Um, parece que está preparada.

Le bajó de sopetón los calzoncillos y una polla enhiesta salió disparada. Toni le quitó el sujetador y empezó a sobarle y lamerle las tetas.

-         Qué tetazas tienes.

Alicia se sentó en la silla y se quitó el tanga. Toni le acercó la polla para que le hiciera una cubana.

-         No sabe nada ¿eh? – Dijo Manuel a sus dos acompañantes.

La polla pasó a la boca de Alicia, en esa posición Toni controlaba fácilmente la mamada y de vez en cuando le follaba la boca. Manuel con disimulo acariciaba los dos culos que tenía a su lado, mientras sentía erecta su polla. Carla y Marta se habían descorrido el tanga y se masturbaban individualmente.

-         Siéntate. – Ordenó Alicia.

Toni se sentó y Alicia engarzó su polla en su coño, controlando totalmente el ritmo de follar. Toni le agarraba firmemente del culo y las caderas.

-         Cómo follas.

-         Así, ¿así te gusta?

-         ¿El culo?

-         No seas impaciente.

Alicia se sacó la polla y le puso el chocho en la cara de Toni, que pasó a lamerlo.

-         Búscame el clítoris. Umm. Ahora sí.

Alicia se giró y le mostró su contundente culo, que Toni manoseaba y mordisqueaba. Sintió un dedo en su esfínter que intenta abrirse paso, la dilatación de su actividad sexual hizo que le fuera fácil y le metió un segundo dedo. Toni no dijo nada pero se imaginó que Manuel le daba habitualmente por el culo y sintió algo de envidia.

-         Ponte en esas cajas.

-         Déjame primero a mí, controlar ese glande y luego te dejo.

Carla y Marta se habían probado mutuamente sus dedos impregnados, saliéndose de la ventana. Alicia se abrió los cachetes del culo, agarró la polla y la dirigió a su ano, donde sintió la presión del grosor del glande.

-         ¿Qué te dicen las chicas cuándo les metes esto?

-         Que vaya con cuidado, incluso si es el coño.

-         Jijiji. Ummm así.

El glande pasó y poco a poco se fue sentando ensartándose la polla, volvía a subir y a bajar, hasta que finalmente sintió los huevos de Toni pegados a las nalgas.

-         Ya está, ¿contento?

-         Mucho, a follar.

-         Te gusta mi culo ¿eh?

-         Me gustas toda.

Manuel sintió endurecer más la polla tras ver enculada a su prima. Estaba disfrutando morbosamente. Alicia dirigía la operación y tras unos momentos se puso de pié.

-         Fóllame el culo tú ahora.

Alicia se puso sobre las cajas y miró incitando a Toni. Este le agarró de las caderas y encaminó con decisión su polla al ano ya dilatado de nuevo. De un empujón se la metió hasta el fondo. En su rostro se dibujó un gesto de satisfacción y triunfo. Gimiendo los dos a la vez.

-         Te gusta que te den por el culo ¿eh? Toma toma.

-         Aaaah aaaah.

-         ¿Puedo correrme dentro de tu culo?

-         No, hazlo fuera, además me irías ir chorreando semen, me estás dejando el culo muy abierto.

-         Eso quieres, que te lo rompa, toma. – Sacó la polla y se la metió de nuevo de golpe.

-         Tenías ganas de daaarmeee por culooo.

-         Muchas. Aaaaaaaah

Le sacó la polla y derramó abundante semen sobre una nalga.

-         Fabuloso Alicia.

-         No ha estado mal jiji. – Y se giró para besarle.

-         Espera que te limpio. – Sacando un pañuelo de papel.

-         Gracias.

-         Ya está.

-         Trae tu polla que la limpio.

Después de esto se vistieron y unos aplausos vinieron del patio.

-         Ha estado muy bien, enhorabuena a los dos. – Dijo Manuel.

-         Gracias por dejar encularla.

-         Dáselas a ella.

-         Acompañadme al baño, que me acabo de limpiar con agua, que no entre nadie.

Las tres mujeres se marcharon y Alicia se despidió sonriente con la mano.