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Complicidad entre primos 11

en Amor filial

Manuel llegó puntual. Durante el trayecto en coche procuró no pensar demasiado en ello y centrarse en la conducción. Llegó sobre las ocho de la tarde. Llamó al interfono y Alicia sonrió al verle.

-         Sube. – Le abrió – Estás muy guapa mamá.

-         Hola Alicia. – Dándole un morreo. - ¿Y Marta? – Alicia sonrió y se encogió de hombros.

-         Estoy aquí sobrino. – Dijo Marta apareciendo por el pasillo.

-         Ho… hola tía.

-         Jijiji ¿qué te parece mi mamá primo?

-         Estás muy guapa Marta.

Marta había salido con una combinación negra incluida una chaquetilla transparente del mismo color. La braga era casi un tanga y el sujetador realzaba el pecho a la vez que dejaba verlo bastante.

-         Me alegra que te guste. Vamos a sentarnos y tomar algo. ¿A qué hora habéis quedado?

-         A las 10 mamá.

-         Muy bien, así que cuando va a verte mi hija os pasáis el día haciendo guarradas. – Dijo Marta sonriendo.

-         Bueno, su hija es muy guapa y nos tenemos mucho cariño. Y le gusta mucho mi polla

-         Y a ti mis tetas.

-         Es verdad. – Confirmó Manuel.

-         Y que me pasee desnuda por tu casa.

-         Y todo lo que hacemos. Tú disfrutas mucho.

-         No hace falta que me cuentes nada. Ella ya me lo dice.

-         Lo sé.

-         Nos contamos lo que hacemos en nuestros sitios, ¿verdad Ali?

-         Sí.

-         Sí, no, hija, ¿le has dicho lo que hiciste ayer?

-         No he tenido tiempo aún.

-         Ya me lo contarás en el coche cuando vayamos a ver a tu amigo.

-         Con tanta cháchara no he sacado nada. – Se fue a la cocina y volvió con tres cervezas.

-         Gracias Marta. – Dijo Manuel

Marta se sentó en las rodillas de Manuel, sonrió, y le besó en la boca. Este le acariciaba todo su cuerpo, especialmente el culo y las tetas.

-         Marta, cuando era pequeño fuiste mi primera fantasía, me hacía pajas pensando en ti.

-         Jiji, eso no me lo habías dicho.

-         De pequeño te vi la polla, ahora quiero ver lo que ha crecido, como me ha contado Alicia.

Se puso de rodillas y Manuel se bajó el pantalón. Una polla ya tiesa salió, ante la cara de agrado de Marta.

-         Sí que ha crecido sí. – Dijo Marta.

La observó, acarició, besó y se la introdujo en la boca. Todo ante la atenta mirada de Alicia.

-         Le he dicho que te lo dejaba al principio, Manu. – Intervino Alicia.

-         Muy considerada. – Respondió Manuel. – Me gusta mucho como la chupas Marta.

-         Me alegra.

Se la sacó de la boca para responder y la pajeó. Luego volvió a metérsela por completo.

-         Seguro que la del tío no es tan grande.

-         Jijiji.

Marta negó con la cabeza y siguió a lo suyo. Mientras Alicia ya se había quedado en ropa interior, excitada viendo la escena. Se puso junto a su madre y tras esperar un poco recibió el relevo de esta. Inmediatamente se metió la polla en la boca.

-         No me importa que compartamos ya polla ahora hija. Aunque ayer mamaste una y hoy aún te queda una tercera.

-         Vaya chupapollas estás hecha Alicia jeje. Y no te olvides de la tranca de Toni.

Esta respondió apretándole un poco la polla. Se sacó la polla y besó a su madre en los labios.

-         Me gusta chuparle la polla y que esté con tu saliva mamá.

-         Me la estáis poniendo más dura que nunca.

-         Te cedo la corrida mamá, eso sí.

Marta siguió la mamada. Mientras Alicia besaba a su primo y este le acariciaba las tetas.

-         Me vengo tía.

No dijo nada y recibió la corrida dentro.

-         Buf tía, ¿no te atragantas?

-         Tu tío me hace acostumbrarme a esto.

-         Yo te la limpio. – Intervino Alicia.

-         Ay mis dos mujercitas, qué suerte tengo.

-         No me extraña que te guste tanto esta polla. Además sin los pelos, no como tu padre.

-         Y aún no te ha follado. – Concluyó Alicia.

-         Marta, antes de irnos, me gustaría verte desnuda.

-         Claro que sí. Quítamelo tú mismo. – Con sonrisa provocativa.

Se levantó raudo, con la polla semi erecta, que fue cogiendo nuevamente dureza. Le quitó despacio la chaquetilla, acariciando su cintura. El sujetador, besando los pechos al descubierto y lamiendo los pezones. Por último se puso de rodillas, palpó a la altura de la vagina y despacio, disfrutando el momento, le bajó las bragas. Empezó a lamer los labios vaginales y luego el interior, explorando aquel nuevo chocho para él.

-         Lo tienes como una niña tía, me va a encantar follarlo.

-         Jijiji, ya te lo dije mamá, que le encantaría.

-         Umm, no me distraigas ahora hija.

Su hija se acercó, intercambiaba besos en los labios con caricias y pasarle la lengua por las tetas.

-         ¿Disfrutas mamá?

-         Ay, mucho, aaahm.

Manuel recogió la corrida de su tía, la saboreó y besó a Marta.

-         Son tuyos. - Le dijo.

-         Es una pena que os tengáis que ir ahora.

-         Bueno mamá, tendremos luego todo el fin de semana para nosotras. Me voy a vestir.

Al rato salió con un vestido blanco estampado.

-         Muy guapa Alicia, como siempre, ¿verdad tía?

-         Tengo a mi mamá como espejo.

-         Cierto. – Aseveró Manuel aprovechando para palmearle el culo. Solo llevaba una bata tipo kimono.

-         Gracias hija. Venga pasadlo bien.

-         Eso intentaremos.- Respondió Alicia.

-         Hasta luego Marta.

Durante el trayecto en coche, Alicia le explicó su tarea del día anterior con Luis.

-         Por lo que me dices, parece un buen chaval, me alegro por él.

-         Necesita un empujoncito nada más jiji.

-         A ver qué tal este Leo, amigo tuyo.

-         Creo que irá bien.

Llegaron a casa de Leo.

-         Hola Alicia.

-         Hola Leo. Este es tu acompañante, Manuel.

-         Encantando. – Dándole la mano.

-         Lo mismo digo Leo.

-         ¿Queréis tomar algo antes?

-         Por ahora yo no, gracias. – Dijo Manuel.

-         Yo tampoco.

-         Vamos a mi habitación, ¿mejor ahí no?

-         Creo que sí. – Dijo Alicia.

Al llegar a la habitación los dos chicos empezaron a desnudarse.

-         Jiji, qué prisa tenéis por follarme. Quedaros en calzoncillos sentados en el borde de la cama. Me desnudaré para vosotros.

-         Qué ideas tan buenas tienes Alicia. – Dijo Manuel.

Alicia empezó a moverse sensualmente mientras mostraba su cara más picarona. Se les acercaba y ponía sus tetas delante de la cara de los muchachos. Poco a poco el bulto debajo de los calzoncillos aumentaba su tamaño. Se mordió el labio y dejó caer el primer tirante del vestido. Se tocó el pecho y repitió con el otro. Se sujetó el vestido y se lo dejó caer de golpe. Puso sus manos sobre la nuca y se giró. Se desabrochó el sujetador blanco y lo lanzó al aire de espaldas. Se giró con las manos sobre sus pechos con cara de inocente y sonriendo dejó libres sus tetas.

-         Alicia estás magnífica. Mi polla está muy dura. Acaba y ven a comprobarlo. – Le avisó Manuel.

-         Acaba tú, pero sin manos.

Se le acercó y tirando con los dientes por los lados, consiguió bajarle la braga blanca a la altura de los muslos. Alicia completó la acción.

-         Muy bien. Ya estoy lista chicos. ¿Te ha gustado Leo, que no dices nada?

-         Claro, sí.

-         Ahora ya os podéis quitar todo. Muy bien. Ah, Leo que bien que me has hecho caso. Nada de pelo.

Les hizo un gesto con cada mano para que se acercaran. Agarró la polla de Leo y empezó a mamarla, mientras que con la mano masturbaba la de Manuel. Luego cambiaba. Observó que Leo observaba la polla de Manuel tanto cuando la mamaba como cuando la masturbaba.

Leo acabó cogiendo la polla de Manuel para masturbarla. Éste puso cara de sorpresa y sonrió. Alicia paró la mamada a Leo.

-         Amigo, creo que te equivocas, no me va la bisexualidad, al menos por ahora.

-         Jijiji.

-         Oh, perdona, me he dejado llevar, es la primera vez que tocó la polla a otro. – Estaba colorado.

-         No pasa nada tío. Alicia sigue con la mamada y anímale la polla.

-         Sí, no está como la tuya.

Efectivamente, la polla de Leo se desinfló y Alicia se esforzaba para que recuperara su vigor anterior.

-         Venga Leo, pon de tu parte.

-         Lo intento.

La polla adquiría una consistencia en la boca de Alicia que perdía al salir fuera. Manuel miraba expectante, con la polla en alto.

-         Chúpasela y que nada más sacarle te la meta en el coño. – Propuso Manuel.

-         Lo haré yo. Túmbate en la cama. – Dijo Alicia.

Leo obedeció, algo nervioso ya. Alicia se acercó a chuparle la polla. Cuando notó que estaba consistente aún sin estar erecta del todo, rápidamente se puso encima de Leo y se encajó la polla en el coño. Iniciando un movimiento rápido de follada. Sin embargo, notó que poco a poco volvía a hacerse más pequeña la polla.

-         Pues hoy no se puede de ninguna manera, jiji, no pasa nada Leo. A cualquiera le puede pasar.

-         Es verdad tío. Podemos venir otro día. Alicia y yo queremos follar y nos parece feo quedarnos, ¿verdad?

-         Sí. Ya te llamaré Leo.

Le dio un beso en los labios y le sonrió con dulzura. A continuación empezó a vestirse. Ya en la puerta se despidieron.

-         Lo siento tío. Hasta la próxima.

-         Venga, adiós.

-         Nos vemos Leo.

En el ascensor Alicia se empezó a reír, contagiando a Manuel.

-         Sshist, primita, no seas mala, además nos pueden oír, hablamos en el coche.

Ya en el coche.

-         Ali, yo sigo teniendo la polla dura. Nunca hemos follado en el coche. Te voy a llevar a un sitio.

-         Jiji, estupendo. ¿Has visto? Al tocar tu polla le vino el gatillazo.

-         Más bien al decirle yo que parara quieto.

-         Es verdad.

-         Pero no es razón. Se ha bloqueado al ponerse nervioso. Si no se le levantaba contigo, no lo hace con nadie.

-         Yo ya ves que lo he intentado de todas las formas.

-         Bueno, de todas formas así luego aún tendremos tiempo de darle un repaso a tu mamá.

-         Anda que no te apetece.

-         Sí, y más después del aperitivo de esta tarde. Es tan dulce.

-         No hace falta que me lo digas.

-         Como a ti sí te va darle a los dos…

-         Disfruto más.

-         Sí.

-         Y así aún me deberás otro trío, porque este no se ha consumado.

-         No ha sido culpa mía.

-         Jiji, ya veremos.

-         Además en los tríos tú disfrutas con los dos y yo sólo con una.

-         Eso es problema tuyo…

Luis había llamado a unos amigos de clase para salir. Se llevaba bien con ellos pero sus mejores amigos eran aún los del instituto. Decidió no contarles nada de su grata experiencia con Alicia. Por un lado la timidez, que no le parecía elegante, ni le gustaba presumir y que sería como traicionar la confianza de Alicia. A pesar de la envidia que les habría dado. A ellos sí les solía gustar presumir de conquistas amorosas y como él no soltaba prenda, acababan por creer que no tenía nada que contar y le animaban entre risas. Albergaba la esperanza de un encuentro casual con ella. Durante la noche estuvo algo absorto y dejó escapar alguna oportunidad de entrarle a una chica. Lo que provocó alguna risa.

-         Ya hemos llegado Ali.

Había conducido hasta las afueras y tomado un camino vecinal. Paró en un apartadero y apagó las luces. La noche era clara y la luna brillaba. No necesitaban más para verse. Se acomodaron en el asiento trasero tras desnudarse sentados hacia afuera.

-         Tranquila, que casi no pasa nadie por aquí.

-         Casi me asusta eso, pero me da mucho morbo que pase alguien y nos vea, o se lo imagine.

-         Los mirones…

-         Calla.

Se pegó a él y le besó. A continuación se puso encima de él y pasó a follarle. Él la sujetaba fuerte por el culo y se dejaba hacer.

-         Muy bien primita, ese Leo te ha dejado con ganas.

-         Um um tu polla nunca falla.

-         Jajaja

Una luz larga de coche se apareció y pasó al lado.

-         Mira Ali, a lo mejor te ha visto las tetas. Creo que ha girado la cabeza.

-         Que las vea el gorrino, me da igual.

-         Eso que nos vea follando. Y ahora te follo yo.

Alicia se recostó entre el asiento y la ventanilla. Su primo le penetró fácilmente. La dejó adentro y la besó, del cuello a la boca y luego le chupó las tetas.

-         Me encantas Alicia.

Pasó a follarle con cierta dureza. Los gritos salían del coche. Pero no había nadie fuera. Ni pasó ningún coche más.

-         Quédate con la boca abierta, no quiero manchar el coche.

Alicia obedeció y recibió la entrada de una polla erecta. La aprisionó entre sus labios y en breve recibió el semen que salía.

-         Bien limpita, que no manche, jiji.

-         Gracias primita. Vamos a ver a tu mamá.

-         Seguro que no nos espera tan pronto.

No llegaba a las 23:30 cuando estaban de vuelta en casa.

-         Hola mamá.

-         Uy, qué pronto habéis vuelto. ¿Os ha pasado algo?

-         A nosotros no, a pesar de tu hija.

-         Jijiji.

-         Contad anda, de vosotros cualquier cosa.

En ese momento Manuel miró a Alicia, sonrieron, y Manuel hizo con la mano un gesto descendente.

-         Entiendo. – Dijo sonriendo Marta.

-         Mamá, estábamos a punto de follar, estaba mamando sus dos pollas, y al tontín de Leo no se le ocurre otra cosa que pajear la polla de Manu.

-         ¡Ay! – Exclamó Marta.

-         Desde ese momento no hubo forma de levantarle la polla. Y eso que Ali se esforzó, se la mamó y hasta trató de que le follara el coño. Es increíble que con tu hija no se le levantara.

-         Pensamos que se puso nervioso al decirle este que no le iba que le tocara la polla.

-         Nos hemos despedido con educación. No queríamos follar delante de él.

-         Jijiji.

-         Hemos follado en el coche, que no lo habíamos hecho aún.

-         Me ha llevado a un sitio cerca de la ciudad.

-         No perdéis el tiempo.

-         Me ha dejado con las ganas Marta.

-         ¿Y qué más primo?

-         Que a ti te daba morbo que nos vieran, ha pasado un coche y puede que nos haya visto.

Marta se mordía el labio y negaba levemente con la cabeza mientras sonreía.

-         Ya. Y además has dicho que así podríamos estar con mi mamá.

-         Es verdad. Si no se os ocurre nada mejor. Marta dijo que le daba pena que nos fuéramos.

-         Sí. – Intervino Marta. – Ya que habéis vuelto.

-         Estás muy sexy con ese kimono Marta. – Le llegaba un poco por encima de la rodilla.

-         Oh, sí mamá. A ti todo te queda bien.

Marta sonrió.

-         Sois un poco pelotas.

-         Es la verdad Marta.

-         Sí mamá. Te lo digo siempre.

-         ¿Habéis cenado algo?

-         Esto… no. – Dijo Alicia.

-         Cuando se sale hay que ir con el estómago lleno.

-         Pensábamos pedir algo ahí, pero como surgió eso… - Completó Manuel.

-         Antes de nada a cenar, preparo algo rápido. Nada de pizzas. Poned la mesa mientras.

-         Sí mamá.

La mesa estaba puesta y Marta preparando la cena. Sus dos acompañantes esperando en la cocina.

-         Alicia, ¿por qué no recuperas las tradiciones?

-         ¿Qué?

-         En mi casa vas siempre desnuda.

-         Eso me cuentas hija. Aquí no puedes por si viene por tu padre. Pero hoy está afuera. Precisamente cuando estabais fuera ha llamado para decir que está bien.

-         Nosotros también lo estamos ¿eh? – Dijo Manuel.

-         Nosotras, somos dos contra uno. – Corrigió Alicia.

-         Tienes razón. Pero las dos te queremos ver desnuda durante la cena y en casa, ¿no es así tía? – Guiñándole el ojo.

-         Sí hija, ¿qué más da? Con lo que vamos a hacer…

-         Y que ya hemos empezado. – Completó Manuel.

-         Está bien. Solo me hacía de rogar un poco.

-         Esa es mi Ali. – Dándole una palmada en el culo.

-         Lo haré en mi cuarto, para que no se manche la ropa.

-         De eso nada, en el salón antes de cenar, primita.

-         De acuerdo. ¿Y tú mamá?

-         ¿Yo? Ya llegará el momento si eso…

-         Está muy sexy con el kimono. Quizá mañana. – Y volvió a guiñarle el ojo.

-         La cena está lista. Ayudadme a sacarla.

Estaban sentados cuando Alicia empezó a desnudarse.

-         Nos ha hecho un baile espectacular antes para desnudarse, Marta. Ahora basta que te lo quites.

-         Hija, te queda muy bien ese vestido.

-         Pero está mejor sin él y sin nada jeje.

-         Qué guarrete eres primo.

Sin más se desnudó y se sentó a la mesa.

-         Tía, ¿a que es agradable comer ante semejante vista?

-         Desde luego que sí.

Al poco rato Marta sonrió y se abrió el escote de la bata, mirando provocativamente a Manuel. Alicia sonrió con disimulo. Manuel sintió un pequeño espasmo en la polla. Cuando finalizó la cena, Marta se había abierto el nudo de la bata. Así se levantó para recoger la mesa. Buena parte de sus tetas y el coño depilado se vieron cuando se levantó.

-         ¿No me ayudáis?

-         Claro. – Respondió Manuel.

Marta llegó a la fregadera, a continuación llegó su sobrino. La abrazó por la cintura y apretó su paquete al culo. Le levantaba la bata hasta acariciar el culo. Puso sus manos en los pechos de ella y la besó con suavidad. En ese momento entró Alicia.

-         No empecéis sin mí. – Comentó.

-         No te preocupes hija.

Cogió de la mano a Manuel y fueron las tres al dormitorio de Marta. Esta se desprendió del kimono.

-         Solo quedas tú sobrino.

Manuel se desnudó rápidamente. Y mostró con cierta presunción la polla.

-         Nunca me falla, tú lo dices Alicia.

-         Empieza follándote a mi mamá.

-         Será un placer. Cuánto lo he deseado.

-         Desde que te hacías pajas con ella jijiji.

Marta se tumbó y abrió levemente las piernas insinuando la penetración. Manuel besó sus muslos y el monte de Venus y tiró para arriba. Acarició y lamió las tetas, y besó su cuello, le dio un beso en los labios y puso la punta de la polla rozando los labios vaginales. Alicia observaba divertida la escena. Manuel pasó con rapidez al coño, que ya segregaba jugos, los absorbió y lamió nuevamente el interior de la vagina, buscando el clítoris. Marta suspiró. Entonces, disfrutando el momento, puso el glande a la entrada de la vagina y empujó con suavidad, no se detuvo hasta que estuvo toda la polla enterrada. Marta miró al techo y se mordió el labio.

-         Esto ya se lo pregunté a Alicia la primera vez, ¿qué sientes al estar penetrada por una polla así?

-         Me siento en la gloria, pero fóllame.

-         Me encanta tu coño.

-         Qué bien mamá ¿eh? Como te dije…

-         No me distraigas ahora hija…

Las acometidas habían empezado de un modo rítmico. Hasta el fondo y vuelta a sacar casi por entero. Manuel se la sacó y observó la dilatación provocada. Alicia aprovechó y besó a su madre, acariciándole las tetas.

-         Este agujero te deja mi polla.

-         Pues verás cuando te la meta por el culo.

-         Eso lo dejamos para mañana.

-         Sigue. – Dijo con cara de impaciencia.

-         No, sigue tú. Quiero ver cómo me follas.

Se cambiaron de postura. A la misma altura le besó las tetas y luego los labios y se recostó para dejarse hacer. Marta se penetró ella misma y continuó la follada. Alicia se acercó y besó a su primo. Luego le ofreció sus tetas y más tarde su coño para que lo chupara.

-         Ah ah ah.- Se oía a Marta y su respiración acompasada. – Aparta un momento hija, quiero ver su cara cuando se corra.

Tras unos instantes, Manuel contrajo la cara y se relajó ras un suspiro.

-         Ah, Marta que gusto.

Marta se dejó ensartada unos instantes, se sacó la polla y se echó para atrás. Algo de semen chorreaba su vagina. Al igual que la polla de Manuel. Marta se cogió algo de semen con el dedo y lo chupó.

-         Hoy tienes trabajo con los dos Alicia. – Dijo Manuel.

Alicia se introdujo la polla y la limpió, más rápida que de costumbre.

-         Luego sigo si quieres. Tu turno mamá.

Marta se tumbó.

-         Un momento. – Manuel sacó una foto de Marta con el coño chorreante. – Ya podéis.

Alicia lo limpió sin prisa y luego siguió la faena.

-         Me gusta mucho tu coño de niña mamá.

-         Me hacéis muy feliz los dos. Gracias. Por hoy es suficiente.

Durmieron los tres juntos. Con Manuel entremedio. Cuando le apetecía se giraba y se abrazaba al fino cuerpo desnudo que le acompañaba a cada lado.