El despertar de una sumisa y de su señor.
En el desayuno hay zumos, hay café, hay crassanes y hay una especial emoción de hacernos el amor, antes de ir a trabajar (cada uno a su ocupación).
Te has despertado temprano, sumisa. Te has levantado y te has duchado con presteza, limpiando tu cuerpo de toda impureza. Y te has vestido, poniendo ropa nueva en tu piel, rejuveneciéndote "incluso externamente".
Tu tienes estudiado la ropa que ponerte, de acuerdo a "nuestros (mis) gustos". Y empleas tejidos preferentemente naturales y de colores no chillones. Te los pones con una natural aceptación, comprometiéndote a darte más y mejor. Por ello, enseguida te calzas, recordando que no me gusta que vayas sin zapatillas y te pones a preparar mis ropas y mis cosas, para que las encuentre bien expuestas, ordenadas y listas para tomarlas y emplearlas en mí.
Hoy, además empiezas a prepararme el desayuno y los utensilios de baño e higiene personal. Serás tú, mi "sumisa" la que asearás y ello significará que deberás hacerlo todo convenientemente, en su momento y en la forma adecuada. Si, pero antes dejas el desayuno a punto, para solo requerir el toque final. Miras el reloj y sabes que quedan unos escasos minutos. Y te sientas junto a nuestra (mi) cama. Y me miras, te empiezas a acelerar y laten tus sienes y tu intimidad se despierta.
Tal vez hoy el beso sea en la boca y no en el cuello o en la mejilla. Deseas mucho ser besada y dejas que algo más de tus pechos se deje ver por tu escote. Te impacientas y piensas en los momentos en que me pondrás la bata y me acompañaras, dando la luz y activando la ducha, para encontrar la temperatura justa. Y luego, viéndome dentro, tal vez te deje desnudarte y enjabonarme "contigo encuerada y ansiosa" de ser una conmigo.
Triiinnnng, triiinnnn, rrriiiiinnnggg,...suena el despertador. Abro los ojos y te veo. Separas tus piernas, y veo que te has subido la falda y me incorporo. Te acercas, y te beso "la comisura de tus labios ". Y además durante "cinco" preciosos y largos minutos, te masajeo tu "coñito" que late con esa parte de caliente y cachonda "hembra" en que te conviertes conmigo. Si, sumisa te estoy tocando y llegas a rozar el placer Entonces paro, y tú te levantas, para ponerme la bata.
Vamos a la ducha, y mientras caminas tu "coñito" te late, y te pide ser tocado, aun por tu propia mano, más eso "tu sabes que no puedes hacerlo". Ya has renunciado a tener acceso a ti misma, para depender de mis indicaciones y esperar que te ordene o que, te utilice. Por eso, yo me apoyo en tu cintura y te acaricio tu "culo". Le doy unos golpecitos y me miras, de parecido modo a como una gata o una perrita en celo mira a su amo. Y tu coño, se estremece y tus pechos bailan, con los pezones rozando el ligero tejido de la camisa que llevas. Vas sin sujetador y con una bata fina, que yo te regalé en tu reciente cumpleaños (tienes unas cuantas batas, que he elegido para ti).
Se mezclan los momentos, el tiempo del pasillo y nuestra estadía en la ducha. Ya, estoy a punto y te miro a los ojos. Me sacas la bata y me bajas el slip. Te arrodillas y miras a mi "verga", a medio gas, tranquila, pero con carácter. Y respiras. Si te dejo que te acerques a ella y te acaricies la cara y la frente, con esa carne que palpita.
Entro en el plato de la ducha, recibo la lluvia y tú te desnudas. Ahora, es un hecho que estas "entera para mis ojos". Te giras, como una maniquí, pero con un sentimiento de querer ser "esposa-amante-puta-esclava-musa". Me repartes el agua y te frotas conmigo. Si me gusta que me frotes con las manos, y con todo tu cuerpo. Me besas y te superpones a mi (de frente y acoplada a mi espalda). Y nuevamente, te pones en frente y me enjabonas. Me das masajes, jabonosos, y las pompas crecen y las repartes por mi cuerpo. Me acaricias la cara, el cuello, los hombros y la espalda. Pones burbujas y amor con tus manos y recorres mi vientre y mis pectorales. Me besas el cuello, y lames mis tetillas.
Se te ponen duros los pezones. Me aclaras y notas como apenas te toco, pero enseguida te arrodillas, tomas mi "herramienta". Absorbes mi capullo y chupas, de ese caramelo de carne al que llamamos "kharlitos". Te masturbas tu misma, durante un rato. Luego mi pie, te penetra y sientes varios dedos empujarte dentro de tu "conchita". Y te empujo a ratos fuerte, a ratos te zarandeo.
Siento el meneo de tu boca y acaricio tu cabeza. Me miras, y sigues con tu "masturbación" manual y mis pies reposan junto a tus muslos. Sientes que tal vez me viene mi placer, y quieres tomar la diaria leche "seminal". Es querencia en tus desayunos, "ellas es tu primer entrante. Y haces coincidir tu placer por que crees que llega el mío. Más tú goce se anticipa, no puedes resistir más y te convulsionas. Quedas zozobrando y resbalando en tus rodillas.
Te agarras a mí, y al recuperarte ves que tengo "dura mi estaca". Te levantas, te apoyas en la barra de la ducha, parecida a la que usan los discapacitados. Y te viene tan bien, poderte agarrar ahí. Me ofreces tu culo, te lo toco. Con mis manos te doy azotes, en tu piel mojada. Te doy fuerte y aprieto tus pechos. Te abro tu vagina y te vuelvo a calentar "sexualmente". Y me agarro a tu cintura y subo por tus costados. Si mientras, te coloco mi "pene" y me muevo dentro de ti.
Unos diez minutos y estás nuevamente gozando. Y sientes que mi "lanza" te da nuevamente el goce y tú te hincas a ti misma sobre ella. Además de clavarte yo la punta y el tallo. Tú quieres sentir "hondamente" tu raja llena de mí. Gimes fuerte, y me pides que llegue contigo. Y estoy excitado, me sacudo en tu interior y lleno de esa blanca y blanda gelatina amorosa, tu coñito. Aguantas y disfrutas cada envestida, y aun después de acabar te mantienes. Sientes resbalar mi leche, por tus muslos, pero aun te queda más dentro.
Tras esos 45 minutos de sexo y amor, sales y me secas. Te secas tu también, primero sola. Luego te ayudo y te toco un poco, bueno bastante; pero no es para que te corras, es solo para darte más caricias nacidas en mi corazón. Y nos vestimos, desayunamos junto. Bromeamos, reímos y agradecemos estos despertares juntos, los cuales antes no podíamos tener, hasta que dejaste a tu anterior casa, a tu marido y te viniste a vivir conmigo, para atenderme y servirte y ser todo para mí. PERO, NO ES MENOS CIERTO QUE YO TE SIRVO A TI. CADA DÍA TE DOY MI ALEGRÍA Y ESTOS DESAYUNOS DE AMOR Y VUELVO A TI, TRAS UN DIA DE LABOR.
TE QUIERO MI AMOR, TE QUIERO SUMISA A MÍ. Esta tarde, te azotaré con una insistencia y una dureza mayor, como debe ser PUES ERES Y HAS DE SER COMPLETAMENTE SUMISA A MI.
Kharlo