Con tu culito izado en pompa
Y todo pasa, sin tocarte ni una tetita. Ni, meterte mi mano, en tu coñito. Con tu culito, izado en pompas, eres mi linda habanera, con saborcito a canela
Me gusta hacerte sentir muy mía, ser el instructor en todos tus avatares amorosos. Por eso me gusta bromear contigo, envalentonarte y hacer ir subiendo unos cuantos grados (de sensualidad y deseo).
Tras eso, te vas poniendo y llegas a estar plenamente consciente, de lo cachonda que te pones. Me gusta hacerte irte sentir como una gatita, tu lengua y tus manos no te bastan y empiezas a entrar en situación de "celo amoroso".
Esta vez, quiero llevarte un poco más lejos, en tu entrega y te he mandado que te depiles el coño. Has de elegir ropa interior fina, unas braguitas con transparencias y un sujetador a juego. Y ya, vistiéndote, con un vestido de una pieza, que te deja sentir la sensación del aire y del fresco; con so te empiezas a sentir muy caliente y notas tus ganas.
Estando de pie, tus rodillas y las piernas quedan al aire, el cual te acaricia y pasa, por entre tu vestido, hasta llegar a tu punto sensible, donde se encuentran tus piernas. Eres un cruce de ganas y de pasión, que van en aumento.
Como te dije, has estado unas tres horas, andando en casa con un conjunto de ropa interior y bata, la cual solo llevas cerrada con un cinturón, que dejaste bastante suelto. Y dentro de tu batita todo esta en movimiento y asequible a la vista. Te has contemplado en un espejo, largo desde el suelo, hasta el techo. Y has podido ir mirando tu cuerpo, cada vez que te has puesto ante el. Has de tomar de beber (un poco por encima de la moderación y según tus gusto) y también te fumarás unos canutos de marihuana.
Con esa predisposición a la sensualidad y al goce, con el achispamiento de la bebida "ingestada", más un cierto colocón por la marihuana fumada, ella: Sherezade, estaba de por encima de su nivel y no tocaba (del todo) de pies a tierra. Estaba, como decimos aquí "rebolingada de bebida" y fumada del humito marihuanero.
Tras eso, ella me llamó, pues recordaba que le pedí eso: que me notificase su "estado de cuelgue" y se pusiese a mi disposición "inmediata". Con unas palabras, cortas y claras, pues yo estaba trabajando, a esas horas. Le mandé que saliese y se mezclase entre la gente. Ella tiene coche y también puede tomar mi moto, una honda, de medio litro. Pero, en ese estado no era ni prudente, ni necesario. Solo quería que pasease su estado de "colocación o semi-embriagamiento".
Se, que se chocó con varias personas y también cumplió conmigo, pues no les dirigió ni una sola palabra. Podía pasar por maleducada y borracha y drogada, pero era obediente. La misma situación, la iba calentando más. Con ello, volvió a casa, sobre la hora en que quedamos. Fue puntual, y eso que iba sin reloj; así, que debió de preguntar o mirar en algún lugar. Y, su teléfono móvil, no le fue útil, estando tan "cegata" por su estado, no veía bien los números.
Cuando entró vino a besarme y me abrazó. Nos miramos y la hice girarse sobre sí misma. Nos empezamos a desear, casi no nos hablamos. La toqueteé, estratégicamente, en sus costados, en la cintura y en la espalda; nada de culo, tetas o coño (por favor). Y, en cambio, le iba subiendo el vestido y rozándole los muslos y la espalda (tras abrirle la cremallera, que se alargaba, sobre su columna vertebral).
Finalmente, le dije toma esto y agarrare bien aquí, "quilla". Y salió, como de entre una niebla, para agarrarse al borde superior de un respaldo, de la silla de madera; la cual había traído, expresamente.
La hice ponerse de lado, para verse a ella misma, tal como iba siendo manipulada y tocada por mí.
Sherezade, se calienta con mis caricias y esa vez fue una nueva confirmación, de sus ganas de ser mía. Se mordía los labios, aferraba la silla y se aceleraba sobre ella. Sacaba culo y tetas y todo lo levantaba hacia mí. Si me ponía detrás, se apoyaba sobre sus pies, ensalzándose y presentándome su culito, como una manzana a la que morder. Y si iba, a ponerme ante su cara, izaba sus tetas, como estirándolas con una cuerda, la cual las atase con sendos lazos.
Desde atrás, le fui levantando le vestido, bien lentamente y con toques de rodilla, le indicaba como colocar sus piernas y como situar sus ancas. La sentí hembra y deseosa. Noté como se le había metido parcialmente la braga, entre sus glúteos, que lucían como dos melocotones, muy almibarados... de deseos de amor.Y por delante, también ejercía cierto roce la tela de la braga, insertada entre las dos mitades de su higo, el cual estaba abierto y húmedo
A ella, como una yegua encabronada, le acuciaban las ganas y se movía sobre sus pies. Y es curioso, como se catapultaba hacia mí y me ofrecía sus lugares más deseables. Estaba pidiendo ser cubierta y penetrada. Ese era su máximo deseo, más también aceptaría ser tocada y manipulada íntimamente por "mis manos" (las cuales saben hacerla irse derritiendo).
A Sherezade, le gusta sentirse cacheada y ponerme su culo en pompa. Debe de tener, algún recuerdo de infancia o de la pubertad, o en otro caso, debe de ser un deseo insatisfecho de cualquier otra de sus pasadas vidas. Pues esa es una actitud, firme y reincidente de su parte. Cada vez que se mueve, es para colocarse mejor y para ofrecer mejor cada centímetro de su piel. Ello, estando colocada es aun más claro y más se esfuerza y entrega esta "princesa y cortesana". Es muy caliente, más no es una puta, pues no se vende. Se entrega y se comporta así conmigo y con nadie más.
Cuando se pone tan en pompas, tan ofrecida y siento que soy su antojo. Noto su mirada y sus gestos de pavita "cachonda". Me busca y mis manos pueden abrir sus nalgas, apretárselas y moverlas en un sentido y en otro, juntas y por separado. Se las aplasto y puedo aplastarme junto a ella, con cualquiera parte de mi cuerpo. Todo le gusta, más lo que más la pone y la vence, es que me apoye con mi cara y con mi pubis. Con mi cara, la respiro y le expulso el aire. Con mi pubis me aprieto y le empujo mi paquete sexual, una vez y otra .
Y su juguito, le baja por las piernas, empapándole su braga
Y le digo:
Kharlo-Yo, no te voy a dar nada más. Tienes que gozar así, frotándote tus muslitos, el uno con el otro, como dos alabastrados pilares de carne que son, pero tan calientes... Y si eres buena, podrás rozar tus pechitos, con el borde de la silla, chiquilla. Y nada más, pero tu mente sabe y puede mucho, mi truchita y sabes que te quiero mucho chiquita.