Azotes para mi aprendiz de sumisa II
Tú, cariño, has apartado, una buena parte de ti, para mí. Así mismo, has aparcado todo lo que pudiera ocuparte, en otras cosas. Esto, lo has decidido, para pasar conmigo unas horas "juntos", durante dos días.
Las emociones son fuertes, y ambos necesitamos tenernos, "sentidamente". La separación deja de ser, el hecho absoluto, que parecía ser. Me tienes para ti, amada mía. Contigo, físicamente a tu lado, de modo y manera que puedes entregarte, en mayor grado, superiormente a lo "hasta este día", habíamos pensado.
Puedes sentirte amada, abrazada, tomada y querida de una forma más completa e intensa. Eso es lo esperabas, al punto de que sientes mi presencia "como una evidencia cierta y querida". Notas mi intensidad, mis maneras y como me demoro en darte una cosa tras otra; pero todo va llegando, en la medida en que dos días lo permiten (sin atropellamientos).
Se que con el hecho de verme, tu te sentirás más estimulada, para darme cada uno de los rincones de ti misma. Este día, te levantas y dispones tus pasos, tu higiene y realizas la elección de tu vestido. Todo lo vives "emocionada y muy sentida mente". Cada cosa que haces, tiene una "justa" intencionalidad: la de serme más deseable y mayormente accesible para darte, tu misma a tu amo Kharlo.
Tú, te me das sin ideas hechas, sin tener nada preconcebido, sin limitarte. Y las cosas surgen, con naturalidad y haciendo una realidad nuestras ganas y el sentimiento de amor, que nos tenemos.
Tú, confías que habrán caricias, y acciones de dominación, también más cosas. Pero tienes una esperanza, la de que me deje ir; y hasta que me inyecte en ti. Quieres que tome de tu intimidad, pulsándote tu puntito y teniéndote sujeta de las muñecas; y hasta puede, que te guste sentirte amordazada.
No sabes, si te vendaré los ojos, pero crees que te sujetaré de los brazos, abriéndolos. Amada, esperas sentir, que tu boca, tenga un buen bocado de tela o de algo más consistente (el pedazo de carne, que es mi herramienta).
Quieres morderme y también ser mordida. Semejantemente, quieres ser vista y sentirte expuesta, con tu vestido de piel, estando por completo, ante mis ojos. Tú, necesitas ver la expresión de deseo en mis ojos y sentir como mi deseo de ti, me lleva a hacerte "variadas cosas"; algunas de ellas las tienes "presentes" en tu mente y otras en tu piel. Por añadidura, sabes que algunas muestras de cariño y deseo, te serán por completo nuevas.
Puedo decidirme, como probablemente haré a darte unas nalgadas. Y quiero sentirte con tu cara llena de excitación. Te rejuveneces, con tu cara coloreada y con tu corazón, tu mente y tus zonas íntimas abiertas, a todas las posibilidades de caricias y posesión.
Te latirán muy fuertemente tus sienes, me vives dentro de tu corazón y en tu vientre. Y en nuestra intimidad, se te hará "realidad mantenida", el deseo de ser tocada, en notarme en tu puntito (exterior), el cual te crecerá y se te ira haciendo más osadamente sensible.
Con un mínimo toque, tu puntito te dará latigazos de placer; los cuales si mantengo te saturan, de placer. Quieres que sea intermitente, que no sea completamente en mis toques de tu sensible puntito (tu botoncito): Más, ya pides sentir mis manos, las cuales te darán unos buenos azotes.
Puedes frotarte, sobre mí físicamente, notándome estando tu boca arriba, boca abajo, o estirada. También estando de pie, o sentada, e incluso caminando (a mi lado), me notas contigo, como parte de ti misma.
Más, te frotas en mí. Querida, deseas que sea mi mano o algo de mi persona; que te hagan vivirme, sin concentrarte en la acción de rozarte con la colcha de mi cama; eso puedes hacerlo, en tu habitación, ahora me quieres tocar a mí (lo cual haces, a veces con suavidad y a veces arrebatadamente).
La desesperación y las ganas, te llevan a estimularte, para tener placer, compartido conmigo. Sí, mis manos son buenas; te hacen llegar al placer de ese modo, yendo juntando amor y deseo, que abre las puertas de tu placer. Mis acciones, te alargan esas vivencias, estirando la íntima felicidad. Yo, mientras tanto, te miro a tus ojos, veo las expresiones de tu cara y te hago sentirte querida, como nunca antes lo fuiste.
Al cabo de un rato, tras darte caricias y placer de un modo, vario y te hago de sentirte deseada de otro modo. Pero, insisto incansable en ti, te nalgueo y tú, te sientes expuesta para mí. Tus deseos, hacen que tu cuerpo se acerque, hacia mí y se te levante.
Vas dándote, y en tu entrega hallas una colocación precisa. Te pones a cabalgar, en el adecuado ritmo, con el "deseo" al paso, más tarde vas trotando y luego te siento en un sexual galope, con el que te acompasas a mí. A la vez, tú te abandonas, a todo lo que pueda venir.
Mis manos van desde tus pies, desde los dedos, hasta tu frente y los cabellos de tu cabeza, acaricio tus nalgas y mis yemas pasan por tu triángulo púbico, por tus tetas y por tu espalda. Quieres concentrarte y sentirme más, tú escuches cada cosa que te digo.
Te digo, que bajes el tono de tus exclamaciones, lo intentas; más, el vigor de las sensaciones hacen que subas el tono. Te indico que no quieras llegar pronto, que vivas el momento, cada vivencia. Y te adaptas, te sientes como columpiándote y llegando al punto máximo de elevación, bajas y vuelves a subir "conmigo".
Quieres que continúe y te tome con fuerza. Tú, esperas te haga gozar y dentro de tu conchita estimule ese otro puntito que tu lo tienes tan sensible y que espera ser frotado por mi mano (tal vez incluso por "mi herramienta").
Si, te entran varios dedos de mi mano. Te lleno, me adapto. Mis dedos largo, mi piel es suave y mi mano se amolda, para introducirse y quedarse dentro. Toco por fuera, me hago realidad en tu concha, que es analizada, "táctilmente" por mí; mientras te masturbo o te penetro (tal es la vivencia, de plena). Cariño, te hago sentirte llena, de mi mano, que es más poderosa que mi misma herramienta. Quiero llenarte, invadirte y tomarte completamente.
Dialogo contigo, vario el ritmo, de cómo te tomo; quiero que me notes, máximamente.
Y, te hago sentir estar a punto de estallar. Por momentos, sientes que experimentes que casi te me vas a romper. Tu concha, me aguanta, me aprieta involuntariamente; hasta que, te digo que ejerzas presión con intención, y me tomas la mano.
Se, que los dos somos pura necesidad de vivirnos, de todos los modos: con levedad, como cuando te beso tus labios, tus ojitos y tu nariz; y, con maneras de una gran intensidad y volcando mi fuerza sobre ti, enteramente y en tu más querida intimidad.
Quedamos, uno en el otro, tras bajar en el tobogán de la sensualidad; para estar mirándonos y compartiendo el momento, con la persona que amamos