Mi sumisa, va conociéndose II.
Cariño te quiero en el dominio absoluto de cuerpo y mente. Te sientes sumisa y sabes que eres de alguien más que de ti misma. Existes para ser de alguien, una persona que te lleva más allá de ti misma. Esa persona es alguien soy yo "tu amo": que te hago entenderte, todo aquello que albergas en todos los rincones, de tu cuerpo.
¿Quien te ama, y te da su amor? ¿Y quien esparce, por las llanuras de tu vientre y de tu espalda unos encantamiento táctiles? mis manos se abren y cierran sobre tu altos y en bajos de tu cuerpo, llego y tomo tus senos. Pongo mi mano sobre tu cara, también en tus hombros. Te hago acciones atrayendo tus nalgas, y empujándome sobre ellas y presiono varios puntos de tus muslos.
Y no solo pienso en penetrarte. Ya que, más bien eres tú, quien pides sentir mi penetración en ti. Vas necesitando eso, que se produzca con cierta violencia, con fuerza. Quieres notar como recalo en ti, entrando y deslizándome entre tus brazos. Sobre ti me tienes, mientras me clavo e insisto agitándome contigo, me clavas tus uñas y me miras a los ojos, pidiendo más de lo mismo. De eso modo exhalas suspiros y poseo tu cuerpo, que se mueve inquieto y hambriento de mí, y tomo de ti pedazos de tu misma alma. Conmigo, tu amo no quieres tener secretos, pero guardas unas últimas reservas.
Necesitas sentir mi mirada. Quieres notar el tacto de mis yemas, paseándose por ti y desnudándote. En todo momento conmigo, se que interiormente aun sin tocarte me vives tomando posesión de ti. El sentir eso, junto con mis palabras te hace calentar y desearme, te pones a humedecerte y te predispones a tener sexualidad "conmigo". Te esfuerzas, por no ponerte a desnudarte delante de mi e inmediatamente querrías ser tomada, según surja en el momento.
Caminando unos pasos tras de mí, aun yendo vestida te sientes despojada de todo, te encueras y ves que noto cada parte de tu cuerpo. Tu mente, es algo que deseo poseer y conocer, en ella actúo y con ella, que eres verdaderamente tu; con ella actúo e interacciono haciendo el amo (una y diez veces).
Para estar en consonancia, con tu mente. Debes de procurar la intimidad, y estar desvestida, el mayor tiempo posible. En todo momento, ante mi debes y necesitas acomodarte a estar presta para se tomada. Sumisa eres, por ello en todo momento yo tu amo: "he de tenerte accesible" y tienes que saber que "en cualquier momento puedo hacerte mía". Quieres sentirte tomada, visualmente y sabes que has perdido la vergüenza, tu cuerpo no es perfecto pero esta para mí "tu amo".
Necesitas que te demuestre que te quiero. Quieres ver en mí, muchas ganas de ti y cierto descontrol. Si sumisa, quieres que te posea y te haga estremecer, vehementemente. Quieres notar mi aliento, sobre ti y pasearse por sobre tu piel, y notar que te beso por tu cara y en tu cuello (el cual lamo y también muerdo).
Quieres sentirte sojuzgada y tu cuerpo se presta a mí en un "deseo absoluto de dejarse someter". Te preparas y te arreglas en tu vestido exterior e íntimo, aun sabiendo que serán quitados. Te arreglas y ejerces una íntima colaboración, lubricando tu sexo para recibirme y acoger esa parte de mi que es el termómetro del amor y ajustador del galope del placer que te va viniendo, sintiéndome clavarme y desclavarme te ti (contigo).
Acuérdate la exhibición que haces, cada vez que tienes oportunidad, desvistiéndote y enseñándome tus tetitas y tu conejito. Como te pones bien visible y mueves calmosa e incitadoramente tus manos. Vas utilizando tus dedos, como pinzas, para sacarte el sujetador y luego tus braguitas. Las sacas removiendo a esas dos "íntimas prendas" y moviéndote tu misma, como una gata, o como una artista de la sensualidad, que es lo que eres y en lo que te esfuerzas conmigo.
Tu cuerpo, es algo que te acompaña, no es realmente del todo tuyo, pues he ido adquiriendo partes de ti, poco a poco. Y sabes, que esas partes me obedecen, aun cuando puedas sentirte en cierto grado de molestia o enfado no puedes negarlas. No hay apenas algo de ti que no desees darme, para que yo lo tome a mi forma y según me venga en gusto. Claro, que mi hacer en tu cuerpo te da una sensación de gozo aun mayor, viéndome complacido y satisfecho en como te das y contento con tu entrega.
Satisfacer a tu amo, alegrarme y hacerme feliz, ese es tu deseo. Y tu cuerpo, acaso no es "tu físico" y un complemento de "tu mente" y un instrumento a utilizar para darnos placer a ambos (más primordialmente a tu amo, que soy yo).
Antes pensabas, que tu cuerpo era para darte placer a ti misma, y te lo arreglabas para ti. Ahora sabes que debes de cuidarlo y arreglarlo para mí "tu amo", de acuerdo a mis gustos y según mis indicaciones. Tú necesitas complacerme, te anulas tu misma, para que la dominación crezca en ti y sobre ti.
La acción, mis palabras y elogios y mi presencia contigo has de conseguir que sea como acción que se aumente siempre. Y el que te tome, te hará saber que te sigo queriendo; lo cual puedes confirmar con la expresión de mi mirada y el tono de mis palabras, mis acciones, mis caricias, mis gestos contigo y el tiempo que paso contigo, que quieres que "crezca diariamente", pues siempre te sabe a poco.
Las indicaciones de mis palabra y por los escritos que te hago llegar. En ellos tienes constancia de los sentimientos que tengo contigo, como tu amo y como parte de ti misma. Lo que te digo, es cual lluvia que cae en el campo fértil tu pasión. Te sientes hidrata por mí, bebiendo de ellas presa de la profunda sed de sentimientos y confesa de que es ésta una realidad sincera de amor compartido. No pides nada, solo no te engañe.
De ti, mucho me darás; ofrendarás, lo que sea por amor. Obedeces y acatas mi voluntad; que inmediatamente es querida por ti misma, asimilando esas nuevas cosas, para el futuro. Basta que te diga, claramente, lo que quiero de ti, para "tendencialmente" lo aceptes. Todo lo vas integrando y te rindes una vez más; entregándome, otra porción de tu voluntad.
El ansia de entrega y las ganas de más sumisión es algo que te va llegando tras madurar como persona, como amante y como entregada a mí. Normalmente, la sumisión real, no como un simple juego, precisa de personalidad y carácter y eso suele darse sobre los 25 o 30 años (como pronto). Tú cumples en ese punto y en otros, muchas veces eso le llega a mujeres aparentemente "conformista", tras años de matrimonio y de convencerse que no tenían derecho a nada más. Pero, cuando se conoce a alguien, que te entra derecho al corazón, se sabe que realmente no se ha vivido hasta entonces.