Azotes para mi aprendiz de sumisa I
Esta es una de esas ocasiones, en las que la paciencia cuenta y mucho. Tú, estás ultimando cosas con tu familia. Sabes que mañana estaré contigo y que me tendrás para ti. Sí, ciertamente tienes algunos nervios; pero sobre todo, las ganas de estar conmigo fluyen por tu venas, laten en tu corazón y impregnan a cada uno de tus pensamientos. Haces una proyección y dispones todos tus quehaceres para estar el máximo de tiempo conmigo. Tus amigas y tu familia, van a pasar a segundo lugar; para dedicarte enteramente a tu amor, a tu amo (que soy yo).
Me ha costado arreglar las cosas, tanto en mi trabajo, como con mi familia. Pero, tú eres mía, mi sumisa y he de ocuparme de ti. Se que tú necesitas tenerme personalmente, sentirme, verme y poderme tocar. También quieres sentir mis manos y mi cuerpo con el tuyo. Y, por mi parte, también tengo muchas ganas de ti.
Somos una pareja, que vamos evolucionando y tienes que estar segura de mi, para dejarlo todo, has de sentirme permanentemente contigo. Con mi persona, alimentarás tu necesidad, tomarás de mí durante estos dos largos días. Luego, será dolorosa la separación y volverás a desear estar conmigo y para mí; pero, desearás más imperiosamente estar de forma permanente, físicamente conmigo.
Estoy pensando en como será tu primer saludo y cual será la expresión de tu cara y de tu mirada al verme. La distancia que nos separa es bastante, más los aviones la acortan enormemente. Después de todo, en tiempo son escasas las horas y los desplazamientos por carretera pueden demorarse el doble, y además no es una simple excursión. Voy a tomar física y psíquicamente posesión de ti.
Arréglate bien, piensa cada detalle durante las horas que quedan. No aprendas una táctica, ni planifiques un comportamiento: sencillamente se tu misma, date, entrégate y disponte a sentir de todas las formas; acepta todas las posibilidades.
Si te has confiado a mí, que efecto puede tener que te reserves, aunque sea mínimamente. Siendo sumisa como eres, estando tan enamorada de mí, "imponte el cometido de estar dispuesta, receptiva y dúctil para mí (tu amo)".
Te anticipo, que probablemente iré con un pantalón de pana clara, acanalado (con surcos de valles anchos y suaves, también puedo llevar unos de mis pantalones vaqueros. Arriba, llevaré una camisa y/o un jersey. Calzaré unos zapatos negros, o unas deportivas Nike. Y llevaré mi gorrita azul, calada, en la cabeza.
Mi bolsa de viaje, es escasa, pero llevaré algunas sorpresas. Y tú estarás algo nerviosa, tal vez incluso temblarás. Mas se que vendrás a abrazarme y te apretarás conmigo; así estaremos un largo rato. Nos saludaremos y empezaremos a hablar. Iremos por tu ciudad, a sitios que tú conoces.
Dejaré mi equipaje en mi cuarto y saldremos a tomar algo. Nos tomaremos de la mano, pero sobre todo, nos reconoceros y sentiremos como una gran parte del otro toma lugar dentro nuestro.
Cariño te siento ya mismo, siendo tu sumisa y te amo. Yo, soy tu amo, reconozco que ambos estamos muy enamorados. Los dos somos dos personas; como tales, nos gusta sentirnos queridos, darnos y sentirnos tomarnos por el ser amado. Si, me gustará sentir como vences tus pequeños miedos y como me antepones al resto de las circunstancias y personas.