Acudo, ante lo que mi amo ordene
Y no se cuál es mí nombre. Acudo, ante lo que mi amo ordene. Mi condiciones ser "solo" la esclava y sumisa de mí amo. Debo de hacer "solo" lo que mi amo me diga. Esto empezó como un juego, como en una apuesta de caracteres y se torno en mi mayor "estadio de placer"
Cada día, despierto deseando hacer feliz a mi amo. Me cuido, es decir arreglo, las diferentes partes del cuerpo que tengo para darle satisfacción al que es mi AMO, el posee toda mi mente, estoy segura que de algún modo condiciona mi voluntad y con todo, deseo entregarle todo mi futuro, a él mi amo.
Mi excitación, desde que se ocupa de mi es casi permanente. Al hablar con el siento que me sube una especie de calor por todo mi cuero y estemos donde sea, siento como si me desnudara para el. Su mirada casi me desnuda y siento que se me transparenta la blusa y que se me aloja mi tanga negra entre los pliegues de mi vulvita (a veces descorriendo un labio y otras bien metida en plena raja). Con eso y su miraza, siento que la tela me roza y me molesta, pero también me siento más y más caliente y deseo seguir así (posponiendo o cambiando todos mis planes anteriores, todo para estar con el).
Me acuerdo que, el primer día antes de verlo, mi humedad era tanta, que me hizo sentir que era capaz de llevarme a niveles de placer desconocidos. La humedad me bajaba y hasta notaba cierta excitación en mi culito. Ese día sentí por primera ver que yo era como un buzón; solo que en vez de cartas, deseaba que el me introdujera cosas. Y esto es importante, deseaba ser toda yo para el, estirarme en la cama y/o ser abierta de mil maneras. Necesitabas ser lanzada, a toda la perversión que junto a el estaba descubriendo.
Y el me exploraba, tomaba mi mano, apretaba mi culito y tomaba mi cara. Y mis pezones se ponían más y más duros y yo notaba empaparme mi tanga. Y esperaba poder tomar su polla y lamerla, sentirla entrar y salir. Quería sentir palpitar esa barra de carne en mi boca y notar el sabor de su descarga de semen. Por primera vez, desee tragar semen. No se que imaginaba que sería, pero lo quería con todas mis fuerzas.
Vi su paquete, lo espiaba mientras hablábamos y mi culito y mi conchita, deseaban sentirse dilatadas por ese pasador de carne entrando y saliendo. Notaba mi cara colorada y mis pezones empujaban la tela de mi vestido. Me sentí caliente y como una "puta de amor". Es decir, ya me estaba anticipando a la cogida, estaba disfrutando mucho yendo a su lado. Su mirada me provocaba y me sentí caliente como de adolescente, pero con ganas de sentirme cabalgada y tomada por el.
Las ropas me molestaban, y yo no miraba a nadie (de la gente con la que nos cruzábamos) y pese a ser mi ciudad, iba como ida. Estaba plenamente pendiente de el y de cada uno de sus gestos. Estaba desear sentir sus manos y su boca abriéndome la conchita y mi culo. Si mi culo, deseaba ser abierto. No se cual es el sentimiento, en otros casos, pero yo sentía como dentro mi culito se disponía a sentir la entrada de sus dedos, de su lengua y de su polla. Y mi conchita, era toda una palpitación de deseos humedeciendo mi tanga. Y yo, iba notando mi botoncitos, mi clítoris irse saliendo y levantando y presionándose con mi telita.
Si, me hubiera tocado de estar sola y no tenerlo. Pero, ahora deseaba ser tocada por el. Quería ser abierta y descorchada por atrás; solo que el tapón me entraría recto adentro y ahí lo quería ya mismo. Me noté lamiendo los labios y mirando a sus ojos y a su polla, y más tarde miraba a su polla, a su culo y a sus ojos y me decía a mi misma, que puta que eres ahora. Si, porque no me lo pidió, pero si llega a decirme que entremos a un portal o a un servicio (W.C.) allí y entonces, seguro que le digo que sí Tantas eras mis ganas y mi necesidad de el
Caminando por las calles y por la plaza de Duque, yo iba abrasando a mis ropas y sintiéndome envuelta, sofocada y presurosas por tener intimidad con el en su cuarto. Y le sonreía como una boba. Más no era bobería, sino expresiones y sentimientos de una mujer enamorada y encoñada con su hombre.
Y solo entrar, me beso y yo me abracé a el. Me apreté con todo mi cuerpo y noté sus manos abrirme el botón de mi pantaloncito, bajarme la cremallera y el pantalón y sin sacármelo me arremango las bragas hasta debajo de las rodillas. Antes, el me presiono la tela y la noto empapada. Si me sentí como una esponja manando flujos. Y solo notar sus manos tan cerca y ese beso, me note latiendo íntimamente en mi coño, caliente como una "perra en celo" y con ganas de más.
A veces, mis dedos se dedicaban a tocar mi vagina y se me complica todo, pues de pringados mancha las teclas del teclado o al móvil. Y donde se apoyan dejan rastros de lo cachonda que me pongo con el.
Me subió mi jerseito, me bajo el sujetador (brasier) y se puso a tocarme, lamerme y succionarme las tetas Y Mi ser se aflojaba y yo me derretía, muslos abajo. Me note, dejando escapar más y más flujo íntimo piernas abajo. Tanto manaba que creí que me llegaban a las rodillas y así era.
Y con todo, por algún motivo me desee sentirme rozando mis pechos y mis pezones con su pene y con sus bolas. Quería rozarme suave y fuertemente. Todo era necesario y apremiante y quería meterle mi teta bajo el escroto (las bolas de los testículos). Si le iba a rozar, cada erecto pezón en la punta de su pene y por el surco del prepucio. Y a la vez deseaba sentir, que su ano me apresaba un pezón; y yo, apretarme entre sus nalgas. Me sentí loca de deseo y no podía parar. Y el, me estiro y empezó a meter su mano, y no se que cosas (algo que tomo) y me sentí no mareada, sino impulsada en un tiovivo de placeres. Si sobre el sillón del comedor y luego en la cama.
El acto de desvestirme, fue compulsivo y nada pausado. Pero estábamos tan calientes y mi "chocho" me pedía más y ya, y yo quería abrirme más, para que su mano y las cosas que me metía fueran entrando hondo. No era del todo real, pues me sentí como en sueños y la pulsión del orgasmo se alargaba de una manera que siento en mí a veces, estando con el y no he sentido nada ni parecido con "nadie mas".
Creo que tomo un tubo desodorante o de esos de líquido limpia gafas, con espuma. No se que fue, pero me entro todo dentro. Y mis paredes, se apretaban a eso. Y luego de sacármelo, entraron sus dedos. No se como lo hizo, pero me dilaté toda. Y su mano, dentro de mi, me hacía sentirme como una yegua, sintiéndome montada, por la polla de mi caballo, mi semental. Así fueron tres horas, sobre dos camas separadas y que juntamos.
Ni siquiera quitamos la colcha. Sino que, nos pusimos "ambos" encima y el se desvistió también, con excepción de su camiseta azul, (que permaneció sobre el). Mi mano paso por toda su piel, también por dentro de la camiseta y sus manos (una y otra) me perforaban y me tomaban bien ricamente.
Grité, patalee y me di golpes con el cabecero. Fue el, el que me dijo que cuidara de no hacerme daño. Si, así de caliente estaba que cabeceaba contra el cabecero y gritaba. Tanto, que el me indico que me moderara un poco. Si había vecinos y aunque con derecho a la intimidad, tampoco hay que ser escandalosos en extremos (aunque seguro que se enteraron todos: el matrimonio, le hijo de 14 y la hija de 16). Bueno, ya están en su apartamento y nosotros en el nuestro. Eso sí, ellos estaban más tranquilos.
Su mano, con cada uno de sus dedos se deslizaba dentro de mi sexo con avidez. Yo perdida de los restos de mi cordura quería más y más. Y en esos momentos me imagine con el, siendo su perra con un collar de "perra" (que es lo que soy, pero perra de amor) puesto. Y con la cadena, tomada de su mano. Me sentí siendo paseada y satisfaciendo mis necesidades en una plaza o en un parque o entre unas matas, sujetada por el.
Y luego desee, ser estimulada por su pie en mi coño. Y en ese momento, me llego una ola de placer, tan fuerte que grite y me quede como afónica y sin respiración, como suspendida de la vida. Y el placer me recorría, desde las uñas de los pies, hasta las cejas. Toda yo, era relámpagos de placer y una hembra cachonda. Si, yo deseaba sentirme llamar de todo, hasta perra y puta (como el me llama, a veces). No, no me llamó así, pero era yo misma la que me decía eso y más Y me propuse serlo todo para el Y gozaba, como un barco navega sobre el mar; yo iba gozando de manera casi ininterrumpida.
Lo dejamos todo, me acompaño y fui a mi casa con mi familia. Tuve que ponerme crema y me escocía mi sexo y mi ano. Pues el me lo abrió me metió dedos (cuantos, no lo se pero más de dos). Y dormí como una bendita. Y, por la mañana, vi algunos maratones, que traté con trombocit. Pero me sonreía y sentía como si el estuviera conmigo. Estaba cerca de casa, a unos escasos 7 Km. y en mi misma ciudad
Al día siguiente, eso se repitió. Nos vimos, paseamos y tomamos algo de comer: una vez que mi marido se fue al trabajo. Y, una vez que entramos, él me desnudó y me amarro, con cuerdas de escalada, mis dos tetas. Se me marcaban los pezones, bajo la tela del sujetador. Me ato, las cuerdas, sobre mi culo y alrededor, de mis mulos. Un círculo en la cintura y bajar por las ingles, se metía en la raja del culo y por delante no (que disgusto, pues eso me daría placer con solo Moverme). La cuerda, bajaba por una de mis piernas y luego por la otra, hasta enrollarse, bien cerca de las rodillas. Si estaban separados los muslos, pero yo estaba toda hecha una pieza.
Enseguida me puse en acción, caliente. Es decir, creo que enfriarme, no me enfrié del todo desde el día anterior. Y poco a poco, sentí sus dedos entrar entre las cuerdas y rozarme las tetas, pezones. Me toco los muslos y el culo. Lo que menos me tocó fue mi vulva y eso que yo se lo pedía. Pero, tuve atadas mis muñecas. Y el, amorosamente, no paraba de hablarme, embrujándome con su palabra, con sus ojos, con su tacto y sus maneras. Todo fue, ralentizado y estirado. Me tomó mi vientre y mi espalda. Me puso, de todas formas. Boca arriba y boca abajo. Tomo una vela gruesa y me estimuló vaginal, y también bucalmente. Y luego, la encendió y me dejo caer la cera sobre mis pies y en mis rodillas, y en mis manos. Con que cuidado lo hizo todo, tanto que ni una solo gota de cera se desperdició.
También, hubieron unas gotas, para mi vientre. Y me las sacó con sus mismas manos, las gotitas para ser más perverso. Si, me saco mi tanga y mi sujetador, más lo hizo de un modo impensado. Tomó unas tijeras de recortar bigote y barba y fue habiendo cortes al sujetador y al tanga. Fue, dándole mordiscos y sacando cachos. Tomos todo eso y lo introdujo escrupulosamente en una bolsa, que colocó en la papeleras. Y nuevamente, la vela (que reposaba en un cenicero) me escaldó mis tetas y la parte superior de mis muslos, cerca de mi vulva. Me calentó mucho, y soplaba sobre mi vientre, sobre las tetas y en mi entreabierta conchita. Me salía, agüilla de flujo. Sí, así de continua, era permanente y liquida la salida lubricadora y preparadora (tal cual es, si hay excitación).
Y luego, me fue sacando, las escamas de cera. Lo veía, ir poniéndolas en la misma bolsa (con la otra cera y los restos de tela de tanga y sujetador). Me limpió con una esponja nueva, me secó y me hizo sentirle muchísimo. Si, mi piel estaba muy sensible y yo me abría para el
Me puso casi al borde de volverme loca, y le pedía que me tomara. Si, lo pedía con mis ojos y con cada un de mis gemido. Me colocaba y con todo no lo dije verbalmente, solo oí decirle más, más y sigue... Me desato, y me dediqué a acariciarlo y sentí su mano penetrarme y su pene rozarme las nalgas. Luego me la pasó un buen rato por mis pechos. Sentí que su polla era pincel, pintándome las ganas de él. Y más tarde, esa verga fue cincel de escultor, esculpiéndome mis labios bucales, el valle de mis nalgas (por atrás) y hasta llamó a la puerta de mí ano. Si empuja, me entra del todo me dije. Pues bien la metió a medias. Y me sentí apretando su polla con mi ano. Y de ese modo me estimulo el coño. Y así me corrí, por dos ves, y muy largamente. Goce, una primera ocasión, con su polla en mi ano. Y en la segundo oportunidad, lo viví conmigo, martirizándome mi coño (recorriendo los bordes y entrando un poco dentro, para volver a salir). Y, mis dos manos, se agarraban la sábana y estiraban de ella. Esta vez, si que, deshicimos la cama y de que modo.
Nos vestimos, y pensé que eso ya era todo, por ese día. Ya, lo pensé, pero no... No acerté, en eso. Yendo por el paseo, paralelo al río. Llegamos al tramo de los naranjos en flor y un limonero. Si un limonero, en semi-oscuridad, donde el me aflojaba el pantalón y metiendo su mano izquierda, acariciaba mis tetas. Sentí, sus dedos, bajarme mi sujetador y tocarme las tetas. Sentí la mano entrarme en el coño, pero desde atrás rozándome el culo con su muñeca. Y noté el vientre. Me note, caliente como una perra. Si, con ganas y para no caerme, me afianzaba con mis manos, a las ramas del limonero. Y con la acción de su posesión, hasta percibía, que me columpiaba un poco. Me apoyaba en mis pies y me sentí completamente tomada.
No pasaba gente, caminando. Más algún coche transitaba y algo notaban, miraban y se iban con un palmo de narices y alguna calentura Pero para calentura la de mi corrida, que empapó mi tanga azul (el de ese día) y la tela de los jeans. Y eso se me gravó para siempre, eso y el tacto de su mano convertida en polla de jaco (caballo) o en finos dedos manipuladores.
Tras eso, le saque la polla, se la mame y tragué un poco de su leche (como cena y como premio). Y me hice más puta de amor, me sentí agachada y mamona y era feliz. Miraba con ojos como platos y mi coño me latía, seguía mojando "más y más". Pensar que, unos años antes no tenía orgasmo y que me creí fría. Y ahora, me decía mirándolo que cara de tonta que llevo, pero tonta feliz. Ya sabéis, la expresión que se nos pone, a las mujeres "cuando nos follan bien".
Que caliente me sentí, tanto que me agarré a su cintura, por gusto y por necesidad. Me fallaban las piernas y los tacones de los zapatos eran un obstáculo "sobreañadido". Y que no sería, lo que vivía que tuve que tomar un taxi. Pues si no hago eso, no llego a casa, en menos de una o dos horas, sin la ayuda de él. Y tampoco es plan de que todo el barrio y mi familia lo sepan todo "ahora", ya lo sabrán más tarde, pues a este hombre no renuncio de ningún modo