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relatos escritos por hierobula

La violaron los dos... de hierobula

de 24 de Diciembre de 2004 en Sadomaso

...Relajó los músculos del culo y poco a poco se la fui metiendo, hasta que tuvo toda mi polla dentro. Hmmm, era una delicia sentir su calor en torno a mi verga. Habría sido mejor si hubiera estado un poco más lubricada y relajada. No dejaba de doler cada vez que se la metía. Al fin y al cabo, en ese momento yo estaba desvirgando su culo. Pero al sacarla, era delicioso sentir aquella caricia apretada en torno a mi garrote...

Menudo lío de hierobula

de 23 de Diciembre de 2004 en Fantasías Eróticas

Perdí el empleo esa semana, por culpa de aquel gordo odioso de la sección de contabilidad, que no quería nada más tocarme las tetas o las nalgas al pasar, como la mayoría de los cerdos de la oficina, sino que una tarde quiso meterme mano, y otras cosas, por supuesto, en la oficina del fondo, donde estaban los archivos. El muy imbécil me envió a buscar un documento, y aprovechando el poco espacio del lugar, intentó sujetarme en un rincón, subirme la falda y bajarme las bragas. Le metí un rodillazo certero en las ingles y me escabullí. Claro, que no contaba con que su tío es jefe de sección, otro que me llevaba hambre, y quiso que yo fuera razonable... Eso dijo, el muy cabrón. Y cuando tuvo visto que no iba a cooperar, me pusieron de patitas en la calle...

Casia (5: Mi hermano es muy puto…) de hierobula

de 23 de Diciembre de 2004 en Amor filial

“Por favor… te deseo… llevo meses haciéndome pajas pensando en este momento”, confesó. Mara lo miró con una expresión demencial. “¿No te das cuenta? Soy tu hermana…”, dijo, con voz temblorosa. “Eres una puta…”, afirmó Paolo, y en la cara de ella se dibujó una expresión de sorpresa...

Aventuras y desventuras de un albañil de hierobula

de 21 de Diciembre de 2004 en Erotismo y Amor

...de pronto se me antojó muy sexy, con aquellos vaqueros desgastados que dibujaban su anatomía y que marcaban sobre todo la curva de sus nalgas y sus muslos largos y firmes… Hmmm… y la camiseta blanca se pegaba a su espalda ancha, a sus hombros y brazos fuertes, a su abdomen plano, sin gota de grasa...

Xochitl de hierobula

de 21 de Diciembre de 2004 en No Consentido

Iniciación sexual de una niña en tiempos de los aztecas.

Fóllame (2: Es una puta deliciosa...) de hierobula

de 21 de Diciembre de 2004 en Dominación

...La penetré a fondo, atravesándola con mi lengua y saboreándola de un modo aún más intenso. A pesar de sus movimientos rítmicos mientras la verga del jefe entraba y salía de su culo, conseguí calentarla bastante. Poco después, él se corrió dentro de ella, y a pesar de su autocontrol, la secretaria alcanzó un sonoro orgasmo en mi boca. “Ya arreglaré cuentas contigo”, escuché que le decían. Ella se limitó a bajar la vista. Temblaba...

Cómo me emputeciste 4: La puta que no sabía que... de hierobula

de 20 de Diciembre de 2004 en Orgías

"Sí", respondiste: "es una verdadera puta…". Entre tanto, el rubio continuaba sodomizándome. “Muévete”, ordenó, al tiempo que me agarraba por las caderas y profundizaba la penetración a cada envite. Gemí. Aquello dolía mucho, a pesar de que el moreno continuaba acariciando con sus dedos mi coño. “Eres deliciosa”, susurró a mi oído. Buqué tus ojos y vi cómo observabas todo sin dejar de acariciarte la polla con tu mano, en forma automática...

Cómo me emputeciste 5: Voy a convertirte en una... de hierobula

de 20 de Diciembre de 2004 en Fantasías Eróticas

“Para. No quiero correrme…”, dije. “¿Por qué?”, preguntaste, en un hilo de voz. “No quiero correrme sin ti”, respondí. “Chúpamela”, ordenaste por toda respuesta, y yo obedecí. A pesar de lo movida que había sido la noche, la tenías a media asta. Supongo que todo aquello te ponía a mil. Yo continué mamando como la puta que ya era. La puta que no sabía que era y en la que tú me habías convertido con tu inconmensurable morbo...

Cómo me emputeciste 2: Agujeros llenos de leche de hierobula

de 20 de Diciembre de 2004 en Orgías

-Voy a llenarte toda de leche, zorra... vas a irte de aquí con todos tus agujeros rezumando semen... como la guarra que eres... menuda puta tenía y no me daba cuenta... -ante eso, iba yo a replicar algo, pero callé al sentir cómo tu mano me sujetaba por la cabellera. Me obligaste a ponerme de pie. Aquel líquido viscoso se escapaba de mi interior y bajaba por mis piernas. Comencé a temer lo que vendría...

Cómo me emputeciste 3: Es una verdadera puta... de hierobula

de 20 de Diciembre de 2004 en Orgías

Busqué tu mirada y te vi delante, sentado en una silla, mientras contemplabas todo. Tu mano acariciaba maquinalmente tu verga. Te habías desnudado por completo y tu expresión era muy seria, casi enojada. Bajé la vista. Como fuera, la erección que tenías no dejaba lugar a dudas. El espectáculo que te estaba dando te excitaba. El moreno continuó acariciándome con uno de sus dedos, y a pesar de la prohibición, se apoderó de mi boca. Abrí los labios y admití su lengua. "Mírala", dijo, dirigiéndose a ti: "es tan guarra que le gusta que la gocemos". Entre tanto, el rubio continuaba sodomizándome. "Sí", respondiste: "es una verdadera puta"...

Cómo me emputeciste... de hierobula

de 19 de Diciembre de 2004 en Dominación

Sentí cómo dejabas de lamer y me introducías la lengua al centro del culo. La sensación era húmeda, cálida y muy extraña. Mi morbo se había disparado. Tus dedos, entre tanto, acariciaban mi raja y se introducían en mi coño. Advertiste que estaba húmeda y eso debió de excitarte aún más. Te incorporaste y trajiste un frasco. Sentí cómo un líquido entraba y la sensación fue muy extraña. Me volví y me di cuenta de que vertías aceite en mi interior. Me estremecí...

La Bibliotecaria (7: Me follaron por todos los...) de hierobula

de 19 de Diciembre de 2004 en Orgías

...mientras alguno me sodomizaba o me follaba, me hacían chuparle la verga a otro. Entre tanto, llovían los bofetones y las nalgadas. Así me tuvieron durante largo rato, hasta que me gozaron uno por uno por todos mis agujeros. Terminé hecha un asco, claro está, toda salpicada de leche y con mis aberturas en carne viva. Al fin, las sumisas me desataron y me ayudaron a ponerme en cuatro patas, como una perra...

El alumno (2: Préñame) de hierobula

de 16 de Diciembre de 2004 en Sexo con maduras

—Muévete —dijo, y yo lo hice muy despacio, recorriéndolo en toda su, nunca mejor dicho, envergadura. Avancé y retrocedí con una lentitud enervante. Aquello debía ser insoportable para él, pero no me obligó a acelerar. Eso fue lo más perturbador para mí: que me cedió completamente el control de las acometidas. En puridad, no podía acusarlo de haberme sodomizado. Era yo la que utilizaba su polla para calentarme, la que me la metía con verdadera ansia, aunque su respiración me dijera a las claras que lo estaba disfrutando al máximo...

La Bibliotecaria (6: Carta de la sumisa... II) de hierobula

de 16 de Diciembre de 2004 en Dominación

...lo descomponía que no fuera capaz de correrme cuando me montaba él. Sólo era capaz de hacerlo cuando me ordenaba masturbarme, tras haberme follado, sodomizado y azotado. Y lo peor fue constatar que, al menos en eso, yo no fingía: no podía correrme de otro modo. Igual me pasaba con los clientes. Sólo me corría con quienes me utilizaban del modo más brutal y áspero. Quizás ya estaba condicionada a hacerlo así, no sé. Las únicas capaces de llevarme al orgasmo de un modo tierno eran las mujeres. Tal vez por eso le gustaba vernos a las mozas y a mí en la piscina...

La Bibliotecaria (5: Carta de la sumisa Cristina) de hierobula

de 15 de Diciembre de 2004 en Amor filial

Cuando mi respiración se aceleró y los jugos comenzaron a escapar, ella se incorporó y se hizo a un lado. Emilio ya tenía empalmada la verga por completo y colocó la punta contra la entrada de mi coño para desflorarme. Empujó firme y lentamente. Bajé los párpados y me encogí, asustada y tensa, pero una bofetada de Jaime hizo que abriera los ojos. Sabía que al amo le gustaba mirar a los ojos a quienes estaba follando, a menos que colocara al elegido o elegida en cuatro patas, pero yo no quería darle aquel placer...

La Bibliotecaria (4) de hierobula

de 15 de Diciembre de 2004 en Sexo Anal

...No podía evitar que invadiera su más íntimo reducto con mi lengua. Bajé luego y penetré en su culo. Se tensó visiblemente, pero la obligué a recibir mis lengüetazos y al mirarla, vi lágrimas en sus ojos. Me conmovió, no lo niego, pero también sabía que a ella era eso lo que la ponía cachonda: la humillación, la idea de ser sometida, vejada, obligada a realizar aquellos actos inconfesables...

La Doma (3: El director y la alumna) de hierobula

de 15 de Diciembre de 2004 en Sexo Oral

...tenía los labios en torno al glande cuando un gemido gutural se escapó del fondo de su garganta y de inmediato sentí cómo su leche salpicó mi paladar. El chorro fue tan fuerte y repentino que no pude beberla. Cayó sobre mi cara, cuello y tetas, escurriéndose como un arroyo caliente. —Vamos, bébela toda —ladró. Yo obedecí dominando mi asco. Recogí con mis dedos aquella baba espesa que empapaba mi rostro y la lamí toda. Luego, hice lo mismo con mis tetas...

Vergas de hierobula

de 14 de Diciembre de 2004 en Otros Textos

Vergas enhiestas y desafiantes, garrotes firmes, duros, implacables, dispuestos a reclamar el derecho de pernada en los coños puros de siervas morenas y silvestres con olor a trigo...

Fóllame (1) de hierobula

de 11 de Diciembre de 2004 en Sexo Anal

—¡Fóllame! —gemí, al tiempo que subía descaradamente mi falda para que viera mi monte de Venus cuidadosamente depilado. Él no se lo hizo repetir. Escuché la cremallera bajar, al tiempo que se acercó y su aliento me dio en el cuello. Sus manos grandes abarcaron sin dificultad mi breve cintura y subieron hasta mis tetas.

Crónicas prohibidas (3: La subasta) de hierobula

de 11 de Diciembre de 2004 en Dominación

Existía una superstición que afirmaba que las novias que recibían el semen de mayor número de hombres eran las más fértiles, de modo que los maridos se prestaban gustosos a compartir a las recién desposadas con todos los hombres disponibles. Ni qué decir que éstos se prestaban más que gustosos a “ayudar” al novio en la tarea de borrar cualquier resto de virgo que impidiera a la joven esposa cumplir con sus deberes, y eso incluía muchas veces follar en sus culos y bocas, aunque se derramasen siempre en sus coños...

La Doma (2: El director y la alumna) de hierobula

de 11 de Diciembre de 2004 en Dominación

Mientras la picana seguía sobándose contra raja, lamí su clítoris de nuevo. El sensible botón se tensó. Ella gimió audiblemente y un espasmo recorrió todo su cuerpo. Pude sentir su orgasmo en mi boca. Gritó y jadeó durante un rato y yo no la solté, acariciándola y haciéndola gozar, hasta que colgó exangüe.

La bibliotecaria (3) de hierobula

de 11 de Diciembre de 2004 en Sexo Oral

...me comió la verga con una sabiduría desconocida para mí. Se demoró adrede para darme el máximo placer. Y cuando terminó con el tallo, ya tan enhiesto que no podía tensarse más, continuó con las bolas, lamiéndolas con verdadero deleite...

La bibliotecaria (2) de hierobula

de 10 de Diciembre de 2004 en Fantasías Eróticas

Ni qué decir tengo que esa noche la follé con más rabia que la víspera. No era sólo el morbo de la situación, sino la ira por su hipocresía. Tanto tiempo cultivando aquella imagen de mujer distante para terminar siendo no más que una sucia puta. No me conformé con obligarla a recibir mi leche en su coño, sino que la sodomicé de pie, contra el mismo árbol que la noche anterior. Lo hice con tanta furia que supongo que le rompí el culo, a juzgar por cómo se quejaba, la muy cerda.

Crónicas prohibidas (2) de hierobula

de 10 de Diciembre de 2004 en Amor filial

...de un rápido empujón, se la clavó a fondo. Ella lanzó un alarido descomunal y el duque gozó aquella estrechez. Nunca la habían sodomizado y saber que era el primero, lo excitó aún más. Permaneció quieto; gozando de la intensa sensación, pero la necesidad de moverse fue irresistible y comenzó a sacarla muy despacio y a disfrutar del apretado contacto entre sus nalgas...

El alumno de hierobula

de 10 de Diciembre de 2004 en Sexo con maduras

Desabroché la bragueta y me arrodillé. Entre el vello oscuro rescaté el tesoro que andaba buscando y me apoderé de él. Mis labios lo recorrieron, ávidos. El silencio era apenas turbado por su respiración entrecortada y por sus gemidos, cuando el contacto era demasiado directo. Tenía los ojos cerrados, pero lo obligué a mirarme mientras lo mamaba. “Mírame, corazón. Mira cómo te devoro”...