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El Salvaje Kite

en No Consentido

«SALVAJISMO ANAL»

Ella es poseía por él de la manera más soñada. Descubrirá así la sensación que le ofrece el sexo anal. Esta vez, nuestro héroe erótico Kite hace de las suyas con una hermosa y deseable jovencita llamada Ana.

 

Nunca antes había visto tributo tan maravilloso. Era un monumento a la belleza femenina. Se llamaba Ana. Era hermana de uno de mis amigos del bachillerato. No era muy hermosa, sólo bonita. Lo más hermoso que tenía era el enorme culo con el que cargaba y meneaba todos los días. Ella y yo habíamos planteado sólo una amistad común, pero ella nunca se imaginaría las lujuriosas intenciones que yo tenía hacia ella. Tan solo mirar su enorme culo yo me ponía erecto, ansioso de de comerme ese culo que tanto deseaba.

Sucedió que mis fantasías se hicieron realidad un día cuando me la encontré en la parada de camiones. El bachillerato está algo lejos, así que se tienen que tomar en total dos camiones para transportarse. En la segunda parada, lucía su hermosito culo en su uniforme de colegiala, tan sensual y sabrosa como siempre. Al mirarme desde lejos, me sonrió y saludó, al parecer muy contenta. Yo me reuní con ella, saludándonos del clásico saludo de beso, pero ella me notó algo raro, pues casi la besé en a boca. Yo ya estaba decidido, no me importaba si tuviera novio o no. Ella se apartó rápidamente.

----¿Qué te pasa? ---me preguntó.

Yo sólo callé y le cambié de conversación. Total, pasó un día normal de clases y ella, según yo me daba cuenta, notaba que ya sabía como la miraba, con qué fines y con que sentimientos. Yo sólo lee sonreía, muerto por comerme ese enorme, suave, rico y sabroso culo. ¿Cómo describirlo? Era grande, muy grande y parado, muy musculoso, la sola idea de verlo desnudo me hacía venirme. Ella era algo especial. Era algo chaparra, sus ojos eran muy bonitos y su cabello largo y lacio. Muy erótica, muy rica, como siempre.

Al terminar las clases, yo la esperé a la salida de la escuela. Caminaba cabizbaja, con su inocencia infantil que la caracterizaba.

-----Hola Ana. ¿Te llevo a tu casa?

Ella dudó un momento, mirándome atenta.

----Está bien ---al fin aceptó.

Caminamos por las calles. Ella no vivía muy lejos de ahí, más sin embargo tomaba camión. Y así, nos fuimos caminando, quedando solos.

Al fin llegamos a su casa. Para sorpresas, se encontraba sola. Me ofreció pasar a la estancia, donde me ofreció unas bebidas. Me senté junto a ella, cambiando mi lugar, y la observé por un tiempo. Quería darle a entender lo mucho que la deseaba, que la imaginaba siendo mía, quería decirle a través de mis ojos entrando a los suyos lo tanto que la quería y lo muerto que estaba por darle. Por que, en cierta forma, no es lo mismo darte por muerto que muerto por darte.

La besé con pasión. Ella al principio se negaba, pues cedió contra el animal lujurioso que se le había echado encima. Le pasé la mano hasta las sombras, despojándola de sus dulces ropas.

----¿Qué te pasa estúpido? ¿crees que soy tu puta?

Yo la miré con intensidad.

-----Te amo. Estoy enamorado de ti.

Al parecer, ahora mis intenciones pudo leerlas en mis lujuriosos ojos. Me tomó de la mano y me dirigió a su habitación, donde nos desnudamos por completo. La recosté en la cama y le empecé a chupar su cuevita, se la comía, como un animal hambriento. Ella empezó a gozarlo, gritando y gimiendo del placer. Me tomaba de mi cabeza y me la hundía más en su concha, diciéndome lo mucho que quería que yo le diera. Sus jugos me bañaron por completo cuando ella se revolcó como una loca, presentando su primer orgasmo. Gritaba y se movía como posesionada.

-----¡Oh Kite! Kite, Kite, Kite, ¡Oh, Oh, Oh, Kite, Oh!

Cuando terminó, le besé sus senos. Eran pequeños pero si dulces. Le pasé la lengua por todo su cuerpecito, recién recuperado por su primer orgasmo. Le dije al oído que quería darle por el culo, que lo deseaba tanto que quería comérselo:

----Déjame darte por el culo ---se lo apreté ---me muero por darte por atrás.

Ella aún gemía.

-----Me va a doler....

-----Eso es lo sabroso.

La giré boca abajo, mirando como su culo, enorme culo se levantaba ante mis ojos. Sus piernas eran cortas y gruesas, haciendo que su culo sea una enorme bola de carne sabrosa. Ella se agarró fuertemente de la cabecera de la cama, temerosa, entregándome de plano su culo.

----Me va a doler. Ten cuidado. Es mi primera vez.

----Va a ser más delicioso todavía Ana. Tu primer desvirgada va a ser exquisita ---le dije.

Ella suspiró y se tomó con más fuerza de la cabecera, empujando su culo hacia a mi. Le abrí sus hermosas nalgas, mientras le pasaba mi lengua por todo su culo, llenándolo de baba. Estaba tan húmedo como si le hubieran puesto agua, y es que yo estaba peor que un animal en celo, y a eso todo a ella le excitaba por su forma de hablar y de moverse. Su conchita, tibia y suave, estaba húmeda, palpitante reclamando alguna verga.

Le metí la lengua en su hoyito. Estaba muy cerrado. Era obvio que esta niña era virgen y para tener ese enorme culo que tenía, cualquiera quisiera desvirgárselo. Le metí un dedo ensalivado, uno, dos, al tercero lloraba del dolor. Todo eso a mi mee ponía a mi. Seguí chupándole su hoyito, como un animal, eso, un mamífero mamador. Le hundí mi cara en su culo, y ella exclamaba pequeños gemidos de dolor y de placer. Le volví a meter un dedo, dos tres, el cuarto sollozó nuevamente, implorándome piedad. Yo la tome de las caderas, ensalivé mi verga, que estaba a mil y ansiosa de comerse ese culo que tenía frente a el. Ana miraba de reojo, y me miraba a mi, los dos, respirando jadeantes.

La tomé de su culo, lo empiné hacia arriba, viendo su hoyo abierto.

----Por favor, métemela despacito.

Le acerqué la cabeza, metiéndosela toda, y ella empezó a gritar como si la estuvieran matando.

----¡Para ya! .—gritó.

Yo le introduje más. La lubricación no había sido la adecuada, y yo me asusté al verla gritar tan espantosamente. Pero era mi oportunidad. Ahí habría de acabar nada, ya estaba listo.

Se la metí de un golpe. Ella arañó la cabecera. Gritaba como loca, pero advertía que no se tenía que mover pues tenía ese vergón enterrado por detrás. Fue tan delicioso sentirla, sus paredes rectales apretando mi miembro, listo para coger. Yo le dije que se tranquilizara, y que me lo diera por completo. Ella, convencida, empezó a mover el culo, en busca de que su dulce hoyito se acostumbrara a mi estaca. Todavía gritaba y lloraba como desesperada, pero no me importó. La tomé de sus caderas y empecé a coger.

Embestía como una bestia. Ella a cada embiste gritaba y se aferraba a la cabecera, mordiendo las almohadas. Yo estaba incontenible. Me aferré a ella mientras como perro me la cogía por detrás. Ella lloraba y lloraba, gimiendo y gritando. Se hacía para tras para que la penetración fuera más profunda, y gemíamos como animales.

----Kite, oh, kite, oh, oh, ohhhhhhh, kite, ooooooohhh, kiteeee!!!

Gemía y gemía. Las embestidas eran brutales, y noté que su ano se empezaba a poner rojizo.

----¡Para ya! ¡para ya! Me duele! ¡me duele mucho Kite! Me duele"! ohoooh, kite, kiteee me duelee!

Yo no paraba. Cogía y cogía, comiéndome ese pastel que me habían dado. Ella apretó el colchón de la cama, pidiéndome que parara. Todo eso a mi me ponía más lujurioso, así que aumenté el ritmo, cosa que no soportó y su hoyito, su exquisito hoyito empezó a s sangrar. Yo no aguanté y se la dejé ir. Todo su ano fue bañado por semen, hasta dentro. Fue tanto que se escurrió por sus piernas, y yo jadeaba como un animal. Ella se desplomó en el colchón, y yo caí junto con ella. Y así, jadeando como animales, terminamos el acto más soñado de toda mi vida.

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