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Lesbian´s portrait

en Fantasías Eróticas

Hubo un momento en mi vida en el que empecé a ganar bastante dinero. Desde pequeño me gustó el arte y todo tipo de actividades relacionadas con lo figurativo: dibujo, pintura, retrato, comic, etc. Ingresé muy joven en una escuela de artes y conseguí ser un gran pintor y dibujante. Tuve mis apuros económicos, pero mi propia madre fue mi mecenas y soporte vital hasta que yo di en el clavo con el tipo de pintura que mejor se me daba y mejor se vendería después. Se trataba de la temática elegida y esta no era otra que el mundo erótico. Al igual que la pintura y el arte, mi otra obsesión ha sido el sexo. Y si mi madre me ayudó con mi pasión por el arte, también fue ella la iniciadora en cierto modo de mi tendencia voyeurista y mi pasión desenfrenada por lo que yo he preferido siempre llamar "las cosas de follar".

Mis padres se divorciaron cuando yo era muy pequeño. Jamás comprenderé muy bien las causas, ni me las explicaron por no herirme creo yo, pero con el tiempo intuí, que mi padre, al que dejé de ver justo después de la separación, era homosexual y por ende sus apetitos no eran compatibles con los de mamá. Sin embargo en ella el horizonte sexual es y ha sido amplísimo y tampoco estoy convencido de que esta fuese la causa última de su ruptura. Supongo que al fin y al cabo no habían nacido para estar juntos y él mucho menos para dedicarse a una familia.

El caso es que en mi niñez ya vi algo de los tejemanejes de mi madre que me desconcertaron y me han hecho dudar del motivo de su divorcio. Al quedarnos solos viviendo mi madre no tardó en dar rienda suelta a sus instintos y aunque pusiese cuidado para que yo no fuese conocedor de ellos, a mi no me costó esfuerzo gracias a mi perspicacia para ponerme al tanto. Mamá siempre ha sido muy hermosa y me ha mantenido sin tener un trabajo aparente; ella ha presumido de saber hacer inversiones inteligentes para así vivir de los réditos, pero bueno, yo sé que es muy práctica invirtiendo en bolsa, aunque no obstante el dinero en principio vino de otra parte.

Lo supe aquel día de verano que como siempre andaba sumido en mis ejercicios de dibujo y cuyo menester me tenía tan abstraído que mi madre podía conscientemente olvidarse de mí un buen rato, conocedora ella de que esta tarea era tan grata para mi que no era esfuerzo o trabajo sino diversión. Pero aquel día hacía calor y no me apetecía como de costumbre dibujar, así que salí de la pequeña habitación que hacía la vez de estudio.

Además mi sensibilidad temprana de artista ya me llevaba por otros derroteros y pensamientos vitales y aquella tarde me distraje pensando qué sería de papá lejos de nosotros y que sería sobre todo de mamá, una mujer sola, separada, bella y con un más que probable voraz apetito sexual. De pronto, unos gemidos, un asomarme a su dormitorio y saber de golpe cómo se saciaba ella en el terreno sexual: El cuerpo desnudo de mamá se retorcía enredado en el de otra mujer si cabía aún más bella que ella. No tardé ni lo que dura un parpadeo en captar la belleza, sensualidad y poder visual de aquella imagen, lo que iba a ser importante en mi futura carrera como artista. Años después he querido recrear pictórica y fotográficamente aquella estampa contratando modelos profesionales o prostitutas, pero me ha sido muy difícil alcanzar aquel recuerdo de la niñez. Sólo pensar en el cuerpo de mi madre cubriendo y dominando el de aquella hermosa mujer de cabello oscuro, me hace aún temblar de emoción.

Jamás pensé que fuera posible el contacto de los labios de una persona con los genitales de otra, y que esta se retorciese y gimiese al sentirse amada y lamida en la entrepierna. Sí, aquellas dos mujeres se amaban y se amaron por espacio de una hora, el suficiente para yo elaborar un boceto en mi block de dibujo: Fascinante. Pero acabaron, respiraron hondo y se dirigieron unas palabras ininteligibles para mí. Poco después la otra mujer se vistió y pude reconocer en ella a una persona familiar sin saber de quien se trataba. Aquella mujer abrió su bolso y sacó una cantidad de dinero que entregó a mamá. Días después vi a aquella señora por la calle cogida del brazo de un importante político de mi ciudad. Era su esposa y era además una bella y atrayente ninfa lesbiana.

 

 

 

Años más tarde mi amor por los amores lésbicos no se ha esfumado y gracias a que tengo un poder adquisitivo importante me puedo permitir hacer estudios anatómicos y técnicos del cuerpo de las mujeres jugando a absorberse entre ellas. Una de las veces que más he disfrutado es cuando pude reunir a Estela, Belinda, Lora y Rachel. Prostituta, esposa de un amigo, vecina y pintora compañera de profesión respectivamente. No me costó convencerlas para que todas se liasen en una misma cama. La prostituta y la mujer de mi amigo lo hicieron por dinero, mi vecina por amor a mí y la pintora por amor al arte. Después de trabajar sobre la imagen que me ofrecían (más de cuatrocientas fotografías) y cuando ya les dije que era suficiente ellas siguieron gozando. Las dejé a sus anchas pero no tardaron en invitarme a disfrutar con ellas, cosa que después de un rato de esfuerzo en mi trabajo, no rechacé.

 

De izda. a dcha.: Lora, Estela, Rachel y Belinda.