No me explicaba porqué mi novia disfrutaba más con aquel viejo. Fue todo un golpe a mi orgullo de joven macho semental. El tío podría tener ya casi setenta y era más que probable que arrastrara problemas de erección. Cuando lo comenté con Olga, ella río a carcajadas: ¿problemas de erección? Mira me dijo-, a Manuel se le pone bien dura cuando me la mete.
- Pero eso te lo doy yo también le digo.
- No hagas que te explique porqué lo prefiero a él para el sexo me dice con seriedad.
-Alguna razón habrá.
El amor, el deseo, el morbo a veces todo eso es inexplicable en cuanto a inabarcable. Olga asegura que jamás había sentido atracción por los hombres maduros. Deseaba a Manuel porque sí; no se había parado a pensar demasiado en el hecho en sí.
Lo triste es que yo la amaba y apenas tuvo unas palabras de despedida cuando decidió romper conmigo. El único recuerdo que me llevo es la escena que contemplé a hurtadillas en el garaje de aquel viejo pervertido y vicioso: la sodomizaba con la complacencia de ella. Olga jamás me lo permitió a mí.