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El barro y el pie

en MicroRelatos

Tras la fiesta, Estefanía, una amiga de mis jefes, nos acompañó a casa a mi mujer y a mí. Felicia, mi esposa había congeniado con ella y habían descubierto tener un hobbie común: modelar arcilla. Mi mujer pues, la invitó a visitar nuestro hogar para que pudiese ver las figuras que ella había modelado en los últimos meses.

Estefanía aceptó gustosa. Era una mujer simpática, pero más atractiva aún. Aunque yo estaba bastante cansado, no quise contrariar a Felicia, que se sentía orgullosa de sus piezas de barro y las quería mostrar siempre que tuviese una oportunidad; en este caso si la invitada era entendida en la materia, mejor todavía.

Empezaron hablar de eso mientras admiraban las piezas. Estefanía explicó cuales eran sus tendencias artísticas y que tipo de obras le gustaba realizar. Confesó que le encantaba el cuerpo humano y que estaba centrada en estudiar la anatomía femenina exclusivamente. Lo decía mientras nos miraba alternativamente a los ojos a Felicia y a mí. Se me ocurrió preguntarle si le gustaba alguna parte del cuerpo en concreto y dijo que estaba interesada en los pies. Le dije que si le gustaban los de Felicia y admitió que le fascinaban.

La animé a acariciar los pies de Felicia, cosa que mi mujer al parecer deseaba porque de inmediato alzó uno de sus pies para que Estefanía lo tomase entre sus manos. Lo que ocurrió aquella noche entre nosotros tres jamás lo olvidaré.