miprimita.com

Una orgía, una experiencia

en MicroRelatos

- ¿A quién vas a follarte con más ganas? –me preguntó mi amigo Ramón ante la puerta de la mansión en la que íbamos a organizar una macro-orgía aquel fin de semana.

- No conozco a todas las mujeres –dije dubitativo y añadí con una sonrisa perversa- pero quizá estoy obsesionado con tu mujer.

- Pues disfrútala macho, porque yo pienso darme un buen lote con la tuya.

Había que dejar todo escrúpulo para asistir con tu propia esposa a una orgía, y así me lo había advertido todo un experto en ese campo: sí piensas demasiado en lo que está disfrutando tu mujer con otros hombres durante una orgía o eso te causa celos, serás tú el que no disfrutes.

...............

Jamás pensé que me excitaría tanto ver cómo mi mujer le mordía los pezones a otra tía. Así dio comienzo nuestra primera orgía, nunca antes habíamos asistido a otra y eso que teníamos ambos más de cuarenta años. Ramón y yo acariciábamos el escultural cuerpo de su esposa, mientras ella se dejaba hacer. Fue cuando un chico joven, de veintitantos años cogió a mi mujer de la mano y la invitó a ir a un dormitorio privado. Ante mi corazón encogido contemplé como mi mujer aceptó y rogó al chico ir raudos hacia allí; creo que por no permanecer demasiado tiempo enrojecida de vergüenza ante mí. Pero esas eran las reglas de aquel juego y ningún marido ni ninguna esposa podía protestar por lo que hiciese su pareja.

A lo largo del fin de semana nuestros temores y vergüenzas desaparecieron. Creo que lo hice con casi una decena de mujeres diferentes, pero la verdad es que la esposa de Ramón y yo nos aficionamos el uno al otro y casi no despegamos nuestros cuerpos. Mi esposa si fue de flor en flor como una mariposa y no hizo distingos entre hombres y mujeres.