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Las aventuras eróticas de Alicia (08-Final)

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Las aventuras eróticas de Alicia (08)

Si aún no lo has hecho, es aconsejable leer los relatos anteriores, antes de continuar con éste. Lo gozarás más y comprenderás mejor.

Esos días pasaron rápidos y no había tenido oportunidad de volver a intimar con Dulcy, pero se me ocurrió un plan para hacer algo divertido. El sábado mamá marchaba a Caracas para ultimar los preparativos del traslado; Ivonne también se iba de fin de semana con sus padres a celebrar el cumpleaños de sus abuelos.

El viernes en la noche llamé a Claudio y le dije que le tenía un regalo para él, que viniese a la casa al día siguiente a comer, que le iba a presentar a Dulcy.

El sábado le dije a Dulcy que íbamos a tener un invitado y le conté nuestra aventura:

"¡Loca más que loca!", no paraba de regañarme, sorprendida e incrédula.

"Te lo voy a dejar como regalo", le decía yo y no parábamos de reírnos.

Nerviosas esperamos a que llegase Claudio. Cuando vino nos sentamos a comer en la cocina los tres. Claudio estaba muy gentil con Dulcy, no sabía que pasaría. Dulcy le había gustado, se le notaba, pero me miraba a mí, como diciendo:

"¡¡Qué es esto!!, ¿qué encerrona me preparas?".

Dulcy también se quedó prendada de Claudio. Los dos se miraban con ojos de deseo.

Cuando terminamos de comer, fui yo la que dijo:

"De postre vamos a comernos a besos", los agarre a los dos de la mano y nos metimos en la habitación.

Claudio estaba rojo, sorprendido, le solté el pantalón y le saqué su pito. Casi tengo que desnudar a Dulcy, pero ella se animó enseguida y agarró el pito de Claudio... empezamos a movérselo como a él le gustaba. Dulcy estaba alucinada, Claudio también y yo me divertía viéndolos a los dos tan torpes y nerviosos. Por fín, Dulcy se decidió a hacerle cositas... empezó a chupársela. Hice que Dulcy se montara encima de Claudio y yo le ayudé a clavársela. Mientras ella tenía dentro el pene durísimo clavado, le acariciba el clítoris con mis deditos y mi lengua. Fue una tarde de lujuria y placer. Dulcy disfrutó de Claudio y Claudio quedó enamorado de Dulcy.

Al cabo de unos días, mamá y yo dejamos el campo petrolero. Nos despedíamos del olor a aceite, del calor abrasador y de aquel paisaje desolado. Recuerdo que cuando salíamos de la casa mamá me dijo: "¿a qué huele la casa? ¡esta casa huele a petróleo!". Pero yo pensé: "Huele a coñito y a semen..." Un rumbo nuevo tomaban nuestras vidas.

Al poco tiempo, ya en Caracas y antes de marcharme para España, mamá me trajo la noticia de que Claudio y Dulcy se habían casado. Yo me alegré muchísimo y mamá y yo les enviamos un regalo estupendo. Ivonne lloró cuando nos despedimos. Pero no pasaría mucho tiempo antes de que nos volviésemos a ver.