miprimita.com

Todo empezó hace tiempo

en Jovencit@s

TODO EMPEZÓ HACE TIEMPO (I)

Antes que nada, quiero comentarles que soy bisexual, me llamo Tomás, tengo 46 años, soy divorciado y no tengo hijos.

Todo empezó hace tiempo, casi 2 años, cuando conocí a esta mujer llamada Norma; después de unos meses, me presentó al resto de su familia: sólo a su nena, Vanesa, que hoy cuenta con 13 años.

Al principio todo fue muy normal, hasta que las cosas empezaron a cambiar entre nosotros, pues empecé a mirar con otros ojos a esa nena que era como todas: menudita, de formas normales para su edad, pero que de a poco se fue convirtiendo en una nena cuyo cuerpo empezó a denotar que ya se acercaba el tiempo de cambiar; sus casi inexistentes pechos crecieron, sus piernas ahora torneadas, dejan correr mi imaginación y hacen que mi cabeza se ponga a mil, su cola, ahora redondeada hace que verla sea toda una inspiración, como entenderán. Les contaré cómo todo se fue dando, espero les guste.

Pues al principio, no creí que fuéramos a sentir algo el uno por el otro, teniendo en cuenta que era aún una niña; pero, como toda mujercita, necesitaba de afecto y cada vez que podía me lo hacía notar.

Primero, sólo era platónico: era como una juego de miradas, gestos, abrazos y nada más. Pero hace pocos meses, eso cambió. Nuestra "primera vez" -por así llamarla- fue un día, cuando llegó a su casa, al bajar del auto y saludarnos; no sé porqué pero, sin pensarlo, dirigí mi boca a la suya, apoyé mis labios en la mitad de los suyos… eso fue lo que empezó toda esta locura de deseo que hoy siento por ella.

Cuando llego a su casa, es como que vivimos algo distinto, prohibido: ella lo sabe, yo lo sé, pero es lo que sentimos. Lo que empezó con ese beso, hoy es una hermosa fantasía que, de a poco, vamos haciendo realidad.

He avanzado mucho en la relación con esta verdadera "mujercita"… es que ya pasamos de ese beso a más intimidad y, cuando su mami no está , aprovechamos la ocasión, y en cada momento que podemos estar solos, nos acomodamos en el sillón de su casa y, mientras vemos la TV, ella se aproxima a mí, se arrodilla a mi lado, y acariciando mi cabello, yo le tomo esa carita de ángel entre mis manos y le doy los besos más dulces que pueda darle. Ella no dice palabra, sólo se deja besar y abre un poco su boquita esperando mi lengua que se mete un poco para que la sienta, para que la saboree. Para este momento, su respiración se hace entrecortada, lo que me hace pensar que no pasará mucho tiempo para que tenga lo que deseo; espero que ella desee lo mismo (y sinceramente, presiento que sí): quiero tomar su virginidad y hacerla "mi nena" de verdad.

Ella aprovecha cada oportunidad para estar entre Norma y yo. Por ejemplo, una noche, mientras con su mamá mirábamos TV acostados, ella vino desde su habitación, con pantalón cortito y remerita, y se metió con nosotros, quedando yo entre madre e hija. Las abracé a ambas y, así, continuamos viendo la película que quizás Vanesa no debía ver. La situación empezó a ponerse caliente por los mimos que ella le hacía a su mami y cómo jugaba conmigo, hasta que, en un momento, pasamos a jugar a una guerra de almohadas. Por momentos, quedaban encima mío y yo, a veces, sobre ellas; entonces su mami le dijo que se fuera a dormir. Primero, la nena no hizo caso, pero Norma la reprendió y se fue.

-Te juro que cuando la vi en la habitación, no pensé que se acostaría de tu lado -dijo Norma-: pensé que vendría conmigo; eso me pareció raro, pero cuando te abrazó, me

di cuenta de que está teniendo sus sentimientos acelerados.

Hasta ahí, todo bien, pero yo realmente quedé muy excitado por esos juegos, y porque más de una vez, rocé sus pequeños pechos con mis manos en la "lucha".

Hablamos un rato largo sobre lo que había pasado, y Norma me dijo, "es cosa de chicos, son las hormonas". Nos reímos del comentario, pero entonces yo le dije, que quería pedirle algo: "creo que no es conveniente que hagamos esto seguido, porque yo también tengo fantasías. Acordate que con varios nenes y nenas, tuve algo hace años. No quiero repetir esas historias que tuve con ellos".

Norma conoce mi vida de bisexualidad y mis gustos, sobre todo por los niños, y me explicó algo de su vida que no me había contado antes.

En varias oportunidades, cuando su sobrina llevaba a sus hijos a que ella los cuidara, había tenido fantasías con el nene, y que hasta al bañarlo había tocado su pequeño pene y que eso la excitaba mucho, pero que esa parte de su vida estaba olvidada, y que me entendía porque ella lo había experimentado alguna vez.

-No creo que Vane siga con esto; pero si es así, voy a hablarlo con ella para que se tranquilice -me dijo, y yo asentí, aclarándole que lo que hacía no me molestaba: al contario, me gustaba pues era (y sigue siendo) una nena muy dulce, linda y que me agradaba como me abrazaba o besaba.

Me echó una mirada fulminante y pensé que todo terminaba ahí mismo; pero, contrariamente a lo que yo pensaba me dijo:

-Tenés que tener en cuenta que ella creció sin padre y vos sos esa figura paterna que necesita.

-Tenerla cerca me provoca abrazarla y darle lo que ella me pida, ¿entendés? -le respondí.

-Entonces, que así sea, cuidala y querela, ella lo necesita -me dijo, por fin.

Muchas veces, las he visto dormir juntas en la cama matrimonial, y mi cabeza ha llegado a fantasear con que algo ocurre entre ellas, pues más de una vez, al llegar del colegio o de una tienda, se dan un beso en la boca. Eso, sumado a que un día las sorprendí una sobre la otra mientras dormían abrazadas. Me puse celoso al principio, pero después, la imagen que dieron me hizo pensar que quizás ellas se dan amor a su manera… me hace pensar que, quizás, ellas tengan algo más que lo que tiene una madre con su hija: no sería la primera vez que sucede un caso de incesto, ¿verdad? Además, pensar en eso hace que mi excitación siga creciendo, y de sólo pensar que quizás, si ellas tuvieran algo más, yo podría meterme en medio y poseerlas a ambas… ¡uyyy dios, qué locura! Pero ¿quién les dice? Por ahí se me da.

Todo va encaminado a que pronto posea a Vane como yo quiero. Por ahora, todo es besos, caricias y, hasta a veces, mis manos sobre sus pechos, que son como naranjitas, duras y tan suaves que es imposible dejar de tocarlas. Ya empezó y no hay vuelta atrás: eso es lo que quiero, pero hacerlo con mi nena sería lo más hermoso que pudiera alguna vez hacer... y, por otro lado, el deseo es mutuo; de lo contrario, no habríamos llegado tan lejos, con el consentimiento de Vane y su obvia complicidad. Nuestro lugar es el sillón donde la besé por primera vez, y tal vez, donde un día me quedaré con su virginidad, pero para eso falta… poco, pero aún falta.

Me gustaría que opinen sobre este relato. Acepto las críticas, que seguramente tendrán, pero esto es así: yo no me siento culpable de sentir eso por mi nena; ella va a tener lo que necesita pues yo se lo voy a dar.

Es todo por ahora. Hasta la próxima, cuando les contaré más sobre esta relación con mi bebé.

eduen03@hotmail.com

Escriban si lo desean: todos los correos serán contestados. Un abrazo.

TOMÁS