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El Cine....

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El cine

Me habían hablado que existían, pero no imagine que en mi cuidad podría encontrar un sitio como ese, decidí darme un tiempo para conocerlo y poder realizar algunas de mis fantasías. Soy una mujer joven, pensé, tengo derecho a hacer locuras.

El monto de la entrada no era nada comparado con lo que encontraría, la película todavía no empezaba y decidí tomar asiento en la ultima fila, tener una vista panorámica del lugar me emocionaba increíblemente, ya que el tenor de aquel lugar lo ameritaba, la afluencia de publico no fue mucha, pero suficiente para mi, en la segunda fila divise a mi victima y me sentí complacida, para ser la primera vez, talvez poco publico seria suficiente para sentirme en confianza.

Los hachis que había fumado comenzaron a hacer efecto justo cuando empezó la película, las escenas eran cargadas de sexo explicito y ya al ver al protagonista note una cierta humedad en mis partes intimas, pude ver que habían varias parejas que seguramente venían a lo mismo, y pensé que si no lograba encontrar un galán, actuar como voyerista no seria una mala alternativa, los efectos que conseguía alucinógeno, me ayudaban a dejar el pudor y sentirme lista para hacer cualquier cosa.

La pantalla mostraba escenas impúdicas, y el publico comenzó a ponerse nervioso, note como uno de los presentes hurgaba sigilosamente entre las piernas de su acompañante, el lugar estaba oscuro y el olor a sexo se dejo sentir fuertemente en toda la sala, a medida que las escenas se hacían mas intensas los asistentes dejaban aflorar sus instintos.

Decidí que ya era hora de demostrarme, mi vista general del lugar me convirtió en victima ausente, por eso, me levante decidida y me senté a lado de el tipo de la segunda fila, al ponerme de pie, sentí que mi humedad se había magnificado y la lujuria se había apoderado de mi mente y de mi cuerpo, estar sentada al lado de aquel desconocido me parecía extraño, pero lo mas imperioso en ese momento era lograr mi objetivo.

Necesitaba una señal clara y contundente de aquel macho poderoso para lanzarme en sus brazos como loba y una sonrisa seductora fue suficiente, su boca atrajo la mía como un imán y lo bese ardientemente, la película nos ofrecía un sin numero de gemidos fogosos, que para mi, eran como escuchar un canto de ángeles, busque su intimidad y escarbe desesperadamente en su pantalón, el facilito mi tarea y me regalo toda su virilidad, los reflejos de aquella película me dejaron ver su miembro enorme y listo para ser saboreado por mi lengua.

Lo tome con mis manos hambrientas y lo puse en mi boca queriendo devorarlo, pero mi quijada no me respondía como esperaba, al recordarme que mi capacidad para recibir su complacencia era un tanto pequeña para mi gusto, no se si era mi ansiedad, pero creí sentir toda su fuerza tocar mi garganta.

La cadencia de mi boca lo estremecía y sentía correr litros de su néctar por mi mentón , aquella situación me excitaba al limite, lo que provocaba que mi trabajo fuera mas frenético, sentí sus manos grandes en mi cabeza y me detuvo, mire a mi alrededor y observe algunos escenarios similares, la película continuaba y desabrocho mi blusa, yo estaba lista para la ocasión y no llevaba ropa interior, mis pechos alumbraron la sala con su blancura y mis pezones estaba tan duros como su sexo, sentí sus dientes morderlos con lujuria y su mano revolviendo entre mi falda, mi oído estaba invadido de cantos sensuales y pecaminosos que provenían de todas las butacas de la sala, decidí unirme al coro y gemí tan fuerte como pude.

Mi compañero de placer lamió y succiono cada centímetro de mis labios íntimos y sacudió como un niño mi pubis frondoso y oscuro, mis manos se aferraban a su sexo creando una cadencia que simulara mi pasión, pero ya era tiempo de cabalgar en su trono y me senté frente a el, juntos comenzamos nuestra viaje a las estrellas, acompañados de caricias, lujuria y un par de amantes indecorosos a nuestro lado.

Aquella atmósfera me volvía aun mas impúdica y chorreaba miles de litros de mi néctar, cabalgue frenéticamente en la cima de aquel toro salvaje, y su poderío era tal que podía sentirlo tocar mi corazón, nunca hablamos en ese momento, pero no fue necesario, porque guiados por nuestra lujuria hicimos que nuestra aventura fuera llevada al máximo, sentía sus empujones fuertes y deliciosos dentro de mis cavidades chorreadas de mares de pasión, estaba a punto de tocar el techo del recinto cuando sentí su ultimo empujón con mucha fuerza y profundidad, mi compañero también estaba listo para tocar el cielo y justo cuando en la película aparecieron los créditos, ambos nos envolvimos en un orgasmo magistral, que me electrizo desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Los demás asistentes estaban exhaustos, fuimos los últimos en llegar al orgasmo, vi encender cigarrillos y escuche algunas risas, mientras me despegaba de aquel hombre extenuado y sorprendente.

Las luces estaban a punto de encenderse y el efecto del canavis había desaparecido y con ello, mi pudor volvió, arregle mi ropa desordenada y corrí fuera de la sala, me escondí un baño que encontré por ahí y respire satisfecha, busque un cigarrillo en mi cartera y sentada en el baño de aquel cine porno, exhale un suspiro glamoroso, provocado por el increíble placer que me provoco realizar mi pequeña fantasía.