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Mi Amigo Lucas

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Mi amigo Lucas

Desde niño me sentía diferente a los demás, sabia que relacionarme con otros chicos de mi edad no era lo mío, el fútbol, la bicicleta, las carreras de autos, no eran juegos entretenidos para mi, me gustaban los vestidos, los colores, las novelas y muchas cosas que, al común de los niños no les parecían.

Con el tiempo, me fui dando cuenta de que era diferente, porque, aunque físicamente tenia cuerpo de hombre, en mi interior y en mi corazón, era una mujer, que sentía, amaba y soñaba como tal, por eso, a mis 15 años, decidí que era hora de declararme y vivir mi vida como correspondía a mi sexualidad. Mi familia, como, casi todas, no acepto mi condición, pero eso no fue un impedimento para mi, no podía serlo, ya que la mujer que estaba dentro de mi, quería nacer y nada ni nadie lo podría impedir.

A los 20 años, me marche a otra cuidad y pude vivir tranquilo, mi circulo de amistades me acepto sin preguntas, y mi buena apariencia, sirvió de enganche para tener prontamente mi primera experiencia, con alguien de mi mismo genero, lo que en definitiva, me vino a confirmar, que ese era mi camino y que mi deseo era enfocado a los hombres.

Cuando conocí a Lucas, lo primero que me impresiono de él, fueron sus ojos, unos lindos ojos café con pestañas que casi tocaban su frente, nos hicimos buenos amigos, y poco a poco fuimos entablando una relación, que a la postre, se convirtió en el mas grande de los amores.

Nuestra primera vez fue en su casa, y aunque yo no era virgen, pude concebir sensaciones que jamás había sentido y pude saborear y tragar su néctar con el mayor de los placeres.

Esa noche, me invito a pasar, nos recostamos en el sofá y nos besamos fervientemente, él comenzó lentamente a desnudarme con su manos tibias y yo sentía miles de mariposas en mi estomago, la música que nos acompañaba era algo de lo que él compuso, pero mis gemidos la desplazaron, sentía su lengua saboreando mis labios y bajando lentamente por mi cuello, hasta llegar a mi pecho, mis manos acariciaban su pelo, mientras, él daba pequeños mordisqueos en mis pezones, y me hacia gemir con mas intensidad, cada vez que sus labios succionaban mi pecho y mi abdomen, con tanta finura; su maestría me volvía loco, me saco el pantalón y lamió mi cuerpo entero, su lengua era exquisita, la sentía deslizarse sobre mi, con fuerza y con un calor que me estremecía, lentamente me volteo y prosiguió su recorrido por mi espalda y glúteos, yo estaba totalmente entregado a sus deseos y dispuesto a regalarle toda mi integridad.

Decidí participar con él, y saborear su antorcha encendida para mi, la tome con ambas manos y lentamente la fui introduciendo en mi boca, sus gemidos se escucharon mas fuertes que los míos, mis boca succionaba con vehemencia su poder y mis manos apretaban cuidadosamente sus testículos inundados de su néctar fabricado para mi, mi temperatura aumentaba cada vez mas con el sonido de su gusto por lo que le hacia, y yo agradecía sus jugos salados y deliciosos, me sentía preso de sus sabores y adicto al cáliz de su integridad y la cadencia de mi boca, que comenzó tímidamente, se fue acrecentando hasta convertirse en una convulsión frenética, alimentada de mi pasión y el deseo de sentirlo dentro de mi.

Me animo a detenerme y comenzar el recorrido hacia la gloria, por eso, me acomode de rodillas en su alfombra y desnudos comenzamos nuestro camino al clímax, con delicadeza, con su lengua llena de mis sabores, engrasó mis partes intimas y preparó mi trono para apoderarse de el.

Como buen activo, cabalgo sobre mi, cual jinete domador de potros salvajes, y me dio tales empujones que creí estar en el paraíso, ambos, gemimos con una fuerza descomunal, su sexo entro y salió de mis cavidades millones de veces y el placer que me provocaba sentir toda su plenitud rozando mi punto débil, era magistral.

Mis rodillas estaban temblando y noto mi cansancio, mas no, mi falta de deseo, por eso, cambiamos nuestra postura y nos acomodamos, él me tendió de lado y se puso detrás de mi, pero ahora, clavo su flecha en mi interior con mas fuerza, tanta, que por un momento creí perder la respiración, su dominio en el arte era espléndido, detrás de mi, lamía con afanosidad mi espalda y mi cuello, me repetía mil veces que le gustaba mi sabor y que no dejaría de darme placer jamás, sus palabras me hacían alucinar y con ello, mi orgasmo se hacia cada vez mas cercano.

Desnudos y amándonos en su alfombra, con su música acompañándonos, sus gemidos feroces en mi oído, fueron un cuadro colosal para mi, que me hicieron sentir extasiado, por eso, lo anime a probar juntos el sabor de la victoria, y a intensificar su muestra de amor, entonces lo sentí mas lujurioso y note que su cadencia se hizo cada vez mas frenética, yo estaba maravillado, sudado y enamorado, luego de dos horas de amarnos con locura, caímos rendidos, revueltos y con todos nuestros jugos regados por la alfombra.

Después de hacerme gozar infinitamente, me beso en los labios, me sentí como un niño con su primer regalo, lo abrase con fuerza y al oído, me pido ser su novio.