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El amigo de mi novio

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El amigo de mi novio

Volvimos muy tarde de la disco, los tragos se me habían subido a la cabeza y mis hormonas despertaron al deseo al verlo dirigirse al baño, mi novio corrió deprisa a nuestro cuarto para esperarme como siempre, pero yo estaba algo distraído, no podía dejar de imaginarme a Ricardo dentro de mí, cuando volvió del baño lo enfrenté en la sala, le invité una copa y sin pensarlo aceptó, impensadamente y de improviso, comencé frenéticamente a besarlo, su boca fue un imán para la mía y su lengua comenzó a escarbar en mis labios como buscando algún tesoro, eso me ayudó a desinhibirme y dejar salir todo mi deseo, mis manos no podían quedarse quietas, por eso, comencé mi recorrido lujurioso por el cuerpo de el amigo de mi novio, dispuesto a ser cabalgado por todo su poderío.

Desabroché su camisa y me encontré con su pecho cubierto de bellos negros y desordenados, que para mi gusto, lo hacían aún más varonil, lamí con desenfreno cada rincón de su pecho y mordí suavemente sus pequeños pezones erectos para mí, seguí el camino por su cuerpo lamiendo su ombligo y su vientre, hasta llegar a su pubis frondoso, me acomodé para desabrochar su pantalón y apoderarme de su deseo y él me ayudo en mi tarea, dejó a mi vista su gran fuerza y mis pupilas se regalaron de aquel grande y jugoso miembro erecto solo para mí y para ser degustado por mi boca sedienta de probar su caldo.

Tomé su fuerza de su tronco y con la otra mano, cobijé sus testículos, lo fui metiendo lentamente en mi boca, dándole un toque de lubricación con mi saliva, él no se resistió a mis encantos, al contrario, quiso clavármelo hasta el fondo de mi boca, quizás hasta llegar a mi garganta, pero mis quijadas no me dejaban espacio para tanto calor , por eso, a ratos tenía que sacarlo de mi boca para poder respirar, pero no importaba, mi gusto era tan grande y mi temperatura tan alta que aquello, en vez de molestarme, me excitaba más aún.

Sus bramidos se hicieron presentes y con ellos, los míos, formamos en cántico lujurioso y con delicia, me encontraba feliz disfrutando con mi tarea y no me percaté de que mi novio nos había descubierto, levanté la cabeza para tomar aire y lo vi, frente de mí, observándome con su cara de ángel, no se cuanto tiempo estuvo de espectador, pero sé que fue el suficiente como para que su deseo despertara y en vez de enfadarse, se uniera a nosotros, besó los labios de su amigo y lentamente, pero con mucha finura, se fue involucrando en nuestros actos, hasta que logré sentirlo dentro de mis partes íntimas.

Formamos un trío perfecto, yo, arrodillado en la alfombra, con la fuerza de Ricardo entrando y saliendo de mi boca, casi ahogándome, pero con delicia, con mi novio clavándome hasta el fondo con todo su poder, como solo él sabe hacerlo, disfrutábamos de aquella escena como desquiciados y los tres jadeábamos delirantes, contentos, ardientes, cubiertos por el morbo de estar haciendo alguna felonía, de pronto cambiamos nuestras formas y me ví siendo penetrado salvajemente por Ricardo, su poder era más grande que el de mi novio, por eso, sentí como si algo se rompiera en mis partes íntimas, pero no me importo, el gusto que me provocaba tal evento me impedía sentir dolor, solo placer, de pronto, mi novio tuvo una buena idea, decidió que aquella situación era digna de ser plasmada y guardada para la posteridad, instaló la cámara y comenzó la filmación.

Es increíble como el cuerpo humano es capaz de contornearse a gusto y cuando es por el placer, más aún, no se como explicarlo, pero formamos una orgía tal, que mientras Ricardo me poseía, mi novio hacia lo mismo con él, era un escenario increíble y delicioso, los jadeos se convertían en bramidos y los bramidos en gritos, nuestro departamento estaba totalmente invadido de nuestro olor y de nuestro cántico arrollador y lujurioso.

Dos horas de lujuria y yo ya no podía soportar más, mi cuerpo quería dejar brotar mi semilla fabricada por tanto calor, me sentía extasiado, a punto de tocar el cielo, por eso, decidí manifestarle mi retiro a mis compañeros, y en mis partes íntimas, sentí la fuerza de todo el poder de Ricardo clavándome hasta el fondo, hasta mi alma, hasta dejarme seco, respiré profundo y sentí miles de agujitas clavando mi cuerpo, que me recorrían desde la cabeza, hasta la punta de los pies y con ello, el calor de la leche regada con esmero en mis glúteos por Ricardo, lo que fue para mí el mejor de los agrados.

Me reincorporé y noté que mi novio todavía no lograba tocar el cielo, por eso, me dirigí raudo a su poder, lo tomé como siempre, con fuerza, y lo metí en mi boca, como sé que a él le gusta, como sé que él logra tocar las estrellas, pero no necesité mucho empeño, estaba casi a punto de llegar al nirvana, algunas succiones y su leche se derramó en mi boca, la sentí caliente, espesa, dulce y salada, deliciosa.

Cuando nos reincorporamos, le agradecimos a nuestro amigo por tan magistral evento, vimos la cinta acompañados de algunos tragos y, como verdaderos buenos amantes, volvimos a practicar nuestra unión.