miprimita.com

Noche de orgía

en Orgías

Noche de orgía (erótico)

En mis noches de soledad y desborde hormonal, mi necesidad de sentir el calor de una piel masculina, me invita a recorrer el puerto, por eso, un bar, es el lugar propicio para tomar unos tragos, relajarme y desinhibirme al punto, de encontrar un desconocido e invitarlo a saborear el dulce sabor amargo de mis fluidos que, por esos días, emanan frescos y tibios por entre mis piernas.

Esa noche, como tantas, decidí que me instalaría en la barra de aquel antro, el cantinero me ofreció un trago y accedí inmediatamente, no sé bien como, pero cuando me di cuenta, ya tenia en mi cuerpo, una botella completa de champaña y las burbujas se me subieron a la cabeza.

Bailé y reí animadamente y el fragor del lugar me estimulaba aún mas la libido, la que me recordaba, a cada instante, mis ganas de tocar el cielo, de improviso, el lugar deja de tocar música y la gente comenzó a irse, quede sentada en la barra, sola y triste por no haber conseguido un compañero de ruta, pero me calmó saber que estaba acompañada del cantinero, que a esa altura, ya me parecía un buen candidato para el amor, y que me seguía regalando tragos por doquier, en la esquina de la barra, vi a dos hermosos hidalgos, que me miraban fija e impúdicamente y me sentí aún mas deseosa, sin ser invitados, se unieron a nosotros y a nuestra conversación.

Era tarde, el lugar estaba total y absolutamente dispuesto para nosotros, por eso, en mi mente, esboce lujuriosamente, un plan para seducir a esos tres caballeros, y conducirlos hacia la excitante caricia de desenmascarar mi integridad y poseer mi cuerpo.

Al oído, le propuse el cantinero poner algo de música y dejarme animar la segunda parte de la fiesta, por eso, al tenor de la melodía y animada por mis ganas lujuriosas de ser amada, las burbujas de la champaña y la excitante mirada de mis nuevos amigos, comencé un baile seductor, tome posición encima de la mesa del bar y di rienda suelta a mi imaginación.

No fue necesario desnudarme completamente, porque a esa altura, el calor del lugar, mi baile desenfrenado y cadencioso y la sutil proposición de todos por formar parte de un juego diferente, fue suficiente aliciente para que, el primero de los caballeros, me tomara por las caderas y me acomodara en la mesa del billar, lentamente, comenzó recorriendo mi cuerpo con su lengua grande y tibia, mientas, el resto de los comensales se ponía cómodo y se despojaba de sus ropas hasta quedar desnudos.

Mis gemidos comenzaron a apoderarse de la sala y poco a poco, me fui entregando a las ganas de ser devorada por los tres a mismo tiempo y sin ninguna ignominia, los invite a acercarse, y a acomodarse a mí, y a mis deseos.

Nuestra sintaxis era mágica, ellos se adaptaban armoniosamente a mis apetencias, sentía como sus manos me acariciaban, sus bocas me succionaban y sus sexos recorrían todo mi cuerpo, sin dejar nada a la deriva, minuto a minuto mi goce aumentaba y mis deseos se acrecentaban, sin avisarnos, formábamos turnos para saborear nuestros sexos y mi lengua se regalaba de los sabores esquistos de aquel manjar manado de ellos, a cada uno, lo succione y saboree al punto de dejarlos casi al limite de dejar parir su desenfreno, mientras, ellos hacían los suyo, recorriendo mis cavidades mas profundas y mordisqueando mis pezones duros y sudorosos, producto del calor que brotaba de cada uno de nuestros cuerpos.

Sin pedirlo, sentí la profunda y deliciosa puñalada del cetro de venus de uno de mis compañeros, que se dirigió rauda a mis profundidades, siendo recibida con gloria por mí, brotando mares de caldos, que chorrearon mis piernas, pero más grande fue mi pasión, al ser invadida por un segundo compañero en mis partes prohibidas, donde, hasta ese momento, jamás había sido embadurnada ni penetrada y un grito mezclado de dolor y gusto brotó de lo mas profundo de mi ser, al sentir estar perdiendo la pureza en donde jamás creí ser poseída, pero no importaba, el goce era increíble, la situación así lo ameritaba y yo estaba dispuesta de dejar todo en aquella mesa de billar, con tal de disfrutar un sabor diferente.

Cadenciosamente, fui clavada frenéticamente por ambos hombres y mi gusto aumentaba, el tercer caballero, visito mi boca con su miembro erguido y comenzó mi viaje maravilloso a los confines del placer, mis movimientos eran sensuales y bien aceptados por todos, me dejaba llevar por los deseos de mis nuevos amigos y hacia con gusto cada cosa que ellos me pedían, jugamos al amor de todas las formas posibles y mi deseo seguía intacto, me sentía invadida por pensamientos lujuriosos al ser irrumpida por los tres, mi boca saboreaba sus increíbles sabores y ellos se deleitaban con mi fuerza y desenfreno.

El cuadro era genial y de pronto mejoro más aún, una chica, apareció de súbito en el lugar y ágilmente se unió a la fiesta.

Tomo posición en frente de mi y me beso en los labios, no estoy muy segura de donde apareció este personaje, pero sus besos eran ardientes y lujuriosos, mis compañeros la incorporaron sin objetar a nuestra entrega, de pronto, sin decir una palabra, formamos parejas y seguimos con el festejo, mientras recibía increíbles empujones de parte de mi compañero en mis partes prohibidas, observaba lujuriosa como los otros dos hidalgos la tomaban para sí y la saqueaban por todos lados, sus gemidos eran más intensos que los míos y mis pasiones se encendían aún más viendo aquella escena, estaba consternada, con la adrenalina a mil y con el cuerpo cubierto de litros de jugos manados de mis compañeros.

Alguien tuvo una idea sublime y nos acomodamos para recibir el orgasmo, todos juntos recostados en el piso, formamos un círculo increíble, donde cada uno tenia para sí la posibilidad de deleitarse con la integridad del otro, entonces, todos juntos, comenzamos nuestro camino sin retorno al nirvana, con nuestras bocas recibiendo placeres y nuestra lengua acariciando frenéticamente todo el poderío del otro, casi podía palparse la impunidad de nuestros actos, pero eso no importaba, cinco horas de placer y el trabajo estaba cumplido, por eso, poco a poco, cada uno como quiso, consiguió tocar el cielo y derramo su saciedad por doquier.

Cuando me reincorpore, me sentí feliz, mis compañeros y yo, decidimos tomar una copa y charlar de la vida, mi noche fue increíble, salí en busca de un compañero para amar y termine en el piso de un bar invadida por litros de diferentes jugos afrodisíacos, saciada íntegramente y con nuevos amigos, con los cuales, espero volver a repetir esta experiencia algún día.