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Mi amiga y yo

en Hetero: General

MI AMIGA Y YO

Como todo joven voy por la vida intentando aprender cada día cosas distintas e interesantes que me ayuden a convertirme en el adulto que imagino ser, bien casado, con hijos (hijas especialmente) y con una vida lo mas apacible posible, soy de salud precaria, por lo tanto, intento disfrutar cada momento lo mejor posible sin hacerle daño a quienes me rodean y tratando de ser lo mas justo y consecuente posible.

Desde niño me interesé en las artes, soñaba con ser parte de los grandes escenarios y sentir el aplauso del publico, como dicen por ahí, soy de familia de artistas, mi madre y mi hermano también son adeptos a estos gustos y siempre me sentí feliz de compartir con ellos mis intereses, pero me faltaba algo importante, algo que me haría realmente feliz; cumplir mi sueño, mi gran sueño de ser conocido en las grandes urbes como uno delos mejores comediantes del país, ese era mi sueño oculto y mas deseado, hasta que por fin y sin que yo lo planeara, las cosas se dieron.

Mi participación en el plantel se fue dando según mis compromisos me lo permitían, por eso no alcance a ser parte activa del elenco, afortunadamente para mí, se dio una segunda opción que me interesó mas que la anterior; formar un grupo de comediantes y ser yo uno de los mas importantes.

Aquel verano fue el mejor de mi vida, conocí personas increíbles, hacía lo que me gustaba y me pagaban por eso, compartí con nuevos y viejos amigos, comí de todo, me reí demasiado, estuve con ella, mi novia y fui feliz mientras constábamos, si es cierto que este año el mundo se termina, quizás yo me pueda dar por pagado, pues en ese verano hice lo que no había hecho en toda mi vida.

Todo iba bien hasta que por cosas del destino ella, mi novia, me dejó, yo me sentí confundió, triste y solitario y me refugié en casa de mi amiga, mi buen amiga, ella me acompañó y me ayudó a apalear un poco esa soledad que me llegó de pronto.

El tiempo fue pasando y nuestras actividades continuaron, con mi amiga compartimos lo bueno y lo malo de cada uno, muchas veces me tocó escuchar sus historias de viejos amores y me sentí con la confianza de contarle las mías, fueron buenos días, éramos amigos y confidentes, nunca me imagine lo que pasaría después, porque aunque mis ojos mas de alguna vez la habían mirado con malicia, nunca pensé que eso algún día se concretaría.

Reconozco que soy un joven candente con un gran gusto por las féminas, pero también es cierto que cuando estoy comprometido mis intereses cambian y me comporto de manera consiente y clara, pero en esos tiempos estaba soltero y ávido del cariño de una mujer que me hiciera olvidar, en parte, la mala fortuna de haber sido abandonado por mi novia.

La primera vez fue una noche de  aquellas, hablábamos de cosas sin sentido, de sus gustos y de los míos, de sus necesidades y mis deseos, de su soltería y de mis sueños, no estoy seguro en que momento me atreví a declararme, pero sin previo aviso, le deje saber  mi gusto por ella y las ganas que tenia de probar de su calor.

Al principio mi amiga fue reticente a mis palabras, nuestros años de diferencia la alejaban de mis deseos y de mis ganas de besarla, traté de ser un caballero, como un noble queriendo proteger a una dama indefensa, el miedo feroz que tengo al rechazo me impedía ser mas efusivo y directo en mis palabras, pero estaba decidido a domarla y caprichosamente no pude resistirme a ese deseo, por eso, tímida y disimuladamente seguí insistiendo, hasta que por fin, ella cedió.

Sus labios eran suaves, pequeños y sabrosos tanto  que me maravillaban, sentía como su nerviosismo se iba aplacando y me gustaba, nunca me a importado el exterior de las mujeres y aunque tengo un claro prototipo de las damas,  creo que no es nada comparado con algunos tarados que las prefieren de cierto modo, a mi me gustan las mujeres simplemente por el solo hecho de que son mujeres, me gusta su olor, sus formas, su femineidad, todo, y ella no era la excepción,  todo lo de ella era perfecto para mi, su cara, su cuerpo, su inteligencia, su manera de ser y sobretodo, su manera de mirarme, siempre me a gustado saberme deseado y en sus ojos pude darme cuenta de su deseo por mi, eso me desclavó y comencé poco a poco a disfrutar de ella y de sus encantos.

Instintivamente supe que mi amiga me gustaba, no sé si más o menos que otras tantas con quienes he compartido mis ganas, pero si estoy seguro de que ella, me gustaba con más ganas y  de una manera diferente, sincera y profunda.

Como todo un experto, comencé besando su cuello y tocando sus pechos, como buen amante sé reconocer los lugares erógenos de las mujeres, por eso no me fue difícil conseguir desinhibirla por completo, me sentí dichoso cuando logré mi cometido, porque su desinhibición fue tan grande que sin pedírselo sentí su entrega, tocó mi cuerpo y mi poder oculto;  por fin había logrado tenerla por completo para mi y para mis pretensiones, cuando conseguí sentir el calor de su caverna húmeda y ajustada, creí estar en el cielo.

La experiencia fue de las mejores, nuestros cuerpos se fundieron en un solo compas que adornó nuestro deseo mutuo y enalteció el hervor de  nuestros cuerpos hambrientos de pasión, me comporté como un salvaje, un salvaje dominado por su cara desfigurada producto del deseo, no pude menos que darle mil y una puñaladas, no pude menos que hacerme dueño de su cuerpo y acomodarlo como me gustaba, en ese momento ella, mi amiga, era mía, completamente mía y de mi calor.

Me enamoré de sus pechos y de sus pezones altos como dos torres que apuntaban hacia mi sexo duro y palpitante, mamé con lujuria la enormidad de aquellos manjares y  los apreté con fuerza queriendo esparcirlos por mis manos grandes,  absorbí cada gota de su sexo húmedo y me deleité con el sabor amargo de su lubricidad, me sentía fuerte, entregado, dispuesto a hacerla tocar las nubes.

Para cuando estuve dentro de ella, mi gusto volvió a enaltecerse, tomé sus piernas  y las acomodé en mis hombros, sé que así la profundidad es mayor y quería que ella sintiera toda mi fuerza en su interior, la cadencia de mi cuerpo me convertía en un animal preso de su caverna y de sus jugos que brotaban depravadamente por entre nuestros cuerpos, no podía dejar de penetrarla, quería tocar su alma, quería que supiera lo mucho que me gustaba ella y su deseo.

Lamentablemente nuestro nido no me permitió hacer todo lo que habría deseado, pero  si fue suficiente como para hacer todo lo que mi perversidad me mandó, besé su cuerpo, sus pechos, sus maravillosos pechos, me revolqué en su pubis frondoso y me encajé en su cuerpo hasta el fondo, con gallardía y fortaleza, ella se convirtió en la arcilla y yo en el artista, eso me permitió crear una escena dantesca, sublime y magistral y decidido a conducirla a la gloria, la tomé sin condescendencia y la senté en mí y en todo mi poder y comencé a darle las ultimas estocadas, estocadas que yo bien sabía, se convertirían en el preludio de una monumental y maravillosa experiencia.

Al principio noté que su cuerpo no lo asimilaba, pero me afané en hacerla sentir mi gusto por su orgasmo deseado de antaño, por eso la tomé de las manos y la obligué a encauzar su cuerpo y a continuar su exquisita y sediciosa cadencia, me había propuesto transportarla al camino del nirvana y estaba convencido de que lo lograría.

No estoy seguro si fue la forma o las mañas, pero supe que su momento había llegado, la vi desmoronarse encima de mi pecho producto de su fenomenal y siempre esquivo orgasmo, la sentí respirar profundo y note su temblor. El trabajo estaba cumplido y  pude notar el fruto de su polución esparcido por mi pubis cansado.

Mi amiga y yo estábamos saciados, tranquilos y felices  y yo me di cuenta de una cosa; valió la pena atreverme y sobretodo, vale la pena una amiga como ella.