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El Ascensor

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El Ascensor

Ya hacia mucho tiempo que me lo encontraba en el ascensor, siempre lo miraba fijamente tratando de seducirlo, pero el nunca me miro, me excitaba mucho al ver sus pantalones ajustados que exponían un hermoso trasero y su voluminoso sexo. Aquella noche nos topamos a la misma hora, venia cansada de trabajar, pero mi cansancio se espanto al encontrarlo, decidí que ya era tiempo de conocernos y me presente.

Su voz varonil y sensual me comento que vivía en el edificio y tímidamente me dejo saber su soltería, me confeso que siempre me veía salir en la mañana y regresar en la noche, me di cuenta de que sabia varias cosas de mi, lo que me envalentono a coquetearle abiertamente, provocando que me robara un beso, el cual respondí con pasión, al sentir su sexo cuando me abraso.

Cuarto piso y el ascensor se abre dejándonos al descubierto mientras nos besábamos ardientemente, al parecer, no había mucha gente en el edificio ese día, porque nadie nos interrumpió en un buen rato, subimos y bajamos los 15 pisos unas cinco veces besándonos frenéticamente y recorriéndonos con pasión, sentía como mi cuerpo sudaba y como mis labios íntimos se humedecían, por eso, le pedí recorrerme y accedió gustoso, era todo un experto, sabia exactamente donde tocarme y de que forma hacerlo, registro con sus manos mi pubis y quede electrizada, lentamente encontró mi clítoris y lo acaricio, mi corazón latía mil por hora y quise devorarlo, lo besaba apasionadamente y me aferraba a su espalda con uñas y dientes, sentía como sus dedos entraban y salían de mis cavidades y casi explotaba de placer, desabrocho mi blusa con fuerza y busco mis pechos, los tomo con su mano disponible y los apretó con fuerza, dio pequeños mordisqueos en mis pezones, que casi me hicieron perder la cabeza, y la cadencia de su mano era la ideal, sentía como su boca succionaba mis pechos y como su mano quería llegar cada vez mas profundo dentro de mi, intente recompensarle tanto placer y busque su sexo, pero aquella posición me impidió encontrarlo, estábamos de pie y apoyados en una esquina.

Escuche su voz en mi oído preguntándome si me complacía, le repetí mil veces que si y me vi gozando reflejada en el espejo del ascensor, lo que me éxito aun mas, de pronto, justo antes de sacarme por completo la blusa, piso nueve y el ascensor nos vuelve a dejar al descubierto, un anciano entro a interrumpirnos, como pude, arregle mi ropa y vi sus ojos llenos de pasión y deseo por mi, nadie pronuncio palabra alguna y el trayecto del piso nueve al quinto se me hizo interminable, tuvimos que ayudar al anciano a salir del ascensor, por un momento pensé que el olor a sexo lo había hecho marearse, pero el azúcar fue el culpable, se cierra la puerta, oprimí el botón de seguridad, y detuvimos el ascensor el tiempo necesario para amarnos apresuradamente, me quito la blusa con fuerza y mi falda callo al piso, se arrodillo ante mi y lamió mi cuerpo, su lengua era maravillosa, grande y tibia, me regalaba placeres increíbles y espasmos que me hacían contorsionarme por completo, estaba de pie y disfrutando de toda su amabilidad, y lo sentí jugar con mi sexo humedecido por sus caricias descomunales, su lengua lo recorría y disfrutaba de mis fluidos, quería gritar de placer y desenfreno, pero no quería armar alboroto, mientras, el me volvía a preguntar si estaba haciendo una buena tarea.

El espejo me mostraba desnuda, disfrutando, con un hombre que acababa de conocer, pero que succionaba mi clítoris como si fuera de su propiedad , entonces, lo vi sacar su poder y me impresione a ver tamaña amplitud, me tomo fuerte de las caderas y clavo como una lanza todo su sexo en mi, haciéndome gritar de placer, estaba eufórica, gozaba como nunca, su cadencia era ideal y su lengua recorría mi espalda, el espejo me dejaba ver como su sexo entraba y salía de mi y como su cara se desfiguraba de pasión, por un momento creí estar en el cielo.

Lo escuchaba gemir, gozar y sentí que su sexo casi alcanzaba a tocar mi alma, era un amante perfecto y yo me sentía afortunada por tenerlo dentro de mi, conjugábamos perfectamente nuestra cadencia y ambos emitíamos un sin numero de sonidos de placer, lo veía en espejo y sentía que al igual que yo, estaba a punto de explotar, sentía como aquel hombre me disfrutaba al limite y como su boca parecía querer comerme, sin darme cuenta la cadencia aumento, mas y mas rápido, como locos nos dábamos placer y nos observábamos en el espejo, viendo fluir mares de jugos revueltos y con olores embriagadores, de pronto, sentí un gran espasmo, que hizo que levantara mi cabeza y justo alcanzara a ver, en el espejo, como regaba mi nalgas con su miel, lo que para mi, fue la guinda de la torta.

Respire profundo, mis piernas estaban temblorosas, me dirigí hacia el y lo bese, me ayudo a vestirme y nuevamente dejamos que el ascensor continuara con su tarea. Como un caballero, me dejo en la puerta de mi departamento y me pidió invitarlo a pasar, pero me negué, estaba exhausta, y solo quería dormir, le di mi numero telefónico para concretar algún próximo encuentro, me metí a la ducha, apague las luces, me tire a la cama y me quede profundamente dormida.