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Despedida de soltero

en Orgías

Despedida de Soltero

Aquella noche, mis amigos me sorprendieron con una fiesta, la idea de una despedida de soltero no le parecía muy buena a mi novia, pero que fuera sorpresa fue algo que no pude evitar, entonces no le quedo otra que aceptar la deferencia e irse a dormir temprano, nos reunimos en casa de Gustavo y al son de tragos variados y música bailable nos divertimos un rato.

Para mí estaba todo bien hasta ese momento, no soy una persona asidua a las fiestas exóticas y estar charlando de todo con mis amigos me parecía bien, pero algunos pensaron diferente y so pretexto de salir a comprar, me llevaron a un prostíbulo.

Salir de la casa de mi amigo causó que fuera presa fácil del aire puro y que me embriagara de golpe, llegué al lugar totalmente borracho y me dejé llevar por las luces y el desenfreno de todos, entramos a un privado y a uno de ellos se le ocurrió pagar los servicios de alguna dama que nos deleitara con alguna danza exótica, el fragor de la noche y las circunstancias me desinhibieron y me imbuí en el baile, la muchacha me parecía hermosa y su traje artístico y diminuto lleno de lentejuelas y brillos me volvían loco, bailé como nunca y me dejé seducir por los encantos proporcionados por aquella cortesana encantadora, jugamos a seducirnos y la situación poco a poco se me fue escapando de las manos.

Mis hormonas comenzaron a despertarse cuando la bailarina dejó caer su brasier, ver sus pechos voluminosos y sus pezones increíblemente deseables me despertó la libido y sentí el sacudir de mis pasiones, miré a mis amigos reír y disfrutar del festejo sin disimular su deseo, los cuatro estábamos llenos de avidez y excitados en grado sumo, con la majestuosidad de los pechos de la dama y con la cadencia de sus caderas.

Comencé a imaginarme como sería sentir ese movimiento rozando mi pelvis y a conjeturarme el sabor de su piel, olvidé totalmente a mi futura esposa y elucubré una pequeña travesura.

Nos pusimos de acuerdo en darle otro toque a mi despedida de la soltería y quisimos buscar los servicios amorosos de una compañera para cada uno, pero, Julio tenía una idea mejor, sugirió que quizás, sería más excitante si los cuatro compartiéramos aquella presa y la devoráramos juntos, yo creí que no sería necesario recurrir a semejante juego erótico, pero mis compañeros accedieron de inmediato, al parecer la chica era una experta en su trabajo porque luego de subir su tarifa accedió gustosa y nos invitó a conocer sus territorios.

Nos instalamos en la habitación y proseguimos con el baile, pero esta vez los movimientos fueron aún más sugerentes y su ropa comenzó a ser despojada de su piel por mis compañeros, parecía disfrutar con las groserías y proposiciones de mis camaradas y en sus ojos podía verse las llamas del infierno, olía a hembra sedienta y sus gestos y gemidos me erizaban los pelos, la escena era dantesca, cuatro sementales rodeando a una hembra deseosa de ser devorada que liberaba mares de fluidos ardientes de entre sus piernas.

La danza seguía, el alcohol era el invitado estelar, la música cada vez me sitiaba más en la lujuria, mis amigos comenzaron su destape sin problemas y los vi desnudarse frente a nuestra musa, yo estaba tirado en un rincón del cuarto abrasado a una botella, con mi sexo rogando por ser liberado de sus cadenas y con mi boca sedienta de probar de la piel de la diva, los vi tomarla suavemente y acomodarla en la cama, y me sentí complacido al ser cómplice de aquella escena, cada uno se apoderó de una parte del hermoso cuerpo de nuestra concubina e hizo lo que quiso con él, aturdido por las imágenes quise dejar salir mis instintos y acomodé mi sexo dentro del pantalón, pero no pude evitar que éste saliera raudo en búsqueda de mi parte en el festín.

Cuales maniáticos sexuales nos involucramos con ella al unísono, y nos turnábamos para poseerla, la elasticidad de su cuerpo nos permitían realizar miles de posturas diferentes y sádicas, vernos haciendo algo tan profano nos excitaba increíblemente y ninguno de nosotros quería parar aquel grandioso espectáculo, mi turno de entrar en su cuerpo coincidió con el de Claudio y de pronto nos vimos cabalgando al unísono en aquella fémina insaciable, la única diferencia entre ambos, era que él estaba mas complacido con su parte.

El morbo y la lujuria podía palparse con las manos, cabalgábamos juntos en su interior mientras ella succionaba como fiera el sexo embravecido de Gustavo, Julio, mi otro amigo, tomaba justicia por sus manos, maravillado con el paisaje; para mi, verme compartir tan íntimos deseos con mis amigos me elevó a las nubes y luego de darle grandes y fuertes empujones en su ser a mi acompañante, en un acto involuntario, regué mi néctar en los glúteos grandes y sudorosos de la desconocida.

Me reincorporé al instante y recordé a mi novia, mis amigos continuaban en sus menesteres y yo me sentí desaseado y con un gran remordimiento, recogí mis ropas y me vestí presuroso, no advirtieron mi escape, los dejé desmadejados en la habitación de la mujer y salí exhausto, sonriendo y directo a la casa de mi novia para saciar la sed que me dejó no sentir los labios de una mujer en mi orgasmo, conseguido bajo la sombra de la lujuria y la impunidad.