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Una noche especial

en Dominación

Una noche especial.

Decidí esperarlo vestida para la ocasión y busque en mi closet lo mejor de mi lencería, escogí mi mejor camisón y me puse una bata que hacia juego con el color de mis ojos, busqué en la cocina las copas y una botella de champaña y en mi búsqueda me tope con un envase de crema dulce, el cual me pareció apropiado para inventar algún juego diferente.

Tenia todo dispuesto y esperaba ansiosa su llegada, los minutos que faltaban para nuestro encuentro eran eternos y el reloj se burlaba de mi demorándolos aún más, estaba ansiosa y con la temperatura elevada casi al máximo, lo escuche abrir la puerta y sentí como un mar me recorría las piernas.

Me miro sorprendido y accedió con facilidad a mis encantos, nos besamos largamente mientras lo fui desvistiendo lánguidamente, recordé el champán en la mesita de noche y le invite un trago, brindamos felices y apasionados, sus ojos reflejaban el gusto que le daba verme tan ardiente.

Quise abalanzarme encima del, pero recordé que mi intención era hacer algo diferente, por eso, lo invite a recostarse en la cama, las copas se pedieron en el espacio y solo quedamos el y yo.

Sedientos de pasión, nos besamos una y mil beses, él se dejo llevar por mis deseos y beso mi cuello con calor, su lengua saboreaba mi sudor como queriendo embriagarse de mí y le susurre al oído que me dejara domarlo y someterse a mi fantasía de encadenarlo a la cama, tome su corbata, sutil y sensualmente le ate sus muñecas a la cama, tome mi cinturón y encadene sus pies, me miraba extrañado, gustoso y muy excitado,

Entonces comencé mi tarea, y recorrí cada centímetro de su cuerpo con mi lengua, su sabor era exquisito, mi lengua reconocía cada uno de los gustillos de su cuerpo como un manjar, y mi sexo se humedecía cada vez mas al escucharlo gemir de placer e intentar safarse de mis ataduras para poseerme, mis manos estaban locas y querían recorrerlo completamente, todos mis sentidos estaban puestos en él y hasta mi pelo quería participar de aquel banquete, acariciándolo suavemente mientras mi boca lo succionaba.

Lamí su pecho como un perro a su hueso, mordí suavemente sus pezones y bese su vientre, poco a poco me fui acercando a su sexo, me detuve un momento a para que mi lengua jugueteara con su pubis, mientras mis manos seguían recorriéndolo, continué mi camino hasta llegar a su fuente de placer, entonces quise devorarlo y desesperadamente introduje su integridad en mi boca, lo escuche alabarme, reír, gozar intensamente, repitió mil veces que me amaba y que hacia un trabajo excelente, mi lengua reconocía cada centímetro de su sexo y mis manos tomaban para sí sus testículos a punto de estallar.

Me contuve un momento y recordé la crema dulce, la tome y la esparcí por todo su cuerpo, podía ver como el se retorcía de placer y seguía repitiendo que me amaba, la crema estaba fría, pero no importaba, era ideal para mis fines eróticos, y decore su cuerpo como una torta de cumpleaños.

La situación me puso aún más ardiente y sentí mucha sed, tome la botella de champaña y deje caer un poco en su pecho, bebí de él y humedecí mis labios secos y deseosos de ser besados, quería regalarle una noche de pasión en donde él fuera el receptor de todos mis encantos y lo estaba cumpliendo,

Lentamente, fui lamiendo la crema de su cuerpo, su sabor se mezclo con sus fluidos y me parecía estar probando la mejor de las delicias, él estaba casi en el nirvana, disfrutando de mi lengua y queriendo sentir el sabor de la crema y a medida que avanzaba, podía ver nuevamente su cuerpo varonil, hermoso y mío, el recorrido era intenso, donde mi lengua pasara, encontraba sabores exquisitos, y quise saciarme de ellos, lamí como una loca su pubis y su sexo, quise dejarlo limpio, sin crema, listo para el encuentro con el mío, me sentía húmeda, jugosa, queriendo tenerlo dentro de mi.

Lo miraba, sus ojos estaban cerrados, me gustaba verlo disfrutando, atado de pies y manos, indefenso, expuesto, maravilloso y entregado a ser devorado por mi, me suplicaba por más y yo accedía gustosa a darle lo que me pedía, tome con mis manos su sexo caldeado y sudoroso y mi boca volvió a posesionarse de el, la cadencia de mi boca lo volvía loco y me advertía que estallaría, por eso, decidí terminar con mi tarea permitiéndolo derramar su crema en mi boca, y la sentí brotar enérgicamente, mientras mi esclavo emitía gritos de placer.

Degusté su néctar y me pareció aún más exquisito, lo trague agradecida por saciar mi sed, lo deje descansar, y me rogó que lo liberara de sus ataduras y me tendí a su lado, me abraso fuertemente y me adoro por tan magistral muestra de deseo y amor.

Las copas reaparecieron y volvimos a brindar, luego de adularme de todas formas posibles, volvió a revivir la libido, se inspiro y me tomo por sorpresa, quiso devolverme la mano, pase a ser la esclava y fui devorada por su calor.