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Abusé de mi hermana gracias a mi puta madre.

en Amor filial

ABUSÉ DE MI HERMANA GRACIAS A MI PUTA MADRE

No se porqué desde muy pronto, a los doce años, sentí una atracción fortísima hacia mi hermana. Tal vez se deba a que ni mi padre ni yo podríamos asegurar al cien por cien que no sea el fruto de alguna infidelidad de mi madre.

Mi padre marchó de joven a Centroamérica por motivos de trabajo y allí conoció a mi madre una negrita de 1.70, escultural, voluptuosa, con unas piernas de locura, unos pechos exuberantes, unas nalgas espléndidas y una carita dulce con unos ojazos negros y unos labios rojos y carnosos, sabrosones.

Nací yo, nos instalamos en Panamá y soló hemos ido a España cada tres o cuatro años a ver a los abuelos. Año y medio después que yo nació mi hermana Nely , una copia casi de mi madre; ella negrita y yo blanquito como mi padre.

Aunque no se puede decir que mis padres dieran espectáculos desagradables delante de nosotros; de vez en cuanto discutían y la razón no era otra que los celos de mi padre; celos que eran justificados ya que mi madre en el vestir era todo menos recatada: llamativa, insinuante, provocadora. Disfrutaba llamando la atención de los hombres, con sus faldas cortas, sus top ajustados, sus escotes más que generosos. Y eso con un cuerpo como el suyo era mortificante para mi padre.

Si la cosas no llegaban a más es porque mi padre estaba bastante tiempo fuera por motivos de trabajo, y cuando llegaba a casa las ganas de cogerse a mi madre lo podían y ahí, entre sus piernas en la cama, mi madre lo amansaba. Pero dada la desenvoltura de mi madre tanto él, como yo después, teníamos nuestras dudas de que Nely fuera hija de mi padre. Yo con más razón después de ver lo que os contaré.

Como os digo mi hermanita es una copia de mi madre, en todo: en lo físico y en su manera de comportarse, por eso desde muy jovencita nos trae locos a mí y a todos los muchachos del colegio. Debo de decir para mi vergüenza que tanto mi madre como ella me quieren mucho y me tratan como a un rey, las dos son muy besuconas y cariñosas conmigo. Bueno, mejor es decir eran.

Tanto mi madre como mi hermana eran motivo de conversación entre los chicos de mi colegio y también de mis amigos. Que dijeran delante de mí lo buena que estaba mi madre me jodía un poco; pero como después se hablaba de mi hermana no me enfadaba porque me encantaba oir decir a mis amigos las guarrerías que les gustaría hacer con ella.

Tanto si mi madre iba al colegio como si ellos iban a mi casa se la quedaban mirando descaradamente mientras mi madre se sonreía. Con mi hermana no solo miraban sino que se atrevían a decirle algunas cosas cuando no estaba mi madre delante.

Tanto mi madre como Nely me regalaban a menudo buenas vistas de sus carnes, pues en casa todavía son menos recatadas, así que pronto empecé a espiar a mi hermana y a pajearme pensando en sus nalgas y en sus tetonas. Respecto de mi madre, aunque me gusta mucho, me daba un cierto sentimiento de culpa y casi no lo hacía.

De mis tres amigos del colegio, uno de ellos, Raul, trabaja en vacaciones para ayudar a sus padres pues son cinco hermanos. Aquel verano se puso a trabajar en un almacén eléctrico y mis amigos empezamos a ir a verle alguna tarde ya que por la mañana había más trabajo. Estaban el y tres dependientes más. Por la tarde solo quedaban el y otro chico. El dueño, un hombre de cuarenta años negro y alto, estaba a ratos en un despacho que tenía en la parte de atrás y otras veces salía para otro almacén también suyo.

Cuando hicimos amistad con el otro dependiente, algo más mayor que nosotros, nos contó que algunas tardes lo pasaríamos bien porque el dueño tenía dos o tres señoras amigas suyas que de vez en cuando pasaban por allí para que el tipo les diera una buena cogida.

- El tipo tiene una verga descomunal y esas señoras amigas suyas acuden a él cuando

están necesitadas.

Unos días después Raul nos contó lo que nos perdimos por no haber estado la tarde anterior. El negro se había tirado a una señora americana, rubia, seguramente esposa de algún militar de la base Howar.

Desde aquel día nuestras visitas se hicieron más repetidas para ver si teníamos suerte. Una semana después estábamos en el almacén ayudando un poco a nuestro amigo, para que el dueño no se enojara de vernos todos los días, serían las cuatro de la tarde cuando aparcó delante del almacén un coche igual que el de mis padres. Para nuestra sorpresa quien lo conducía era mi madre. Mientras nos escondíamos entre las estanterías veíamos como entraba mi madre en la tienda vestida con un ajustado y corto vestido, tacones latos, muy arreglada y pintada de labios y uñas.

Preguntó por el dueño al otro dependiente, que le indicaba que pasase al despacho, mientras de reojo miraba hacia donde estábamos escondidos, sorprendido de que nos ocultáramos. Raul reaccionó bien y le dijo que era la madre de otro chico de nuestro colegio.

-Pues ya vereís como se coje a esa negrota toda la tarde. La verdad es que está bien

buena. Y la tipa lo viene a ver cada tanto.

Mis amigos se desinhibieron y le siguieron la conversación.

- Menudas tetas tiene esa tía. Para empezar y no acabar.

Entre cometarios fuimos buscando un lugar del fondo del almacén desde donde se veía todo lo que pasaba en el despacho. La verdad es que no perdieron mucho tiempo en hablar. En seguida mi madre le echó los brazos al cuello mientas se comían la boca y el tipo le levantaba el vestido hasta la cintura y con sus manotas amasaba las nalgas de mi madre.

Se notaba como las manos del negro disfrutaban de aquellas nalgas y muslos duras y firmes. Mientras el tipo le metía la lengua hasta la campañilla de la garganta, mi madre se restregaba y apretaba contra su bulto. Luego el tipo le sacó el vestido por arriba y mi madre quedó con sus tetonas al aire ya que no llevaba brassier.

- Mamita ¡que tetas¡

La verdad es que eran espectaculares, hermosas y el tipo se aplicó a mamárselas como un desesperado. Después de un buen rato se sentó en un sillón y mi madre comenzó a chuparle la polla y hacerle una buena cubana con sus tetas. Casi medía hora estuvo el cabrón disfrutando la rica mamada que le hacía mi madre con aquellos labios gruesos y carnosos, alternando con la suavidad y turgencia de sus pechos.

Cuando ella comprobó la dureza de su verga se levantó y se dispuso a cabalgar sobre tipo sentado en el sillón. El tipo la hizo darse la vuelta y clavarse la polla de espaldas a el porque se ve que le gustaba verle bien las nalgas mientras se la follaba. Mi madre se mordió el labio mientras sentía como la verga se clavaba en su chocho y poco a poco comenzó a subir y bajar sobre ella, rebotando sobre los muslos y la entrepierna del tipo.

Si el tipo disfrutaba mirando como los gluteos de mi madre temblaban en cada rebote, nosotros contemplabamos el inigualable espectáculo de sus tetas rebotando cada vez con más intensidad.

Mientras mi amigos decían por lo bajo groserías referidas a mi madre, yo callaba y, como ellos, me sacaba la polla y me hacía una paja olvidándome de que aquella hembra era mi madre y disfrutando de aquel cuerpazo hermoso que se agitaba y se contorsionaba sobre la descomunal pija del negro que la estaba volviendo loca.

Después de un buen rato los dos empezaron a gemir, pero cuando llegaron al orgasmo los berridos de mi madre se hicieron perceptibles, a pesar de los gruesos cristales del despacho.

Luego mi madre se dejó caer de nuevo entre las piernas del tipo y estuvo un rato chupando y acariciando con sus finas manos la polla del negro, como agradeciéndole la follada que le había dado. Luego se sentó sobre el y estuvieron otro rato besándose mientras el tipo la sobaba a placer por todo el cuerpo. Finalmente mi madre se puso el vestido, se arregló un poco y se marchó con una sonrisa amplia en los labios.

Cuando uno de mis amigos me echó la mano al hombro y me dijo: "- Lo siento hermano pero se la ve bien puta."; no me molesté porque lo que había visto confirmaba mis sospechas. Ciertamente mi madre era una putona y como mi hermana era como ella no tardaría en ser también una putilla; pero ahí yo me iba a adelantar. Decidí castigar a mi madre por partida doble.

Siguiendo mis instrucciones el sábado siguiente a la tarde mis tres amigos se presentaron en casa, a una hora convenida, en que yo me arreglé para que estuviéramos fuera mi hermana y yo cuando llegaran. Todo dependía de lo convincente que fuera Raul y de lo impresionable que fuera mi madre; por que realmente no teníamos nada.

Cuando llamaron a la puerta mi madre les abrió y les recibió pensando que venían a verme. Enseguida mis amigos le dijeron que era a ella a quien querían ver y Raul supo actuar adecuadamente. Le dijo que trabajaba en el almacén y que siempre tenía una cámara de fotos a mano para fotografiar a todas las tías que su jefe se follaba, pero que por ser mi madre le daría el rollo si accedía a follar con ellos; de lo contraría lo revelaría y nos enteraríamos yo y mi padre.

Mi madre vio el pequeño rollo en las manos de Raúl y se tragó la bola. Cuando aceptó uno de mis amigos me envió un mensaje por el movil. Esperé unos minutos y cuando ya mi madre iba a meterse en su habitación con los tres llamé por teléfono diciendo que mi hermana y yo llegaríamos más tarde de lo previsto. Era mentira porque a mi hermana la había dejado hacía rato y sabía que antes de una hora estaría en casa; yo me fui disparado para no perderme la cogida que le iban a dar a mi madre mis amigos.

Todo me iba saliendo perfectamente.

Cuando llegué alguno de mis amigos me había dejado la puerta sin echar la cerradura ni el cerrojo. Apenas entré en casa sentí los quejidos y gritos de mi madre y las voces de mis amigos. La puerta de la habitación estaba entreabierta y sobre la cama estaba el esplendido cuerpo negro de mi madre dándole placer a los cabrones de mis amigos.

La habían echo ponerse sus lencería negra y ahora estaban disfrutando cada uno de una parte de su cuerpo. Todos sus agujeros estaban ocupados recibiendo las embestidas de las duras barras de carne que mis amigos le metían. Cuando podía se quejaba, pero más que nada gruñía con la boca atorada de verga. Sin duda alguna lo que más la estaba mortificando era la pija de Raul que al ser bastante gruesa penetraba con dificultad en el agujero de su culo.

 

Los tres acometían a la vez como si cada golpe de verga quisiera destrozar a mi madre. Richard sujetaba la cabeza de mi madre por su negra caballera haciendo chocar sus labios una y otra vez contra sus huevos, con una violencia extrema. Mientras los otros magreaban y estrujaban las tetas, muslos y nalgas de mi madre, con una especie de saña avariciosa, como si quisieran agotar todo el placer que de aquellas carnes firmes pudieran sacar.

Yo me estaba haciendo unos pajotes de muerte y me estaba pensando entrar a follármela de la calentura que tenía.

Se fueron turnando en cada agujero de mi madre y cuando empezaba la tercera ronda oí la puerta. Rápidamente fui hacia allí para evitar que mi hermana empezara a llamar a mi madre. Cuando me vio me dijo entre sorprendida y enojada:

- ¿Qué haces así?

Con las prisas me había dejado la bragueta del pantalón abierta y además estaba todo manchado alrededor de la corrida que había tenido.

La verdad es que estuve tentado de decirle que la tenía abierta porque la estaba esperando a ella, pero preferí seguir mi propio guión, de de momento se cumplía a la perfección. Simplemente le dije:

-Ven y verás lo que está pasando.

En ese momento un berrido de mi madre me ahorró indicarle que me acompañara; casi corriendo llegó a la puerta de la habitación de mis padres y se quedó como espantada.

Tardó unos momentos en reaccionar y yo disfruté pensando si a lo mejor se excitaba viendo la follada que le estaban dando a nuestra madre mis amigos. Luego me miró esperando que le dijera algo y yo le dije por señas que fuéramos al salón.

-¡Güarro! Te la estabas meneando viendo a nuestra madre.

- Me la meneo porque me encanta ver como se cogen a una grandísima puta.

Ella lógicamente no entendía y yo le conté las cosas como me convino:

- Esa zorra de nuestra madre está recibiendo su merecido, hermanita. Raul la vio el otro día cogiendo con su jefe en el despacho del almacén. Pero además su compañero le contó que no era la primera vez.

- ¿Pero que hacen tus amigos ahí?

- Pues mira hermanita, resulta que en el almacén tienen una cámara para sacar fotos de las tías que se coge el jefe; y como la puta de nuestra madre está tan buena mis amigos me dijeron que sintiéndolo mucho por mí se la iban a tirar porque hace tiempo que los tiene locos.

Mi hermana empezaba a entender.

- Claro, ella no quiere que papa se entere y se ha visto obligada a entregarse a tus malditos amigos. Sería terrible que papa se enterara. Tu no se la vas a decir ¿cierto?

Su mirada triste y casi suplicante me indicó que había llegado el momento tan deseado por mí.

- Mira hermanita, ella es una zorra y a ti te falta poco para serlo. He pensado que ya que voy a tener que soportar que mis amigos y compañeros del colegio me digan en el futuro que menudas putas tengo en casa, al menos voy a disfrutarlo. Y he pensado empezar por ti. Así que, si no quieres que le diga a papa cuando vuelva de su viaje lo que ha pasado, ya te estás desnudando.

- ¡ No puedes hacerme eso soy tu hermana ¡

La cogí por el cuello y poniendo toda la cara de cabrón que soy capaz le dí un ultimatun y ella lloriqueando comenzó a desnudarse hasta que todo su espléndido cuerpo quedo ante mis ojos. La verdad es que tenía un cuerpo espectacular, con aquellas tetas increíbles para su edad. Me acerque a ella y se las empecé a amasar y chupar.

Las voces de mis amigos: "Venga ramera que todavía queda mucho", y los gemidos de mi madre reclamaron mi atención. Cogí a mi hermana y la llevé conmigo hasta la puerta de la habitación para poder ver como follaban a mi madre. Luego la obligué a que empezara a masturbarme con las manos; luego que me hiciera una buena cubana con sus tetas y finalmente, aunque se resistía un poco, que me la chupara.

Mientras mi madre recibía verga a destajo y con brutalidad, y yo me deleitaba viendo como aquellas tetonas eran maltratadas, como sus nalgas eran azotadas, como sus muslos eran sobados y pellizcados; mi polla sentía la suave caricia de las manos de Nely, el calor y la presión de sus pechos sobre mi pija y finalmente la ricura de sus labios y su lengua.

Cuando empecé a venirme creí que me moría de gusto mientras casi ahogaba a mi hermana, que a duras penas podía tragar toda la leche que escupía mi polla.

Yo seguí mirando que pasaba en la habitación mientras obligaba a mi hermana a que siguiera pajeándome. Cuando mis amigos se terminaron de correrse estaban agotados de tanto darle duro a mi madre. Se sentaron los tres al borde de la cama y se echaron hacia atrás ordenando a mi madre que también los pajera y se la chupara hasta que se recuperaran.

Dejé a mi madre colocada de rodillas delante de los tres y me llevé a Nely a mi habitación. La tumbé en la cama y me senté sobre ella colocando mi polla entre sus tetas. Estuve un buen rato follándole aquel par de melones alternando con unas buenas mamadas hasta que sentí que la pija estaba a punto.

Ordené a mi hermana abrir las piernas y ella empezó a gimotear y a suplicarme que no hiciera eso, que estaba todavía chiquita, que quería llegar virgen para entregarselo a su primer novio. Entonces yo le di la opción de dejarse coger por el culo y ella al final consintió. La puse boca abajo, separé sus nalgas y apoyé mi glande en su estrecho agujerito. Costaba entrar y yo me desesperaba emulando. Cuando al final penetró la cabeza de mi verga mi hermanita comenzó a aullar:

- ¡No sigas! ¡Te lo suplico!

Pero a mi aquella dificultad me excitaba cada vez más y yo empujaba como un desesperado. Mi hermana se retorcía, agitaba la cabeza y arañaba la cama. Yo notaba como poco a poco mi polla iba entrando, sintiendo el calor y la presión envolvente del interior de mi hermana. La sujeté la cabeza contra la almohada para ahogar sus gritos.

- Si te duele muerde la almohada y aguanta.

Ella obedeció y sus bramidos quedaron sofocados mientras yo conseguía hacer tope con los huevos en sus duras y suaves nalgas. Luego poco a poco su agujero dilató y yo empecé a meter y sacar cada vez con más facilidad. Mientras ella gemía lastimosamente mi pija empezó a sentir un gusto bestial y aumenté el ritmo de mis embestidas hasta que prácticamente botando sobre mi hermana me corrí de nuevo sintiendo como, empezando por mi verga, todo mi cuerpo temblaba de placer.

Me quedé un rato descansado sobre el cuerpo de mi hermana y luego le ordené que fuera a vestirse y saliese de casa por dos horas, mientras y hacía lo mismo. Antes de salir de casa me quede un momento mirando como mi madre de rodillas delante de los tres se sujetaba las tetas con las manos como si se las ofreciera y ellos se pajeban hasta terminar descargando su leche sobre la cara y las tetas de mi madre.

Luego salí a dar una vuelta y cuando llegue a casa las dos estaban sentadas esperándome en el salón. Mi madre tenía en sus manos el falso rollo de fotos y me insultaba llamándome de todo por lo que había hecho con mi hermana. Me dijo que si le volvía a tocar a mi hermana le contaría a mi padre lo cabrón y chantajista que era con las dos. No quise complicarme la vida y decidí esperar una nueva ocasión. Esto fue hace unos meses y desde entonces ellas me hablan lo justo para aparentar delante de mi padre.

Pero yo se esperar y seguro que la puta de mi madre me brindará otras oportunidades y entonces me las cogeré a las dos.

 

 

Nota del Autor: Las fotos son de Ebony Ayes una de las mejores hembras negras del porno que he visto nunca. Espero que os gusten.