miprimita.com

Primera vez 2/2

en Dominación

 Primera vez (2/2)

 

Tú te has tapado con la sábana, a mi no me dejas, estoy exhausta, vaya polvo me has dado, he disfrutado muchísimo. Me coloco de lado con una pierna doblada y la otra estirada de espaldas a ti. No es que te ofrezca mi culo, lo haría encantada, es mi posición normal para dormir, cierro los ojos y me relajo. Debe de ser que me he dormido, porque tú ya no estás a mi lado y no me enterado de que te levantaras, ¿cuanto rato habré dormido? ¿qué hora debe de ser? me prohibiste llevar reloj, dijiste que el tiempo es algo relativo. Oigo ruido en el servicio y te veo salir, me observas y miras con descaro. Puedo notar como tu mirada se fija en mis pechos. Tengo el honor de escuchar tu voz

 

“Zorra gírate”

 

Te hago caso, seguro que tienes alguna buena idea. Veo como te acachas a mi lado. Pasas tu mano por mi cuerpo, empiezas por mi cuello y vas bajando, noto como ya has llegado a mi culo y lo masageas suavemente, paras de golpe, empiezas a morder, primero con delicadeza, luego con dureza, me encanta. Pasas tus dedos suavemente por mi húmedo coño. Después de un rato y unas cuantas mordidas más paras.

 

“Con el adorno tu blanco culo, queda mejor”

 

Me lo suponía que habías hecho un chupetón, me gusta que me hayas marcado. Vuelvo ha estar excitada, me noto mojada y tú lo ves, quiero que disfrutes de mi cuerpo otra vez.

 

“Aprovechando que estás boca abajo, a cuatro patas”

 

Te miro y veo tu miembro erecto, erguido y supongo que duro, también lo debe estar. Hago caso rápidamente y me coloco como has dicho. Noto como lo pasas por mi coño y me gusta, podría estar toda la eternidad así, me encanta. Pones la punta en mi ano, notas como me tenso, no me gusta, puede ser que ser que sea debido a que nunca me hayan dado bien. Lo has notado y cambias de agujero mientras que con una mano empiezas a acariciar mi clítoris otra vez y me gusta. Introduces la punta de tu pene en mi vagina. Vas con un movimiento suave introduciéndolo poco a poco. No puedo más, ya no me aguanto, la quiero toda dentro, decido mover mi culo hacia ti, noto como entra más trozo y de forma más rápida. Pero en el mismo instante noto un sonoro cachete en el chupetón que acababas de hacer.

 

“Quieta, zorra, esta corrida es para mí, no para ti”

 

Que palabras tan frías me acaba de decir, que no es para mí, si cuando he hecho que me la clavara casi me corro otra ves, intentaré disfrutar. Continúa introduciéndola con un movimiento suave, me gustaría tenerla toda dentro ya, pero no es el caso. Al final noto como tus huevos se enganchan en mis labios y me gusta, disfruto. Tus manos se desplazan hacia mis pechos, te inclinas sobre mí, un gemido se me escapa, estoy disfrutando y me gusta. Pellizcas mis pezones al mismo tiempo que embistes, mis paredes vaginales se contraen, me estas sacando otro orgasmo.

 

“Ahhhhhhhhhhhhh”

 

Otro gemido-grito se me escapa, me avergüenzo, según lo que me escribiste en los mail, te gustan calladas, silenciosas. Bombeas más rápido, buscas tu corrida y sin querer consigues que llegue otra vez al orgasmo, sacas tu pene de mi agujero, me sorprendo, esperaba que te corrieras dentro, pero no es el caso. Noto un líquido caliente en la parte baja de la espalda, en el principio del culo. En vez de tener una corrida dentro, la he tenido sobre y me gusta, me gusta que me utilices. Empiezo a caer sobre la cama, exhausta, en el cielo por el placer que tengo.

 

“Zorra, que no recuerdas, que después de cada corrida la has de limpiar”

 

Me lo reiteraste por mail, pero ahora no lo recordaba. Dijiste que era muy importante que lo hiciera. Que despiste el mío, me giro, coloco la cara cerca de tu polla y empiezo a lamer los restos de semen y de mis fluidos que hay, la combinación de los dos sabores no es muy agradable, pero da igual, lo hago por ti, por tu semen. Creo que ya está suficiente limpia y paro.

 

“Vete a duchar, guarra, que llevas semen hasta por la espalda”

 

Me levanto de la cama, al andar me noto cansada gracias a ti. Una ducha con agua templada me irá bien para aclarar ideas y contar cuantos orgasmos llevo con tranquilidad. Me enjabono mi cuerpo, empiezo por una pierna, sigo por la otra. Voy subiendo hasta mi sexo, vuelvo a estar excitada, paso rápido, me prohibiste masturbarme y te hago caso. Al enjabonar mis pechos noto como los pezones me hacen un poco de daño y se me ponen tiesos. Ahora ya no estoy caliente, estoy muy caliente. Me doy cuenta que no llego a la espalda, concretamente no llego donde te has corrido y decido pedir ayuda.

 

“Me podrías aclarar la espalda, por favor”

 

Pido con educación, mientras pienso en si llego haber tenido que decir amo. De momento no me has dicho nada, no me lo has ordenado, creo que no está mal. Te veo como entras, yo estoy de espaldas a la pared y de frente a ti.

 

“Me gusta lo que veo, zorra”

 

Dices mientras realizas una descarada mirada a todo mi cuerpo, parando en los pechos y en el sexo mientras te vas aproximando hacia mí.

 

“Gracias, es tu cuerpo”

 

Contesto como puedo, cada vez que te me aproximas la excitación en mi aumenta, veo tu miembro flácido. Lógico y normal con la corrida que has hecho en mi espalda hace unos minutos, algo dentro mío me dice que no pasará nada. Te colocas enfrente estamos cara a cara, me miras a los ojos mientras empiezas a repartir mejor el jabón por mis pechos, que ojos marrones más bonitos que tienes, no me había fijado con detalle hasta ahora. Bajas a mi tripa, luego a mi sexo y sonríes, al notarlo pringoso. Me coges del hombro y haces que quede mirando a la pared, pasas la mano enjabonada por mi espalda, te me acercas, noto tu miembro tieso, otra vez, no me he de girar para comprobarlo con la vista.

 

Me lo introduces de golpe mientras me sujetas las caderas. Me ha gustado mucho tu embestida sin miramientos, el agua cae encima de los dos y con cada embestida que me das noto lo fríos que están los azulejos del cuarto de baño. Empiezas a hablarme.

 

“¿Quieres ser mi esclava?”

 

Pues claro que quiero, me estás dando mucho placer, ¿me lo has de preguntar ahora? ¿Mientras me follas? Estoy pensando en otras cosas.

 

“Sí”

 

Respondo entre gemidos, noto como me viene otro orgasmo, una corriente pasa por todo mi cuerpo.

 

“Habrás de cumplir unas normas, ir a mi ciudad a vivir, vestir como yo quiera, acostarte con quien yo quiera”

 

La última parte no la afirmo con la cabeza sino que la niego, soy suya, no quiero que me comparta, ¿y si me hacen algo? seré yo la que lo pase mal no tú.

 

“Tranquila perra, estaré vigilándote, no me separaré mucho”

 

Afirmo con la cabeza, si no me deja sola es otra historia, yo contigo hasta el fin del mundo, sin ti a ninguna parte. Me atrevo a hablar, a contestarle.

 

“Sí amo”

 

Digo con orgullo, confirmado le han gustado los polvos, le he gustado yo y esto irá para largo.

 

“Por cierto, esclava, ¿te tomas la píldora?”

 

Deje de tomármela cuando me dejo mi novio, para polvos ocasionales prefería ir con condón menos enfermedades que se pudieran transmitir. Hoy me estás dando sin nada, pero de momento no te has corrido dentro. Por cierto, seguro que estás notando la presión en mi vagina, he perdido la cuenta de cuantos llevo.

 

“Hoy la píldora del día después, mañana la píldora”

 

Contesto cuando ya no tengo la polla dentro, decepcionada de que la hayas sacado.

 

“No pienso utilizar condón con una zorra como tú, pero tienes suerte me quiero correr en tu interior”

 

Noto como enjabonas un dedo pasándolo por mi cuerpo, me asusto al imaginarme lo que quieres hacer, te dije por los mails pasados que tuve una mala experiencia, pero se que si es tu voluntad la tengo que acatar. Introduces tu dedo indice en mi reto, para sorpresa mía me gusta y mucho el notar como se mueve, como me va dilatando el agujero.

 

“Has tenido varios orgasmos vaginales, ahora uno de anal”

 

Veo tus intenciones y las acepto, me gusta disfrutar de que me utilices, sacas el dedo. Acto seguido noto como colocas dos dedos dentro y los mueves. Cabrón me estas dando placer y me gusta. Giro la cabeza y veo como con la otra mano estás enjabonando tu miembro. Ya sé después lo que toca. Sacas tus dos dedos, me siento vacía. Pones la punta en la entrada, mueves tus manos hasta mis caderas. Vas introduciéndola poco a poco, con cada entrada se me escapa un leve gemido, hasta que al fin noto como tus huevos tocan a mi culo, ya está toda dentro. Realizas pequeños movimiento circulares, para dilatar. Luego la sacas despacio y me la introduces de golpe, luego de varias veces de que repites el procedimiento, descubro lo que es un orgasmo anal. Mis piernas empiezan a fallar, deseo que llegues, para poder dejarme caer al suelo. Aguantas, me aguantas y me sorprendo. Al fin te corres dentro mio, noto como tu leche sale del agujero, pero aún no tienes ganas de sacarla. Bajas una mano de mi cadera a mi clítoris y me lo acaricias.

 

Cabrón lo último que necesito es otro orgasmo. Al fin sacas tu polla de mi recto, con las manos sujetándome la cadera haces que me gire. Quedamos uno enfrente del otro, como habíamos empezado la ducha juntos. Hago intención de arrodillarme, aún que no me guste culo - boca, luego de esta penetración es la única forma que se me ocurre de agradecértelo. Me detienes con la mano que hay en mi caja torácica, te aproximas a mi boca y me besas, te devuelvo el beso, estamos un rato jugando con nuestras lenguas. Mis piernas me fallan y me coges antes de que caiga, llevas mis 64 kg en brazos hasta la cama y me tumbas en ella, luego tú te colocas estirado a mi lado.

 

“Gracias amo”

 

Fin?

 

No creo, pero será otra saga