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Marcos y Angi, ¿el castigo?

en Dominación

Estoy en tu piso, tú has salido a buscar unas cosas que faltaban mientras yo me estoy tomando un baño. Poco a poco me desnudo, primero los pantalones, los dejo caer con suavidad, levanto un pie y luego el otro para sacarlos. Luego el jersey, quedándome así con el sujetador y las bragas delante del espejo del cuarto de baño. Me desabrocho el sujetador y pienso en ti, ya que fuiste tú el que lo abrocho y dijo que hoy iría con ropa interior. Lo dejo caer al suelo, me bajo las bragas y veo mi coño afeitado. Empezó como un juego y ahora no soporto el pelo ahí abajo, estando tú encantado de cortarlo. Tiene más morbo afeitarlo una vez por semana a que siempre estuviera limpio por la depilación laser.

Me colocó en la bañera, dejando que el agua vaya cubriendo poco a poco mi cuerpo, intento no pensar en ti, ya que me dijiste que no me puedo masturbar, cuando no estoy en tú presencia. No sé cuanto rato llevo en el agua cuando oigo la puerta, por los pasos que oigo en la madera sé que eres tú. Me levanto de la bañera y salgo, cuando estoy a punto de coger la toalla para secarme entras en el baño. Eres tú quien la coge y la va pasando suavemente por mi cuerpo. La pasas por mi entrepierna, resbalándose la toalla y así pudiendo pasar tus dedos por mis labios. Me pones de cara al espejo y tú te colocas detrás de mí, sabes que me encanta el poder ver tu cara cuando me metes mano. Me acaricias con tu otra mano los pechos y la noto fría, es porqué aún estamos en invierno.

Me pellizcas un pezón haciendo que te siga. Paramos enfrente del gran espejo que tienes en el pasillo. Te colocas detrás de mí, me abres las piernas con una mano, no obtienes resistencia. Sacas algo del bolsillo, sonrío cuando identifico que es el huevo, le tengo casi tanto aprecio como a ti y sonrío, tú también sonríes. Me lo introduces, pero no lo enciendes. Lo dejas en mi coño guardado como en un cajón. Subes las dos manos a mis pechos y empiezas a pellizcarlos, noto como tu tienda se está montando y me gusta. Jadeo por las sensaciones y observo en el espejo como haces tu sonrisa, esa que tanto me pone. Cierro los ojos y disfruto de la situación. Al momento me cae un azote de tu mano derecha.

-         Hoy lo quiero ver rojo- me dices con suavidad

Vas hacia tu habitación y yo te sigo, me haces colocar cerca de la pared y cara a ella. Conectas el huevo a una marcha baja. Puedo aguantar bien de pie. Cuando de golpe me sueltas otro azote. La situación en lugar de avergonzarme me excita y con cada azote tuyo, me mojo más. Has subido la intensidad del huevo, ahora me cuesta mantenerme de pie mientras te desnudas y puedo ver tu duro miembro encarándose a mi culo.

Me desplazas y me colocas encima de la cama boca abajo. Los dos consideramos que es mejor por detrás que por delante y los dos sabemos lo que harás. Mejor dicho uno lo sabe y el otro se lo imagina. Noto como tu glande va pasando por mi raja mientras el huevo está a máxima potencia o eso creo por lo que noto. Te separas de mi raja y me cae otro azote. Sé que habré hecho algo que no te gusto y por eso tengo mi castigo. Te levantas de la cama y vas hacia una mesilla de noche, coges unas pinzas, no me preocupo porque los dos sabemos que las puedo soportar por ocasiones pasadas.

Me separas las piernas y juegas con mi clítoris, con mis labios, haciendo que me excite aún más si se puede. Paras el huevo, me sorprendo por tu maniobra, noto como me colocas dos pinzas en cada labio superior, noto como me colocas una en el clítoris que me hace daño, pero soportable. Me colocas otra en cada labio inferior.

-         Tranquila, que sólo llevas 7 – me dices suavemente a la oreja.

Vuelves a conectar el huevo y noto como las 7 pinzas se mueven, seguro que has hecho algo entre las pinzas y la cuerda del huevo. Me pegas otro azote, justo antes de introducir tu glande en mi ano. Jadeo por todas las sensaciones que estoy notando. Me introduces toda tu polla dentro, noto como tus huevos impactan contra mi culo. Vas rápido introducíendola y sacándola, en breve llegaré al orgasmo, hoy me los freno. Noto como tu respiración cambia, indicando que ya estás cerca y dejo que las placenteras situaciones me invadan mientras voy notando tu leche en mi interior y la parada en seco del huevo.

Besos a todos y a ti en particular. Me gustaría que me pasasen las opiniones, ya sean buenas o críticas, estoy abierta y no sólo de piernas