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Angélica Vestida de Mujer numero…4

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Angélica Vestida de Mujer numero…4

Después del calvario que pase, sentí que el miedo se había disipado en mí, y decidí abandonarme al placer que prometía y que me causaba aquel hombre. Me ordeno que me pusiera el brasiere, pero que no me cambiara el bikini por unos shorts que había llevado, y que me fuera así del lugar, tan solo en tanga y brasiere;  apenas  me dio tiempo a agarrar mis cosas, tome mi bolsa y muy modosita como la señorita que soy, lo acompañe  a su auto; el si se cambió rápidamente en el vestidor del lugar, se quitó el traje de  baño que traía poniéndose un pants deportivo del gado y una camisa a juego, tenia , un porsche divino deportivo color rojo; finalmente  me despedí del cantinero con una sonrisa, el cual se dio por cobrado con lo que ya había ocurrido.

Ya en el auto Raymundo mucho más calmado, me dijo que lo disculpara pero que había sido necesario tratarme así, ya que se dio cuenta de que yo era una putita y tenía que enseñarme de una buena vez quien mandaba, pero que no me preocupara, que ahora todo iba a ser diferente ya que no quería lastimarme, sino hacerme gozar como la puta que soy , pero de manera consensuada, lo cual de inmediato me tranquilizo, y asentí  tiernamente con mi cabeza ,dándole un beso en la mejilla.

Llegamos a su casa, una mansión elegantísima, y entramos por la entrada principal, un señor un poco más joven que él, que al parecer era su mozo, lo saludo y a mí se me quedo viendo de forma un tanto libidinosa ya que no llevaba más ropa que mi diminuta tanga y brasiere, sentía muy rico como mis nalgas descansaban en la piel del asiento, del lujoso auto de Raymundo, e iba toda un poco desarreglada por el escandaloso manoseo que me habían dado.

Finalmente entramos a su patio principal y enfrente se podía observar una mansión gigantesca, lujosísima estilo colonial, y de paredes impresionantemente grandes, Raymundo sin duda era Rico, o Millonario, quizás; se acercó a mi puerta, abrió la portezuela y tomándome de la mano, me ayudo a salir del porsche, la verdad que tanto elegancia y cortesía contrastaba mucho con la escena anterior en la palapa de la playa, pero a mí me causaba mucho enigma descubrir que otras facetas tenía como hombre Ray, la verdad es que se me hacía  un Hombre muy interesante.

-Ven mi Reyna, quiero que conozcas mi mansión, al tiempo que me dio una palmadita suave en mi culo, y me guiño un ojo. Todo lo que ves aquí es tuyo si te portas bien conmigo, solo tienes que ser complaciente y sumisa recuérdalo muy bien.

Su cara era adusta pero cuando sonreía, se veía realmente cariñoso, no sabía a qué atenerme con él, por momentos dudaba de su verdadera personalidad, pero me daba mucho morbo, saber que tenía planeado para mí.

Recordaba sus palabras en la palapa, vete saboreando la follada que te voy a dar puta voy a romperte el culazo de zorra que tienes, PERRA PUTA RUBIA. Pero la verdad ya no me daba ningún miedo, al contrario; me excitaba muchísimo, quería complacerlo, y ya me daba cuenta de que no era tan malo como pensé en un inicio.

De pronto y sin esperármelo tomo tiernamente mi rostro entre sus manos y acerco su boca a mis labios, una de sus manos bajo a mi nalga derecha amasándola fuerte contra él, con la otra jalo mi cuerpo hacia el suyo y comenzó a besarme, de forma muy  tierna al principio, yo como en un cuento de hadas, me dejaba hacer, y complaciente seguía sus movimientos; mis piernas se estremecían al estar con él, así; besándonos, sentí morirme de placer cuando note el roce de su boca áspera, y su lengua gruesa de macho abrirse paso en mi boquita, metiendo cada vez más y más su lengua buscando la mía y empezando a juguetear con ella, sus ambas manos bajaron a mis nalgas y las apretaba con más fuerza aun contra su cuerpo, mi vientre rozaba su falo, y pude notar como empezaba a erguirse contra mi tersa piel semidesnuda; el calor en mi era apremiante, coloque mis brazos en sus hombros, me sentía protegida por él; un hombre tan varonil, su olor era fuerte de macho y cada vez, me besaba con más intensidad; hasta que su lengua domino por completo a la mía, embistiéndola, domándola, acariciándola, y tomando posesión de mis labios carnosos;  su boca de hombre, mi boca de nena; su barba medio rasurada rosaba mi piel y mi cuerpo se estremeció, imaginando su glande, durante 5 largos minutos.

Continuara......