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Angélica Vestida de Mujer numero…5

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Angélica Vestida de Mujer numero…5

De pronto y sin esperármelo tiernamente tomo mi rostro entre sus manos y acerco su boca a mis labios; una de sus manos bajo a mi nalga derecha amasándola fuerte contra él, con la otra jalo mi cuerpo hacia el suyo y comenzó a besarme, de forma muy  tierna al principio, yo como en un cuento de hadas, me dejaba hacer, y subía mi pie al tiempo que complaciente seguía sus movimientos; mis piernas se estremecían al estar con él, así; besándonos, sentí morirme de placer cuando note el roce de su boca áspera, y su lengua gruesa de macho abrirse paso en mi boquita pintada de rojo, el metiendo cada vez más y más su lengua buscando la mía y empezando a juguetear con ella, sus ambas manos bajaron a mis nalgas y las apretaba con más fuerza aun contra su cuerpo, mi vientre rozaba su falo, y pude notar como empezaba a erguirse contra mi tersa piel semidesnuda; el vestido yo en calzones y sostén rosa; el calor en mí era apremiante, coloque mis brazos en sus hombros, me sentía protegida por él; un hombre tan varonil, su olor era fuerte de macho y cada vez, me besaba con más intensidad; hasta que su lengua domino por completo a la mía, dominándola, embistiéndola, domándola, acariciándola, y tomando posesión de mis labios carnosos;  su boca de hombre, mi boca de nena sumisa; su barba medio rasurada rosaba mi hermosa piel delicada y maquillada, y mi cuerpo se estremeció, durante 5 largos minutos.

De lejos pude observar como Enrique, que era el nombre del empleado que abrió su puerta, nos observaba codiciosamente.

Raymundo, me dijo entre susurros respirando su aliento que ya era momento de entrar a su mansión, caminamos por un largo jardín, lleno de flores de todos tipos, era muy bonito, tenía arboles de todo tipo, todos preciosos, uno en especial enorme, del cual daba muchos frutos; Raymundo no me soltaba de la mano, y tiernamente me mostraba todo el paisaje, me sentía segura a su lado, mientras me acompañaba gentilmente su puerta, al entrar observe sus interiores, todos los pisos en mármol, y escaleras doradas, que hasta podría jurar eran de oro.

Entre casi desnuda, como iba, en tanga; meneando mis caderas muy femeninamente, seduciendo a mi hombre a cada nalgazo que daba al caminar, dejándolo admirar mis asombrosas nalgotas, sacando hacia atrás y arriba mi respingado culo tal y como mi madre me enseño, mis nalgas se bamboleaban ante sus pupilas, y supe que lo estaba haciendo mío, así como ya me había hecho suya suya; mis dudas atroces se terminaban y quería agradarlo, a su manera, tal y como me lo había pedido o tal o como él quisiera, aún estaba comprendiendo su personalidad, pero definitivamente yo quería ser parte de él.

Mi cara de nena tierna volteaba de vez en vez a verlo con un aire de inocencia y anhelo, tal y como tenía tanto tiempo practicando en mi recamara y ante la cámara web cuando charlaba con hombres desconocidos; Mi príncipe y Yo seguimos caminando, al entrar a la casa pude observar tres perros negros enormes que al principio me dieron un poquito de nervios, pero después me tranquilicé cuando Ray me dijo que estaban amaestrados y que él los dominada por completo y que no me preocupara, así que me explico que su raza eran Rottweiler machos, y que eran muy cariñosos cuando alguien les agradaba, y de hecho se veían tiernos, y para nada me ladraron, me dijo que al parecer Yo les caía bien, y que más adelante me los presentaría para que tuviera más contacto con ellos, ya que al quedarme a vivir allí con el debíamos fraternizar, a lo cual le respondí,

-si Papi,

Mientras el dibujaba una sonrisa enigmática en su rostro, una sonrisa un poco lasciva creí; pero bueno seguramente era mi imaginación y solo quería ser cariñoso conmigo, como un padre y su hija, ya empezaba a verlo así; después de todo yo tenía 18 años y el 50, nunca me imaginé a que se refería realmente, pero bueno eso se los platicare más adelante, Raymundo me dio una manoseada fuerte en mis nalgas y me jalo bruscamente de mi cabello rubio y me beso nuevamente con mucha pasión.

Acto inmediato llamo a su Ayudante Corina, una chica más o menos como de mi edad, como de 25 años un poco menos blanca que yo, delgada y de muy buen cuerpo , Ray me dijo que ella me acompañaría a mi cuarto; pude darme cuenta al observarla, que Corina era mujer biológica, súper hermosa, rubia natural, de piel blanca, estaba arregladísima, llevaba unas zapatillas altas de tipo  plataforma como de table o puticlub de zorras, y tacón de aguja, una minifalda, negra muy bonita y chiquita, apenas si le llegaba a medio muslo; y un top a juego todo en licra, súper ajustado.

Muy atentamente me dijo que subiera a la planta alta y que la siguiera, que me enseñaría mi recamara, subimos las escaleras, y caminamos por un largo pasillo, al llegar por fin a mi habitación, Corina volteo hacia mí, y me sorprendió viéndole las pompis, creo que las estaba comparando con las mías, pero voltee rápido el rostro con un poco de vergüenza, la verdad , ella estaba bonita pero yo también estaba muy bien; a esa edad yo ya llevaba varios años hormonándome y aunque nací de por sí muy nalgona y piernuda, y de facciones muy finas, la piel se me había puesto más tersa, mis pezones eran más grandes, rosados y mucho más delicados, mis senos habían crecido y ya eran bastante prominentes, y bueno la verdad me veía buenísima; desde adolescente había decidido dejarme el cabello largo y a esas alturas el cabello ya me llagaba hasta donde termina la espalda y empiezan las pompis, era yo Rubia pero ya me había puesto mechones más rubios de un tono muy cenizo, casi blanco me veía ya muy hermosa a esa edad.

Bueno en fin, Corina, me dijo que pasara y que me duchara para que ya me quitara ese bikini que llevaba desde la playa y que encontraría ropa limpia en el closet que estaba a un lado de la cama.

Corina, abrió la puerta de las regaderas y el jacuzzi, y me dijo que me metiera a bañarme, incluso abrió la llave del agua caliente, y saco un cigarrillo mentolado muy largo, de una cajetilla que escondía en su escote y lo prendió con un encendedor que traía en allí mismo, mientras movía su pierna con inquietud, después de encenderlo, me grito exasperada:

- ¿qué esperas, tonta, desnúdate ya?. Yo no entendía.

-¿crees que tengo todo el día?

-pero pensé que.. ¿Ibas a irte?,

- ji ji; estás loca, anda metete ya y me acaricio mi brazo

Con un poco de pena me desprendí de mi brasiere dejando a la vista mis turgentes senos que se movían como una gelatina en su punto pero que se mantenían firmes prendados al asta que coronaban sus pezones como apuntando al cielo tímidamente, corina me miraba lujuriosamente, finalmente me baje el bikini tipo tanga desamarrando las tiritas de los lados, quedando totalmente en cueros, mis nalgas vibraban, estaba completamente expuesta, ante los ojos de mi nueva amiga, nunca había estado así desnuda ante una mujer, que no fuera mi mami, cuando nos bañábamos juntas.

Yo desde chica me depilo por completo y últimamente ya había ido a unos de esos lugares en donde te depilan por completo y permanentemente, así que estaba yo completamente depilada ya, todita.

Corina me observo, por un momento como examinando mi cuerpo, hizo una mueca y me dijo apúrate putita, no creas que eres la única que el Amo a traído a esta casa, y se marchó sonriéndome con cierta gentileza, me dio un poco de pena que una mujer biológica viera que mi pene era casi inexistente, diminuto. Y que ya estaba yo completamente feminizada, el hecho de que ella fuera mujer me daba bastante morbo.

Ya sola decidí meterme a la regadera y bañarme por completo, había muchos tipos diferentes de shampoos, acondicionadores, cremas, lociones, en fin todo un menaje de ablución femenina, en exuberante armonía.

Eso era todo un palacio en el que me habían dejado entrar y que me habían dicho podía quedarme indefinidamente, recordaba sus palabras, Tendrás que ser obediente y sumisa;

En fin eso me parecía poco comparado con los halagos que ya estaba yo recibiendo, los lujos todos maravillosos, cuando termine de bañarme me diriji completamente desnuda caminando sensualmente y de puntitas, descalza; solo con una toalla enrollada en mi cabello; fui al closet que estaba al lado de la cama, en donde había muchos tipos de consoladores, dildos, collares para perra, y todo tipo de juguetes sexuales y que me habían dicho que buscara ropa allí, para sorpresa mía encontré que únicamente había ropa de lencería para mujer, pero ni siquiera un traje completo, o vestido de mujer, sino solo lencería, ropa muy chiquita como de puta, shortitos, baby dolls, teddys, Negligés, batitas en colores y tonos súper  femeninos y vulgares; pelucas, zapatillas de plataforma, con tacón de aguja de esos altísimos, en fin, junto en los cajones, había tangas de todo tipo y ropita de interior muy mona, tangas, bikinis, colalless, culottes, bikinis tipo brasileño, de corte francés hasta la cintura, bragas variadas y de telas muy lindas y con detalles íntimos femeninos, tejidas en satín, licra, bordados de encajes, algodón y de muchas formas y colores preciosos, todo excelente, me sentía como en un sueño, en el otro cajón había toda clase de sostenes para mis bubis, todos tipos de brasiere algunos muy pequeños, otros que solo eran dos listones y apenas cubrían las aureolas de los pezones, otros transparentes, de licra, de florecitas y encaje, y otros de copa con levante de esos que levantan y agrandan los senos como ofreciéndolos al mejor postor, así que me decidí a escoger que me iba yo a poner, ya que Raymundo ya me estaba gritando desde la planta baja y me decía que ya quería verme vestidita.

-¡Angélica baja pendeja! que te espero en mi cama, putita.

-¡Apúrate pinche ZORRA!

Continuara